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Capítulo 3

Media noche y un poco más. Jimin estaba afuera, acababa de tocar el timbre del orfanato como muchas veces antes, solamente que no tan tarde y no con tantos sentimientos encontrados.

Se abrió la puerta dejando ver a la señora Choi con una cara que demostraba cansancio absoluto, no ha de ser fácil manejar a tantos niños. Jimin ni siquiera podía pensar en cuidar propiamente a uno sólo y esa pobre encargada seguramente lidiaba con todo un batallón.

—Muchas gracias por llegar tan rápido señor Jimin, en serio estaba preocupada. Jungkook no ha dejado de llorar, creo que lo extraña.

—Buenas noches señora Choi, gracias por llamar, le estoy muy gradecido. De hecho, esta vez no he venido solo emm... le presento a mi esposo Min Yoongi— al parecer la encargada no había notado la presencia del pelinegro debido al cansancio, pero Jimin debía tener la amabilidad de presentarlo.

Hace algunos minutos aún estaban en su departamento donde al final había aceptado la proposición de Yoongi y ambos habían subido al auto del mayor.

Durante todo el camino Jimin estuvo pensando en si presentarle o no al bebé y cuando llegaron pudo notar la cara de desconcierto de Yoongi, pero no dijo nada. Posiblemente Yoongi no sabía cómo expresar su desconcierto o tenía tantas preguntas que no sabía por cuál empezar.

Ambos se bajaron y es así como ahora mismo Jimin estaba presentando a su esposo.

—Mucho gustó señor Min, me alegra al fin conocerle en persona—era normal que la señora Choi supiera de él al menos de nombre, de hecho, eran una pareja bastante conocida en Corea.

—El gustó es mío— Yoongi amablemente contestó e hizo una venía en forma de saludo.

—Bueno... por favor no se queden en la puerta hace demasiado frío, entren.

Ambos agradecieron y Jimin que ya conocía el camino los dirigió al cuarto de Jungkook, aunque cabe decir que los lamentos del pequeño se escuchaban desde antes de llegar.

Jimin en verdad se sentía mal por haber olvidado la visita nocturna que le hacía.

Si lo adoptará se aseguraría de nunca olvidar arrullar al pequeño hasta que se durmiera... claro solo si tuviera el coraje de adoptarlo.

—Jungkook, adivina quién ha llegado—el rubio había olvidado que la encargada aún se encontraba ahí.

Jimin no espero nada por correr a consolar el llanto de Jungkook, no le gustaba verlo con los ojos llenos de lágrimas, aunque así haya estado la primera vez que lo conoció.

 —No llores cariño, no estás solo. Eres muy inteligente al notar que era muy noche y no había llegado para cumplir mi promesa, gracias por recordármelo— Jungkook solo estaba refugiado en el cuello de Jimin, admirando el olor característico de la persona que siempre le brindaba protección al cargarlo antes de dormir.

—Aún no duermas bebé... te quiero presentar a alguien— Jimin le hablo con parsimonia a Jungkook mientras le hacía señas a Yoongi para que se acercara a dónde estaban.

Hasta el momento el pelinegro había sido muy paciente, no hizo ninguna pregunta, ni durante el camino, ni al llegar al orfanato, ni mucho menos cuando Jimin tomó en brazos al pequeño, sabía que su esposo aún no estaba preparado para contestar todas sus interrogantes y no quería abrumarlo. Notaba que ahora mismo su atención únicamente estaba en la personita que arrullaba.

Jungkook había salido de su lugar seguro en el cuello de Jimin y había volteado al escuchar que alguien más se acercaba a donde estaban, después solo se le quedó viendo al hombre que se acercó y quien también lo veía a él, ambos muertos de la curiosidad pero sin dejar de verse. 

—Yoongi recuerdas que quería presentarte a alguien, bueno está hermosa personita de aquí era de quién quería hablarte... se llama Jungkook— Jimin no pudo evitar ver a la cara a Yoongi cuando dijo eso, no estaba preparado para ver la cara que podría poner, no quería sentirse juzgado desde ya.

