III/JK
La luz de la habitación me cegaba, sumándole que el color de las paredes era blanco, no veía nada más que la luz blanca.
Retiré mi vista de aquella luz, hasta pasarla por aquel monitor que controlaba mis latidos, genial otra recaída.
Mis pulsaciones, iban de acuerdo a como yo me sentía, las pulsaciones eran rápidas provocadas por el miedo que se extendía en mi pecho, por alguna razón me sentía más inseguro estando ahí.
Volví a repasar todo, la intravenosa conectaba mi ombligo, no lo dejaba libre, luego estaba la insulina conectado al otro lado de la intravenosa, el dolor que me provocaba era insoportable hasta cierto punto de nublarme la vista.
Con los ojos borrosos volví a ver hacia la puerta de manera tan rápida, que pude sentir un leve crujido en mi cuello, no me sorprendió encontrar a aquella señorita, vestida más bien de puta que de la enfermera que quería intentar aparentar. Ella estaba con una tabla entre sus delgados brazos, comencé a sentir punzadas dolorosas en mi cabeza, debió de ser por el brusco movimiento que realice al moverla, pero no me importa, quería morir.
Mi cabello castaño seguramente se encontraba despeinado.
Sentí dos pares de ojos viéndome, por vergüenza tape mi pecho y estómago -los cuales claramente estaban desnudos- por la intravenosa que estaba conectado a mi ombligo, no estaba vestido desde mi cuello hasta mi abdomen. Al sentir el contacto de la tela de la sábana con la aguja, no pude evitar soltar un gemido de dolor.
-¡Qué bueno que despertaste, muchacho! -ese era mi doctor el señor Kim-
El doctor portaba la típica bata blanca y el estetoscopio, pero lo que me extrañó fue ver su mano acariciar el trasero de la enfermera.
El vio la dirección de mis ojos, no pude evitar sentirme de cierta forma incómodo por estar ahí si tan solo la maldita diabetes no me estuviese consumiendo por completo.
Retiro su mano, como si la piel de aquella chica, -con uniforme que apenas dejaba a la imaginación, cabe resaltar- como si su piel quemase, ella dirigió la mirada más ofendida que pude observar en mis 16 años de vida.
El doctor Kim, una persona carismática y feliz, muy tierna y trabajadora, por lo que yo se, está casado con la mejor abogada de todo Korea y tiene un hijo, su cabello esta manchado, obviamente de diversas canas pero acabo de observar, que tiene un peculiar gusto hacía los menores.
Ella es muy bonita, claro que sí, pero no parece ser mayor que yo.
Nos hemos olvidado de mis punzadas.
El doctor Kim, carraspeo de manera incómoda, estaba claro que quería tirar sus cosas e irse corriendo por la vergüenza pero ya somos dos.
Principalmente, quiero morir, no salir corriendo.
Una corriente eléctrica recorre mi espina dorsal que hace que me sacuda de forma leve, pero dolorosa, me hace estremecer.
-¿Cómo te sientes?-suelta de repente-
-Como si un camión me hubiese pasado encima treinta veces seguidas -conteste yo con la voz más ronca de lo normal-
Mi vista está nublada por las lágrimas que intentan salir, mi cabeza continua dando diversas punzadas, cada una más dolorosa que la otra, me duele todo y cuando digo que es TODO es TODO.
¡Por qué la familia Jeon tenía que pasarme su diabetes!
Vida de mierda.
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Hola, ya vine, ando deprimida.
Hoy es el cumpleaños de Jonghyung, y si yo ando deprimida el capítulo, también será deprimente, aclaro, en esta cosa Jungkook tiene diabetes por qué me gusta el drama :D
No olvides dejar tus comentarios.
Regálame una ⭐️ para que me sienta mejor.
Espero que te halla gustado el capítulo.
Y sin más que decir
Cambio y fuera.
~AndreitaArmy.
PD. Quizás el "cambio y fuera" sea nuestro siempre :D.
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