Capítulo 7
Mudarse no fue tan sencillo. Para empezar Jimin tuvo que vender muchos objetos que en su departamento solo servían de decoración y que no solo eran caros, sino que eran frágiles y por obviedad peligrosos.
Por semanas estuvieron empacando todo en cajas. Hasta que llegó el día de la mudanza en donde Jimin no pudo evitar soltar algunas lágrimas y sentirse melancólico por abandonar el lugar en donde comenzó su vida independiente como un exitoso hombre de negocios, pero al mismo, tiempo debe de admitir que a habitar la nueva casa lo llena de emoción porque si todo salía bien estaría empezando una nueva etapa en su vida, en un nuevo lugar y esta vez ya no estará solo.
La mudanza comenzó temprano en domingo que era uno de los días en que ambos descansaban del trabajo. La casa había sido previamente limpiada y le habían adelantado un poco, aprovechando que estaba completamente vacía, para pintar las paredes. Jimin no quiso pintar la habitación que tenía destinada para Jungkook aún porque no estaba seguro de lo que podría pasar y prefería no hacerse demasiadas ilusiones.
Jimin recordaba alegremente esos días previos a la mudanza acompañado de Yoongi, algunas veces a la semana después del trabajo se dirigían a su nuevo hogar para tratar de adecuarlo a sus necesidades. Siempre era divertido recordar cómo terminaban completamente manchados de pintura, o recordar cómo Jimin siempre trataba de llevarle la contraria a su esposo al decidir dónde deberían estar acomodados los muebles nuevos, que Yoongi había adquirido, para terminar en una batalla de cosquillas después de corretearse por toda la casa y con el mueble botado en cualquier lugar. Mientras limpiaban siempre ponían música y algunas veces sin siquiera pensarlo mucho, disfrutaban un momento completamente improvisado de karaoke. Su nueva casa se estaba llenando de muchos momentos divertidos y ambos esperaban que este cambio trajera puras cosas positivas.
Por dentro la casa tenía una cocina lo suficientemente grande como para que ambos cocinaran en ese mismo espacio sin estorbarse lo cual, después se dieron cuenta, era magnífico porque a partir del primer día juntos en esa casa, ambos se levantaban temprano para ayudarse a hacer el desayuno. Jimin aprendió que a Yoongi le encantaba tomar café en las mañanas y la verdad es que debía admitir que el olor a café con los primeros rayos del día era cautivante.
Además de la cocina estaba la sala, en donde además de los cómodos sillones, ambos habían decorado con libreros repletos de historias de todo tipo. Jimin se preguntaba por qué nunca habían hablado de lo aficionados que ambos eran a las novelas románticas, así hubieran tenido mucho más de que hablar y Jimin hubiera sabido que regalarle un libro a Yoongi lo hubiera hecho más feliz que cualquier cosa ostentosa.
En las tardes, el que llegaba primero se encargaba de hacer la cena, que en la mayoría de las ocasiones se trataba de Yoongi, y después ambos se iban a tirar a los sillones para empezar o continuar algún libro. No hablaban mucho pero disfrutaban ese momento de silencio en completa armonía.
En la casa había cuatro habitaciones. Dos se encontraban en la planta baja y dos en la planta alta. Jimin decidió dormir en una de las que se encontraban en la planta baja y Yoongi una de las que estaban en el piso de arriba. Cada uno de ellos acomodaron sus pertenencias a lo largo de los días.
Era pacífico, un poco rutinario pero agradable.
Jimin se dio cuenta que haberse mudado a un ambiente más idóneo para criar a Jungkook fue una buena decisión cuando el trabajador social llegó a la casa. Ya estaban esperando su visita porque les informaron unos días antes. El rubio nunca se había sentido tan nervioso como ese día, pero Yoongi no soltó su mano y aquello le brindó un poco de tranquilidad. Y al final el trabajador pareció estar satisfecho con el lugar y con el matrimonio, que notó estaban nerviosos pero que se apoyaban mutuamente, algo bueno que comentar en su informe.
