v e i n t i s é i s
Por primera vez, yo no era la que curaba a Yoongi, sino que era al revés. Era yo la que estaba sentada en la taza del váter; y era él quien, acuclillado en el suelo, desinfectaba con antiséptico y una gasa la herida de mis nudillos. Estaban rojos e hinchados del golpe. Suga hundió sus dedos en mi piel sin dar previo aviso. Chillé. Él chasqueó la lengua y se llevó una mano a la oreja. Yoongi me miró con su característica cara de asco.
- ¿Por qué gritas así?
- ¡Joder, me duele! ¿¡No crees que es obvio, imbécil!? - Le grité. La mano me dolía mucho y temía que la tuviera rota. Nunca había pegado un puñetazo a nadie, y menos tan fuerte como aquel. Por si fuera poco, mis huesos eran casi de cristal. Hasta una ráfaga de viento fuerte era capaz de romperme una pierna. Hice un puechero.- Me duele mucho... ¿y si tengo la mano rota?
Yoongi se carcajeó. - No seas exagerada. Está bien, mira, puedes hasta girar los ded...
- ¡No lo hagas! - Exclamé, deteniendo a Yoongi justo antes de que doblara mis dedos hacia arriba. Él fingió estar decepcionado y se levantó con un suspiro. - ¿Ya está?
- Tranquila, joder, eres una cagaprisas. - Se quejó. Volvió a acuclillarse a mis pies y comenzó a vendarme la mano, apretándola. Cuando empecé a gritar del dolor, Yoongi volvió a suspirar. Me dirigió una mirada amenazadora. - Hyesun, el vendaje tiene que apretarte, o si no es como si nada.
- Pero me duele...
- Hay cosas que duelen más. - Soltó, con demasiada amargura, consiguiendo que yo no protestara más.
No supe por qué pensé en la historia que me había contado Jimin, en esa historia que aparentemente era el motivo de la personalidad cambiante de Yoongi, en la chica, en su amor... Y lo relacioné automáticamente con sus palabras. Me pregunté si se referiría a eso. Al dolor que producido por la pérdida de alguien muy querido, al dolor psicológico en definitiva. Siempre había escuchado que las únicas heridas que no se curaban eran las que no se veían, y quizá por fin había llegado a entenderlo. Quise preguntar a Yoongi sobre la chica, sobre su turbio pasado en general, pero temía que saliera a la defensiva. Además, yo era una torpe que siempre metía la pata porque no sabía medir sus palabras, así que me abstuve de hacer cualquier comentario.
Le sonreí con dulzura cuando acabó de vendarme la mano. - Gracias.
Yoongi simplemente se encogió de hombros. Hizo ademán de irse, pero logré detenerle antes de que saliera del baño agarrándole fuerte de la muñeca. Quería preguntarle sobre la chica. Me miró entre sorprendido e irritado.
- ¿Qué?
- Eh... Nada. - solté demostrando lo estúpida que podía llegar a ser Jeon Hyesun a veces. Suga enarcó las cejas. - Quería asegurarme de que... Estás bien.
- Quiero dormir.
- Deja que vea tu herida. - dije, refiriéndome al corte de su abdomen. - Tendré que cambiarte el vendaje, no sea que se te infecte o algo...
Se rió. - Tú lo que quieres es que me quite la camiseta.
- Sí. O sea, no, a ver, digo yo que te la tendrás que quitar si... - Suga, de una manera u otra, se había deshecho de mi agarre y ya se encaminaba hacia la habitación. Me dejó con la palabra en la boca, literalmente. - ¿Dónde...?
- Buenas noches. - Sentenció. Se despidió de mí con un gesto y cerró la puerta de su habitación. No pasaron ni dos segundos cuando volvió a abrirla. Se asomó y se quedó unos segundos mirándome vacilante, con la boca semiabierta. - Oye, Hyesun. Tengo hambre.
- ¿Pretendes que te haga la cena?
- Sí. - Soltó con tanta sinceridad que llegó a ser cortante. Añadió una de sus muecas y encogió los hombros, otra vez. - ¿Qué pensabas que diría?
