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1.


—No señora, ni locos nos iremos a vivir juntos— dije firme con las manos en la cadera.

—¿Te pregunté si querías?— espetó Jolene agitando las llaves en su mano.

—¡Yo tampoco quiero mamá!— le gritó Jenni a Carmen mientras sacudia sus brazos— en casa tengo todos mis videojuegos, mis consolas, mis mangas, mi—

—Cuando seas madre todo eso valdrá verga así que deja de actuar como una niña, ya tienes diecinueve años— la regañó apartándose de ella.

—¿Y que se supone que logran haciendo que nos vayamos a vivir juntos?— señalé hacia fuera— porque el amor no nace si lo fuerzan, no crean en sus novelas.

—Ma...teo— Jolene se llevó los dedos a las sienes— ¡Ya te he dicho que te quites esa camisa!— retrocedí asustado y miré hacia abajo, ni siquiera recordaba cuanto tiempo llevaba usando la camisa pro-aborto.

—Ni siquiera se irán lejos, la casa que adquirimos es la de al lado— se burló Carmen y los dos compartimos una mirada de confusión.

—Eso solo es una casa pero ustedes dos se encargarán de convertirlo en un hogar acogedor, para el bebé, ¿Entendido?

Jennie resignada asintió, me volví hacia ella y pose mis manos en sus hombros— ¿Que te pasa? No tienes que rendirte tan fácilmente, tenemos que luchar por esto que sentimos...este...este odio— en ese momento ví algo en sus ojos, compartíamos el mismo sentimiento...no queríamos al bebé, estábamos tristes y a la vez enojados por nuestra torpeza, suspiré profundamente rindiéndome —¿Cuando quieren que nos vayamos?

—Cuando ustedes lo decidan— nos sonrió Carmen.

—No, ellos no querrán irse, empaquen sus cosas ahora y se irán en dos días— ordenó mamá y se fue a la cocina— Jenni ven cariño, te haré un poco de puré de papa— ella se dirigió hacia allí y la seguí.

—¡Oye ni siquiera a mí me preparas eso!— me quejé sentándome en el comedor.

—Porque no te gusta, pendejo— respondió sin darse la vuelta y yo reí avergonzado al recordarlo.

—Que lindo— pronunció Carmen sentándose a mí lado— cuando el niño o niña crezca podrán enseñarle la foto que les tome luego de que lo hicieron— suspiro viendo hacia arriba con sus manos juntas.

—¿Saben que es lo peor de estar embarazada?— preguntó Jenni.

—¿Las náuseas?— preguntó Carmen.

—¿Los dolores de cuerpo?— preguntó mamá.

—¿Estar embarazada?— pregunté yo.

—No— negó con la cabeza— es compartir tu comida con alguien más, saber que la mitad de lo que comes o quizás más será para el monstruito que llevas dentro y no para ti.

—Estoy de acuerdo— apareció de no sé dónde sentado a su lado— por eso jamás tendré hijos— apoyo su mentón en la mano.

—Como si pudieras— bufé.

—¿Qué?— preguntaron las tres al unísono y yo negué con la cabeza.

Un delicioso aroma se hizo presente en toda la cocina y mi mamá llevo unos platos a la mesa.

—Para mi bebé— sonreí ansioso y ella me pasó de largo para poner la comida frente a Jenni— puré de papas y toma— puso un plato con nuggets de pollo frente a mí.

—¿Ya no soy tu bebé?— mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas y me lleve un nugget a la boca— ¿ya no me quieres?— pronuncié con la boca llena, alcé la vista y todos me veían confundidos.

—Ay que lindo— Carmen apretó mi cachete— te están afectando las hormonas.

—Te diría que te está pasando como a tu padre pero ni siquiera sabía de tu existencia— dijo mi madre entre carcajadas.

—Marica— se burló Jenni que estaba sentada frente a mí, metí mi mano en su puré y saqué un puñado para pegarselo en la frente— ¡Mamá!

—Mama— la imite y le saqué la lengua ella hizo un puchero y alargó su mano para meterla en mi plato pero lo quité a tiempo y corrí hacia la sala mientras me seguía.

