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6

El ambiente se había tornado más tenso de lo que se encontraba gracias a la llegada de la madre de Tzuyu.

Y ambas chicas, a pesar de haberse estado gritando mutuamente hace apenas unos segundos, ahora ninguna de las dos decía nada.

—Voy a volver a preguntarlo, ¿Quién está embarazada?— La mujer esperaba que todo fuese un gran mal entendido.

Su hermana la odiaría si su hija regresaba embarazada a Japón.

—Yo no— Sana negó completamente asustada sujetando en su mano su reciente prueba de embarazo.

Entonces la mujer comenzó a unir los puntos al ver una caja de preservativos sobre la cama de su hija y notar que Sana tenía en la mano aquella prueba.

—Ustedes dos...— La adulta comenzó a negar con la cabeza totalmente en shock por lo que acababa de descubrir.

—Mamá, no es lo que crees— Tzuyu intentó tranquilizarla.

—Tú, Chou Tzuyu, ¡¿Te acostaste con tu prima?!— La mujer señaló a su hija con el dedo.

—¡No! Mamá, ¿Qué clase de persona me crees?

—Minatozaki Sana, tú no te atrevas a mentirme, ¡Ustedes dos se acostaron!

—Por supuesto que no— Sana negó ante las acusaciones de su tía.

—Entonces, ¿Por qué carajos tienen esto?— La adulta le arrebató la cajita de la prueba de embarazo a su hija.

Y al hacerlo el papelito con las instrucciones de uso cayó desde la cajita al piso.

Entonces Sana fulminó a Tzuyu con la mirada al notar aquello.

Todo este tiempo Tzuyu tuvo el instructivo.

—Minatozaki, dame eso— La mujer extendió su mano para que Sana le entregara la prueba de embarazo.

—No— Sin embargo, Sana se resistió poniendo la prueba tras su espalda para que la adulta no pudiera tomarla.

—Sana, ¡Dame eso!

Y entonces Sana quebró la prueba tras su espalda para que la pantalla se apagara sin mostrar el resultado, aunque por desgracia se había cortado levemente la mano al hacerlo.

Y cuando su tía le arrebató la prueba notó que estaba rota, entonces su enojo creció al límite y explotó.

—¡Hoy mismo te largas de mi casa! Comienza a empacar tus malditas maletas porque vas a regresar a Japón esta misma noche.

—¡Mamá, no!— Tzuyu pidió asustada, no quería que la alejaran de Sana en estas condiciones.

—¡Y tú no te atrevas a decir ni una mierda!— Soltó una bofetada al rostro de su hija —Es tu prima, ¡¿Cómo pudiste?!— La mujer no podía entender cómo había sucedido todo esto —¡Dije que comiences a recoger tus cosas, Minatozaki!

Y Sana dió un brinquito por el grito hacia su persona. Entonces empezó a empacar sus maletas sintiendo los ojos picar por las lágrimas acumulándose en ellos.

—Sana, te prometo que...— Tzuyu quiso hablar.

—No prometas nada— La madre de Tzuyu la interrumpió y dirigió su mirada a Sana —Tzuyu no se hará cargo de nada porque ustedes nunca se acostaron, ¿Entendido?— La mujer amenazó para que ningúna de las dos mencionara nada de lo que había pasado.

Y después del asentamiento temeroso de Sana, la mujer salió de la habitación dejándo solas a las chicas.

—Sana, bebé, no sabes cuanto lo siento— Tzuyu habló una vez que su madre se había alejado lo suficiente de su habitación.

—Mejor no digas nada— Sana soltó enojada mientras empacaba sus maletas y se aguantaba el ardor en la cortada de su mano.

—Sana, por favor, perdóname, cariño...

—¡Te dije que no hables!— La mayor la regañó y continuó haciendo sus maletas.

Esa misma tarde, Sana fue llevada al aeropuerto por sus tíos para regresarla a Japón lo más pronto posible.

Y ambas rompieron en llanto al ser separadas de esa forma tan cruel, porque a pesar de todo ambas sabían que amaban a la contraria, pero tenían miedo de no ser correspondidas, por lo que habían mantenido sus sentimientos en secreto.