- No sé, podrías ser un buen novio y hacer la cena por una vez....¿no? -subí un par de octavas mi voz y junte las manos en mi pecho, rogando a Yoongi como si fuera una niña pequeña. Sabía que era lo único que funcionaba con él a la hora de conseguir las cosas, así que si era un poco insistente, a lo mejor veía por primera vez en mi vida a un peliverde cocinar. - No es justo, jo...
Se mordió el labio inferior para aguantar la risa. - ¿Quieres que queme la casa?
Suspiré. - Vamos, seguro que sabes cocinar algo.
- Creo que me mejor me voy a la cama...
Conseguí entrar en la habitación antes de que cerrara la puerta y conseguí espatarrarme en la cama antes que él. Amenazó con aplastarme, pero no me haría mucho, así que me quedé ahí. Tuvo que empujarme con tanta para echarme del colchón que acabó por darse por vencido y sentó al borde de la cama, suspirando cansado.
- Tienes que cenar.
- Ya estamos, ya estás creyéndote una madre. - bufó. - No voy a cocinar nada si es lo que pretendes.
- Bueno, haré yo la cena, porque sé que tienes hambre... pero con una condición.
Yoongi se giró para mirarme. Debía de saber perfectamente lo que iba a decir porque ya estaba dejando la mirada perdida en un punto del suelo. - ¿Qué voy a tener que contarte?
- El por qué de la discusión del otro día.
- No me acuerdo. - mintió.
- ¿Por qué querías que me fuera?- insistí yo. - Me dijiste que tenías una lista interminable de motivos para que me fuera, y no me diste ni uno. Quiero saberlos, Yoongi.
Él se rió amargamente. Negó con la cabeza como si no quisiera decirme nada, pero en el fondo sabía que no le quedaba otra. Dejé que el silencio inundara la habitación quedándome callada, observando cada pestañeo y cada movimiento de Yoongi, esperando una buena respuesta. El peliverde apretó los labios con fuerza y después dejó que se le escapara un suspiro de la boca.
- No me acuerdo.
Me recordé a mí misma que debía mantener la calma. - Yoongi... Dímelo.
- Lo pasado, pasado está.
- ¡Dímelo! - me acerqué a él, le cogí por los hombros y le agité en un intento de ser juguetona y de quitar hierro al asunto. - O te quedarás sin cena, tú verás. Y no solo por la cena, Yoongi, sino por nosotros. Sigo sin saber de ti todo lo que tú sabes de mi, así que creo que tenemos una deuda. ¿O no? Además, sé que necesitas desahogarte.
Suga suspiró por enésima vez. - Para algo está el alcohol.
- Vamos, dime un sólo motivo. Te quedarás a gusto y tendrás cena. Es como un dos por uno.
- Motivo uno: eres una puta pesada. Motivo dos: eres una pesadilla. Motivo tres: ¿he dicho ya que eres una pesada? - Soltó, irónico. Para irritarle más, me pegué a él y apoyé mi barbilla en su hombro. Yoongi bufó e hizo una mueca casi al instante. Yo sonreí. - Ya te los he dicho, ¿contenta?
- Dime los serios.
- Que no hay motivos y punto, Hyesun.
- Poooooorfaaaaa...
- ¿Qué coño quieres? - Bramó. Llegó a asustarme. - Te he repetido cosa de mil veces que lo pasado pasado está. Lo que pasó hace semanas se incluye dentro del pasado, y punto. Si sabes que hay algo, es porque alguien te lo ha dicho. Y si te lo ha dicho alguien, es que tiene que ver con mi jodido pasado, ese del que tanto quieres saber.
Comprendí lo que le pasaba a Yoongi. - Así que te duele recordarlo, ¿eh?
Se quedó en silencio, agachó la cabeza rendido y volvió a reírse de manera amarga y triste, pero enseñando los dientes. Yo le di unas palmaditas a modo de consuelo. Esperé a que él mismo se recuperara solo, con la cabeza todavía apoyada sobre su hombro y mis piernas cerca de sus costados. Seguramente le pasaban un montón de cosas por la cabeza.
- ¿Ahora te crees psicóloga o algo?
- Me viene de familia.
- Seguro que te ha contado ese estúpido de Jimin.
- No, - respondí rápidamente, guardando el anonimato de mi nuevo amigo lo mejor que pude. - sólo he supuesto que no quieres recordar. Es bastante fácil suponerlo teniendo en cuenta lo borroso que está tu pasado...