—Así que tú eres quien ha robado el corazón de Minnie, mucho gusto Jungkook, ¿has cuidado bien de mi esposo mientras no estuve, no es cierto?— Yoongi notó que Jungkook tenía unos hermosos ojos avellanados y una mirada igual de solitaria que la de Jimin, seguramente por eso ambos seguían muy juntos y muy aferrados entre sí.

Jungkook no hablaba mucho, era demasiado callado para su edad y muchos decían que se debía a qué aún no entraba en confianza con las personas del orfanato pero ni siquiera hablaba con Jimin y eso que parecía que ambos se tenían bastante cariño. 

Sin embargo, en ese momento no se quedó callado.

—¿Minnie?— Jungkook se volteó a ver a la persona que lo estaba cargando, ¿acaso aquella persona era Minnie? 

—Si pequeño, él es Minnie— Yoongi señaló a Jimin y Jungkook trataba de comprender.

Había escuchado que la encarga llamaba "Jimin" al hermoso hombre que le iba a cantar en las noches y lo estuvo practicando un poco en privado, quería poder decir esa palabra para hablarle, esperando que aquello lo hiciera sonreír, aunque por más que lo intentó no le salía y eso le frustraba. Jimin era una palabra muy complicada, en cambio Minnie era mucho más sencillo... tendría que agradecerle al hombre por hacerle saber eso.

¿Seguro que has quedado enamorado de él verdad? no te culpo—Yoongi estaba enfrente de Jimin agarrando las manos del bebé azabache que había dejado de llorar por completo y que ahora solo tenía cara de desconcierto. 

Tanto Jimin como Yoongi se miraron a los ojos para soltar una gran sonrisa al ver las tiernas reacciones del bebé.

—No le hagas caso Jungkook, mejor intentemos que duermas.

Jimin comenzó a danzar por todo el cuarto, cantando y moviendo el pequeño bulto que tenía en brazos.

Yoongi solo observaba e imaginaba una gran casa donde Jungkook también se encontraba en los brazos de Jimin, pero no solo los imagino a ellos sino a él mismo formando parte del paisaje familiar. Una familia con Minnie. ¡Pero qué locura!  Eso ni en sus más locos sueños podría llegar a ser... a menos que...

Ya terminé Yoongi, si quieres vamos a casa y hablamos tranquilamente de todo esto, te notas cansado. Ha sido mucho por hoy— su esposo había interrumpido sus pensamientos.

Yoongi solo se dejó guiar por Jimin hasta la salida sin olvidar despedirse de la señora Choi y en ambos casos sin dejar de ver a Jungkook dormir hasta que salieron de la habitación.

Yoongi condujo de regreso al departamento algo realmente peligroso teniendo en cuenta que su mente seguía pensando en todo lo que acababa de presenciar.

Se bajaron del auto, entraron al departamento, dejaron sus cosas y Jimin inmediatamente se dirigió a la cocina. Tomar algo mientras hablaban sería más relajante para ambos seguramente.

—Yoongi, ¿tú crees que sería capaz de cuidar de algún niño o niña, de... darles amor?—Jimin estaba de espaldas a Yoongi excusándose en que seguía preparando un té aunque en realidad seguía temeroso de la pregunta que acababa de hacer.

—Jimin, no creo que haya algo imposible para ti, eres muy capaz en muchos ámbitos y como todo creo que depende de cuánto empeño le pongas; pero si esto lo dices precisamente por Jungkook, quiero dejarte claro que ya han creado un vínculo ambos— con esa pregunta Yoongi ya se hacía una idea de lo que pensaba Jimin, a veces su esposo no era tan difícil de leer, a veces dejaba ver sus sentimientos.

—Fue mi culpa— Jimin estaba seguro que, si él no se hubiera acercado aquella vez al escuchar el llanto de Jungkook, el vínculo que ahora existe jamás se hubiera construido. Él no había dejado escoger a Jungkook y ahora no sabía cómo hacerse cargo del vínculo que ya había formado.