Yoongi y Jimin caminaban de nuevo al orfanato con los corazones emocionados, siempre les emocionaba saber que verían a Jungkook, aunque no fuera por mucho tiempo. Y esta vez era un poco más especial porque habían logrado estar lo suficientemente desocupados como para pasar todo el día juntos.
La encargada del orfanato se había encargado de poner presentable a el pequeño Jungkook que no sabía lo que ocurría, lo único que sabía era que no había podido dormir mucho y que estaba de malas porque lo levantaron muy temprano. Sin embargo, el día mejoró completamente cuando vio al pelinegro y al rubio llegar juntos.
Corrió a ellos tan rápido como pudo hasta que fue cargado por el pelinegro; Minnie mientras tanto había sacado de una bolsa, que no se había dado cuenta que tenía oculta, un peluche rosa en forma de conejo. Estiró sus manitas para agarrarlo, Minnie se lo dio. Jungkook abrazó con todas sus fuerzas el peluche, olía un poco a Minnie y eso le encantó, ojalá que las señoras que lo cuidaban le dejarán tener el muñeco todas las noches, sobre todo aquellas noches que se despertaba solo y extrañando a Minnie.
—Gracias—Jungkook quería mostrarse como el niño más bueno y mejor portado del mundo para que ninguna de esas dos personitas que alumbraban sus días se fuera, quería ser bueno para que algún día le permitieran ir con ellos.
—¿Te gustó cariño? —Jungkook agito su cabecita afirmando.
—¡Qué bueno!, te quiero mucho Jungkook—Jimin besó una de las mejillas de del pequeño que aún se encontraba en los brazos de Yoongi, el bebé se escondió en el cuello de Yoongi completamente apenado mientras el matrimonio reía.
Jungkook no recordaba haber tenido un día tan bello como ese.
Jimin le había dado de comer cosas deliciosas, estaba seguro que nunca había probado comida que supiera tan bien aun cuando muchas eran verduras y él las detestaba. Luego lo había tomado de la mano para ir al patio en donde estaban los demás niños, Jungkook no estaba muy alegre por eso, prefería irse de ahí, no le gustaban mucho los demás niños porque eran muy ruidosos y se burlaban de él porque aún no podía hablar bien y porque aún se caía mucho al correr. No, él no quería estar con ellos, él solo quería estar con el pelinegro y el rubio quienes siempre lo consentían.
Estaba por hacer un berrinche, pero pasó algo que lo distrajo.
—Juguemos Jungkook— le había dicho Yoongi, al pequeño que se encontraba con una cara de enfurruñado muy tierna, mientras le tomaba la manita que tenía desocupada.
El matrimonio se encargó de explicarle a Jungkook como se jugaba a las escondidas, aunque, la verdad es que no sabían si el juego pudiera gustarle a Jungkook o si por lo menos les había entendido. Invitaron a los demás niños a jugar y aunque el bebé no pareció muy contento con eso, después de algunas rondas todos estaban divirtiéndose. El pequeño azabache era muy malo para esconderse pero le divertía que cuando alguno de los mayores lo encontraba, le empezaban a hacer cosquillas y después él les ayudaba a buscar a los demás. Sí, le gustaba buscar a los demás.
Sin darse cuenta, Jungkook empezó a jugar con los otros niños cómodamente.
—¡Jungkook! ¡No hagas eso, te puedes lastimar cariño, no corras tan rápido! —Jimin no sabía que ver correr y jugar a Jungkook le estaría sacando sustos horribles a cada instante.
—Déjalo Jimin, se ve muy feliz además, tiene que aprender a levantarse si se cae —a Yoongi le daba mucha ternura ver como Jimin se enloquecía por cualquier cosa que le pudiera pasar a Jungkook. No podía creer que fuera la misma persona que decía que no sabía si lo que sentía era un capricho, era obvio que el amor de Jimin hacía el bebé era grande.
