v e i n t i t r e s (i)
Al salir del restaurante me di cuenta de que hacía demasiado frío para ser otoño. Me abracé a mí misma para intentar mantener el mayor calor corporal posible. Jungkook me ofreció su chaqueta varias veces, pero la rechacé. Él suspiró, creyendo seguramente que la rechazaba por hacerme la dura. Realmente le dije que no quería su chaqueta porque si no iba a quedarse helado y podía coger un resfriado. Al fin y al cabo, era mi hermano pequeño, y por mucho que tratara de ocultarlo, me seguía preocupándome por él.
Jungkook y yo caminamos despacio hasta casa, en silencio. Era más que visible el nerviosismo y la timidez de mi hermano. Yo, que le conocía casi mejor que a él mismo, supe al instante que quería decirme algo. Y no se atrevía. Carraspeó varias veces antes de hablarme.
— Oye... — Le miré. Por mucho que se hiciera el chico rudo con perforaciones en las orejas y camisetas dos tallas más grandes, para mí mi hermano siempre sería el niño con mirada de Bambi traumado al ver morir a su madre y el niño que comía el pan como si fuera un ratón. — Perdóname, ¿vale?
Sabía perfectamente a qué se refería, pero no tenía planeado ponérselo fácil. — ¿Por qué?
— Ya lo sabes. — suspiró, como si no quisiera decir todo lo que había hecho mal.
— No, no lo sé. Dilo.
— Hye...
— Vamos.
— Tía... Hye,— se corrigió— pues... Lo siento por tratarte mal. Sé que he sido un niñato tratándote así... Y durante tanto tiempo. No debería haberte insultado aquel día, ni tendría que haberte dicho que te fueras, ni nada de eso. Perdón.
Resoplé parándome en seco. — ¿Y crees que debería perdonarte? Han sido meses y meses los que he tenido que aguantarte a ti y a tu pandilla de amigos haciendo fiestas noche sí y noche también. Y he tenido que tragarme broncas, gritos y castigos de mamá. Mientras yo trabajaba como una loca, tú te emborrachabas y vivías la vida loca; mientras yo intentaba dormir tú vomitabas y hacías un ruido terrible; y cuando yo tenía que volver al instituto, tú te quedabas durmiendo en casa la mañana entera porque el pobre niño de mamá estaba con resaca. — Le señalé con el índice, acusadoramente. — No te creas que es tan fácil perdonarte, Jungkook.
Casi le hago llorar. De verdad. Frunció los labios, tragó saliva y abrió la boca para decir algo. Debía de tener un nudo formado en la garganta que le impidió decir algo más que un mísero ''lo siento''. Yo suspiré y caminé dejándole atrás, y a pesar de que intenté hacerme la fría, ver a mi hermano al borde del llanto me hizo sentir algo culpable. Noté como el corazón se me rompía un poco. Jungkook me alcanzó dando un par de zancadas largas.
— No sabía... No lo sabía. — dijo con la voz un poco quebrada al llegar a mi lado. — Mamá me ha dicho que papá te ha pegado y... Me acuerdo de un día que te vi llorar y no hice nada. Lo siento mucho, Hye. En serio. Te prometo que no voy a volver a obligarte a nada. Es más, puedes pedirme lo que quieras.
— No voy a perdonarte.
— Aunque no me perdones, Hye. Siempre has estado ocultando a mamá todo lo malo que he hecho... Me siento... Mal por ti. Quiero agradecértelo de alguna manera.
— Cómprame la luna. — Dije, dando perfectamente a entender que lo iba a tener difícil.
— A partir de ahora, te protegeré todo lo que pueda. Aunque seas mi hermana mayor y no me hayas perdonado todavía...
No dije nada más. Di la conversación por concluida con la firme sentencia de Jungkook. De camino a casa, ya por el vecindario, empecé a prepararme mental y físicamente -por si mi padre aún andaba por ahí- para el encuentro con mis padres. Jungkook también parecía preocupado.
Entré descalza a la sala de estar seguida de cerca por mi hermano. Mi madre estaba sentada en el sofá, con la cabeza hundida entre las manos. Al escuchar a Jungkook, se giró de golpe y me miró con los ojos vidriosos. Corrió hacia mí.
Y me abrazó.
— Hyesun, mi niña. Lo siento, lo siento...
Mi madre empezó a sollozar en mi hombro. Al rato, Jungkook decidió unirse al abrazo. Estuve un buen rato quieta, tiesa, sin corresponder al abrazo. Al final, lo hice sólo por intentar que mi madre se calmara un poco. Y, sorprendentemente, no hubo gritos. Sólo hubo disculpas que yo escuché con una mezcla de sentimientos encontrados que me hacían sentir aún peor.
*****
Jungkook se ofreció a acompañarme hasta el apartamento, pero mi madre nos pidió con dulzura a la par que nerviosismo que nos quedáramos allí, así que me quedé a dormir en mi viejo colchón.
Pensé en Yoongi cuando me tumbé en mi cama. Me había ido hace un par de horas y ya le echaba demasiado de menos. Quizá era la angustia por canalizar los sentimientos que me ahogaban en aquel momento la que me hacía pensar en el peliverde. Mi habitación, de repente, me parecía extraña. No había ninguna luz rojiza que entrara por la ventana, el colchón no tenía un lado más hundido que otro, las paredes no estaban desconchadas, había una mesilla de noche en vez de una pila de libros y suelo de madera en vez de una moqueta cálida. Suspiré, me levanté y fui a parar a la habitación de mi hermano. Todavía estaba despierto.
— ¿Dónde está tu pijama de Los Vengadores? — dije al verle sin camiseta. — ¿Duermes así?
— Sí...
— Vaya, cómo has crecido.
Se encogió de hombros. — Los tiempos cambian, hermanita.
Me dejé caer a los pies de su cama. Él debió de notarme algo compungida y me dio un par de palmaditas reconfortantes en la espalda antes de sentarse a mi lado. Hice una mueca. Hacía tiempo que no nos sentábamos juntos, en el suelo, a hablar de lo que nos había pasado en el colegio. De pequeños, siempre hablábamos por la noche hasta que mi madre venía a echarme la bronca por no dejar dormir a Jungkook. Solía quejarme con él de las chicas del colegio que tenían mejores estuches que yo y se reían de mí, o le hablaba de los chicos que me gustaban. Jungkook siempre había sido una persona muy buena cuando se trataba de escuchar al resto. Supuse que era un buen momento para hablarle del chico que me gustaba entonces dado que ya estábamos reconciliados. Ya éramos los Jeon de siempre.
— ¿Sabes? Alguien me dijo que debías mucho dinero a Yoon... Suga. — solté, guardando el anonimato de Jimin.
— ¿Eh? No... A ver, sí, vale, le debía dinero, pero no era una cantidad inmensa...
— Ya que nos estamos sincerando, ¿qué tal si me cuentas la historia? El dinero es lo de menos.
Jungkook suspiró. Supe que no quería contármelo, así que era fácil creer que se trataba de algo bastante turbio. Tuve que darle un golpe con la rodilla para que hablara.
— Le compré una cosa que no le pagué.
— ¿El qué?
— Nada... Unos libros.
— Siempre has mentido fatal. — le dije.
— Es que... No quiero decírtelo...
— Con la de secretos tuyos que sé, Jungkook. Por uno más, no pasa nada.
— Es muy fuerte.
— Estoy curada de espanto a estar alturas.
Cogió todo el aire que pudo y soltó todo tan deprisa que me costó pillarlo. — Le compré un par de gramos de maría al principio pero como tuve que devolverle el dinero al tío que nos hizo el carné falso no pude pagárselo y como éramos amigos me dijo que no pasaba nada, así que seguí comprándole maría y esas cosas sin saber que el precio había subido hasta que le debí mucho dinero. Al final se cabreó conmigo porque le dejé sin blanca y yo me cabreé con él porque... Bueno, porque él se enfadó conmigo.
Abrí los ojos sorprendida. — Perdona. ¿María? ¿Tú? ¿tú, un crío de diecisiete años fumando marihuana?
— Shhh, Shhh, cállate. — dijo, haciendo un gesto con las manos para que bajara la voz. — Bueno, no sólo fumé María, pero tampoco es para tanto...
— ¿Qué más fumaste?
— Crack.
— Dios santo, Jungkook, y lo dices así, con toda la naturalidad del mundo. — me reí, entre sarcástica y escéptica, sin llegar a creérmelo del todo.
Después de que se me pasara el shock causado por el descubrimiento de la faceta de drogata de mi hermano, reparé en Yoongi. Era él la persona que le había vendido todo eso. Me acordé de las bolsita que estaba dentro de su libro, de las veces que estaba escondido entre la oscuridad de las callejuelas que estaban cerca de la cafetería, de aquellos tipos que se pelearon con él y le preguntaron sobre un trato. Mi cerebro nunca había estado tan activo antes. Sin darme cuenta, maldije, en bajo, aunque Jungkook lo escuchó. Me cabreé de repente. No porque el chico al que quería fuera un camello vendedor de droga a pesar de su carita de ángel, no por el hecho de que Yoongi era un alcohólico y probablemente un drogadicto, sino porque él no me había dicho nada y de repente me irritaba que me ocultara cosas sobre él.
Me levanté y obligué a Jungkook a desbloquear su teléfono. Llamé a Suga encerrada en mi habitación desde el móvil de mi hermano. La primera vez no contestó, la segunda colgó y la tercera respondió de muy mala manera.
— Habla rápido, rata.
— No soy ninguna rata. — dije yo, exactamente con el mismo tono con el que Yoongi había contestado. — ¿Dónde estás?
— Oye, Jungkook, te ha cambiado mucho la voz de repente. ¿Te has pillado los cojones con la bragueta?
— Yoongi, ¿estás borracho?
Silencio. Me lo tomé como un "sí, como una cuba". Suspiré apretándome el puente de la nariz con los dedos, exhausta sin llegar a hacer algo. Al rato, escuché que Suga gruñía algo entre dientes, pero hablaba tan mal y tan despacio que no entendí nada más que un balbuceo. Volví a resoplar intentado no dar un golpe a algo.
— No quiero hablar contigo ahora. — Dijo Suga. — Cuelga.
— ¿Vas a decirme dónde estás o voy a tener que ponerme en plan acosadora para encontrarte?
— Hyseun, duérmete.
— No, Yoon...
— Buenas noches, te quiero.
Finalizó la llamada. Los pitidos que indicaban que había colgado me cabrearon el doble. Ahogué un grito frustrado, salí de mi habitación y devolví el teléfono a mi hermano, que seguía sentado en el suelo, sin camiseta y con la misma cara de desorientación de siempre.
Mi madre, al oírme bajar corriendo por las escaleras, me detuvo. Me preguntó que a dónde iba a esas horas de la noche, con tanta prisa y sin mediar palabra. Yo decidí pararme un par de minutos a explicarle que el causante de mi huida aquella noche era un chico al que tenía que encontrar y no la presión y la rigidez de ella. Jungkook bajó a ayudarme también, poniéndose una sudadera y dándome una de mis chaquetas. Tranquilizó a mi madre también diciendo que era un amigo suyo, aunque Jungkook decidió darle una pizca de drama diciendo que Suga estaba a punto de morirse. Después de lloriqueos por mi parte y súplicas por parte de mi hermano, mi madre nos dejó ponernos las zapatillas y marcharnos pasada la medianoche.
Eché a correr nada más pisar el jardín delantero, aunque me paré en seco y me giré para ver si mi hermano me seguía.
— ¡Jungkook, déjame tu teléfono! — Me lo lanzó, ya desbloqueado,con tanta fuerza que al cogerlo me hice daño en la palma de la mano. — ¡Imbécil! ¡no lances así tu teléfono! — le reñí.
Volví a marcar el número de Suga. Seis veces.
No respondió ninguna.
A la séptima empecé a preocuparme mucho, más aún cuando recordé que Yoongi me había dicho "te quiero". Debía de estar muy borracho, perdido, quizá sin un zapato, o vete tú a saber cómo. Se me formó un nudo en la garganta mientras seguía marcando su número, una y otra vez, sin respuesta alguna. Yoongi también me había dicho que las cosas iban a salir bien, y aunque aparentemente lo estaban, tenía un mal presentimiento.
Devolví el teléfono de Jungkook cuando ya hube llamado a Suga trece veces.
*****
Lo siento, tenía que hacerlo
Tenía que poner algo de drama o si no iba a explotar (?
Este capítulo tendrá dos partes, aunque no sé si seré capaz de subir la segunda mañana porque ando con exámenes ya y he comenzado las clases... En fin #praying
Quería daros las gracias porque hmt está en el #800ypico del ranking de fa fin en wattpad, y con la de fics que hay por estos lares, que esté ahí es todo un logro que me hace súper happy de la vida osea hello happy beautiful around The world 💁🏻♥️💕✨🦄🌺✨✨
Muchcichcichichichichichisimas gracias por el apoyo, los votos, los comentarios y todo en general! 💋♥️♥️
(Cara de yoongi)
Bai.♡
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