Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

c u a r e n t a y d o s

Suspiré con la intención de calmarme y apoyé la cabeza contra la pared fría de la sala de espera del ala de psiquiatría del hospital. Jugueteé con el colgante que me había regalado Jungkook por Navidad, miré hacia la reja que separaba una zona de la otra y esperé impacientemente a que alguna silueta conocida saliera de aquel pasillo. Escuché una puerta abrirse y pasos acercándose cada vez más a mí. Oí también una voz femenina algo familiar.

— Acuérdate de que tienes que venir dentro de una semana, ¿vale? Ten cuidado con las dosis y procura no beber café y alcohol. De todas formas, tienes todas las pautas en este papel. — escuché. Al rato, vi a la doctora Kim aparecen por el pasillo, con las manos metidas en los enormes bolsillos de su impoluta bata blanca. — También recuerda la fecha de los análisis. Si algo va mal, que seguro que no, llámame.

La mujer se retiró del camino y se acercó a la verja para abrirla. El pasillo estaba tan oscuro que tuve que entrecerrar los ojos para distinguir el pelo verde que tanto había echado de menos.

— Ahí tienes a tu Julieta, Romeo.

Me levanté del asiento para hacer una leve reverencia a la doctora a modo de saludo y de agradecimiento por todo lo que había hecho por Yoongi. Él llevaba bajo un brazo su incondicional almohada, y en la mano contraria sujetaba unos papeles escritos a ordenador. Yoongi intentó mantenerse neutro ante el comentario de su psiquiatra, intentó ocultar una más que evidente sonrisa, pero no lo consiguió. Su sonrisa se ensanchó cuando le miré, y acabó enseñando sus encías rosadas. Quise apretar sus mejillas. Yoongi caminó despacio hasta llegar a mi lado, puse mi brazo sobre sus hombros y también le obligué a hacer una reverencia antes de que se marchara sin despedirse de la mujer.

En cuanto la doctora desapareció por el pasillo, Yoongi soltó:

— Estoy fuera del hospital. Vámonos de fiesta.

Bufé, cogí su mano y tiré de él hacia los ascensores. Aparenté estar molesta cuando en realidad era la chica más feliz del universo. Quería dar saltitos, vueltas, retozar por un bonito campo de flores a pesar de que era pleno invierno, abrazarme a Yoongi como si fuera un koala colgado de un bambú y no soltarle nunca...

— No. Nada de fiestas. — pulsé el botón del ascensor sin soltar la mano de Yoongi.

— Era una broma... — protestó, con un tono de voz bastante más suave de lo normal. Parecía algo alicaído de repente, puede que pensativo. Había dejado la mirada fija en el suelo de mármol y me daba la mano como si no quisiera hacerlo.

Agité su brazo. — Alégrate un poco, ¡por fin te han dado el alta!

Se encogió de hombros. — Esta es mi cara de felicidad.

Sí, su ''cara de felicidad'' era la misma cara de ''me importa una mierda'' de siempre, sólo que algo menos cabreado, sin parecer el próximo asesino en serie en tener un capítulo dedicado en algún programa de televisón. Cuando entramos al ascensor casi vacío -a excepción de dos enfermeras que nos ignoraron-, tuve la sensación de que Yoongi trataba de contenerse, de comedirse. Yoongi se había guardado muchas cosas para sí mismo, y lo seguiría haciendo, pero aquella vez tuve bastante claro que estaba haciendo un esfuerzo terrible para tragarse sus propias palabras.

— ¿En qué piensas? — le pregunté después de que las enfermeras se bajaran del ascensor en la cuarta planta.

— En nada. Tengo el cerebro derretido por culpa del chute de sedantes, ni si quiera sé sumar dos más dos.

No comenté nada al respecto, aunque tenía mis sospechas. Que Yoongi no diera detalles significaba que estaba tramando algo, o al menos eso creía yo. Insistí en que se animara. Conseguí hacerle sonreír cuando apreté sus mejillas con suavidad y le di un sonoro beso, casi como el que una madre da a su hijo cuando hace alguna monería. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, me empujó hacia atrás con suavidad para que me apartara y no le atosigara más. Caminamos hacia la puerta principal del hospital a paso de abuelitos con una hernia discal, despacio, y mientras tanto le conté a Yoongi todos los planes que había hecho en cuestión de minutos un par de días antes. Tenía la ilusión de una niña pequeña, y estaba segura de que mis ojos brillaban con emoción mientras soltaba todo lo que se me pasó por la cabeza.

— He pensado que, como no hemos podido pasar la Navidad juntos, podríamos aplazarla un poco y hacer cosas navideñas. Ya sabes: ir de compras, cenar, ponernos gorritos de Papá Noel, ir de viaje a algún lado, hacer muñecos de nieve, cocinar junt-

Vi cómo Yoongi hacía una mueca. — No sé. No me apetece demasiado.

Hice un puchero, cubrí bien su boca con la bufanda que llevaba alrededor del cuello y tiré de él hasta el aparcamiento del hospital. Mi madre se había ofrecido -muy amablemente- a llevarnos a casa en coche, para que Yoongi no tuviera que volver andando a la casa de los Jeon. Yo había decidido quedarme con mi familia durante las vacaciones de invierno, o al menos el tiempo que Jimin iba a pasar en Busan, así que también decidí que Yoongi se venía conmigo. Mi madre no objetó nada. El único problema era Jungkook y su poca paciencia. Preferí no decirle nada sobre Yoongi. Era un tema tabú entre nosotros. Aún así, supuse que a mi hermano no le molestaría mucho que Yoongi estuviera en casa ya que él iba a estar un buen tiempo ocupado con Olivia.