—Pero es que me da un pavor horrible que se lastime al caer mal o algo así.
—Ay Minnie serás un papá muy sobreprotector... vamos Jungkook es fuerte, mejor sigamos jugando.
—¡Minnie mio!—cada que alguien se acercaba a Jimin, Jungkook se molestaba y empezaba a abrazar al rubio con posesividad no quería que nadie se llevará a su Minnie, era solo de él y no le podían gustar más niños. Que tal si en lugar de ir a verlo a él en las noches y arrullarlo, arrullaba a otro niño o niña. No eso si que no lo iba a permitir. Solo por eso de ahora en lo que restaba de la tarde no pensaba soltar la mano de Minnie jamás; es más no dejaría ni que se lo llevara Yoongi por más que le gustará también el pelinegro porque era divertido jugar con él y porque hacía reír a Minnie.
Al final del día Jungkook había terminado cansadísimo, había reído mucho, jugado mucho y divirtiéndose a montones que se había quedado sin energías. Jimin cuando lo vio dormido en la mesa en donde estaban cenando, le tomó una fotito para el recuerdo de tan bello día y lo cargó para llevarlo a su cuna.
Yoongi vio que su esposo estaba cargando a Jungkook y se acercó para ayudarle, quizá el rubio no lo notaba pero se veía cansado.
—Te ayudo, Minnie —Jimin no pudo negarse porque le estaba costando trabajo llevar al pequeño azabache
Ambos entraron a la habitación, el pelinegro puso cuidadosamente a Jungkook en la cuna, pero aun así el bebé terminó despertando y se agarró fuertemente del cuello de Yoongi. No quería que lo dejaran ahí, no quería.
—No, pol favor, no vayan— a Yoongi se le empezó a nublar la vista, hace unas horas Jungkook se estaba riendo a carcajadas y ahora tenía lágrimas en sus ojos y su mirada reflejaba miedo absoluto. Ninguno quería irse pero el trámite aún no terminaba y no lo podían llevar con ellos. Pronto... esperaba que pronto ya no hubiera despedidas tan tristes.
—Dámelo por favor Yoongi —Jimin habló, estaba aguantando las lágrimas, Yoongi le pasó al bebé —Jungkook, tienes que dormir cariño, vamos te prometo que no me voy a ir hasta que te duermas, ¿estás de acuerdo?—Jungkook negaba con su cabeza mientras más lágrimas corrían por sus mejillas y se ocultaba en el cuello de Minnie.
Al final de mucho arrullar a Jungkook este se había dormido y el matrimonio regresó a casa.
—Señor Min, el joven Taehyung acaba de llegar y me informa que desea verlo, le doy acceso? —habló la secretaría de Yoongi.
—Sí, no hay problema que pase.
Yoongi estaba un poco presionado, quería terminar prontamente el trabajo para poder llegar lo suficientemente temprano a casa y estaba a punto de terminar con todo justo en ese momento, pero no podía decirle a Taehyung que se fuera, a pesar de todo ellos seguían siendo hermanos. Seguía revisando documentos cuando escuchó que la puerta de su oficina era abierta.
—Hola Yoongi —Tae había planeado esta visita desde hace un par de días.
—Hola Tae —Yoongi ni siquiera le dirigió la mirada al saludarle, Taehyung suspiró porque era inevitable que aquella falta de atención no le lastimara un poco.
—¿Estás muy ocupado?
—Un poco, tengo que llegar temprano a casa porque quiero tener la cena lista para cuando Jimin llegue, estas últimas semanas ha estado un poco... desanimado —eso era completamente cierto, después de aquella tarde en el orfanato, Jimin había estado un poco triste. Yoongi le había preguntado al respecto y el rubio le había dicho que sentía que el proceso de adopción estaba siendo eterno, no le veía el fin y estaba muy preocupado porque sentía que a estas alturas ya deberían de tener un pequeño indicio de que todo iba bien. El pelinegro intentó mover todas sus influencias para acelerar un poco el proceso y justo hace unas horas le habían llamado para decirle que el proceso iba genial y que, si todo seguía como hasta ahora, Jungkook sería legalmente hijo de ellos en un par de semanas más. Por eso quería llegar ya a la casa. Quería ver la sonrisa de Jimin cuando le contara aquello.