—Jimin no...

—Por favor déjame terminar— Yoongi quería dejarle ver que esto no era culpa de nadie en realidad, pero fue interrumpido.

—Me sentía solo. Todos a mi alrededor tenían a alguien con quien compartir su vida. Sabes que Nam acaba de ser padre y hasta ese momento no me había percatado que al único a quien tengo es a él... él es mi confidente y aunque lo amo y amo la familia que ha formado, sigo sintiendo que estoy solo... Cada que regreso a este departamento estoy solo... No hay nadie. Me gustaría tener a alguien más. Quizá es muy ambicioso de mi parte, pero me gustaría tener a alguien con quien compartir mi vida— Jimin ya había empezado a temblar tratando de reprimir las lágrimas.

—Jimin... adoptar a Jungkook debería significar no solo buscar a alguien para no sentirte solo, el amor no se busca de esa forma Minnie. Ese pequeño necesita a alguien que lo quiera y lo cuide simplemente esperando hacerlo feliz— claro que lo sabía, Jimin lo sabía muy bien.

—No te voy a negar que al principio pensé que era un encaprichamiento, un deseo egoísta de no quedarme solo. Pero ahora que he podido conocer mejor a Jungkook sé que el lazo que nos une, aunque sienta que es mi culpa, la verdad se ha hecho más fuerte que eso. Sabes... cada vez que lo dejo dormido en su cuna me gustaría que fuera la última vez, no sabes lo mucho que me gustaría llevarlo conmigo... lo quiero siempre conmigo pero que al mismo tiempo al desearle lo mejor... me he dado cuenta que estoy aterrado de no ser lo que él necesita y merece—Jimin ya no pudo reprimir más el llanto y sus lágrimas ya corrían por su rostro.

Jimin estaba tan concentrado en sus sentimientos que no había notado cómo Yoongi se había acercado lentamente hasta donde estaba, le había obligado a voltearse con amabilidad tomándolo de los brazos para que le diera la cara y con sus pálidas manos acunó su rostro lloroso. 

—Mira a mí respetable y temido esposo, llorando por no saber si es lo suficiente... Minnie ese bebé ya te tiene cariño, tú también lo tienes hacía a él. Ese es el vínculo del que te hablo y que no es culpa de nadie en realidad porque el destino los quería juntos, yo lo sé. Los bebés pueden aprender a amar a alguien rápido, pero tú ya tienes un lugar fijo en su corazón, algo que difícilmente se irá— Yoongi solo se dedicaba a ver a Jimin con amabilidad y a secar las lágrimas que no dejaban de pintar el rostro de su esposo.

—No te lastimes y tampoco lo lastimes a él. Se que tomarás la mejor decisión. Yo te apoyo. Pero mientras tanto descansa, duerme bien, nos vemos mañana— Yoongi había dicho eso último, había besado la frente de Jimin con delicadeza y tomó rumbo a la habitación de huéspedes donde siempre se quedaba a dormir cuando visitaba a Jimin.

Mientras tanto Jimin había quedado helado, aún tenía lágrimas escurriendo de su rostro, pero su mente estaba más relajada, tenía el apoyo de Yoongi y eso era muy valioso.

Después de la plática que había tenido con Yoongi, Jimin había ido a su cuarto para tomar un baño en donde pensaba relajarse para poder dormir. Pero aún bajo la regadera seguía pensando en las palabras de Yoongi y recordaba también sus manos cariñosas que lo habían consolado.

Hasta ese momento no recordaba ninguna otra ocasión en que hubiera abierto tanto sus sentimientos a alguien más.

Esa noche antes de caer dormido la cara de Jungkook no fue lo único que vio, también vio las manos de su esposo.

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Me gustaría agradecer a todas las personitas que se han animado a leer está historia, gracias por su apoyo. Aprecio mucho sus comentarios y votos en verdad eso me motiva mucho y me hace muy feliz.

Gracias por leer.

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