Destino sellado
Disclaimer: Naruto no me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto.
Aviso: Un poco de lemon en este capítulo
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Capítulo 2
Destino sellado
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Durante la siguiente semana, los preparativos de la boda habían sido agotadores para Yoshino pero aquel día Hinata tuvo que acompañar a su futura suegra a hacer algunas compras ya que Shikamaru tenía que atender unos asuntos urgentes en la torre.
— Quién diría que había tantos tonos de blanco, ¿No, Hinata-chan? — Decía Yoshino mientras regresaban de una aldea cercana que se dedicaba al comercio de telas, en Konoha aún no era posible conseguir.
La chica asintió. La madre de su futuro esposo era amable, pero tenía un modo de ser muy activo que llegaba a hacerla sonrojar de vergüenza.
— Será un Kimono de bodas hermoso, las abuelas del clan Nara tienen una técnica muy especial para bordar y coser en tela. — Yoshino puso una mano en su cadera. — Espero que lleguemos pronto, mi espalda ya no está acostumbrada a viajes tan largos.
Iban viajando a bordo de una carreta acarreada por dos caballos y con un conductor que la mujer mayor contrató para el viaje. Hinata creyó que era un poco exagerado viajar en carreta, pero al verla más temprano notó que viajarían con muchas cosas, la idea era comprar telas, pero al parecer Yoshino tenía otros planes.
Marcharon antes del amanecer y se fueron deteniendo en distintos pueblos, comprando telas, condimentos, algunas plantas medicinales, pero lo que más curiosidad causó a la chica fue una pequeña caja roja que una anciana le entregó a Yoshino a cambio de una gran cofre de madera que ellas llevaban en la carreta.
Una vez terminaron, emprendieron la marcha a Konoha, en medio del calor de la tarde y en silencio. A Yoshino parecía no importarle que Hinata se mantuviera en silencio, al parecer el buen humor de la mujer era suficiente para las dos.
— ¿Hay algo que te guste comer en particular?
— Cualquier cosa está bien. — Respondió con una pequeña sonrisa.
— Será tu boda, Hinata-chan, dime algún platillo.
La chica pensó en el ramen pero negó la cabeza, realmente le gustaba pero le recordaba a cierto rubio.
— Rollos de canela — Respondió con un sonrojo. — Mi madre solía hornearlos de vez en cuando.
Yoshino sonrió.
— Bien, entonces me encargaré que los haya. — Asintió la mujer. — Y sobre la lista de invitados, imagino que a parte de tu clan, querrás invitar a tus amigos.
La otra chica asintió.
— Mis compañeros de equipo, Kiba-kun, Shino-kun y Kurenai-sensei.
— Si, Yuhi Kurenai ya la tenía en la lista, mi hijo se ha propuesto a cuidar de la pequeña Mirai, así que no pueden faltar. — Miró de reojo a la chica. — Seguro será un gran padre cuando llegue el momento.
Hinata bajó la vista cohibida.
— Tu madre fue una buena amiga mía en la academia, creo que estaría muy contenta con esta boda, era gran amiga de Shikaku. — Entonces su rostro reflejó un poco de ira. — Mi difunto esposo era todo un roba corazones en la academia, hubiera sido muy problemático para él salir con muchas personas debido a su pereza, pero Inoichi siempre supo cómo hacer que lo siguiera en sus juegos.
Hinata vio pasar muchas emociones por el rostro de la mujer, desde enojo, desagrado, fastidio, hasta llegar a la alegría y eventual tristeza. Un silencio incómodo las envolvió pero por suerte las grandes puertas de Konoha se empezaron a vislumbrar.
— Me preguntaba... — Murmuró Hinata para tratar de romper el silencio. — ¿Qué hay en la caja roja?
La mayor la miró con un una sonrisa.
— Es un regalo para ti, pero te lo dará Shikamaru el día de la boda. — La peliazul se sonrojó y asintió. — Pero te lo puedo mostrar. — Dijo con complicidad, a lo que la chica respondió con una sonrisa divertida. — Simboliza una promesa de amor eterno.
La mujer tomó la caja y al abrir se pudo ver una hermosa pulsera de plata, los eslabones estaban entrelazados y tenían un dije con la forma de un sol.
— Creí que sería un lindo detalle, ¿Te gusta?
— Hai, es muy bella...
— Hinata... — Yoshino la llamó mientras guardaba de nuevo la caja roja. — Sé que Shikamaru y tu querían cosas distintas para su vida, pero dale una oportunidad, es un buen chico.
—Lo sé, Shikamaru es un camarada confiable y amable. — Asintió Hinata mientras su rostro se ponía pálido. — Seré una buena esposa para él.
La mujer asintió.
— Si llegas a tener dudas sobre cómo hacer las cosas, puedes preguntarme, no seré tan estricta como tu padre y puedo ayudarte con tus dudas de mujer, ¿De acuerdo?
La chica asintió en silencio.
— Bienvenidas. — Saludó Shikamaru quien las esperaba en la entrada de la aldea.
— Que agradable sorpresa, creí que hoy saldrías con Hokage-sama. — Saludó Yoshino mientras saludaba con la mano.
— Es bastante tarde, nosotros regresamos hace un par de horas. — Shikamaru saludó a la chica con un movimiento de cabeza. — Veo que madre te ha arrastrado todo el día a comprar muchas cosas.
Hinata negó.
— Fue divertido salir con Yoshino-san. — Fue su respuesta automática. Yoshino frunció el ceño.
— Bueno, yo estoy muy cansada, le pediré a Endo-san que me lleve en la carreta hasta casa para guardar todo esto. Lleva a Hinata-chan a cenar y luego a su casa, debe estar muy cansada. — Ordenó Yoshino mientras hacía señas a la chica para que bajara. — Por cierto que ayer llegaron las invitaciones, por lo que mañana enviaremos a un genin a repartirlas.
Hinata se dio prisa en bajar mientras el chico metía sus manos a los bolsillos de su pantalón.
— Bien, te veré más tarde. — Se despidió el chico de su madre mientras el conductor ponía en marcha la carreta. — Tu padre no debería darle demasiado dinero, veo que se emocionó con las compras.
— Nuestros padres quieren que todo sea perfecto... — Murmuró Hinata y él chasqueó la lengua.
— Como sea. — Sacó una mano y en ella tenia su reloj de bolsillo donde vio la hora. — ¿Te importaría ir a donde suelo cenar con mi equipo? Tal vez sería bueno dar la noticia hoy antes de que empiecen a llegar las invitaciones... — Lo último lo dijo más para sí mismo.
— Está bien... — Respondió ella y comenzaron a caminar en evidente incomodidad.
El cielo estaba completamente oscuro cuando llegaron al restaurante.
— ¡Hey! — Gritó Ino cuando los vio. — Por aquí... — Y alzó una mano.
— Shikamaru llegaste temprano... — Comentó Chouji al verlo llegar hasta su mesa.
— Sí, terminamos temprano en la torre.
— Es genial verte Hinata, — Comentó Ino haciéndole un lugar a su lado. — ¿Quieres cenar con nosotros?
Ella asintió con una sonrisa incómoda y tomó asiento mientras Shikamaru se sentaba frente a ella y al lado de Chouji.
— Hay algo importante que debo decirles. — Comenzó Ino mientras Chouji hacía una seña para llamar a la mesera. — ¡Sai me invitó a salir mañana!
— Era de esperarse, llevas semanas acosándolo... — Respondió Shikamaru con una sonrisa.
— No es gracioso, ustedes saben que si no le dices cómo hacer las cosas, nunca las hará... — Suspiró con resignación.
— Yo quiero tres porciones de carne de cerdo y dos de arroz especial con res. ¿Ustedes qué van a querer? — Preguntó Chouji cuando les tomaron la orden.
— Yo quiero un arroz con pollo. — Ino sonrió.
— Una porción de carne de cerdo. — Shikamaru miró a la peliazul. — ¿Tú?
— Lo mismo está bien... — Respondió un poco acalorada.
Ino miró por primera vez a la chica de cabellos azules con atención.
