Capítulo 34
Era viernes y Jimin había planeado cuidadosamente la salida que tendría con Yoongi. Pero el primero de todos los pasos por hacer se estaba complicando más de lo que había previsto.
—¿Estás seguro que me quieres dejar a cargo de Jungkook?
—Sí —respondió Jimin con la mochila llena de cosas que creía necesarias para la estancia de su hijo en la casa de la pareja.
Hacía un par de días que había contactado a Taehyung, el chico cada vez le agradaba más y como éste ya le había contado de sus planes de ser padre pronto, sintió que las piezas habían encajado perfectamente para dejarle a Jungkook.
—Pero...
Jimin, quien estaba acomodando las últimas cosas antes de entregarle todo a Taehyung, se detuvo para suspirar y tratar de controlar sus nervios. ¡Taehyung no podía fallarle de última hora!
—Tae ya te había preguntado antes y me habías dicho que no tenías ningún inconveniente, ¿Cuál es el problema ahora?
—Es que parece que Jungkook no quiere quedarse conmigo —al menos esa había sido la respuesta más sincera que Taehyung pudo dar. Desde que había puesto un pie en esa casa el pequeño le había estado amenazando con sus penetrantes ojos azabaches a espaldas de su padre.
—¿Le tienes miedo a tu tierno sobrino Kim Taehyung? —preguntó Jimin. Quizá en otras circunstancias se habría reído, pero justo en las circunstancias actuales sólo le quedaba tener paciencia, ante un cambio de planes que no esperaba.
—Pues... sí un poco.
—Bueno supongo que tendré que llevarlo conmigo entonces —Jimin no planeaba exigirle a Taehyung que se llevará a su hijo, al fin de cuentas no era su responsabilidad y aunque tuviera que mover un poco sus planes, se las podría apañar para tener una salida bastante agradable.
Taehyung claramente notó el desánimo en la voz del rubio porque éste ya contaba con su ayuda e inevitablemente se arrepintió de ser tan cobarde.
—Espera... —Taehyung detuvo a Jimin que estaba a punto de desempacar las cosas de Jungkook—esta bien yo me hago cargo, solo no te prometo que el pequeño sea muy feliz con nosotros —el chico de la sonrisa cuadrada había finalizado sus palabras con una sonrisa sincera buscando tranquilizar a Jimin.
Justo en ese momento se percató de lo mucho que habían cambiado las cosas. Al principio había juzgado cruelmente a Jimin y ahora que lo conocía un poco mejor podía empatizar con él y en verdad deseaba que en un futuro no muy lejano sus lazos se unieran, y pudieran ser amigos.
—Muchas gracias Tae.
Taehyung tiró de Jimin para que le abrazara.
—Ya no te presiones tanto Jimin, solo diviértanse.
Ambos chicos mantuvieron el abrazo hasta que Jungkook tiró del pantalón de Jimin para pedir su atención.
—Ya me cobraré este favor cuando Hobi y yo tengamos a nuestro hijo.
—Me pregunto si eso será pronto —bromeó el rubio mientras cargaba a su hijo con fuerzas, Jungkook cada vez pesaba más.
—Quizá más pronto de lo que creen —contestó Taehyung con picardía mientras le giñaba un ojo y tocaba la cara enfurruñada del bebé.
El cuarto de baño estaba completamente empañado por el vapor que emanaba del agua caliente almacenada en la bañera donde Jimin reposaba. Sinceramente el rubio se sentía un poco absurdo al estar preocupándose tanto en adecentarse para la salida, pero no había podido reprimir el impulso.
Al salir del agua, la piel perlada de Jimin brillaba al estar aún húmeda, hasta que se secó con la toalla limpia y puso crema humectante. Después se vistió con algo cómodo pero sin dejar de tener toques elegantes; los pantalones eran ajustados pero le seguían dando flexibilidad, mientras la camisa era pulcra y la tela delicada al tacto.
El lugar al que se dirigirían no necesitaba de altos protocolos de etiqueta, así que estaba aprovechando para lucir quizá un poco más provocativo con el escote de su camisa que dejaba ver parte de su pecho y que era muy poco común en él.