- A nadie le importa.
- A mí me importa.
Yoongi volvió a reírse. Siempre lo hacía cuando yo contestaba algo que él no se esperaba. Era como su forma de decir "touché". Me dieron ganas de abrazarlo, así que lo hice. Yo no le preguntaba, simplemente lo hacía cuando me daba la real gana, o cuando veía que Suga estaba un poco decaído, o cuando me parecía adorable. Yoongi me arrastró junto a él al centro de la cama. Sorprendentemente, y también por primera vez, Yoongi fue quien me abrazó como si yo fuera un peluche. Se quedó con la espalda apoyada en la pared, sentado, mientras que yo, contra su pecho, me quedaba quieta y callada escuchando todo lo que me decía, como si fuera una muñeca a que contaba todas sus penas y que luego no respondía.
- Quería que te fueras porque antes había otra tía...
Sonreí. Sabía el final de la historia, pero aun así le escuché. Me gustaba su voz y su forma de hablar, despacio, como si necesitara saborear cada palabra por muy agria o amarga que fuera. Yoongi acabó de contar la misma historia que me dijo Jimin, sin dar muchos detalles. Por cómo lo contaba, debía de haberla querido mucho, y eso, en el fondo, quizá por celos, me desgarraba el corazón.
- ¿Está abierto el turno de ruegos y preguntas? - Bromeé. Sabía que Yoongi empezaba a estar algo triste. Debía de dolerle demasiado el recordar a aquella chica. No contestó, pero me miró de mala manera.
- No he acabado, joder.
- Ah, perdón...
- Se me ha olvidado lo que iba a decir. - Me empujó. Yoongi se levantó de la cama. - Prefiero carne. Y si haces arroz, perfecto. Buena suerte con la cena.
- Pero me has contado la historia, no el motivo...
- Cállate. ¿Te parece poco?
- Bueno... sí.
- ¿En serio quieres saber el motivo?
- ¡Claro!
- Se está haciendo tarde, creo qie debería...
- ¡Yoongi!
Gritó frustrado, apoyó la cabeza contra la pared y se dio un par de cabezazos suaves, desesperado. Cuando hacía eso era porque le costaba decir las cosas, ya fuera porque eran excesivamente pastelosas para él o porque le resultaban demasiado estúpidas. Le animé -a mi manera, claro- acercándome a él dando brinquitos a su alrededor, irritándole el triple.
- Joder, que no quiero que te vayas, pero sé que vas a hacerlo. Por eso te dije que te fueras antes de que el daño fuera mayor. Sé que va a pasar lo mismo que con ella. Y no quiero volver a pasar por lo mismo, joder. Y que ya es tarde, que ya te quedas. Punto.
- ¿Tienes miedo de que yo sea igual que ella?
- Claro que sí, joder. La encontraron muerta por mi cul...
- No fue tu culpa, Yoongi.
- Pero si tú me dejas, será mi culpa. Soy un cabronazo. Lo sabe todo el mundo, tu hermano te lo ha dicho millones de veces. Te irás. Lo sé. Joder, admítelo. Te hartarás de mí y me dejarás.
Hice una mueca que pasó por sonrisa. Le abaracé. - No voy a dejarte, por muy cabronazo que seas. El ser cabrón es tu encanto.
Acerqué mis labios a los suyos, rápido, pero aún así unos timbrazos y unos golpes en la puerta del apartamento rompieron la magia. Los dos fuimos bufando a abrir la puerta, aunque Yoongi llegó antes que yo.
Era Hoseok. Y parecía urgente.
- Min Yoongi, dame absolutamente todo lo que tengas. Joder, lo que sea. Coca, chocolate, lo que sea.
- ¿Estás bien? - me atreví a preguntarle.
Yoongi dejó pasar a su amigo y me empujó hacia el pasillo.
- Vete a darte una ducha. - Ordenó lo más suavemente que pudo.
Claramente, había algo bastante obvio que no quería que viera. Aún así, hice caso a Yoongi y me metí en la bañera.
*********
No tengo mucho que decir
Sólo que disfrutéis y que comentéis💕💕
Os kiero xd xd
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro