v e i n t i u n o
Mi madre dio las gracias al profesor de historia, que se marchó mirándome como si sabía lo que iba a pasar a continuación a juzgar por la expresión seria y dura de mis padres, y nos dejó solos en un pasillo vacío. Al instante, al verme mirar hacia atrás con la esperanza de que Yoongi me salvara, mi padre me cogió del pescuezo para que tuviera el cuello recto, impidiendo que me girara. Me soltó con un empujón cuando llegamos al coche y me tuve que sentar en la parte trasera, justo detrás de mi madre. Mi padre, que conducía, no dejaba de mandarme miradas asesinas a través del cristal del retrovisor. En el fondo, le tenía miedo, a pesar de que le retaba firmemente con la mirada.
La tensión era más que palpable. De repente, sentí que me ahogaba con el aire cargado del coche. Tuve que abrir la ventana, y cuando lo hice, me di cuenta de que tenía tantas ganas de llorar que no era capaz de respirar en condiciones. Pensé una vez más en Suga. Tenía sentimientos encontrados. ¿Por qué me había abandonado allí con mis padres si sabía que no iba a pasar nada bueno? Era absurdo. Obviamente tenía un motivo para hacerlo, pero no le encontré. Lo único que se me ocurrió es que no quería meterse en ningún lío, y por eso me había dejado sola ante el peligro. Suspiré.
En casa, justo en el hall de entrada, mi madre empezó a gritarme. No me dio tiempo a prepararme psicológicamente para la lluvia de chillidos, así que huí escaleras arriba y me encerré en mi habitación tratando de no dar un puñetazo a algo o alguien. La puerta de mi habitación se abrió con un golpe cuando yo estaba tirándome de los pelos. Al ver a mi padre, empecé a gritarle todos los insultos posibles que se me vinieron a la cabeza mientras dejaba que las lágrimas fluyeran para no ahogarme. Mi madre también gritaba desde el pasillo. Yo era consciente de que estaba provocando demasiado a mi padre, pero eso era lo que quería. Quería que mi madre viera en directo la reacción de mi padre, que resultó ser una bofetada que por poco no me dio la vuelta a la cabeza. Caí al suelo y me di contra la cama por culpa del golpe. Mi madre, que estaba en contra de cualquier tipo de violencia, ahogó un gritó y se quedó observando a su marido con la misma cara de trauma que mi hermano ponía cada vez que se le acercaba alguna chica de su edad. Yo me levanté despacio, esperando algún que otro golpe, ante la mirada de mi padre que sentenciaba la fecha de mi muerte.
Salí de mi habitación con la cara empapada, sabiendo que el irascible de mi padre iba a buscarme como loco para acabar de matarme.
*****
Empezó a llover de camino al apartamento de Suga y Namjoon. Estaba tan cansada de correr que, a pesar del chaparrón, caminé despacio dejando que las gotas me empaparan por completo. Lo único bueno de estar calada es que, cuando Yoongi me viera, no iba a ser capaz de distinguir las lágrimas de las gotas de lluvia. Al llegar al portal con la puerta metálica, me encontré con la dura realidad. No tenía llaves y no había ninguna clase de timbre. No me quedó otra que esperar sentada en el escalón de la entrada mientras la lluvia continuaba mojando mis zapatillas de tela. Apoyé los codos en mis rodillas y hundí la cara en mis manos para llorar hasta que alguien conocido viniera, hasta que me secara por fuera o por dentro, o hasta que el mundo se acabara de una puñetera vez.
Empezó a escampar cuando los sentimientos de tristeza dejaban vía libre a los de ira. Comencé a enfadarme conmigo misma, con mis padres, con mi hermano, con el mundo y con una persona con la que nunca creí que iba a cabrearme: Yoongi. Él llegó justo cuando dejó de llover por completo. Se quedó parado enfrente de mí con una colilla casi consumida entre los dedos. Debió sorprenderle el hecho de que le mirara con rabia, con el pelo mojado echado hacia el rostro y con los ojos rojos. Tiró lo poco que le quedaba del cigarro al suelo y me tendió la mano para que me levantara. Se sorprendió aún más cuando rechacé su ayuda y le exigí entre dientes que abriera la puta puerta. Le vi sonreír, y por una vez, que sonriera me irritó demasiado. Yoongi no dijo nada, simplemente abrió todas las puertas posibles y dejó que pasara a su apartamento -ya limpio- sin poner ningún tipo de pegas.
— ¿Estás bien? — preguntó al verme caminar por el pasillo. Noté cierta preocupación en su voz. — Eh, Hye...
— ¡No! — grité, dando un portazo al entrar al baño.
Me quedé allí con las manos apoyadas en el lavamanos y la cabeza gacha durante minutos y minutos, matando el tiempo. Suspiré. Me miré al espejo y me di cuenta de la enorme mierda que Jeon Hyesun era. Contuve las ganas de llorar y busqué una toalla para secarme el pelo mientras me quitaba la chaqueta de cuero que había cogido sin saber quién era su dueño. La dejé en el borde de la bañera. Me senté sobre el inodoro cerrado con la toalla sobre la cabeza sin dejar de pensar en por qué no había acabado conmigo tiempo atrás. Siempre pasaba por esas tres fases: tristeza, ira y ganas de morir. Sin duda alguna, la peor era la tercera. Lo pasaba horriblemente mal.
Al rato, Suga irrumpió en el baño sin llamar a la puerta siquiera. Di gracias al cielo porque estaba vestida, de lo contrario la situación habría sido el triple de incómoda. Suspiró y se quedó parado sin llegar a pisar las baldosas del baño, mirándome con los ojos entornados. Le escuché chasquear la lengua. Se acercó a mí y se acuclilló para quitarme las zapatillas empapadas, de mala gana, con cara de asco. Las tiró contra la bañera.
— Joder, podrías habértelas quitado antes de entrar. — Soltó. Tenía ganas de contestarle algo, pero no estaba en condiciones para ello. El pelo me tapaba la cara, por eso Yoongi tuvo que retirarlo con sus manos para mirarme a los ojos, todavía de cuclillas. Volvió a suspirar. — ¿Ya estás llorando?
Le empujé con una patada más fuerte de lo que había planeado. Él se quedó el en suelo, sentado como si nada después de perder el equilibrio por culpa de mi empujón. Sequé mi cara con la toalla mientras Suga me miraba con una mueca que por primera vez, no era de asco. Pasé la toalla por mi rostro una última vez y la tiré al suelo. Él la recogió y volvió a dejarla sobre mi cabeza. Chasqueó la lengua por segunda vez al darse cuenta de que no tenía ganas de hablar con él, de que estaba casi catatónica y de que algo no iba del todo bien. Se arrastró por el suelo para quedarse sentado prácticamente en mis pies. Posó sus manos en mi regazo y miró hacia arriba para verme la cara, aunque yo miré hacia otro lado evitando que sus ojos se toparan con los míos. Aunque evitaba cualquier tipo de contacto, no retiré sus manos de mis piernas.
— Sé que estás cabreada porque no fui contigo cuando aparecieron tus padres. — dijo. Esperó unos segundos antes de continuar porque normalmente yo no me callaba la boca y apenas le dejaba hablar con tranquilidad, pero no hablé. — No fui contigo porque iba a cagarla. Seguramente tus padres iban a enfadarse más contigo por mi culpa, así que me fui...
— Excusas.
— Lo siento. — musitó, en bajo, como si le diera vergüenza. — Es mejor prevenir que curar, o eso dicen.
Bufé y le miré por un momento. Parecía decirlo con sinceridad. Quizá tenía razón, o quizá no. A lo mejor mi madre se hubiera ahorrado los chillidos al ver a Yoongi a mi lado, o a lo mejor montaba una escena en plena calle. Nunca iba a saber qué hubiera podido pasar porque al fin y al cabo, Yoongi no había estado ahí, conmigo. Y eso me dolió, puede que más que la bofetada de mi padre o los cortes de mis muñecas de hace tiempo. Fue entonces cuando me di cuenta de lo mucho y de lo ciegamente que quería a aquel peliverde que tenía pinta de vendedor de LSD pero cara de ángel. Me entraron unas ganas tremendas de llorar al verle sentado ahí, disculpándose, en el suelo mojado por culpa de mis zapatillas porque pensé que yo no era nada para él. Sí, podía pedirme perdón por haberme dejado sola en el instituto, pero un perdón, en el fondo, no era lo mismo que un "te quiero". Pestañeé rápido para retener las lágrimas.
Yoongi resopló. — Ya vas a llorar.
— No, imbécil. — dije con orgullo. — Y no hace falta que te disculpes. Me da igual.
Enarcó las cejas. — ¿Si?
— Sí. — asentí con energía. Volví a empujarle hacia atrás y me levanté, aunque me costó echar a andar de lo mojadas y frías que tenía las piernas. — Lo de mis padres ya me la suda. Total, no les voy a volver a ver. Ni a ti, ni a nadie.
— Hyesun.
— ¿Qué quieres ahora?
— No digas gilipolleces. — Yoongi se levantó del suelo y al echar un vistazo por el baño, reparó en la chaqueta empapada que había dejado en el borde de la bañera. Cerró los ojos con fuerza, inspiró tratando de mantener la calma y la cogió con cuidado. Le quedó poco para echarse a llorar conmigo. Era bastante obvio que era su chaqueta, y que estuviera empapada debía de haberle sentado como una puñalada directa en el corazón. Yo aproveché para marcharme del baño, pero Yoongi me siguió. — Eso de que no vas a ver a tus padres puede que sea verdad, pero que no me vayas a ver a mí es la gilipollez más grande que hayas dicho por esa boquita.
Me paré en seco y puse los brazos en jarras. Suga estaba apoyado en el marco de la puerta del baño, cruzado de brazos. Solté una risilla que podía pasar como sarcástica, aunque fue producto del nerviosísimos. Me pasé las dos manos por el pelo.
— ¿Por qué?
— No voy a dejar que te marches.
Me derrumbé como se derrumba un edificio al ser derruido. No supe muy bien el por qué de mis lágrimas. Supuse que fueron las emociones acumuladas. Yoongi se sorprendió mucho. Tanto, que llegué a creer que empalideció todavía más presa del pánico. Se acercó con cuidado a mí, con intención de abrazarme, pero me adelanté y me eché a llorar entre su hombro y su cuello mientras le rodeaba éste con fuerza. Él me meció entre sus brazos, con cariño. Balbuceé algo entre sollozos que yo ni siquiera entendí.
— Tranquila, todo va a estar bien. — me dijo, cerca de mi oído, con un tono aterciopelado y tranquilo.
Sus palabras me calmaron un poco. Mientras las últimas lágrimas mojaban la camiseta de Yoongi, esperé que sus palabras se hicieran realidad con todas mis ganas.
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Y Elsa aka fan Number One de ella misma se despide hasta un nuevo capítulo que espera subir pronto✨
Recordad que os loveo, pero loveadme también a mí cuando os recuerde que el verdadero drama no ha empezado todavía xdxdxdxdxd
Besis sin baba para vosotras 💁🏻💕💕💕✨
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