— Qué extraño que llegaron al mismo tiempo, ¿Estaban haciendo algo juntos? — Y supo que algo que le interesaba estaba sucediendo cuando el rostro de la chica se puso rojo como un tomate.
— ¿Podríamos esperar a que llegue la comida primero? — Dijo el chico mientras masajeaba su cien.
— No. — Y la rubia sonrió. — Cuéntame tú Hinata-chan, eres mil veces más honesta que ese flojo.
La chica negó con la cabeza mientras su sonrojo se incrementaba.
— Déjala Ino, — Intervino el Akimichi, — Solo lograrás que se desmaye.
La rubia suspiró insatisfecha.
— Mejor cuenta otra cosa en vez de estar indagando entre nosotros... — Respondió Shikamaru con cansancio.
— ¿Qué podría contar? — Puso un dedo en su mejilla. — ¡Ah ya! ¡Vi a Sakura hoy en la mañana a Sakura en el hospital, me dijo que se va a casar! Más le vale hacerme madrina esa mala agradecida.
— ¿Sasuke regresó a la aldea? — Preguntó Chouji.
— No tonto, se va a casar con Naruto... — Pero entonces Ino calló de golpe, había olvidado a la chica a su lado. — Oh bueno, supongo que igual te ibas a enterar Hinata-chan.
La chica trató de sonreír pero se notaba lo tensa que estaba.
— Es maravilloso que Naruto-kun esté cumpliendo sus sueños, se lo merece. — Fue su respuesta, Ino miró incómoda a sus compañeros, pero Chouji estaba recibiendo una parte de la comida mientras Shikamaru se entretenía encendiendo un cigarro.
— ¿Pero no estás triste? Lo quisiste por mucho tiempo... — Ino insistió, cuando sus amigos no le dijeron nada.
Hinata miró a Shikamaru en busca de ayuda, pero el chico parecía más interesado en su encendedor.
— N-Naruto-kun... — Los nervios la hicieron tartamudear. — Él rechazó mis sentimientos hace unos días...
— Oh, lo siento... — La mesera terminó de colocar el resto de la comida en la mesa. — Bueno, vamos a comer... — Ino trató de cambiar el tema.
— Esto está delicioso. — Murmuró Chouji mientras empezó a servirse comida.
— Date prisa o tu parte desaparecerá. — Dijo el Nara a la peliazul, quien asintió y tomó su par de palillos.
Realmente tenía mucha hambre por lo que la comida le pareció deliciosa, aunque hubiera sido mejor si no hubiera tenido a una Ino acercándole todo como si de esa manera pudiera hacer algo por su corazón roto. Chouji arrasó con todo pero al final los cuatro quedaron lo suficientemente satisfechos.
— ¿Y bien, Shika? — Ino retomó la idea del inicio.
— Tsk, eres muy problemática mujer... — Todas las mujeres lo eran en opinión de Shikamaru.
— Ésta vez estoy de acuerdo con Ino. — Chouji atrajo la atención de todos. — Estás raro, generalmente dices las cosas a la primera porque consideras que es problemático mantener un secreto.
Ino chilló de felicidad y ordenó un gran helado de postre para su amigo, quien agradeció la atención con estrellas en los ojos.
— Es cierto que es muy problemático. — El chico miró a Ino. — Nuestros clanes han concertado un matrimonio por conveniencia. — Y señaló a Hinata mientras sacaba su encendedor para jugar con él entre sus dedos.
La rubia abrió los ojos enormemente y Chouji dejó caer la cuchara con la que esperaba su helado.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
— ¡¿Vas a casarte con Hinata?! — Gritó Ino con todas sus fuerzas.
Hinata solo atinó a encogerse en su asiento, porque todos los comensales presentes voltearon a verlos.
— ¿Podrías gritar un poco más fuerte? Creo que la gente de afuera no escuchó. — Dijo Shikamaru metiendo su dedo meñique en un oído.
— Oh por kami-sama, este es mejor chisme que el de Sakura... — Miró a la peliazul quien no sabía donde meterse, estaba a punto del desmayo.
— Es un matrimonio por conveniencia, no hay más.
— ¿Temari ya lo sabe? — Chouji tocó la herida que más le dolía al Nara.
— Al igual que Hinata, puse en orden mi situación sentimental. — Ojalá eso fuera cierto, pero era demasiado orgulloso como para decir algo más.
— Estoy impresionada, ¿Cuándo será la boda? — La Yamanaka casi se subía a la mesa para interrogar al chico.
— En una semana... — El chico suspiró cansado. — Creo que es suficiente por hoy, Hinata está al límite.
Y era cierto, la chica ya estaba empezando a hiperventilar ante la animosidad de Ino.
— Claro... claro.
— Felicidades a ambos. — Dijo Chouji con seriedad, sorprendentemente el helado estaba derritiéndose sin haber sido tocado.
— G-gra-cias... — Respondió la chica.
— Vamos, debo llevarte a casa... — El Nara se puso de pie y ante la demora de Hinata, la sujetó del brazo para ayudarla a levantarse.
— Hasta pronto... — Murmuró ella mientras salían los dos chicos.
— Estoy impresionada... — Ino miró a su amigo... — ¿No querías helado?
— Estoy seguro de que Shikamaru no ha arreglado nada con Temari...
— ¿Por qué lo dices? — La chica frunció el ceño.
— Lo conozco, — Se encogió de hombros. — Aunque supongo que no hay mucho que hacer ante un matrimonio arreglado.
— Qué complicado... — Respondió Ino con seriedad y voz baja. — Supongo que hay que apoyarlos, Hinata-chan es muy linda, estoy segura de que nuestro flojo Shikamaru podría enamorarse de ella. — Y alzó un puño. — Nuestra misión será ayudarlos, ¿De acuerdo, Chouji?
El chico asintió mientras daba una probada al helado, pero ya no sabía bien estando derretido, de alguna manera entendió el gran problema que tenía encima su mejor amigo.
Mientras tanto en otra mesa destapaban otra botella de Sake. Kotetsu y Aoba reían ante las tonterías que un ebrio Izumo decía.
— Interesante... — Murmuraba Genma mientras giraba una estrella ninja entre sus manos.
— ¿Qué es interesante? — Preguntó Kotstsu mientras miraba en la misma dirección que su amigo. — Por supuesto que es interesante, Ino Yamanaka ya es toda una belleza.
Los demás voltearon a la mesa y afirmaron.
— Aunque no me refería a ella, con que Shikamaru-san y Hinata-chan se casarán. — Hasta su mesa llegaron los primeros gritos de Ino.
— ¿Qué el Nara no estaba saliendo con la hermana del Kazekage? — Preguntó Aoba mientras daba un trago a su sake. — Una vez los vi disfrutando de la privacidad de los vestuarios de la torre.
— Qué visión amigo, — Izumo le dio un golpe en la espalda. — Sin duda la chica de la arena es una diosa.
— Vaya suerte de Shikamaru, estar rodeado de todas esas bellezas... — Respondió Aoba.
— Lastima amigo, ya te ganaron a tu chica. — Kotetsu se burló de Genma, quien estaba un poco pensativo.
— ¿Le gusta Hinata-chan? — Preguntó Izumo.
— Claro que no, pero llegué a pensar que sería un buen reto esa chica.
— ¿Y qué te detuvo? — Preguntó Aoba.
— Todo el mundo sabe que estaba enamorada de Naruto Uzumkai, además, — Genma comió un cacahuate. — Era la posible líder de su clan, me matarían si lograba seducir a una chica tan importante.
— Si, no hay manera de que un mortal como nosotros pudiera aspirar a estar con ella... — Suspiró Izumo.
— Pero... — Gemna alzó su copa de Sake. — Si está casada ya no hay problemas con su clan.
— Claro que no, ahora hay problemas con dos clanes... — Aoba se rio. — ¿En qué estás pensando, Genma?
— ¿Vieron como salieron? Casi la llevaba a rastras además de que se nota que no hay una gota de interés entre ellos. — Bebió de su copa.
— Aún así no hay manera, ella es muy gentil e inteligente como para fijarse en un anciano como tu. — Sentenció Kotetsu. — La verdad es que de todas tus conquistas, pocas representarían un reto hasta para Aoba.
— Hey. — El aludido le lanzó una copa vacía, que el otro atrapó con facilidad.
— Claro que podría enamorar a Hinata-chan, a ella y a cualquier mujer. — Y dejó su copa vacía sobre la mesa.
— Por favor, le llevas al menos 13 años años, es demasiado para un simple ninja como tu... — Kotetsu se puso serio.
— ¿Y? Dudo que vaya a ser muy feliz en su compromiso, por lo que un hombro para llorar no le haría mal... — Los otros hombres negaron con la cabeza.
— Sin duda eres hombre muerto. — Aoba sonrió.
— Pero valdrá la pena, y ustedes deberán reconocerme como su superior en cosas del amor.
Izumo levantó la mano para pedir la cuenta.
— Suficiente sake por hoy, nuestro amigo está delirando en que la hermosa Hinata podría siquiera fijarse en él...
— Ya veremos... — Dijo Gemna mientras sacaba dinero de su cartera. — Será un reto largo pero interesante.
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Hinata y Shikamaru iban caminando en dirección al distrito Hyuga cuando un poco de viento se dejó sentir, aunque el escalofrío que sintió la chica se debía más bien a que era la primera vez que se quedaban solos desde hace una semana que comenzó todo.
— ¿Tienes frío? — Preguntó el chico, a lo que ella respondió negando con la cabeza. — Bien.
Y continuaron en silencio, pronto llegarían pero el chico tenía una duda en su cabeza.
— ¿Entonces hablaste con Naruto?
— Hai... no ocasionaré problemas a Shikamaru-kun... — Trató de sonreír sin mucho éxito.
— No te preocupes, en realidad me alegra que aclararan las cosas antes de saber esto, Naruto es un gran amigo mío.
— Lo sé. — Murmuró ella y regresó al mutismo.
— Lamento haberte involucrado en esto... — Comenzó el chico mientras sacaba su caja de cigarrillos. — Es solo que no encontré otra solución para los problemas de nuestros clanes.
Hinata no lo miró pero asintió.
— Está bien, Shikamaru-kun es un buen amigo, supongo que todo irá bien...
— Por lo menos no eres tan gritona como Ino o mi madre... — Murmuró el chico mientras encendía un nuevo cigarro para tener algo que hacer.
Hinata asintió agradecida y continuaron caminando en un silencio incómodo, a pesar de que ambos sabían que era la mejor solución a los problemas de sus clanes, solo eran dos jóvenes sin rumbo, deseando encontrar el amor pero sabiendo que no podrían estar con quien amaban y admiraban desde hace tanto tiempo.
Caminaron en un silencio que anunciaba un desinterés de parte de los dos, cada uno perdido en sus pensamientos y deseando estar en otro lugar. Sí se respetaban como camaradas, sabían lo valioso que era el otro pero eso no lograba quitarles el malestar en el estómago. Ambos estaba renunciando a parte de sus sueños por el bienestar de su gente y a pesar de que los hacía sentir útiles, no podían evitar la tristeza y el duelo de perder a sus seres amados.
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Al día siguiente Hinata despertó muy temprano y se dirigió al campo de entrenamiento que solía usar con su equipo. Apenas pudo dormir un par de horas en la noche pero por más cansada que estuviera no lograba dormir, por lo que decidió ocupar aquel día libre en entrenar hasta desfallecer. Mientras comenzaba a calentar, pensó en lo sucedido en el restaurante el día de ayer... Naruto-kun y Sakura-san se iban a casar pronto, aquello le dolió muchísimo, pero ya era tiempo de que lo olvidara y que empezara a ver por ella misma. Tal vez no estaría mal tener una vida junto a Shikamaru, era inteligente y amaba mucho a Mirai, durante el embarazo de Kurenai-sensei el chico siempre estuvo presente, la acompañaba al médico, le llevaba alimentos o cualquier cosa que se necesitara. Y cuando nació Mirai, estuvo junto a ella en la sala de espera y fue el primero en cargar a la recién nacida.
Pronto sonrió con tristeza, tal vez podría llevar una vida tranquila al lado de Shikamaru, aunque no sabría que hacer si llegaba a encontrarse con Temari-san... no dudaba de que estuviera muy enojada con ella... entonces agitó su cabeza para alejar esas ideas, no había sido su culpa, era un matrimonio por conveniencia así que todos tendrían que aceptarlo, incluso ella.
Una vez que sintió que su cuerpo estaba listo, comenzó a ejecutar una serie de katas para iniciar su entrenamiento, cuando de pronto un pequeño insecto se posó en su mano derecha.
— ¿Shino-kun? — Preguntó mientras activaba su byakugan y veía a sus dos amigos dirigirse hasta donde estaba ella.
— ¡Ya nos enteramos! — Saludó Kiba mientras caía a su lado seguido de Akamaru, detrás de él Shino caminaba con calma.
La chica se sonrojó y bajó la vista.
— Siento no haberles dicho antes... — Respondió. — Es sólo que...
— No te preocupes, más bien queríamos saber cómo estabas. — Shino se sentó en el césped y los demás lo imitaron.
— Estoy tranquila, sé que todo va a salir bien...
— Supongo que sí, por lo menos Shikamaru piensa más que el idiota de Naruto. — Kiba se recargó en su compañero canino.
— Mis padres se casaron por conveniencia y al final lograron una relación amorosa y cordial. — Shino ajustó sus lentes. — Pero entonces mi madre tuvo que terminar con su carrera ninja.
— Mis padres también se casaron así, y no los culpo, mi madre asustaba a todos sus pretendientes... — El chico perruno sonrió burlón. — Al final mi padre murió en la anterior guerra ninja pero creo que se llevaban bastante bien...
Entonces Hinata cayó en cuenta de algo.
— ¿Ustedes creen... que...? — Pero las palabras se atoraron en su garganta.
Shino volvió a ajustar sus lentes.
— Shikamaru trabajará en la torre junto al Hokage, es probable que lo que se espere de ti sea que críes a sus hijos. — Entonces Shino alzó una mano donde una pequeña abeja que volaba cerca aterrizó.
— Tendrás que conversarlo con Shikamaru, estoy seguro de que te dejará seguir entrenando, ya nos habías dicho que aplicarías para los exámenes jounnin, ¿No? — Kiba se estiró mientras Akamaru bostezaba.
— Hai, ese es el plan. — La chica asintió y sonrió un poco triste. — Aunque...
— ¿Ajá? — Kiba la miró sonrojarse. — Dilo, confía en nosotros.
— Yo... b-bueno, n-no... no esperaba tener que ser madre tan pronto... — Comenzó a jugar con sus dedos. — Si quiero serlo pero pensé que aún tenía tiempo de hacer otras cosas ahora que acabó la guerra.
Los dos chicos se quedaron en silencio.
— Apesta esto de ser adulto, son demasiadas responsabilidades. — Gruñó Kiba con molestia.
— Apenas y hemos tenido tiempo para vernos, imagino que cada vez será más difícil. — Shino dejó ir la abeja y miró el camino que tomaba.
— Supongo... — La dulce voz de la chica demostró lo triste que le parecía aquello.
— Pero siempre vamos estar el uno para el otro, si Shikamaru te hace algo, dinos y le daremos su merecido.
— Somos camaradas, y siempre vamos a cuidar de ti, Hinata.
— Muchas gracias Shino-kun, Kiba-kun... Akamaru-kun — Dijo al oír ladrar al gran perrito.
— Por cierto, quien nos contó fue Kurenai-sensei, quería irte a buscar, pero Mirai-chan tiene un pequeño resfrío por lo que no pueden salir de casa. — Hinata miró preocupada a su amigo. — No es algo grave, solo necesita reposo.
— Si pudieras ir a verla más tarde sería genial. — Y diciendo eso, Kiba se puso de pie. — ¿Estabas entrenando, no?
— Hai.
— Entonces vamos a entrenar con ella, Shino, por los viejos tiempos. — Exclamó Kiba y Akamaru ladró.
— Aunque nuestros caminos se separen, siempre seremos el equipo ocho. — Shino se puso de pie y le tendió una mano a su amiga, quien con ánimos renovados la tomó y aceptó su propuesta.
Así pasaron toda la mañana y tarde entrenando y cuando se hubieron cansado hicieron el primer ejercicio que Kurenai-sensei les había puesto cuando empezaron a ser equipo al salir de la academia, jugaron a los escondidas y Akamaru los debía encontrar. Así se divirtieron escondiéndose del gran canino cuyas habilidades de rastreo eran casi perfectas, pero que debía esforzarse para seguirle el paso a sus amigos humanos.
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Cuando terminaron de entrenar, los tres amigos tomaron el camino a casa, cansados, pero más contentos que al inicio.
— ¿Y qué dijeron tus padres? — Preguntó Kiba a Shino, quien solo se acomodó los lentes oscuros.
— Estuvieron de acuerdo, creo que no lo esperaban, pero mi madre me apoyó.
— Es una gran noticia. — Hinata sonrió y Shino asintió en agradecimiento. — Serás un gran profesor, es un trabajo muy importante y serás maestro de los futuros ninjas de la aldea.
— Vaya, creí que continuarías entrenando a tus insectos. — Kiba acarició la cabeza de su fiel amigo, quien iba con la lengua de fuera.
— Lo seguiré haciendo, pero dejaré las misiones ninja para dedicarme a estudiar y luego a dar clases.
Pronto llegaron a una bifurcación en el camino.
— Iré a ver cómo sigue Mirai-chan... — Comentó Hinata mientras depositaba una caricia en la cabeza del gran perro blanco, quien ladró en respuesta.
— De acuerdo, ve con cuidado... — Se despidió Kiba, mientras Shino alzaba su brazo en señal de despedida.
La chica con ánimos renovados se dirigió a la casa de su sensei saltando de techo en techo y pronto estuvo en las escaleras principales del edificio. Subió con calma mientras aspiraba el aroma de la comida que su sensei solía preparar. Al tocar la puerta, se sonrojó un poco al escuchar su propio estómago rugir, al parecer el estofado de su sensei le había abierto el apetito.
La puerta se abrió, pero en vez de aparecer la esbelta figura de Kurenai, la recibió el somnoliento rostro de Shikamaru, quien tenía entre sus manos una cuchara y tenía la ropa manchada de comida.
— ¿Quién es? — Preguntó una voz conocida desde el interior.
Shikamaru no dijo nada, pero abrió la puerta para permitirle el paso a la chica, quien se sentía incómoda ante la presencia del chico.
— Soy yo... — Murmuró la peliazul mientras ingresaba y era abordada por un fuerte abrazo por parte de su sensei.
— Adelante, estábamos terminando de comer.
— Siento interrumpir... — Respondió con un pequeño sonrojo. — Vi a Shino-kun y a Kiba-kun y me dijeron que Mirai-chan estaba un poco enferma.
— Si, tuvo una noche incómoda pero ya está mejor. — La mujer invitó a la chica a que se sentara en la mesa.
— Llevaré a Mirai a su habitación. — Shikamaru cargó a la niña en brazos ante el asentimiento de la madre.
— ¿Quieres comer un poco?
Hinata respiró un poco al no estar en presencia del chico y asintió.
— Gracias.
Kurenai le sirvió a la chica un poco de comida, mientras la chica llenaba dos tazas de té.
— Te noto un poco tensa. — Señaló la mujer, Hinata solo atinó a bajar la vista, y la mujer comprendió que su querida alumna no se sentía libre de hablar con el Nara en la misma casa. — Así que viste a los chicos.
— Hai, estuvimos entrenando un rato. — Hinata sonrió.
— Vamos, come o se enfriará.
Y la chica asintió y comenzó a engullir con calma a pesar del hambre que sentía.
En cambio Kurenai observó a su alumna y recordó la conversación que tuvo hace un rato con Shikamaru cuando llegó.
— Así que tu y Hinata-chan va a casarse. — Dijo la mayor cuando el chico llegó a su casa con una bolsa llena de víveres.
— ¿Tan pronto llegó la invitación? — Preguntó sin mucho ánimo. — Traje verduras y unas plantas medicinales.
— Muchas gracias... — Respondió mientras el chico entraba al departamento — Debo decir que estoy sorprendida.
— Es un compromiso por conveniencia, nuestros clanes lo necesitan... — Dijo como si se tratara de un mantra recién aprendido.
Kurenai contempló al chico y supo por su aspecto cansado que no lo estaba pasando muy bien.
— Lamento mucho que Asuma no esté aquí, seguro el podría darte un mejor consejo que yo...
El chico la miró sorprendido, la mayor no solía hablar de su sensei por el dolor que aún implicaba para ella la muerte de su pareja y del padre de su hija.
— Supongo que diría algo como "sé responsable con tus obligaciones pero sigue a tu corazón". — Dijo Shikamaru mientras se dibujaba una sonrisa genuina en su rostro. — Y papá diría algo como "por lo menos no te casarás con una mujer temperamental".
Kurenai sonrió, la tensión en el cuerpo del chico había desaparecido.
— Hinata es una persona que siempre se esfuerza por dar lo mejor de sí misma, estoy segura de que encontrarán la forma de hacer las cosas más llevaderas.
— En realidad estoy tranquilo, sé que Hinata es una persona confiable pero...
— Confía en mi, Shikamaru... puedes decir lo que te preocupa.— Y la mujer le sonrió.
— No me agrada no poder visualizar todo el panorama y no encontrar un plan para que todo salga bien. Tengo miedo de que sea una mala idea que nos arruine la vida a ambos a pesar de salvaguardar los intereses de nuestros clanes.
Kurenai se sentó junto al chico y puso una mano en su hombro.
— Tienes que hablar de estos miedos con ella, solo así podrán encontrar una solución adecuada para los dos. Traten de llevarse bien, no tiene que ser tan malo.
Shikamaru asintió, suponía que esa era la mejor alternativa, él solo no podía lidiar con esa situación. El moreno asintió con más tranquilidad al tiempo que un agudo llanto se dejaba escuchar.
— Yo voy por ella... — Indicó el chico mientras iba a la habitación de la bebé.
Kurenai sonrió tranquila y esperó hasta que la chica hubiera terminado su comida.
— Muchas gracias, estuvo delicioso. — Agradeció mientras se levantaba para ir a la cocina, donde lavó su plato y sus cubiertos.
— Creo... — Kurenai bajó la voz y Hinata se acercó curiosa de escuchar lo que su sensei le quería decir. — Shikamaru-kun es muy guapo, creo que serán una linda pareja.
La chica se alejó muy sonrojada y negó con las manos.
— N-no...n-n-o — Empezó a tartamudear ante la risa de la mujer, quien pensaba que si los dos chicos estaban obligados a comprometerse, por lo menos podrían intentar sentir algo por el otro, quizás resultara algo bueno.
— Todo va a salir bien, siempre voy a estar para ti, Hinata-chan
Hinata se congeló al escuchar las palabras de su sensei, pero lo agradeció de todo corazón, realmente ella y sus compañeros sabían cómo hacerla sentir mejor.
— Gracias.
— Hmn... — Un carraspeo se dejó escuchar detrás de ellas, era el chico que regresaba de dormir a la pequeña Mirai. — Ya está durmiendo, creo que piensa reponer todo lo que no durmió anoche.
— Muchas gracias, Shikamaru, si ambos quieren pueden ir a descansar, yo vigilaré su sueño.
— ¿Segura? — Preguntó Hinata con preocupación.
— Sí, ustedes se ven cansados, vayan a casa.
— Supongo que lo haré. — El chico bostezó. — Mañana tengo una reunión temprano en la torre y pronto oscurecerá.
— Yo también. — La chica se acercó a su sensei y le dio un fuerte abrazo.
— Nos vemos después. — Se despidió el chico y ambos jóvenes salieron del departamento de la mayor.
Empezaron a caminar en dirección al distrito Hyuga sin mediar una palabra entre ellos. Hinata iba más tranquila en compañía del Nara, en parte por las palabras de su sensei y en parte por el cansancio acumulado que tenía del entrenamiento y de una noche en vela. El cielo naranja comenzó a tonarse rojo y a empezar a dar paso a grandes sombras que empezaron a cubrir los locales y edificios de la aldea.
— ¿Hinata? — Preguntó el chico atrayendo a atención de la chica.
— ¿Sí?
— ¿Podríamos hablar un momento en privado?
Ella frunció ligeramente el ceño, pero aceptó sin dudar, por lo que siguió al chico cuando tomó una desviación el camino para salir de las calles y llegar a una zona más boscosa.
— ¿Ocurre algo? — Preguntó ella cuando se detuvieron y el chico le dio la espalda sin decir algo más. Los colores rojizos del atardecer eran más notorios en esos momentos.
— En realidad me siento muy cansado, no he podido dormir porque no consigo encontrar la manera de que este matrimonio funcione. — Hinata lo miró sorprendida pero no dijo nada. — He analizado cada condición, tu amas a otro chico, yo amo a otra chica, tu quieres continuar con tu carrera ninja pero mi clan nos exigirá un heredero lo más pronto posible... y así, hay muchas cosas que se contraponen, quiero saber qué piensas tú.
Hinata bajó la mirada y juntó sus manos tras la espalda para que él no viera como apretaba sus manos en un intento por darse fortaleza así misma.
— Yo estoy dispuesta a hacer todo lo que espera de mi... — Recordó las palabras de su padre. — Es un honor para mi casarme con Shikamaru-san.
El chico chasqueó su lengua, tal vez lo suyo no eran las mujeres tímidas, no le agradaron las palabras de la chica a pesar de que eran la respuesta adecuada para alguien en su posición.
— ¿Y la verdadera Hinata qué piensa? — Preguntó un poco más impaciente. — La que no es una heredera ni que tiene obligaciones con su familia.
La chica asintió.
— Está bien por mi. — Desvió la mirada y se esforzó por hablar de manera clara. — Fue un lindo sueño creer que Naruto-kun podría corresponder a mis sentimientos, pero no fue así, por lo que debo continuar con mi vida tarde o temprano.
— ¿Y estás dispuesta a todo? Aún estamos a tiempo para cancelar esto...
El silencio los rodeó.
— ¿Shikamaru-kun no está seguro? — Preguntó la chica con timidez.
— Amo a Temari, pero ella eligió a su gente y yo elegí a los míos, yo solo trato de hacer lo mejor para mi clan y para la aldea, si eso implica casarme contigo o con otra mujer, lo haré. — Hinata vio la determinación en su rostro.
— Yo también haré lo posible por ayudar a mi clan y a la aldea. — Y trató de sonreír con pocos resultados.
— Entonces supongo que llevaremos esto hasta el final.
— Eso creo... — Murmuró ella.
Una ráfaga de viento los atravesó, a cada segundo sentían más real su compromiso.
— Supongo que casarnos no tiene que ser malo, pero me temo que no podrás seguir con tu carrera shinobi. — Ella lo miró con sorpresa, no esperaba que fuera tan directo.
— ¿No hay algo que pueda hacer para evitar eso? — Preguntó la chica mientras llevaba sus manos a su pecho, sentía un fuerte nudo en la garganta.
El chico metió la mano en su bolsillo en una búsqueda inconsciente de su encendedor.
— Yo no tendría problemas con ello, eres una kunoichi muy fuerte... pero ambos clanes van a esperar un heredero, supongo que después de eso podrías retomar tu carrera ninja.
La mirada de la chica brilló, al parecer no todo estaba perdido.
— ¿Tener un hijo? — Dijo más para ella pero el chico la escuchó.
— Es problemático, — Sacó un cigarrillo y lo encendió. — Pero ese es el objetivo de nuestro matrimonio, unir a nuestros clanes por medio de la sangre.
— No esperaba ser madre tan joven... — Respondió Hinata, un poco más tranquila, el hecho de que el Nara le confiara sus miedos e incertidumbres le había ayudado a abrirse.
— Yo tampoco, pero supongo que es el mejor momento. — Miró el cielo estrellado. — En unos años estaré demasiado ocupado en la torre, por lo menos podré ver crecer a mi hijo o hija antes de tomar oficialmente el puesto de consejero. — Dio una calada a su cigarro. — También eres joven, podrás retomar tu carrera cuando crezca un poco el bebé, seguro madre no se negará a ayudarnos a cuidarlo.
Hinata lo miró con atención por primera vez, Shikamaru realmente le estaba dando ánimos para que enfrentara aquello con esperanza.
— Gracias, supongo que está bien. — Sus mejillas se sonrojaron ligeramente, más por incomodidad por hablar de aquellos temas que por otra cosa.
Shikamaru también sonrió, Hinata realmente era una mujer admirable, por lo menos sería una convivencia tranquila y eso le dio un poco de paz.
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El tiempo pasa más rápido cuando uno está ocupado, por lo que el día de la boda llegó irremediablemente. Hinata se encontraba en la casa principal del clan Nara, estaba acompañada de su hermana y de Yoshino Nara.
— Es increíble que hicieran un Kimono así en pocos días... — Hanabi contemplaba el largo del traje de su hermana, que llevaba bordado en hilos plateados innumerables flores que apenas brillaban un poco, dando la sensación de que el kimono era de cristal.
— Es una técnica que todas las mujeres Nara pueden aprender si quieren, el Ikebana, el bordado y la cría de ciervos son conocimientos muy importante en nuestro clan. — Yoshino acomodaba el peinado alto que usaba la pelinegra. — Entre cinco ancianas bordaron y cocieron el Kimono, sin duda estaban muy emocionadas de ayudar a la futura esposa de Shikamaru.
Hinata miró su reflejo en el espejo y apenas sintió un poco de vergüenza ante todos los adornos que le habían puesto en el cabello, así como el maquillaje que la hacía ver más pálida, contrastando con el color rojo que pusieron en sus labios. No estaba nerviosa, más bien estaba triste. Poco antes había escuchado por la ventana el escándalo que hacían algunos invitados al llegar, entre ellos cierto rubio que discutía con el Hokage.
— Ya estás lista. — Dijo la madre del novio con evidente emoción.
Las mejillas de la chica se sonrojaron un poco más pero empezó a respirar profundamente, no podía permitirse un desmayo o un error que hiciera quedar a su clan.
— Agradezco mucho que haya organizado todo en tan poco tiempo, Yoshino-san... — Hinata hizo una reverencia a la mujer de cabellos negros.
— No tienes nada que agradecer, desde ahora somos familia así que debemos apoyarnos, ¿Entendido?
Hinata asintió.
— Te ves hermosa, Onee-san... Seguro Nara-san se enamorará de ti en cuanto te vea.
La peliazul se sonrojó ante la risa de las dos mujeres, pero fueron interrumpidas por unos golpes en la puerta. Era Shiro, el niño mayordomo del clan Hyuga.
— Hiashi-sama dice que Tsunade-sama está lista para realizar la ceremonia, aunque no encuentro por ningún lado a Nara-san... — Comentó con evidente preocupación en su rostro.
— Seguramente se quedó dormido en algún lado. — Yoshino sintió una vena crecer en su frente. — Hanabi-chan, lleva a Hinata a abajo, yo iré por el vago de mi hijo. — Y sin esperar una respuesta, salió con evidente molestia.
Yoshino buscó por toda la mansión pero no encontró al chico, así que salió a revisar los alrededores y tampoco halló alguna pista de su paradero. Justo cuando empezaba a preocuparse, desde afuera lo vio abrir la ventana de su habitación.
— ¡Baja ahora mismo! — Gritó la mujer, por lo que el chico decidió que lo mejor sería saltar. — ¿Dónde diablos estabas? Ya es hora...
— Lo siento... — Rascó con un poco de vergüenza su cabeza al llegar junto a su madre. — Estaba buscando la caja roja que me diste, no la encuentro.
Yoshino suspiró cansada.
— Bien, ¿Por lo menos tienes los anillos? — Preguntó la mujer con cansancio. Yoshino había tratado de que la organización no sofocara a los dos chicos pues sabía que ninguno de los dos estaba entusiasmado con la idea, así que pensó en ayudarles, pero subestimó la organización de una boda tan importante e improvisada, a esas alturas rogaba a todos los dioses que aquello acabara.
— Sí, lo tengo. — Dijo mientras sacaba un pequeño saco de tela de uno de los bolsillos de su Hakama negro.
— Bien, entonces vamos, Hinata-chan está esperándote.
El joven asintió, así que su madre se sujetó de su brazo y caminaron hasta la zona del jardín donde se llevaría a cabo la ceremonia.
— ¿Y... ella vino? — Preguntó Yoshino en voz baja.
— No. — Shikamaru observó una cabellera roja y castaña sentados entre los invitados. — Temari no vino.
— Entiendo... — En cuanto pusieron un pie en el sitio de la ceremonia, todos los presentes guardaron silencio. — Estoy segura de que tu padre estaría muy orgulloso, trata de disfrutar un poco, podría ser el inicio de algo bueno. — Yoshino trató de animarlo. — Además, no eres el único que lo está pasando mal, pero Hinata está poniendo mucho de tu parte, sonríe un poco.
El chico suspiró profundamente y sonrió a su madre.
— Lo haré bien, gracias por tu esfuerzo, madre.
Yoshino sonrió mientras soltaba a su hijo para que pudiera llegar al lado de la preciosa novia.
— Hey... — Saludó el chico.
— Hola...— Susurró ella mientras Tsunade Senju comenzaba a oficiar la ceremonia.
Shikamaru vio a Hinata ataviada en un enorme Kimono ceremonial, debía admitir que no se habían escatimado en los gastos y que su madre había hecho un increíble trabajo. Todo el lugar estaba envuelto en telas y flores, las sillas y las mesas estaban recién pintadas de blanco, nuevas y decorando impecablemente el lugar. Había pocos invitados, solo las personas más cercanas a ellos, sus familias, sus amigos, sus compañeros ninja y los cinco Kages, pues a pesar de la opulencia, los dos clanes consideraron adecuado tener una ceremonia privada. Miró de reojo a sus amigos. Ino tenía en brazos a la pequeña Mirai y estaba sentada entre Chouji y Kurenai, a un lado suyo estaban Kiba y Shino, Akamaru estaba sentado un poco más retirado al ser un perro gigante. Del otro lado estaban su madre y Hiashi Hyuuga, Hanabi y un guardia. Junto a ellos los cinco Hokages con sus respectivas guardias, siendo Naruto el guardia del Hokage. Y finalmente los miembros de ambos consejos, quienes eran los más felices con la situación.
De pronto un pequeño movimiento de la chica sacó al chico de sus cavilaciones.
— Toma la copa, Shikamaru. — Ordenó Tsunade y notó que la chica ya tenía la suya entre sus manos.
— Sí... — Y tomó la copa de sake que le extendió la rubia.
— Ahora, deben acercar la copa a sus labios dos veces y a la tercera beberán, esto simboliza la felicidad a la que aspiran con su matrimonio.
Shikamaru vio con atención a la chica y se sorprendió al verla tan concentrada en la copa, y se preguntó que estaría pasando por su mente en esos momentos. Se dio prisa en imitarla y decidió poner un poco más de atención. Sin duda Hinata se veía muy linda a pesar de los kilos de tela que llevaba encima, pero no pudo dejar de notar el toque de tristeza que había en sus ojos.
— Con este último gesto, desde ahora son esposo y esposa, futuros líderes del clan Nara. — Declaró la antigua Hokage.
Hinata alzó la vista y observó la indecisión de Shikamaru sobre lo que hacer ahora, por lo que se animó a tomarlo del brazo y tratar de caminar hacía sus familias. Él se dejó guiar por ella y pronto fue natural para ambos caminar al lado del otro, recibiendo felicitaciones y sobres con dinero con el que les deseaban prosperidad y felicidad.
Después de la ceremonia hubo una pequeña comida, que duró una eternidad en opinión de los dos chicos, y que, cuando terminó, estuvieron agradecidos de dejar de ser el centro de atención. Pronto los invitados comenzaron a despedirse y los dos chicos volvieron a preguntarse qué seguía.
— Hinata. — La llamó su padre.
— ¿Sí?
— Desde ahora vivirás bajo el cuidado y la protección del clan Nara. — Dijo frente a Shikamaru y su madre, el resto de los invitados ya se habían ido. — Yoshino-san y yo hemos preparado una casa donde vivirán y desde la cual asumirán sus responsabilidades como esposos. Ese es nuestro regalo para ustedes.
— Muchas gracias, padre. — Hinata hizo una reverencia que el chico imitó.
— Ahora... — Miró al chico, quien se puso tenso ante la intensa mirada que le dirigió el líder Hyuga. — Me gustaría intercambiar unas palabras con usted, Shikamaru-san.
Yoshino tomó a Hinata de los hombros.
— Llevaré a Hinata y la prepararé, por favor guíe a mi hijo de camino a la casa cuando terminen. — Yoshino hizo una reverencia y marchó junto a la chica.
Shikamaru solo podía pensar que aquello era demasiado problemático, cuando las dos mujeres desaparecieron, Hiashi habló.
— Tus padres fueron mis compañeros de la academia, así que tengo la certeza de que vienes de una cuna respetable y que aprendiste los valores que Shikaku siempre mostró, hasta el final de sus días. — Shikamaru asintió. — Agradezco mucho que tu clan nos haya tendido una mano amiga, por eso accedí a entregarte a mi hija mayor, sin embargo un Hyuga, aunque cambie de apellido sigue llevando la sangre de los suyos... Y cuando su sangre se mezcle con la tuya, tendrás la responsabilidad de cuidar el secreto que por siglos hemos cultivado. El sello ha sido abolido en el clan, por lo que ella y tus hijos no serán marcados, siempre que demuestres ser capaz de protegerlos y de proteger al Byakugan, de otra forma y en contra de mi voluntad, el consejo hará una excepción y serán sellados, ¿Entiendes, joven Nara?
— Entiendo, Hiashi-sama... — Hinata era fuerte y capaz de cuidarse así misma, suponía que entre los dos podrían cuidarse y proteger los secretos del Byakugan.
El patriarca Hyuga asintió.
— Finalmente debo decir que Hinata siempre será una Hyuga, y eso implica derechos y obligaciones. Si ella no cumple con sus deberes como se espera de ella, tu deber como su esposo es corregirla, o de otro modo, solo envía un pergamino y me encargaré en persona.
¿Le estaba diciendo que podía ir a acusarla con él? ¿En qué siglo vivían? Hinata era su colega shinobi antes que nada, no había manera de que él hiciera algo así. Para Shikamaru eran iguales y no consentiría ningún intento por lastimarla.
— Entiendo, pero no será necesario, sabremos manejar nuestro matrimonio con respeto y cumpliendo nuestros deberes. — Trató de no sonar molesto.
El mayor asintió.
— Bien, una vez dicho, vayamos a su nuevo hogar.
.
Por otro lado, Yoshino abrió la puerta y le reveló a Hinata una enorme casa de dos pisos, tenían un doujo y un estanque con peces koi, así como un enorme jardín delantero y uno más pequeño en la parte del estanque.
— Es un lugar muy bello. — Comentó la chica mientras avanzaba por los pasillos.
— Hay tres habitaciones arriba y un estudio en la parte de abajo. La cocina es enorme por lo que también funciona como comedor, y bueno... ¿Quieres ver su habitación?
Hinata asintió, sin duda alguna estaba agotada y ya deseaba quitarse ese enorme kimono ceremonial, darse un baño y dormir.
— Es muy grande... — Exclamó Hinata cuando entraron a la habitación principal, junto a la ventana vio una enorme cama y junto a la puerta un enorme ropero.
— Cada habitación tiene un baño pero este en particular hasta tiene una bañera, creo que no debería faltarles nada. — Declaró Yoshino muy orgullosa.
— Se lo agradezco mucho, Yoshino-san...
— Solo Yoshino, desde ahora eres mi hija política, así que nada de formalismos, ¿De acuerdo?
—Hai... — Exclamó la peliazul con alegría pero evitó comentar algo más.
— Supongo que es todo, Hinata... — La mujer titubeó al llamar a la chica.
— ¿Sí?
— Tus cosas y las de Shikamaru ya están aquí... — Señaló el gran ropero. — Tu hermana me ayudó a acomodar las cosas, pero tengo algo que me gustaría que usaras hoy para dormir.
Yoshino se dirigió al ropero y abrió el último cajón, de donde sacó un camisón de seda de color azul claro.
— Es muy lindo... — Murmuró Hinata al tomarlo entre sus manos al mismo tiempo que se sonrojaba.
— Hinata, se supone que hoy Shikamaru y tu deben consumar su matrimonio, ¿Sabes lo que significa?
La peliazul asintió mientras se incrementaba su sonrojo.
— Kurenai-sensei me explicó... — Eso había sido la semana pasada. — Yoshino-san, ¿Con una vez basta para quedar embarazada?
La mujer trató de no sonreír para no cohibir a la chica.
— A veces si es suficiente, pero a veces no. La única manera de saberlo es esperando algunas semanas y hacerte una prueba. — Hinata se mordió el labio ante la angustia que aquello le ocasionaba. — Sé que no es fácil la idea de tener un hijo tan pronto, pero te aseguro de que el sexo puede llegar a ser muy placentero, solo déjate llevar.
Hinata negó mientras su rostro se pintaba de un rojo furioso.
— No, eso no me preocupa, en las clases de Kunoichi nos han hablado de eso... — Mentiría si no le preocupara, pero había algo que le causaba aún más conflicto. — ¿En cuanto quede embarazada, tendré que dejar de cumplir misiones y de entrenar?
Yoshino sintió un pequeño nudo en la garganta.
— Hinata, eso es algo que determinará un médico cuando llegue el momento, pero sí, para las mujeres es más difícil continuar con la carrera ninja, tan solo mira a tu sensei, ella ha pausado su carrera para criar a Mirai-chan y es muy feliz.
— Pero entonces, ¿Dejaré de ganar mi propio dinero? ¿Podré regresar a mi carrera cuando mi hijo no me necesite?
Yoshino movió la cabeza, no podía dejar que Hinata empezara las cosas con tantos conflictos encima.
— Hinata, no les hará falta dinero, Shikamaru tiene una renta fija por ser líder del clan, y también gana lo suficiente en la torre como para cuidar de esta casa y tres más. Por el momento solo descansa, ve esto como unas vacaciones, ¿No hay algo más que te gustaría hacer a parte de cumplir misiones peligrosas? ¿Tienes algún pasatiempo?
La chica vio la molestia en el rostro de la mujer y decidió no seguir expresando sus temores.
— Sí, me gusta... me gusta prensar flores... — Entonces Hinata comprendió que Yoshino sería una madre política que vería por los intereses del matrimonio, no de ella como persona.
— Perfecto, te conseguiré todo lo necesario, también deberías ir a las clases de Ikebana del clan, hasta podrías aprender a bordar y criar ciervos... — Hinata dejó de escuchar a la mujer, quizás su última esperanza era que Shikamaru y ella llegaran a algún tipo de acuerdo. — ... Todos en el clan te van a adorar, eres tan linda y seguro amarán verte en las clases de cocina de Satsuki-san...
— C-creo que Shikamaru-kun ya llegó... — Murmuró Hinata al sentir su firma de chakra ingresar a la casa.
— Espléndido, entonces me iré... Si Shikamaru está de flojo, solo manda un pergamino para mi y vendré a jalarle las orejas, ¿De acuerdo?
Hinata sonrió apenada.
— No se preocupe, todo estará bien... — Respondió un poco avergonzada, ella jamás iba a acusar a su esposo con su madre, eso sería darle más poder a ella sobre su matrimonio.
— Bien, nos vemos después... — Y marchó la mujer.
Hinata vio el camisón azul en sus manos y pensó que el costo por ayudar a su gente estaba siendo demasiado alto. Pronto, unas pisadas acercándose la alertaron.
— Hey... — Saludó el chico. — Vaya lugar, me perdí de camino a aquí...
Hinata sonrió un poco.
— Es demasiado solo para los dos. — Comentó ella mientras se sentaba en la cama.
— Sí... — Dijo él mientras se sentaba a su lado.
Y se quedaron en silencio, con el color naranja del cielo entrando por la ventana.
— ¿Tú...? — Comenzó a decir el chico. — Supongo que deberíamos hacerlo ahora, ¿No?
El rostro de ella se pintó rojo, y solo atinó a asentir con la cabeza.
— ¿Podría tomar un baño antes...? — Murmuró ella con la mirada fija en el suelo.
— Claro, imagino que este traje debe ser muy caluroso. — Y se puso de pie. — Iré a ver si hay algo en la cocina, avísame cuando estés lista.
Ella asintió y agradeció en silencio que le diera un poco de espacio. Una vez estuvo sola, hizo uso de toda su habilidad y flexibilidad para quitarse un traje que necesitó de dos personas más para ponérselo. Pronto entró al baño y decidió usar la regadera, a pesar de sus buenas habilidades, seguía siendo bastante torpe cuando estaba nerviosa, justo como en esos momentos.
Se tomó su tiempo en la ducha, pero sabía que no podía quedarse ahí por el resto de su vida, por lo que envolvió su cuerpo en una suave toalla blanca y salió del baño. Vio el camisón azul y, una vez que se hubo puesto nueva ropa interior, se lo puso aún cuando empezó a sacar humo de las orejas.
— Oe, ¿Todo bien? — Preguntó el chico mientras tocaba la puerta desde el pasillo.
A toda prisa Hinata se metió a la cama tapándose con las sábanas hasta la nariz.
— Hai... — El miedo se escuchó en su voz pero el chico estaba decidido a cumplir e ir a dormir de inmediato.
Shikamaru entró a la habitación, tomó un poco de ropa limpia y pasó al baño. Hinata escuchaba el sonido del agua caer y trató de no desmayarse, en sus clases como Kunoichi les habían hablado sobre usar el sexo como un arma, pero ella al ser heredera de un clan prestigioso, le dijeron que nunca le tocaría hacer ese tipo de misiones, así que no asistió al resto de las clases. Pero hace unos días pidió consejo a su sensei, ya que no tenía la menor idea de lo que debía hacer. Fue muy mortificante para Hinata escuchar a su sensei, pero quería estar preparada para aquello.
Pronto escuchó que la llave del agua era cerrada y volvió a respirar profundamente, se asomó por la ventana que estaba junto a ella y solo vio árboles y más árboles a lo lejos.
— En ese bosque viven los ciervos del clan, quizás un día podríamos ir a verlos. — Dijo Shikamaru y Hinata volvió a meterse a la cama, y taparse hasta la cabeza. — Esto también es incómodo para mi... — Dijo mientras caminaba hacía la cama. — Pero como dicen, al mal tiempo darle prisa.
La chica asintió desde la cama.
— ¿P-podrías a-pagar la luz?
— Sí... — Respondió él mientras se dirigía al apagador. Al sentirse cubierta por la oscuridad, Hinata se quitó la sábana de la cara y vio al chico usar solo un pantalón negro y andar con el torso desnudo. El color regresó a sus mejillas pero cuando iba a volver a taparse, el chico llegó a su lado y la detuvo.
— Hinata, si no estás lista no tenemos que hacerlo hoy.
Ella se sentó en la cama y bajó la mirada.
— Estoy lista... — Dijo con voz un poco ronca y bajó sus brazos renunciando a algún intento de protegerse. — Pero no sé cómo empezar...
Shikamaru suspiró cansado, él tampoco quería hacerlo, pero tener hijos era parte de sus obligaciones como líder de su clan.
— Sólo haz lo mismo que yo... — Comenzó a sentirse muy nervioso... — Yo seré gentil, si algo te molesta me detendré, ¿Está bien?
Ella asintió, se puso de pie y se sentó en la cama a un lado del chico, todo sin alzar la mirada.
Shikamaru la miró por primera vez en aquel día. Su rostro era hermoso, su piel nívea y el camisón dejaba apreciar las curvas del bien trabajado cuerpo de la chica, pronto sintió un cosquilleo en su parte inferior y se sintió un idiota. Él amaba a otra mujer pero al parecer su naturaleza de hombre estaba empezando a sentirse excitado, supuso que era absurdo negar la belleza que era Hinata pero aún así se sintió como si estuviera engañando a la mujer que realmente amaba.
— Voy a tocarte, ¿Está bien?
La peliazul asintió y cerró los ojos al sentir que la mano de él rozaba uno de sus hombros.
Hinata sintió que la piel se le erizaba al sentir el toque de la áspera mano del chico, quien pronto la invitó a que se acostara en la cama. Ella se obligó a mantener los ojos cerrados mientras sentía que él apartaba sus largos cabellos y procedía a colocar sus labios en su cuello, mientras con sus dos manos comenzó a masajear sus pechos sobre la suave tela. No sabía qué hacer con sus propias manos por lo que solo se abrazó al cuerpo caliente que la cubría y trataba de contener los estremecimientos que aquellos toques le ocasionaban.
— Tócame... — Le susurró él mientras metía sus manos dentro del camisón.
Con el corazón latiendo a toda velocidad, Hinata trató de explorar la espalda del chico, ya desnuda y pronto pasó una mano por los cabellos del chico, haciendo que los negros cabellos se soltaran de su amarre en el acto. Debido a ello se atrevió a abrir los ojos y por un momento no reconoció al joven que estaba a su lado, besando su clavícula.
— ¿Podrías ayudarme? — Preguntó él, Hinata no entendió hasta que sintió un tirón en su espalda, él no podía desatar el broche de su sostén. Con bastante pena alzó su torso y desató la prenda, para que acto seguido, el chico alzara el camisón sobre su cabeza y se deshiciera de ambas prendas al mismo tiempo, dejándolas olvidadas en el piso.
Ella trató de cubrir su desnudez, pero el volvió a besar su clavícula, bajando lentamente a sus pechos, donde los saboreó al mismo tiempo que los masajeaba cada vez con mayor deseo. Ante esas caricias mudas, ella comenzó a sentir demasiado calor, pero sobre todo en una parte nueva entre sus piernas que no había sentido con claridad antes. Un pequeño gemido escapó de los labios de ella cuando una mano de él se dirigió a esa parte como si le hubiera leído el pensamiento y comenzó a explorar esa zona tan personal.
Fuego. Era lo único que podría sentir Hinata, el cuerpo caliente de Shikamaru sumado a las caricias ardientes que daba a su piel la hicieron sentir como alguien más, encontró que le gustaban aquellas sensaciones tan abrumadoras. Pronto comenzó a moverse al compás que marcaba el chico, y se sorprendió así misma al separar sus piernas para permitirle que profundizara en el masaje que él estaba haciendo con tanta maestría. Sin embargo empezó a sentir algo extraño, algo raro desde su interior por lo que se asustó y trató de alejarlo, pero él abrió los ojos para mirar los suyos y pedirle en silencio que confiara. La mirada de Shikamaru fue extraña, reflejaba deseo, tristeza y algo parecido a la culpa, pero mientras trataba de descifrarlo, una explosión de espasmos la cubrió por completo, haciéndola que olvidara todo y que la fuerza abandonara su cuerpo.
— ¿Qué...? — Musitó ella mientras unas gotas de sudor cayeron por su frente, trató de respirar profundamente para recuperar algo de energía.
— Eso fue un orgasmo, Hinata... — Dijo Shikamaru con voz ronca, mientras volvía a devorar sus pechos, acción que ella contestó con un gemido más fuerte, pues ahora su cuerpo estaba más sensible que antes.
Aquel sonido fue suficiente para que el chido decidiera que era su turno, por lo que abrazó a la chica y giró, colocándole a ella de horcadas sobre él.
— Haz lo que tu cuerpo te pida... — Le susurró mientras la sujetaba de las caderas y su boca se ocupara con uno de sus pezones y algunos cabellos rebeldes de ambos.
Hinata comenzó a acariciar el cuerpo del chico, pasó sus manos por su pecho tan fuerte y marcado, se enderezó para poderlo ver bien y acomodar un poco de sus cabellos, entonces se dio cuenta de que él tenía los ojos cerrados. Ella sonrió y también apartó el cabello del rostro de él y decidió dar el siguiente paso. Se apartó del chico y comenzó a bajar sus pantalones junto a su ropa interior, liberando su miembro el cual estaba listo.
El chico abrió lo ojos para ver la expresión de sorpresa de la chica.
— Hazlo tu, así podrás parar si te duele. — Dijo mientras volvía a cerrar los ojos. Hinata se sonrojó, pero volvió a colocarse a horcadas. — ¿Te ayudo? — Preguntó él.
— Sí, no sé donde...
Y entonces con una mano la sujetó de la cadera y con la otra dirigió su miembro a la entrada de la intimidad de ella.
— Tienes el control, Hinata.
Ella agradeció en silencio y con cuidado empezó a bajar, pero se detuvo al sentir un obstáculo. Shikamaru estaba en medio de una tortura, estaba seguro de que era lo correcto dejarla a ella tomar la iniciativa, pero para él aquello se sentía como el maldito cielo, si tan solo pudiera terminar de entrar podría comenzar con el vaivén que terminaría con el fuego que lo estaba incinerando por dentro. Ella lo estaba torturando al detenerse, pero entonces ella decidió romper el bloqueo y al sentirla sentada completamente sobre él, sintió que moriría de placer.
— ¿Estás bien?
Ella no contestó, solo se agachó a abrazarlo, en parte asustada por las nuevas sensaciones y en parte para sentirlo más profundamente, no le había dolido tanto como había creído, pero cuando él se movió un poco, un pequeño ardor la recorrió.
— No te muevas...— Pidió ella aún un poco temerosa de lo sucedido, por lo que decidió esperar a que ella empezara a moverse de manera que no le doliera.
Shikamaru pensó que aquello era perfecto para él, ella estaba cabalgándolo a su propio ritmo mientras él disfrutaba de su nueva parte femenina favorita, pues los senos de Hinata eran enormes y sumamente agradables para él. Así que se dedicó a atenderlos mientras ella comenzaba a aumentar la velocidad al volver a sentir surgir ese pequeño calor desde su interior. Cuando Shikamaru sintió que las paredes de ella comenzaban a contraerse, la ayudó un poco de manera que el nuevo orgasmo que sintió ella fue más intenso, y segundos después él pudo tener su propio orgasmo, depositando toda su semilla dentro de ella.
Ambos se dejaron caer en la cama, jadeando y cubiertos de una fina capa de sudor, pero sin la menor idea de qué era lo que continuaba.
— Gracias... — Susurró ella mientras jalaba una sábana para cubrir su desnudez. — Fuiste muy considerado, Shikamaru-kun...
Él no supo que decir, más que considerado, sentía un enorme sentimiento de culpa por haberlos puesto a los dos en esa situación.
— Está bien, esperemos que sea suficiente. — Dijo mientras se levantaba y cogía del suelo la ropa de ambos.
Hinata se sonrojó al verlo, pero sonrió tímidamente. Aquello no había sido tan malo como había esperado y sabía que en gran parte había sido gracias a él.
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Muchas gracias por leer.
Hinata y Shikamaru tienen ideas liberales sobre cómo quisieran llevar su matrimonio, quieren que el otro esté bien pues saben que son compañeros en una cárcel en la que solitos se metieron, sin embargo ambos clanes tienen pensamientos conservadores, pero tienen buenas intenciones, quieren que todo vaya bien para los dos jóvenes pero eso no ayuda a lo que ellos quieren. Veremos una lucha constante entre ideas conservadoras y liberales a lo largo del fic, algunas veces ganaran los conservadores, otras los liberales pero veremos cómo se las arreglan los dos recién casados.
Ojalá puedan dejar un comentario si la historia les gustó o para decir lo que piensan, ustedes son parte de el esfuerzo de escribir. Saludos y gracias por leer.
15 marzo 2021
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