Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

c u a r e n t a y n u e v e

Celebré San Valentín sola, viendo una maratón de películas románticas tirada en el suelo del apartamento de Jimin. Aunque había prometido acompañar a Kangjoon a cenar, puse la excusa de que tenía un dolor de tripa terrible y me eximí de estar con él en algún restaurante plagado de parejitas. Debió de utilizar sus poderes de clarividencia y se plantó enfrente del apartamento antes de las once de la noche, pidiéndome que le dejara pasar porque hacía demasiado frío. De alguna forma u otra, Joon siempre lograba que yo sonriera. Todavía no le había dado la oportunidad que quería, principalmente porque cierta persona todavía seguía presente fuera donde fuera, como si fuese un cachito de mí. Había pasado algo más de un mes desde que Yoongi había desaparecido del mapa, y todavía tenía la sensación de que no se había ido del todo. Algunas noches seguía preguntándome qué sería de él. ¿Seguiría vivo?

Aun así, Kangjoon consiguiera que fuera su novia oficial unas pocas semanas después. Puede que aceptara porque quise seguir el consejo de la carta que Yoongi me dejó. Cuando le dije a mi hermano que estaba saliendo con Joon, estuvo a punto de subirse a un avión para volver a Seúl y celebrarlo conmigo.

Joon era demasiado bueno conmigo. Desde febrero, tuve esa amarga sensación. Sentía que yo no era lo que se merecía. Él siempre planeaba algo cuando salíamos de trabajar, o para escaparnos un rato de las clases, me escuchaba aunque sólo dijera un mísero monosílabo, hacía algunas cosas por mí... Como si yo no fuera capaz de valerme por mí misma. Me encantaba que me cuidara tanto, pero llegó a parecerme excesivo. Aunque llegué a tener alguna crisis de autoestima por no dejar de pensar que no era la chica adecuada para él, terminé cansándome de que me tratara como si fuera una niña. Me di cuenta de que no sentía nada más que una atracción -bastante carnal- por él, sólo eso. Me gustaba que fuera mi amigo, pero no mi novio.

Lo pensé durante mucho tiempo. Creí que lo mejor era cortar por lo sano, decirle a Joon que le prefería como amigo. Pero no lo hice por miedo a perderle. Ya le había ilusionado bastante, y el pobre se merecía más de una oportunidad. Me dejé llevar, y con el tiempo, él me fue dando más espacio. Aún así, Kangjoon conseguía que me derritiera cada vez que me sonreía de forma pícara, y le sacó bastante provecho a eso.

Fue una temporada bastante extraña para mí. Prefería un silencio incómodo a una conversación animada, una tarde bajo las sábanas de mi cama mejor que una noche de fiesta con mis compañeros de la facultad o pasear por la orilla del río al atardecer antes que irme de compras con Jimin. Llegué a la conclusión de que lo único que me pasaba es que prefería estar sola, y por eso, después de una larguísima llamada con mi madre y muchas charlas con mi jefa para convencerla de que me diera un adelanto, conseguí mudarme sola a un apartamento cerca de la estación de metro, no muy lejos de la casa de Jimin. Era bastante pequeño, pero era muy acogedor.

Él era el único que estaba al corriente de la vida de Yoongi. Lo sabía porque de vez en cuando le oía hablar por teléfono y quejarse de que no era su sirviente o su perrito. Cuando me fui a vivir sola, me enteré de que Yoongi iba a volver a Seúl. Supuse que había pasado todo aquel tiempo en Daegu, con su abuelo, porque si lo hubiera pasado en el apartamento que había compartido con Namjoon le habría visto por la orilla del río de vuelta a casa más de un día. Jimin me dijo, después de que yo recogiera todas mis pertenencias de la casa del pelinegro, que Yoongi iba a mudarse con él. Jimin era el único que vivía en Seúl, así que no le quedó más remedio que ir a vivir con su amigo. Al menos volvían a llevarse bien.

Pasaron los meses. Llegó el fin de curso. Fue un milagro que consiguiera pasar al siguiente año de la carrera de psicología sin tener que hacer algún examen de recuperación. Mis notas no eran las mejores, pero me alegré tanto que decidí darme un capricho y comprarme un billete de ida a Los Ángeles.

Mi madre había perdido su puesto de trabajo allí, y por eso tuve convencerla de que se quedara un par de semanas más para que yo pudiera visitar la ciudad. Jungkook, en cambio, iba a empezar la universidad en Estados Unidos porque por fin había conseguido graduarse -con un pequeño empujoncito de cierta profesora particular que se quedaba despierta hasta las tantas para darle lecciones a través de Skype-, y estaba enamoradísimo de su querida Olivia. Ella decidió tomar clases de interpretación, aspirando a ser una gran actriz, como su madre. Jungkook quería irse a vivir con Olivia, pero no se atrevía a decírselo.