Y ahí dio lugar uno de los enfrentamientos más sangrientos de mi vida, un sillón nos separaba, los dos viéndonos con los ojos entrecerrados, una música ninja de fondo, todo el ambiente gritaba guerra.

—Ok, el que cae al suelo primero será el perdedor, ¡Empiecen ya!— sopló un silbato y dejé el plato en la mesita junto al mueble, lo rodeé y le hice una llave en el cuello para hacer que cayera de espalda en el sillón.

—No— ahogo un grito y en una maniobra se dio vuelta y quedó encima de mí, luchabamos con nuestras manos y tomé impulso hasta hacerla caer al suelo.

—¡Gané!— grité victorioso alzando las manos cuando de repente se escuchó el llanto de un bebé, me volteé asustado y Jenni seguía en el piso— ¡Ah! ¡¿Te lo saqué?!— me acurruque a su lado y la ayude a levantarse.

—JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA— La Muerte se puso frente a mí con su teléfono en la mano— Hubieras visto tu cara— reia fuertemente. El había puesto el sonido de bebé.

—¡Dejen de pelear!— nos regañó Carmen desde la cocina— ¡Si tanto tiempo tienen para pendejear mejor vayan a empacar sus cosas!

—Dios, no es como si fuera la gran cosa— me quejé.

—Tengo una idea— susurró Jenni y me jaló hacia el rincón de la sala— vamos a incendiar la casa de al lado.

—Oh, no está mal— pensé sujetando mí mentón con mi mano— y yo "accidentalmente" por salvarte a ti y a nuestro hijo me tropiezo y me quedo adentro y entonces muero.

—Perfecto, los dos ganamos— nos volteamos sonriendo maliciosamente y ahí estaban nuestras madres de brazos cruzados.

—¡Jolene con la escoba no!— grité mientras corría hacia mí cuarto y me encerraba en el mismo.

—¡Salid hijo de puta! ¡Salid con la cara destapada!

—¡Pero si soy tu hijo!— me burlé sentándome en la cama.

—¡¿Me llamaste puta?!— preguntó ofendida y yo solo reí.

Escuché como despedia a Carmen y a Jenni para luego venir a mi cuarto, estaba acostado en el suelo usando los brazos como almohada.

—Tenemos que hablar— me dijo dando un paso en mi estómago haciendo que soltara un quejido.

—¿Acaso no hemos hablado todo el día?— inquirí pasando mi mano por mi desinflado estómago.

—Sientate— señaló la cama mientras ella tomaba asiento en el escritorio.

—¿Qué?

—Vas a hacerlo bien Mateo.

—Gracias...pero ¿Que es lo que haré bien?

—Ser padre. Sé por experiencia que no es algo fácil y rogando a Dios no salga tan pendejo como tú— rodó los ojos— en este momento puedes estar odiando tu vida...

—¿Acaso alguna vez no la odié?— bufé.

—Callate. Detestas el simple hecho de saber que tendrás que criar a alguien pero créeme, cuando tengas a esa pequeña personita en tus brazos todo tu mundo se reducirá a ella, cuando veas sus ojitos y la inocencia en ellos querrás que te vean como a la mejor persona del mundo y entonces intentarás serlo, al menos para tu pequeño hijo— sonrió cálidamente.

—Pero tú nunca has tratado de ser la mejor persona para mí— le reproche.

—¿Acaso dije que yo sentí eso cuando te ví?— a tu mi boca ofendido— acabo de ver un vídeo motivacional en Youtube.

—Vaya, vaya— me recosté en la cama.

—Suerte hijo, te amo—dicho esto último salió de la habitación.

—Mmm, ¿Será un mal momento para intentar la suicidacion?— me pregunté.

—Siempre es un mal momento, empaca tus cosas y mañana empezamos con el trabajo sucio.

—¿Y si no quiero?

—Ay Mateo, si yo te digo algo tú no tienes el derecho de decidir si quieres o no quieres, ¿ok?— se encogió de hombros y desapareció.

Mmm...bueno, esto empezó antes de lo que esperaba.

¿Quieren que adjunte fotos de el grupo de Los Sanadores en cada capítulo? Aunque a mí me encanta que ustedes lo imaginen como se les venga en gana pero ya que una chica lo pidió aquí está como yo imagino al líder.

Ashgard Batu.


Los aguacate ❤️

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