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Capítulo 2

El pequeño Jungkook se encontraba acostado en la cuna del orfanato. Era muy noche, todo estaba oscuro y el bebé solo estaba despierto porque esperaba a la misma persona que lo ha ido ha visitar los últimos días, sin falta, siempre antes de dormir. Quería asegurarse de que eso fuera lo último que viera antes de cerrar los ojos para dormir.

Mientras tanto, Jimin se encontraba conduciendo un poco preocupado por la hora. Era muy tarde y no dejaba de ver el reloj que tenía en su muñeca cada que podía, sintiéndose aún peor cuando notaba que el tiempo corría más rápido de lo que desearía, pero es que por más que intentó no pudo salir antes del trabajo.

Nunca pensó que su rutina tomaría semejante giro, que estaría más ansioso por llegar al orfanato que por llegar a su departamento o que durante todo su día laboral solo estuviera en su mente la cara apacible que tenía Jungkook al caer en brazos de morfeo.

Cuando finalmente llegó al orfanato tocó el timbre y como siempre la encargada principal del lugar le abrió la puerta. Todos ahí sabían que su visita era para el pequeño Jungkook e inclusive muchos de los que laboraban en ese lugar se preguntaban por qué el señor Jimin no había decidido aún adoptar al pequeño si se notaba que estaba encantado con el bebé.

Claramente no sabían de la bruma de pensamientos que atormentaban a Jimin cada que dejaba a Jungkook en ese lugar, después de observarlo dormir durante un tiempo.

—Buenas noches señor Jimin, es muy tarde, pensamos que ya no iba a venir el día de hoy— fue lo primero que dijo la señora Choi al verlo.

—Buenas noches, se me ha complicado un poco y por eso mi visita se aplazó hasta estas horas...— Jimin estaba sumamente desesperado por ir a ver al pequeño que no tenía tiempo para darle explicaciones a la señora del por qué había llegado tan tarde. ¿Qué acaso la señora Choi no lo notaba?

— No se preocupe, sabe el camino, puede ir a la habitación del pequeño Jungkook sin problemas; además, parece que lo ha estado esperando, hemos intentado de todo pero no hemos logrado que se duerma.

—Muchas gracias.

Sin más impedimento Jimin caminó lo más rápido que pudo hasta el cuarto que ya conocía perfectamente, sabía que Jungkook estaría en su cuna así que caminó directo hacia ella.

Cargó a Jungkook en sus brazos, aliviado de por fin verlo. El día parecía alargarse cada que estaba sin el bebé, pero cuando tenían el tiempo de estar los dos juntos, los minutos parecían avanzar irónicamente más rápido y nunca era suficiente para Jimin.

—Lo siento pequeño, el trabajo de hoy ha sido agotador, aunque te estoy agradecido por haberme esperado despierto. Quiero que sepas que por más tarde que sea o por más cansado que esté jamás dejaré de venir a verte, mi día no estaría completo sin la visita que te hago— lo comenzó a arrullar mientras le cantaba la única nana que conocía, que en realidad hasta hace poco ni la conocía, Jin fue quien se la enseñó porque era la arma infalible para dormir a su sobrinita o al parecer a cualquier niño porque con el pequeño azabache también funcionaba de maravilla.

Y mientras arrullaba a Jungkook, la cabeza de Jimin se comenzaba a perder en sus pensamientos una vez más.

¿Qué pasaría si decidiera adoptar a Jungkook?, ¿Qué pasaría si éste llegará a enfermarse bajo mi cuidado? ¿Sabría darle el amor que necesita?

Seguramente yo no sabría qué hacer.

No, no puedo hacerlo. No puedo arriesgar a este pequeño ángel de esa manera.

Porque Jimin podría ser experto en su trabajo en la empresa pero seguramente sería un fracaso como padre.

El pequeño azabache quería llamar la atención del adulto como si supiera que la atención de Jimin estaba en otra parte, pero al mismo tiempo se encontraba tan cansado y relajado al por fin verle que no pudo evitar empezar a dormitar.

—Jungkook por favor no me odies por no tener el valor de adoptarte, mereces un padre ejemplar y estoy seguro que por más que me duela... ese no soy yo cariño—Jimin tenía los ojos completamente nublados por las lágrimas que estaban a punto de derramarse pero que no sabía si tendría el derecho de dejarlas fluir en su afligido rostro.