Caminó hasta el lugar en donde había depositado los pendientes que había escogido para la ocasión, que de hecho habían sido obsequio de Yoongi algunos años atrás, y por último tomó su anillo de bodas. Al finalizar colocó discretamente un poco de maquillaje en su rostro.
Cuando comprobó que todo estuviera como él había planeado, observó su silueta en el espejo y trató de infundirse seguridad.
"Todo saldrá bien, tú lo quieres... él te quiere también. No tengas miedo Jimin".
El mensaje que había recibido de parte de su esposo decía que lo estaría esperando fuera del edificio, por lo tanto, cuando hubo terminado su turno salió de las instalaciones y bajó hasta el estacionamiento.
Entonces lo vio, Jimin estaba recargado en su automóvil.
Pudiera ser la milésima vez que viera a Jimin, y aún así, esta vez era diferente. Era la primera vez que no había incertidumbre.
Ambos sabían lo que significaba el otro en su vida, eran conscientes de sus sentimientos y sobre todo, ahora no necesitaban reprimirse de ninguna forma. Podría tomarle de la mano sin miedo a ser rechazado, podría quedarse anonadado simplemente admirando su figura y no tendría que justificarlo. Podría amarlo sin freno alguno.
—¿Has esperado mucho? —preguntó al salir de sus cavilaciones y acortando la distancia hasta rodearle con sus brazos.
—Más de lo que pensé, pero es que no quería llegar tarde —Jimin no podría estar más a gusto que en medio de los brazos del pelinegro y sobre todo amaba que éste no hubiera tenido que preguntar como la vez pasada.
—No te hubieras preocupado tanto, sabes que no me iría sin ti.
—Eso no es lo que me preocupaba, ni siquiera sabes a donde vamos —refutó Jimin recargando su mentón en el hombro de Yoongi, desde donde podía notar su colonia.
—¿Entonces qué te preocupaba? —Yoongi comenzaba a estar intrigado, tenía una idea pero no quería soltarla aún.
—Yo solo... —Jimin aferró sus dedos al saco del pelinegro.
—Dime Jimin —Yoongi le tomó del mentón, sabía lo nervioso que se encontraba y no le quería dejar escapatoria.
—Es una tontería, solo quería cumplir ese chiché en donde te dejo con la boca abierta al verme... —lo había soltado viéndolo directo a los ojos, fue vergonzoso... sí, muchísimo. Pero él también quería jugar a avergonzar al otro, así que continuó— aunque como no has dicho nada no sé si lo he logrado.
Jimin había procurado decirlo con la voz más aterciopelada que pudo improvisar y, al mismo tiempo, le impuso una mirada fuertemente interrogante a Yoongi para que respondiera con sinceridad.
—Lo has logrado—entonces Yoongi usando solo sus manos y con extrema parsimonia, realizó todo el recorrido desde los labios de Jimin hasta aquel escote que lo estaba poniendo mal, ahí dejó depositada su mirada para continuar hablando —lo has logrado tan bien que ahora me siento en desventaja porque yo no he podido alistarme tanto como tú.
—No puedes engañar a tu esposo Yoongi, este traje es nuevo, además del corte de cabello; creo que no te lo había dicho te queda muy bien —Jimin susurró.
Lo que pasó después fue el primer beso de la velada, un beso de reconocimiento que no llegó a ser pasional, pero que calmó su sed del otro.
Al finalizar aquella unión Jimin se encaminó al vehículo propiedad de Yoongi, el cual tomaría ligeramente prestado porque el que conduciría hoy sería él.
La primera parada era un restaurante bastante pintoresco. Las instalaciones no lucían modernas pero Jimin había leído reseñas destacables de los platillos que servían y para él eso fue suficiente. Quería un ambiente bastante íntimo.
—Hoy solo hay una única regla... —mencionó Jimin— nada de hablar de trabajo.
—Menos mal —contestó Yoongi.
Entonces ambos sonrieron, sin duda ahora no sería un problema aquello. Al menos no como antes que era el único tema de conversación que tenían.
A lo largo de su estancia ahí, la pareja comprobó que las reseñas eran ciertas y que el servicio era espléndido.
Y todo iba bastante bien, hasta que Yoongi preguntó algo que Jimin sabía era inevitable y que esperaba no tener que contestar tan pronto.
—¿Y Jungkook?
