Nueva propuesta
Se había vuelto costumbre entre ambas la ayuda por parte de Sana cuando Tzuyu tenía erecciones espontaneas, o algunas veces causadas por ellas mismas.
Ambas lo disfrutaban a decir verdad, Tzuyu siendo satisfecha con las manos de Sana y esta última desfrutando de ser la causante de los orgasmos de su prima.
Sin embargo, después de un tiempo Tzuyu ya no quería que Sana lo hiciera, pues creía que su prima no estaba recibiendo nada a cambio y lo último que quería era ser una molestia para ella.
Así que ese viernes de pijamada decidió ocultar su erección de su prima, lo cual no había sido para nada fácil, pero finalmente las luces se habían apagado y estaban por dormir sin que la mayor se hubiese percatado del problema que su prima tenía en los pantalones.
Y justo cuando Tzuyu creyó que se iban a dormir mientras Sana le daba la espalda sintió como esta abrazada sus brazos y tirana de ellos para acercarla más a su cuerpo.
Inevitablemente su miembro tocó el trasero de Sana y Tzuyu maldijo mentalmente mientras suplicaba que la contraria no sintiera su erección.
Sin embargo, Sana soltó una risita al sentir la erección de Tzuyu presionarse entre sus nalgas.
Ya se le hacía raro que ella no hubiera tenido una erección esa noche, así que pasando su mano por detrás de su cuerpo sintió lo rígido que se encontraba el pene de Tzuyu.
Entonces se dió vuelta para quedar frente a su prima.
—¿Por qué no me dijiste que tenías una erección?— Sana preguntó jugando con el elástico del pantalón de pijama de Tzuyu.
—Hoy no tienes que hacerlo— Tzuyu contestó con la cabeza gacha mientras sentía la mano de su prima adentrarse en sus pantalones.
Entonces Sana se preocupó al verla así de decaída. Temía haberla hecho sentir incómoda, por lo cual retiró enseguida su mano de los pantalones de Tzuyu.
—Oye, ¿Estás bien?— Sana preguntó preocupada —Lamento si estoy siendo algo intensa contigo, no era mi intención incomodarte.
—No, Sana, no es eso— Tzuyu se apresuró en aclarar.
—¿Entonces?— La mayor seguía preocupada.
Y Tzuyu suspiró.
—Siento que esto no es justo para tí.
—¿De qué hablas?— Sana no entendió.
—Siempre soy yo la que recibe placer y tú no obtienes nada a cambio, no quiero ser una molestia con esto o que te sientas obligada a satisfacerme cada vez que tengo uno de estos problemas.
Y mientras hablaba, debido a la falta de atención y a la mente despejada la erección de Tzuyu comenzó a bajar por sí sola.
Sana al notarlo se apresuró en meter la mano bajo los pantalones de Tzuyu para volver a levantar por completo su miembro con caricias.
—Mira, esto no es una molestia para mí— Sana habló mientras acariciaba la punta mojada del pene de Tzuyu —Me gusta hacerlo— La mayor aclaró envolviendo en su mano el miembro de Tzuyu para comenzar a frotarlo de arriba a abajo —Pero podemos hacer algo diferente para que yo también disfrute, ¿Eso te haría sentir mejor?
Tzuyu asintió.
Y entonces Sana sacó su mano del pantalón contrario.
—¿Qué planeas hacer?— La menor preguntó curiosa.
—Te tengo una nueva propuesta— Sana informó levantándose de la cama con dirección a su mochila para traer el preservativo que le habían dado en la escuela y que no había sacado desde ese miércoles que lo recibio.
Entonces Tzuyu abrió los ojos sorprendida.
¿Realmente Sana haría eso que creía? Tzuyu no estaba segura, pero esperaba que realmente lo hicieran.
Así que se mantuvo expectante cuando la vió volver hacia su cama y la hizo sentarse a la orilla de esta.
Los ojos de Tzuyu no se separaron de las manos de Sana cuando esta comenzó a bajarle los pantalones hasta deshacerse de estos y con cuidado abrió el empaque del preservativo.
—Tú sabes cuál es esa forma de satisfacerme, ¿Cierto?— Sana preguntó recibiendo un asentimiento como respuesta —¿Y estás de acuerdo con eso?— Otro asentimiento le dió el visto bueno a Sana —Bien.
Y sin más comenzó a colocárselo.
A decir verdad lucía algo torpe, pero con esfuerzo lo logró a pesar de que sus manos terminaron llenas de lubricante del preservativo.
Seguidamente Sana comenzó a deshacerse de su propia ropa y automáticamente los ojos de Tzuyu se abrieron con sorpresa, pues jamás había visto desnuda a su prima.
Sana yacía en ropa interior y poco a poco comenzó a bajarse las bragas avergonzándose un poco en el proceso al sentirse tan expuesta.
Y una vez se deshizo de aquel trozo de tela tomó lugar a horcajadas de las piernas de Tzuyu frotando sus intimidades en el proceso.
Un jadeo por parte de ambas se hizo presente.
Automáticamente las manos de Tzuyu se posaron en las caderas de Sana para poder sujetarla y evitar que se cayera.
Sus respiraciones se aceleraban al igual que sus corazones, pues nunca antes habían llegado tan lejos y ahora que lo habían hecho no encontraban la manera de dar el siguiente paso.
Entonces Sana se restregó suavemente sobre Tzuyu sacándole un gruñido en el proceso, y sin más se levantó levemente para intentar meter el miembro de la contraria a su intimidad.
Pero no pudo hacerlo, pues apenas sintió la punta comenzar a abrirse paso dentro de ella un dolor realmente fuerte le impidió continuar.
Había soltado un pequeño gemido por eso, pero tomó un respiro y volvió a intentarlo.
De nuevo nada.
Parecía que era muy grande para ella.
Entonces respiró hondo y comenzó a acariciarse ella misma para aumentar sus fluidos y poder meterse un dedo.
Era sumamente doloroso, jamás lo había hecho.
Pero con el paso de los minutos pudo acostumbrarse a aquel intruso en su intimidad y entonces agregó otro dedo con cuidado.
Dolía demasiado que incluso creyó que no podría llegar a disfrutar algo como eso, pues ni siquiera podía meterse por completo el segundo dedo a causa del dolor.
Entonces lo mandó todo al carajo y sacó sus dedos algo exasperada soltando un pequeño gemido en el proceso.
Y dando una gran bocanada de aire comenzó a descender por el miembro de su prima soltando leves jadeos a causa del dolor.
A decir verdad a Tzuyu le estaba gustando esa sensación de sentir el interior de Sana abrazar su miembro con fuerza, sin embargo, ella no podía disfrutarlo completamente al ver a su prima gemir de dolor y dejar caer un par de lágrimas por sus mejillas, lo que menos quería era lastimarla y no podía evitar sentirse culpable por eso.
Y una vez que el pene de Tzuyu estuvo completamente dentro del interior de Sana esta se dejó caer contra el hombro de su prima y comenzó a llorar.
Entonces Tzuyu se alarmó, ella no quería hacer llorar a Sana.
—Oye, ¿Estás bien?— Tzuyu preguntó acariciando con suavidad la espalda de su prima.
—No— Sana soltó con un sollozo.
—Podemos detenerlo si quieres— La menor ofreció recibiendo una negación como respuesta.
Entonces simplemente esperó a que Sana se tranquilizara mientras continuaba acariciando su espalda.
Y sin previo aviso Sana comenzó a dar brinquitos sobre su prima haciendo su miembro salir un poco y entrar nuevamente en ella.
Los primeros gemidos que Sana soltó fueron de dolor, pero poco a poco se fue acostumbrando hasta sentir placer en cada brinco que daba.
Tzuyu no pudo evitar gruñir a causa de lo bien que se sentían los movimientos de Sana sobre ella y comenzó a guiarla sujetando con fuerza sus caderas para hacerla subir y bajar más rápido.
Era realmente placentero para ambas y sin poder retenerlo ambas dejaron ir su orgasmo sintiendo como el condón se llenaba del semen de Tzuyu.
Y una vez que sus espasmos acabaron Sana se levantó para poder ayudar a Tzuyu a sacarse el condón sin hacer tanto desastre, y finalmente lo ató con un nudo para tirarlo en el baño.
Al regresar notó a Tzuyu comenzar a poner su pijama y entonces la detuvo.
—Oye, creí que continuaríamos con esto.
—Pero... Ya usamos el condón— Tzuyu respondió algo aturdida.
—¿Por qué no traes el tuyo?— Sana preguntó notando una pequeña mueca de aflicción en el rostro de su prima —A tí también te dieron uno, ¿En dónde está?— Sana volvió a preguntar.
—Yo...— Tzuyu se sintió avergonzada de responder —Ya lo usé.
—¿Qué? ¿Con quién?— Sana intentó ocultar su enojo.
—Lo inflé como un globo y jugué con él en la escuela— Tzuyu confesó cubriendo su rostro por la vergüenza.
Y Sana se golpeó la frente soltando una pequeña risita de alivio.
—¿Por qué hiciste eso?— Habló aún entre risas.
—Mis amigos también lo hicieron— La menor respondió mientras seguía muriendo de vergüenza.
—Bueno no importa, ya conseguiremos más en el futuro— Sana le restó importancia colocando su propia pijama para finalmente entrar a la cama con su prima.
A decir verdad se sentía algo frustrada, pero al menos había disfrutado un poco de la nueva experiencia.
Y sin más ambas terminaron por dormir una vez que colocaron sus pijamas nuevamente.
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