El bebé cerró sus ojos teniendo la vista de un hermoso chico rubio llorando.

—¡Jiminie! ¡¿Dónde estás?!

—¡En la cocina! —el recién llegado comenzó a dirigirse a esa habitación en el departamento que rara vez se ocupaba.

Al recargarse en el umbral de la puerta se dio el tiempo de observar unos segundos al cumpleañero. Llevaba mucho tiempo sin verle. No lo diría en voz alta pero llegar al departamento de Jimin siempre lo hacía un poco feliz. Era como tener un lugar seguro al que regresar. 

Inevitablemente soltó un suspiro corto.

Ciertamente desconcertó mucho a Yoongi que su esposo estuviera cocinando. Nunca lo había visto cocinar desde que se conocieron debido a que, comúnmente ambos tenían sus comidas en restaurantes para ser más evidentes en sus salidas como pareja, pero no iba a cuestionar a su esposo y no iba a mentir, olía realmente bien.

—¿Cómo es posible qué aun teniendo tanto dinero, seas tú el que cocine el día de tu propio cumpleaños? —le preguntó Yoongi a Jimin todavía desde el umbral de la cocina.

—He querido recrear una de las recetas de Jin, de hecho, es una de mis favoritas y quería intentarlo, aunque creo que mi intento no salió tan bien—decía Jimin mientras movía algo que se encontraba en la estufa.

En esta fecha la visita de Yoongi era todo menos inesperada, era el cumpleaños de Jimin y como todos los años ambos se reunían para celebrarlo, la verdad es que en cierto punto Jimin agradecía tener alguien más con quien festejar su cumpleaños además de su hermano y la familia de éste.

Yoongi había llegado desde Japón en la mañana y había avisado a Jimin por teléfono que estaría llegando al departamento por las seis de la tarde aproximadamente así que, el cumpleañero había decidido preparar la comida para que estuviera lista a la llegada de su esposo. Quería intentar algo nuevo, no quería salir a algún restaurante para aparentar. Esta vez quería descansar de aquello.

Cuando la comida estuvo lista ambos llevaron todo al comedor que rara vez ocupaban, posteriormente ambos se sentaron y comenzaron a comer.

Jimin no iba a negar que estaba un poco nervioso por ver la reacción de Yoongi a su comida, no iba a mentirse a si mismo y pensar que recibiría muchos elogios porque: en primera su esposo no era de decir elogios así sin más y segunda porque la comida a su parecer no estaba ni remotamente igual de deliciosa que la de Jin. Aunque debería felicitarse al lograr hacerla solo y que fuera comestible.

Yoongi llevaba ya comiendo un rato, pero no expresaba nada y Jimin moría de las ganas por saber así que decidió hacer la pregunta directamente. No tendría nada de malo ¿cierto?

—¿Mmm... Yoongi la comida está bien?

—Si no le veo ningún problema, ¿por qué?

Esa respuesta no fue de mucha ayuda para Jimin, ¿eso significaba que le había gustado o que no le había gustado?

—Es que es mi primera vez cocinando y me gustaría que me dijeras si sabe bien— justo en ese momento Jimin pudo ver como los ojos de Yoongi parecían sorprendidos.

—A decir verdad, para ser tu primera vez cocinando el sabor está muy bien, no pensé que fuera tu primera vez. Sabe genial. Recuerdo que la primera vez que intente cocinar todo terminó en un completo desastre— Jimin no esperaba esa respuesta, él solo esperaba un sabe bien cuando mucho así que no pudo evitar sonreír.

Aún no estaba seguro si lo que preguntaría sería impertinente, pero tenía curiosidad.

—¿En serio? ¿Qué fue lo que te paso?— Jimin comprobó que su esposo estaba de muy buen humor porque le contó exactamente cómo fue la primera vez que casi quema su cocina intentando hacer lasaña.

Jamás habían compartido una plática tan despreocupada y entretenida como esa. Usualmente la plática que siempre tenían cuando llevaban varios meses sin verse era sobre la empresa y cosas laborales. Jimin nunca había tenido las ganas de hablar de algo más que no fuera eso, pero justo en ese momento lo que pasaba por su mente era todo lo que le gustaría contarle a Yoongi de Jungkook.