Planeé el vuelo para la segunda semana de junio. Estaba tan emocionada que hice la maleta la semana anterior, tan nerviosa que era incapaz de dormir por las noches.

Jugueteaba con mi teléfono en la cama hasta que daban las tres o las cuatro de la madrugada. Nadie me llamaba ni mensajeaba porque todos tenían la certeza de que estaba durmiendo, pero una noche mi teléfono vibró en mis manos. Era un mensaje de un número desconocido. 

«¿Puedo llamarte? »

Entorné los ojos, mirando las cifras del número desconocido.  Nunca había memorizado números de teléfono, a excepción del de mi madre, y claramente no reconocí aquel número. No tenía ni idea de quien podía ser. Respondí con un borde y escueto ''¿quién eres?'' y dejé mi móvil sobre la mesilla de noche. Empezó a vibrar un buen rato después. Bufé, maldije en alto, me reincorporé de mala gana y me quedé sentada en la cama con la espalda pegada a la pared. Miré el número de teléfono reflejado en la pantalla iluminada de mi teléfono móvil. Me pregunté por qué había respondido a aquel mensaje. Deslicé mi pulgar sobre la pantalla para recibir la llamada. Me llevé el teléfono a la oreja.

— No sé quién eres, pero-

— Hola.

No me esperaba escuchar su voz. Dejé de respirar, o al menos tuve la sensación de hacerlo. Había borrado su número, sus mensajes, sus fotos, me había deshecho del vestido que me había regalado, de su jersey negro y prácticamente me estaba olvidando de él. Yoongi había pasado de estar presente sin estarlo a ser algo más que un recuerdo. Al escuchar su voz al otro lado de la línea, también quise oler su aroma, buscarle y sentir la calidez de su piel o ver cómo enseñaba sus encías rosadas al sonreír.

Tragué en seco. — ¿Por qué me llamas...?

Se quedó en silencio, y por fin fue uno de esos silencios incómodos que tanto había empezado a añorar. Oí cómo Yoongi tomaba aire por la boca para decir algo. Luego suspiró. — Sólo quería escuchar tu voz, nada más.

Me había sorprendido tanto que me llamara a las tantas de la mañana que me quedé sin palabras. No supe qué decirle, y después de estar pensando demasiado tiempo en qué podía estar pasando a Yoongi para que tuviera las narices de llamarme por teléfono después de decirme que me olvidara de él -y de intentarlo por activa y por pasiva-, solté:

ㅡ No puedes dormir, ¿verdad?

Escuché una risilla suave, como si se alegrara de oírme. ㅡ No, no puedo. ㅡ contestó Yoongi, riéndose.

A pesar de que no me veía, hice un esfuerzo por no sonreír. Volví a guardar silencio. Era como si se me hubiera olvidado hablar con Yoongi de repente. Cavilé la idea de colgar el teléfono, apagarlo e ignorar sus llamadas, pero eso le heriría, y en el fondo no quería hacerlo. Me di cuenta de que todavía le guardaba algo de cariño. Sólo un poco. Una mínima parte de lo que llegué a sentir por él.

Al menos quise convencerme de eso.

ㅡ Es tarde. Mañana tengo que madrugar, y...ㅡ mentí, intentando zanjar la inexistente conversación después de que estuvieramos más de dos minutos sin decir nada.

ㅡ Siento haberte llamado tan tarde. ㅡ se disculpó.

Quise decirle que no tenía por qué preocuparse, yo tampoco podía dormir y extrañaba muchísimo escuchar su voz. Hice una mueca. Alejé el teléfono de mi oreja, dispuesta a finalizar la llamada, pero volví a escucharle suspirar.

ㅡ Hyesun. ㅡ que sólo dijera mi nombre provocó que volviera a escuchar con atención. ㅡ Me gustaría... ㅡ rio, sarcástico ㅡ soy gilipollas por decirte esto, pero me gustaría volver a verte. Lo siento, pero en todo este tiempo he sido incapaz de dejar de pensar en ti. Sé que tienes novio y que esto es lo más incorrecto que puedo hacer ahora, pero te echo de menos y quiero verte. Aunque sea una última vez. Te he tratado muy mal, lo admito, y no quiero que vuelvas a ser nada. Te quiero, pero no te merezco. No puedes ser mía. No soportaría volver a verte así, tan rota como la última vez que te vi... Pero ahora sé que estás bien, y me encantaría poder ver a la Hyesun de siempre al menos cinco minutos. Y si te quedaras sólo un momento conmigo, estaría como un trillón de veces más agradecido de lo que ya estoy. Si quieres, ni siquiera hace falta que me saludes; sólo quiero verte. Por favor.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro