7
Con el pasar de los días, Sana creyó que su madre finalmente la había perdonado, puesto que los insultos se habían detenido y había comenzado a tratarla mejor.
Sana pensaba que tal vez se debía a que ella estaba enferma o simplemente había decidido olvidar el reciente problema que tuvieron.
Sin embargo todo cobró sentido esa mañana que su madre entró a su habitación con una extraña sonrisa en el rostro.
Sana no entendía a qué se debía, pero decidió no tomarle gran importancia hasta que hubiera escuchado lo que su madre tuviese por decir.
—Mira, sé que fuiste muy irresponsable e idiota, pero entiendo que todos cometemos errores, por lo que encontré una forma de resolverlos— La mujer adulta informó con una sonrisa.
Y en el rostro de Sana apareció una mueca de confusión.
Ahora tenía miedo.
—Encontré un buen marido para tí— La mujer soltó sin más.
—¡¿Qué?!— Sana se alarmó.
Y en ese momento realmente deseó tanto haber estado embarazada de Tzuyu.
Porque era mil veces mejor vivir a su lado con un bebé no planeado que ser obligada a casarse con un hombre.
Ella no podía casarse con alguien que no amaba, no quería casarse por obligación cuando debía ser por amor.
Sana realmente no quería nada de esto.
Sin embargo, ninguna palabra salía de su boca. Porque por más que quería protestar el shock era más fuerte.
—¿Recuerdas a ese chico, Yuta?— Su madre volvió a hablar al verla así de impactada —El muchacho que ha intentado cortejarte por mucho tiempo— Sana asintió ante la aclaración de su madre aún sin poder decir nada —Hemos decidido que vas a casarte con él.
Y entonces el habla volvió a ella.
—¡Pero él no me gusta!— Sana protestó.
Y a decir verdad, a Sana no le gustaba ningún hombre, además, ella amaba a Tzuyu, pero no podía decir eso cuando su madre era tan homofóbica y además de eso Tzuyu era su sobrina.
—No me importa si te gusta o no, es lo mejor que puedes hacer después de casi arruinar tu vida de esa manera tan estúpida— La adulta atacó.
Y Sana solo agachó la cabeza. Parecía que no había nada por hacer, porque de cualquier manera Tzuyu no iba a contactarse de nuevo con ella.
Así que esa misma tarde Sana fue obligada a asistir a una cita con Yuta.
Mientras tanto Tzuyu no dejaba de idear planes para salir de Corea e ir a buscar a su familia. Porque ella creía que debía encontrar a Sana y a su bebé ya que a pesar de no haber planeado tener un hijo el hecho de que fuera de ella y de Sana la hacía sentir ese anhelo de estar a su lado.
A Tzuyu no le importaba dejar atrás muchas cosas si eso significaba tener un futuro al lado de Sana, porque realmente la amaba sin importar que ante los ojos de las demás personas estuviera en un completo error.
Porque su familia había repudiado el hecho de que ella amara a su prima, pero al final de todo esa chica era el amor de su vida y no entendía cual era el error de amar a alguien como lo era Sana, estaba conciente de que llevaba su sangre, pero también estaba conciente de que lo que sentía era amor, y no iba a sacrificar su felicidad por lo que su familia creyera de ella.
¿Estaba loca?
Probablemente, llegó a pensar.
Pues sus padres le decían que había sido un acto enfermizo haberse acostado con su prima, pero ella no se arrepentía de nada, ella amaba a Sana y si pudiera regresar el tiempo no cambiaría nada de lo que vivió a su lado.
Ella estaba castigada.
Aún siendo una adulta de 22 años no pudo hacer nada cuando su madre le prohibió salir de su habitación, ni siquiera podía salir por comida o agua, su madre le llevaba lo esencial.
Y Tzuyu podía asegurar que si continuaba así realmente se volvería loca como su familia afirmaba estaba.
Pero debía mantenerse cuerda, a pesar de llevar semanas encerrada en esas cuatro paredes.
Ella debía ser fuerte y encontrar una manera de escapar de ahí para encontrar a Sana, porque aún tenía la esperanza de poder volver a verla, a pesar de que había perdido la noción del tiempo al no haber vuelto a salir de su habitación desde el día en que su madre la separó de su prima.
Tzuyu ya ni siquiera se sentía viva, su celular se le había quitado y no podía hablar con nadie.
Solo existía en su habitación y algunas veces se quedaba sin comer por haber perdido el apetito, ella ni siquiera sabía si lo que le llevaban era un desayuno o una cena, la oscuridad de su habitación no le permitía conocer la noción del tiempo.
Y entonces notó que una noche su madre había olvidado cerrar con seguro su habitación después de llevarle su cena.
Así que esperó a que sus padres se fueran a dormir para intentar salir de ahí.
Entonces cuando las luces se apagaron por completo y sus padres entraron a dormir a su habitación Tzuyu decidió llevar a cabo el plan que había ideado en todo este tiempo que no pudo salir.
Y abriendo la puerta de su habitación casi dejó una lágrima caer al sentir nuevamente como era estar fuera de esas cuatro paredes.
Pero fue fuerte y continuó su trayecto con dirección al primer piso para buscar entre las pertenencias de sus padres las tarjetas de estos. Y una vez que las tuvo salió de casa sin nada más que su celular, el cual encontró arriba de el refrigerador.
Corrió lo más rápido que pudo hasta haberse alejado de su casa y tomó dirección al aeropuerto para comprar un boleto con dirección a Osaka Japón utilizando el dinero en efectivo que había tomado de su casa. Porque todavía no podía usar las tarjetas, esas las usaría hasta el siguiente día muy temprano en la mañana antes de que sus padres encontraran su habitación vacía y cancelaran las tarjetas que había tomado, porque no podía arriesgarse a que el banco enviara una notificación de retiro y que sus padres se dieran cuenta desde ahora que ella había salido de casa.
Y en unas cuantas horas finalmente pudo sentir la brisa de Osaka impactar suavemente contra su rostro cuando ella bajó del avión.
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