—En casa de Hoseok y Taehyung —intentó no sonar nervioso.
—Oh —fue lo único que contestó Yoongi, pero Jimin sabía que ese "oh" significaba que había entendido el mensaje entre líneas, aquel mensaje subliminal que decía "esta noche es nuestra".
Después de la comida, habían paseado por las calles a punto de oscurecerse que rodeaban el lugar. El aire fresco les pegaba en los rostros y sentían esa misma frescura bañarles todo el cuerpo trayendo consigo mucha paz.
Jimin caminaba como niño pequeño dando de vez en cuando algunos pequeños saltos o girando cuando la brisa era tan agradable, Yoongi disfrutaba del panorama, amaba ver la soltura en el caminar de su acompañante, como se veía tan pleno y fuera de presiones. Se notaba que simplemente estaban siendo honestos consigo mismos, no pretendían impresionar al otro con quien no eran. Disfrutando al saber que estaban con ese alguien que no te juzgaría por ser quien eras, al contrario que te brindaría la confianza necesaria para abrir tu ser con total libertad.
—¡Llegamos! —exclamó Jimin sin más.
—¿Eh? —preguntó Yoongi al no entender.
—La siguiente parada del día de hoy —señaló el rubio.
Yoongi subió su mirada y leyó el nombre del edificio, sonaba bastante familiar y esperaba que no fuera lo que estaba imaginando.
—¿Un teatro? —interrogó.
—No es cualquier teatro... es el teatro en donde celebramos nuestra boda... tenía tantas ganas de volver aquí y notar el cambio que hemos tenido... —Jimin tomó fuertemente una de las manos de Yoongi — quiero crear una memoria mejorada en este lugar —sonrió.
—Entonces... entremos.
El lugar estaba completamente vacío aunque muy bien iluminado, porque Jimin lo había ordenado de ese modo; a cada paso que daban se escuchaba el eco de sus pisadas hasta que se detuvieron a la mitad de toda la estancia.
—¿Caballero Min Yoongi me permitiría esta pieza? —preguntó Jimin realizando un movimiento bastante actuado, como si se tratará de una escena de algún baile de la nobleza.
—¿Pero no hay música... ? —la pregunta del pelinegro quedó suspendida en el aire al escuchar la melodía sonar.
—¿Decía?
—Bueno... acepto.
Entonces bailaron y bailaron hasta que sus pies terminaron cansados.
Al llegar al hogar de la pareja ambos estaban impacientes, la tensión que afloraba de ellos no podía soportar nada más antes de explotar en intensa pasión. Ambos lo sabían.
Jimin detuvo los pasos de su esposo quien había resistido el impulso carnal de empotrarlo en la pared más cercana. Porque a pesar de la pasión ambos querían tocarse con ternura.
El rubio observó mudamente a su esposo, deslizó el saco que Yoongi le había prestado y desabotono su propia camisa, quedando completamente desnudo de la parte inferior. Entonces Jimin dirigió la mano de su esposo a él mismo para que sintiera el pulso en su pecho.
—Déjame sentirte toda la noche por favor... —susurró—sostenme fuertemente en tus brazos y no te vayas de mi lado hasta que despertemos con el alba...
—No necesitas pedirlo Jimin... yo estoy deseando tanto volver a sentirte de aquella forma también.
—Seamos uno solo...
—Seremos uno solo por muchas noches más a partir de hoy Jimin —contestó Yoongi quien ya le basaba toda la curvatura del cuello.
Jimin empezó a sentir las manos del pelinegro recorrerle con hambre, pero él aún no terminaba de hablar. Así que le tomó del rostro y reclamó un beso antes de decir lo siguiente...
—Te amo...cásate conmigo de nuevo... por favor acéptame como tu esposo una vez más.
—Pero ya lo eres —respondió sin titubeos Yoongi al notar que los ojos cristalizados de su esposo no se habían originado por la lujuria.
—Es que no quiero permanecer con aquél recuerdo para siempre Yoongi... quiero tener un recuerdo en donde ambos seamos felices... en donde Jungkook pueda ser parte. Quiero darte un sí sincero... por favor casémonos de nuevo.
—Acepto.
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Gracias por leer, comentar y votar. Nos leemos en el final, preparemos los pañuelos.
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