Le contaría acerca de la primera vez que lo conoció, la conexión casi irreal que tuvieron y que iba todos los días a verlo.

Pero por otro lado le aterraba la idea de contarle porque quizá Yoongi le haría entrar en razón y se daría cuenta que su gusto por el pequeño era solamente temporal o le haría entender que sus habilidades como padre eran nulas.

En algún momento la comida había dejado de existir en sus platos, pero la plática no moría y Jimin estaba muy cómodo con ello.

—Jiminie...tengo un regalo para ti, espérame un poco voy por él a la maleta— Yoongi siempre le compraba algún obsequio en su cumpleaños y en todos sus aniversarios. Él pensaba que era porque así evidenciaban más su relación así que no espero que le diera su obsequio estando los dos juntos en el departamento.

—Claro, pero antes me gustaría hablarte de alguien—Jimin no pudo evitar ponerse muy nervioso. Lo meditó durante toda la cena y quería una opinión imparcial por muy dura que esta fuera.

La sonrisa que tenía Yoongi hasta hace unos momentos desapareció poco a poco, de hecho, fue completamente imperceptible para la persona que tenía enfrente. Yoongi sabía que Jimin era admirado por muchas personas en secreto, algunos debido al hecho de que Jimin estaba casado y otros porque Jimin sinceramente lucía como alguien inalcanzable.

Entonces..., ¿por fin algún hombre había logrado capturar la atención del imperturbable Jimin?

—Jimin, por qué no mejor me cuentas de él después de que te dé mi regalo— Yoongi tenía la confianza de que eso logrará distraer un poco el punto de la conversación y evitar escuchar cómo alguien más estaba rondando en la cabeza de su esposo.

—De acuerdo—Jimin no sabía si era mejor que Yoongi hubiera propuesto aquello; por una parte, le daba tiempo para meditar lo que quería decirle, pero por otro lado le hacía dudar más de si contarle o no sobre Jungkook.

Pero ni Yoongi pudo traer el regalo que había comprado para su esposo, ni Jimin pudo seguir pensando en si contarle a su esposo sobre el bebé que iba a ver diariamente al orfanato porque el teléfono de la casa sonó.

—Si me disculpas— Jimin se levantó de la mesa y fue hacia el teléfono que tenía en la sala.

Raramente le llamaban a ese número, si alguien quería comunicarse con él era mejor hacerlo a su celular, sin embargo como estaban comiendo había apagado su celular.

Al descolgar el teléfono pudo escuchar la voz de la señora Choi un tanto preocupada, eso alarmó a Jimin lo suficiente como para prestar mucha atención a lo que la mujer le iba a decir.

—Señor Jimin, Jungkook no ha dejado de llorar y preguntar por usted, ¿cree que pueda venir? Sé que no es su obligación pero...— el rubio no se había percatado de la hora hasta ese momento.

¡En qué estaba pensando, era ya casi media noche!, no había notado en qué momento había pasado tan rápido el tiempo y todo por estar hablando con Yoongi.

—No se preocupe, estaré ahí lo más pronto que pueda.

En ese momento Yoongi se encontraba en la entrada de la sala observando como su esposo caminaba apresuradamente a tomar un abrigo y dirigirse hacia la entrada del departamento.

Inevitablemente había escuchado un poco de la conversación.

—Jimin te vas a ir a estas horas tú solo?— ya era muy noche y no creía que salir a estas horas fuera muy seguro para su esposo.

—Lo siento Yoongi, tengo algo muy importante que hacer y no puede esperar a mañana, nos vemos después ¿te parece?— no, Yoongi no dejaría ir solo a Jimin a ninguna parte a estas horas.

—Es media noche Jimin, no es seguro salir a estás horas. Aprovechando que mi carro está estacionado afuera ¿qué te parece si te llevo a dónde necesitas ir?

Jimin no sabía si quería que Yoongi viera que el lugar al que se dirigía era a un orfanato, seguramente pensaría cosas muy raras si se enterara, pero si ya estaba dispuesto a contarle acerca de Jungkook pues que mejor que llevarlo directamente con él.

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