—Claro, Jimin... Ha pasado mucho tiempo desde que no tenemos una plática los dos solos, pensé que quizá me buscarías antes para hablar de mi regreso o algo así pero parece que no has tenido tiempo ¿no es cierto?
Yoongi, que hasta ese momento no había levantado la mirada hacía su hermano por fin lo hizo. En verdad su cabeza estaba con tantos asuntos que él dejó de lado este, aunque tenía que ser sincero consigo mismo y aceptar que en parte lo había querido evitar. Bueno al parecer ahora tendría que tomarse el tiempo para hablar claramente.
—Entiendo por donde quieres dirigir la conversación Tae —Yoongi contestó y soltó un corto suspiro— te invito un café, vamos a hablar tranquilamente en otro lado.
—Gracias—Tae se levantó y vio por última vez el marco que se encontraba encima del escritorio. Una foto de la boda de Yoongi y Jimin. No cabe duda que un día puede ser feliz para algunos y completamente amargo para otros.
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Los dos habían entrado en una cafetería cercana a la nueva casa de Yoongi, Taehyung sabía que su hermano se había mudado con Jimin a una casa, pero no sabía por qué.
—Seré directo Yoongi, no quiero que pase cómo hace años que por contenerme, todo terminó mal... Siempre supe que tu casamiento fue un convenio entre tu y Jimin y lastimosamente siempre guarde las esperanzas de que te dieras cuenta que no iba a funcionar como tu querías—si Taehyung no podría olvidar cuando Yoongi le contó de su próximo casamiento, ese día jamás lo olvidará.
—Tae sabes lo que siento, no podía simplemente dejar al hombre que amo casarse con alguien más. Sí, fui egoísta al solo pensar en tenerlo para mi pero era la única forma que encontré para acercarme a él. Tienes razón no ha salido como planee, pero ahora...
—Yoongi no te engañes, ese hombre no te amaba cuando se casaron, no te ha aprendido a amar aunque llevan varios años casados... simplemente no va a pasar.
—Es que no lo he intentado con la suficiente pasión, no le he confesado lo que siento y siempre pensé que algún día se daría cuenta; ahora sé que mi error fue ese. Yo tengo que ser claro con él, yo ir hacía él y no esperar que él llegue a mi.
—¿Crees que esta vez si lo lograras? No lo creo Yoongi, el amor no se planea, no se fuerza solo pasa como me pasó a mi...contigo.
—Tae...—Yoongi lo sabía pero escuchar decirlo a su pequeño hermano nuevamente era doloroso, fue doloroso cuando se le confesó en su momento y él no pudo corresponderle porque su corazón ya era de Jimin.
—Yo sé, yo sé que el único para ti es Jimin, pero aun estando alejado de ti no me he podido quitar de la cabeza que no eres completamente feliz porque no eres correspondido. Así como tú dices que quieres seguir intentando, déjame decirte que yo también tengo el derecho a intentarlo. Esa vez me fui porque era cobarde, pero ya no.
Taehyung ya no quería huir tenía que enfrentar lo que sentía. Tratar de olvidarlo no sirvió de nada, así no se solucionan las cosas. Él estuvo observando la situación y sabía que tanto Yoongi como Jimin solo se veían pocas veces al año, no vivían juntos, jamás habían estado juntos realmente. Era ahora o nunca, lo lograría, por fin lograría ser feliz si lo intentaba correctamente esta vez.
—Tae, Jimin y yo vamos a adoptar a un bebé —eso era lo único que Taehyung no esperaba.
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Espero que les haya gustado, ha sido el capítulo más largo hasta ahora 😊.
Gracias por leer y comentar, nos leemos el próximo jueves.
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