Sin embargo ahora eso parecía no importar en absoluto, porque tal vez estaban siendo separadas para siempre.

Y entonces Tzuyu vió a Sana partir de Corea a obligación de su madre quien le recalcó inumerables veces que no intentara contactarse nuevamente con su hija.

Sin embargo, la adulta al no confiar ciegamente en ellas, obligó a Tzuyu a bloquear de todas sus redes sociales a Sana y por si acaso eliminarlas para que tampoco Sana pudiera contactarla de nuevo.

Y de igual manera, el número telefónico de Tzuyu fue cambiado esa misma tarde.

La taiwanesa no podía soportar la idea de saber que había sido obligada a abandonar a Sana y a su bebé, se sentía una persona horrible y se arrepintió tanto de haber discutido con su prima el último día que se vieron.

Mientras tanto en Japón, cuando Sana regresó a casa con su madre, esta la llevó de emergencia al hospital para hacerle una prueba de embarazo de la cual se le estarían entregando los resultados después de un par de días.

—No puedo creerlo, Sana— Su madre soltó con decepción. —Con quien te acostaste, ¿Eh? ¿Acaso lo conozco? Claro que no porque seguramente fue en Corea, sí, tuvo que haber sido ahí porque mientras estabas aquí en Japón yo me encargué de cuidarte bien.

—Lo siento— Sana soltó con la cabeza gacha sin decir quién había sido la persona con la que se estuvo acostando desde los 17 años.

—¿Quién es ese bastardo? ¡Responde, Minatozaki! ¿Quién fue el bastardo con el que te estuviste acostando?

—No fue nadie— Sana soltó temerosa.

—Maldición, Sana, no eres la virgen María para creer que te embarazaste sin haberte acostado con alguien. ¿Al menos sabes quién es el padre?

—No— Sana negó, pues a pesar de solamente haberse acostado con su prima en toda su vida ella no iba a poner en riesgo a la chica que amaba revelando que ella la había embarazado.

—Lo que me faltaba, mi hija siendo una cualquiera— La madre de Sana soltó con desprecio —Yo sabía que no era buena idea mandarte de vacaciones a Corea con mi hermana.

Y el resto de la tarde fue igual, la madre de Sana no se cansaba de denigrar a su propia hija escupiéndole toda clase de insultos que se le ocurrían y así se mantuvo hasta que el día de la cita para ir por los resultados de Sana llegó.

Tanto Sana como su madre habían entrado juntas, listas para recibir la obvia noticia, pero se sorprendieron cuando el doctor dijo que Sana no estaba embarazada.

—Ella no está embarazada, la ausencia de su periodo se debe a un repentino déficit calórico— El doctor informó —En palabras más simples, Sana está perdiendo peso muy rápido y esto trajo consecuencias, si bien su hija no está embarazada hay una mala noticia, los examenes de sangre indicaron que ella es anémica y hasta que no comience a cuidar de su salud puede que su periodo no regrese, lo cual puede causar mayores consecuencias a largo plazo, así que necesitamos que siga la dieta que le armamos y suspenda la actividad física por un tiempo, porque hacer ejercicio es bueno, pero hacerlo en exceso puede llegar a ser perjudicial.

El doctor continuó explicando y Sana no pudo evitar sentirse como una completa idiota, había arruinado todo solo por su tonta obsesión de querer entrar en un estandar irreal que la sociedad le había impuesto, y aquello solo había traído problemas a su vida.

Había perdido a la chica que amaba y su salud estaba mal solo por sus tontos caprichos, realmente se sentía como una tonta.

Así que quiso contactarse con su prima para explicarle que todo había sido una falsa alarma, pero al intentarlo notó que Tzuyu había eliminado cualquier medio de contacto que solían tener.

Y cuando comenzaró a creer que Tzuyu la odiaba recordó que su tía les había dejado en claro que no volvieran a comunicarse, pero a pesar de saber aquello ya no había nada que hacer, estaba sola y no podía hacer nada más que lamentarse por haber sido tan descuidada en muchos aspectos.

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