Cuando mi madre abrazó a Yoongi nada más verle, ne acordé de que yo no lo había hecho. Él se sentó en la parte trasera del coche lo más rápido que pudo, junto a su amadísima almohada. Me extrañaba su actitud esquiva. Quizá estaba siendo demasiado pegajosa con él...

ㅡ Me alegro mucho de que te hayan dado el alta, Yoongi. ㅡ dijo mi madre, mirando al susodicho peliverde por el espejo retrovisor. ㅡ ¿Queréis que os lleve a algún sitio en especial?

— No. ㅡ Yoongi se apresuró para responder.

ㅡ Supongo que querrás descansar... ㅡ mi madre le dedicó una sonrisa algo triste, pero compasiva, y luego me miró con preocuoación. Fruncí el ceño.

ㅡ ¿Qué?

ㅡ Nada, nada. ㅡ suspiró. ㅡ Es solo que os veo un poco apagados.

ㅡ Bueno, es normal, acabo de salir de un puto hospital con una dosis de sedantes en sangre. ㅡ bufó Yoongi. Apoyó en codo en el saliente de la ventana, colocó su mano bajo la mandíbula y miró por la ventana con desinterés.

Mi madre no dijo nada más. Se limitó a conducir en silencio. Yoongi tampoco dijo nada, y yo, obviamente, también mantuve la boca cerrada. El ambiente empezó a tornarse incómodo y tenso conforme llegábamos a casa, pero gracias al cielo no fue un trayecto demasiado largo.

*****

Yoongi se dejó caer en mi cama nada más pisar mi habitación. Se quedó mirando al techo, con los brazos en cruz y las piernas extendidas sobre el edredón que cubría las sábanas.

Mi hermano y su novia no estaban en casa, y mi madre se había idona hacer unas cuantas compras, así que estábamos solos y en completo silencio.

Me senté a los pies de la cama, dudando entre tumbarme al lado de Yoongi o no. Opté por la primera opción después de pensármelo dos veces. Me eché hacia atrás despacio, hasta que noté mi cabeza chocar con el brazo de Yoongi. No le retiró. Me sirvió de almohada, al menos hasta que se quejó de que era una cabezona y de que se le había quedado el brazo dormido. Yoongi aprovechó la coyuntura y se recostó contra mi cuerpo, acurrucándose.

ㅡ Pensé que esta casa ya no existía.

ㅡ Mamá quiso conservarla porque estaba segura de que iba a volver a Seúl en algún momento, y porque fue un regalo de mis abuelos. No quería venderla.

ㅡ Joder, tus abuelos deben de tener una fortuna.

Me reí en bajo. ㅡ Pues todo lo que tienen lo va a heredar Jungkook.

ㅡ ¿Y para nosotros no hay nada? ¿Ni unos míseros diez mil won?

ㅡ De momento prefiero no heredar nada, porque eso significaría que mis abuelos estarían muertos.

Yoongi apretó los dientes. ㅡ Hye... ㅡ chasqueó la lengua al no encontrar las palabras correctas con las que expresarse. ㅡ No quiero estar aquí. He pensado en volver a Daegu y quedarme allí con mi abuelo.

ㅡ ¿Po-por qué? ㅡ tartamudeé, inesperadamente nerviosa.

ㅡ No me siento bien en Seúl.

Suspiré. ㅡ Me encantaría que fueses a Daegu, pero-

ㅡ Pero no vas a dejarme ir porque en cualquier momento puedo acabar alucinando o intentando cortarme las venas y no quieres que eso pase porque te has empeñado en ayudarme, lo sé. ㅡ dijo, apoyando la cabeza en mi pecho. ㅡ Y yo no quiero que me dejes, pero prefiero no estar aquí.

ㅡ Podríamos ir juntos, si quieres.

Dijo algo en bajo, entre dientes, algo que no llegué a escuchar o entender. Me di cuenta de que las cosas se estaban enfriando a pasos agigantados. Me culpé al instante. Quise decir o hacer algo más para que Yoongi volviera a ser el de siempre, o al menos el el un par de días atrás, pero sentí que ya le había perdido hace tiempo.

ㅡ El apartamento que compartía con Namjoon...  ㅡ comenzó a decir, haciendo que los músculos de mi cuerpo se tensaran. Sabía el camino que llevaban las cosas, y no me agradaba demasiado. ㅡ Todavía guardo las llaves, y está vacío. Creo que iré allí una temporada. Solo.

ㅡ Solo. ㅡ repetí en voz alta, intentando procesarlo todo.

ㅡ Sí.

ㅡ Pero, ¿y el apartamento de Jimin?

ㅡ Dijo que no quería volver a verme por ahí, así que... No creo que vaya. Sólo caldearía el ambiente. Y Jimin pega bastante más fuerte de lo que parece.

ㅡ Pero-

ㅡ ¿Me ves con cara de querer volver a ver a ese enan... a Jimin y volver a tener que discutir con él? ¿O contigo?

ㅡ  No voy a dejarte solo.

ㅡ Y yo no quiero que me dejes, pero no queda otro remedio.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro