No podía parar de morderme las uñas de mis manos. Me sentía un poco nerviosa y el sonido del segundero del reloj de pared más nerviosa me ponía, era el único que se sentía en toda la habitación.

— Que rara eres— dirijo mi mirada hacía él, sin poder ver bien sus rasgos, la lámpara no iluminaba lo suficiente— Cuando necesito que hables te tragas la lengua.

— Es que...

— Trabajo en una empresa de entretenimiento y en ocasiones soy profesor de piano— responde la pregunta que le hice esta mañana— ¿Y tú?

— Soy... soy científica y en ocasiones profesora de ciencias en la universidad.

— Con razón esa pinta de nerd.

— Pues sí...

Otra vez solo se escucha el segundero del reloj, otra vez en silencio. Subo mis pies al mueble y los abrazo, siento su mirada.

— ¿Q-qué?

— Estás nerviosa— ríe.

— Un poco.

— Tu querías que me quedara.

— Porque me da miedo la oscuridad pero usted mal interpretó y por eso estoy nerviosa, cree que me le estaba insinuando.

— Lo hacías, no me engañas.

— ¡No lo estaba haciendo!

— Lo has hecho desde que llegaste a esta casa, siempre sonriéndome y llamando a mi puerta, incluso ya invadiste mi casa— este chico está logrando sacarme del paso.

— No era insinuación, lo hacía... Lo hacía porque quería ser amigable.— ríe otra vez.

— Amigable, claro.

— Ugh ¿por qué no me crees?

— Porque en tu estado yo haría lo mismo— se pone de pie.

— ¿Qué estado?¿De que hablas?

— Llamaré a la agencia, al parecer no tomaron en serio tu llamada.— y sale sin responder mis preguntas.

Es tan...ahhh, maldita sea, me saca de quicio. ¿De que estado hablaba? Yo no estoy en ningún estado ¿o si?

En el sofá me quedé dormida y cuando abro mis ojos ya era de mañana. Me levanto a comprobar si ya había electricidad y si, ya estaba de regreso.

Después de vestirme y de desayunar, salgo de casa con la disposición de ir a trabajar y fue sorprendente ver a mi guapo y pesado vecino, recostado a mi auto, parecía esperarme.

— Buenos días— lo saludo quitando el seguro del auto.

— Anoche por tu causa no pude descansar las horas apropiadas por eso tendrás que llevarme hasta la parada de ayer, dormiré mientras tanto.— abre la puerta y entra sin esperar respuesta a cambio de mi parte.

— Vale— me siento como una idiota, pero no me importa mucho mientras me acerque más a él.