Comenzando una familia
Disclaimer: Naruto no me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto.
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Capítulo IV.
Comenzando una familia
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Pronto llegaría la primavera a Konoha y eso significaba que la mejor época del año empezaría para Ino, quien veía florecer las hermosas flores del invernadero de su familia. En esta época del año, la familia Yamanaka ofrecía en su florería las flores más bellas y era cuando tenía más clientes deseosos por llevar un poco de esa belleza a sus casas.
— Te ves contenta, Ino. — comentó Chouji quien comía unas papas fritas mientras veía a la rubia danzar de un lado a otro.
— Hoy en la mañana fue la primera vez que vi a mi madre tan animada desde que acabó la guerra, está contenta por todos los pedidos que hay que preparar y me alegra poder ayudarla antes de empezar con mi entrenamiento en la torre. — sonrió a su amigo, quien asintió. — ¿Cómo sigue tu papá? El otro día escuché que tuviste que sacarlo cargando del bar.
El chico dejó de comer.
— Es que extraña mucho a tu papá y a Shikaku-san, aún no se hace a la idea de haber perdido a sus mejores amigos.
Ino miró a su amigo y asintió.
— No es fácil, pero debemos continuar, eso es lo que ellos querrían.
Chouji asintió cuando la puerta del local sonó indicando que había llegado un cliente.
— ¡Hola! ¿En qué te puedo ayudar? — saludó Ino a una hermosa joven de cabellos rojos y piel morena.
— Hola, me dijeron que aquí encontraría flores de Kumo.
— Claro, en el invernadero de mi familia cultivamos flores de todas las naciones ninja, pero no las tengo en este lugar, si quieres podemos ir allá atrás. — dijo Ino con alegría.
— Seguro, quisiera ver de cuáles tienes, mi madre ha estado muy nostálgica por nuestra aldea. — respondió la chica.
De pronto la puerta volvió a sonar e Ino saludó a los nuevos clientes.
— Chouji, tu sabes dónde está el invernadero, llévala y tomen las que quiera y aquí se las cobro, tengo que atender a los que acaban de llegar.
El chico se puso de pie de un salto, dejando caer las papas en el piso y muy desconcertado.
— ¿Pero por qué yo? Yo no trabajo aquí.
— Calla y ve, si lo haces te invitaré algo de cenar luego.
— De acuerdo. — dijo el joven mientras levantaba la bolsa de papas y miraba a la joven de ojos dorados, sonrojándose sin querer. — Mi nombre es Chouji Akimichi...
— Soy Karui. — saludó la chica mientras Chouji le hacía señas para que lo siguiera.
— No eres de Konoha, ¿Verdad?
— No, mi familia junto a otra hemos venido a Konoha como embajadores de Kumogakure.
— Entiendo. — murmuró el chico mientras salían del local y luego de unos metros llegaban al invernadero de la familia Yamanaka.
— Es un sitio enorme. — indicó Karui.
El invernadero era cuatro veces más grande que el local y ciertamente albergaba una gran cantidad de flores de distintos tamaños y colores. Karui estaba embelesada contemplando el lugar mientras Chouji dejó su bolsa de papas en una mesa y buscó un poco de papel, las manos habían empezado a sudarle demasiado.
— ¡Estás son de Kumo!
Chouji la buscó con la mirada y la vio bastante lejos, así que se dio prisa para llegar a su lado.
— Quiero llevar estas. — Karui señaló unas camelias rojas. — Y estás, todas las que tengas. — señaló unas flores muy extrañas que parecían dientes de león gigantes.
Como Chouji pasó gran parte de su vida en ese lugar ya que cuando eran gennin Ino siempre lo llevaba a él y a Shikamaru a ayudarle en sus tareas diarias, sabía perfectamente donde estaba cada cosa y cómo sacar las flores.
Con un poco de nervios, desenterró las flores y las colocó en una maceta con nueva tierra, aquello hizo que Karui frunciera el ceño.
— ¿No las cortarás y envolverás en papel?
Chouji se sonrojó por completo.
— Es que como dijiste que tu madre extrañaba su aldea, pensé que de esta forma las flores vivirían más y alegrarían más tiempo a tu madre.
Fue turno de la pelirroja de sonrojarse.
— ¡Ah! Si dije eso... — rascó su mejilla un poco incómoda. — Aunque creo que pesarán mucho de esa manera.
— Yo... yo podría acompañarte a casa... si quieres...
Un silencio incómodo los rodeó, pero de pronto una risa fresca lo hizo alzar la mirada.
— Sería un placer contar con tu ayuda Chouji, me alegra que en Konoha todos sean tan amables, mamá estará encantada.
Chouji parpadeó sorprendido pero luego sonrió y continuó arreglando las flores de la chica.
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Mientras tanto Ino despedía fuera de su local a los contentos clientes que se iban con un enorme ramo, cuando vio a Shikamaru llegar hasta ella.
— Eres un perezoso, camina derecho, si yo fuera Hinata te pegaría un palo en la espalda. — se quejó Ino mientras el chico la miraba ceñudo.
— Vengo a pedirte un favor y tu empiezas con groserías...
El radar de Ino se activó, era raro que Shikamaru pidiera favores.
— Bueno, no es mi culpa si caminas tan decaído... pero pasa, Chouji está en el invernadero.
Shikamaru asintió y entró al local, al estar dentro se sentó en la misma silla donde su amigo había estado antes.
— ¿Qué sucede? — preguntó Ino sin disimular su interés.
Shikamaru se puso derecho mientras cerraba los ojos y juntaba sus manos en la pose que utilizaba para planear estrategias.
— Le he dado mil vueltas a esto en mi cabeza y ya me rendí, así que necesito de tu ayuda y la de Chouji. — tomó aire mientras una vena resaltaba en su frente al ver que tenía la total atención de Ino. — Hinata está embarazada y queremos hacer una pequeña fiesta...
Los ojos de Ino se abrieron desmesuradamente y sus gritos se escucharon por todo el local.
— Por supuesto, ¿Qué clase de fiesta quieren? ¿Cuánto tiene Hinata? ¿Ya saben que es? Tiene que ser niña porque de otra manera será un vago como tú.
Shikamaru puso una dedo dentro de uno de sus oídos, sabía que eso iba a ser problemático pero necesario.
— Mamá está organizando una comida con los miembros de los dos clanes para mañana, pero Hinata y yo queremos algo más privado con nuestros amigos, quería saber si tu podrías organizarlo... Hinata ha estado muy cansada y yo tengo trabajo.
— Por supuesto que lo haré shikamaru, Chouji y yo nos encargaremos de todo, tu solo espera.
— ¿De qué cosa? — la voz de Chouji se dejó escuchar mientras llegaba hasta donde estaban sus amigos. — Chicos les presento a Karui... Ella es Ino y él es Shikamaru, mi mejor amigo — Chouji los presentó muy alegre, aquello llamó la atención del Nara.
— Es un placer, yo soy Karui. —la pelirroja miró a Ino. — Llevaré estas flores.
— Bien—, sonrió Ino y procedió a cobrar el importe.
— Yo la acompañaré a llevarlas a casa. —dijo Chouji tratando de ocultar el sonrojo de sus mejillas.
— Bien, pero no tardes, Shikamaru nos ha pedido que organicemos una fiesta para festejar que él y Hinata serán padres de un hermoso bebé... — Ino estaba realmente emocionada con la idea.
— Muchas felicidades. — dijo Karui con una gran sonrisa.
— ¡Enhorabuena! Te ves feliz, Shikamaru. — Chouji sonrió a su amigo.
— Solo no dejes que Ino haga algo muy grande, solo para nosotros tres, Kurenai y el equipo ocho... — Shikamaru le sonrió a la chica, no necesitaba ser un genio para notar que su amigo estaba siendo muy caballeroso por un motivo en especial. — También estás invitada, Karui.
— Agradezco la invitación, prometo regresarles a su amigo pronto.
— Sin prisas. — los despidió Shikamaru, pero en cuanto volvió a estar solo con Ino, sintió su mirada interrogadora sobre él.
— Tienes que contarme todo, ¿Fuiste amable con Hinata-chan? ¿Desde cuando lo sabes? ¿Ella lo está tomando bien?
Shikamaru suspiró.
— Apenas regresé la semana pasada de misión, comienzo a hacerme una idea. — ante aquella mención Ino se puso sería.
— Chouji me contó un poco, siento lo que pasó con Temari, ¿Se recuperará?
Shikamaru asintió.
— Sí, su brazo quedó un poco quemado pero con terapia e injertos volverá a ser funcional, por lo demás está fuera de peligro.
Ino tomó asiento al lado de su amigo.
—¿Saldrás corriendo así el día que nazca tu hijo?
— Ino...
— No me malinterpretes, Shikamaru Nara, tu mejor que nadie sabes que no debiste ir pero no te puedo culpar, la amas y aún no estás listo para dejarla ir por completo... en realidad te admiro. —el chico la miró sorpresa. — Tomaste el mando de tu clan y llevas un peso muy grande en tus hombros, pero puedo notar que estás contento con la noticia de ser padre, tienes la oportunidad de honrar a tu padre y ser la mejor versión de ti para tu hijo.
— Ino... a mi me gustaría... — bajó la mirada con vergüenza. — Quiero compensar a Hinata, solo le he causado problemas y ahora tiene que cargar con una gran responsabilidad también... me gustaría que ella pudiera ser feliz.
Ino puso una mano en el hombro de su amigo.
— Pues hazla feliz, ella es una persona muy comprensiva y estoy segura de que te deja dormir todo el día sin molestarte, tienes la oportunidad de empezar de cero.
Shikamaru vio el piso como si fuera lo más interesante en el mundo.
— Me emociona la idea de ser padre, pero ser una pareja real para Hinata me cuesta mucho trabajo, todo sería más fácil si ella amara a alguien más y no esperara nada de mi.
Ino suspiró.
— Te aseguro de que el día que eso suceda te vas a arrepentir, porque Hinata-chan es una buena persona y estoy segura de que si le dieras una verdadera oportunidad, te enamorarías por completo de ella.
Shikamaru sonrió.
— Lo intentaré.
— Bien, ahora ve a casa y dale esto. — Ino corrió por un ramo de lirios blancos. — Tienes que ser un buen esposo y un buen padre, así como lo fueron los nuestros.
— Entiendo, entiendo...
— Y no te preocupes por nada, ¿Este fin de semana está bien para la reunión? ¿Está bien si lo hacemos en mi casa?
— Sí, como sea.
Y Shikamaru huyó antes de que la piedra que lanzó Ino lo alcanzara.
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Hinata caminaba por el sendero principal que conectaba todas las viviendas del clan Nara cuando una alegre Yoshino llegaba a su lado.
— Hinata-chan, ¿Qué haces a la hora del calor en la calle?
— Fui a ver cómo va la reconstrucción de casas en mi clan. — respondió mientras se detenía. — Y tuve reunión en el consejo de mi clan.
Ahora el consejo solo eran su padre, su abuelo, Hanabi y ella.
— ¿Todo va bien? ¿Necesitan ayuda?
Hinata negó.
— Todo ha ido como se planeaba, muchas gracias por preguntar.
— Por cierto, quería hablarte de algo Hinata... —la mujer señaló una banca de madera que reposaba a los pies de un gran árbol aunque casi todo el sendero principal que conectaba el distrito Nara estaba rodeado de árboles de enorme tamaño.
— Sí, dígame. —respondió Hinata con un sentimiento mientras tomaba asiento junto a la mujer.
— Como sabes un grupo de mujeres del clan y yo nos hacemos cargo de la casa hogar donde viven los huérfanos del clan, pero hemos tenido algunos problemas con un joven de doce años, es muy listo y perspicaz pero necesita que alguien lo observe de vez en cuando, además que está obstinado a vivir solo, pero es deber del clan no abandonarlo... Este chico se llama Kento.
— ¿Hay algo que podamos hacer para ayudar?
— Recordé que ustedes estaban buscando alguien que les ayudara en casa, creo que ustedes podrían contar con su apoyo en casa.
Hinata dudó ante las palabras de la mujer.
— Yo no tendría ningún problema, en la mansión Hyuuga Shiro ha sido de gran ayuda a pesar de su corta edad, pero debo consultarlo con Shikamaru antes.
Yoshino sonrió.
—Claro, seguro sabe quien es... —una pequeña risa escapó de la mujer. —Es un sobrino lejano de Shikamaru, hijo de un primo segundo que falleció en la guerra...
Después de un rato las mujeres caminaron conversando de temas triviales en dirección a la casa de Hinata, cuando llegaron se despidieron con un movimiento de cabeza. Cuando Hinata entró al lugar, vio un ramo de lirios en la mesa de la sala de estar.
— ¿Shikamaru? — preguntó con duda, se suponía que a esa hora él debería estar en la torre, pero la imagen de su esposo saliendo de la cocina confirmó sus sospecha.
— Hola, pensé en traer algo de comida ya hecha, Shizune-san dijo que no debes cocinar tan seguido.
Hinata se acercó a la cocina y vio un par de platos de ramen y varias órdenes de dango, cosas que la hicieron reír.
— ¿Qué es tan gracioso?
— Shizune-san nos mataría si comemos esto diario de ahora en adelante, pero por un día no lo veo mal. — dijo al sentir el delicioso olor del ramen.
Shikamaru suspiró derrotado sin notar el brillo de alegría en la mirada de su esposa.
— Supongo que tendré que contratar a alguien que prepare algo más sano. ¿Está bien?
Hinata asintió.
— No tienes que preocuparte por eso, me encontré a tu mamá en el camino y nos hizo una sugerencia sobre eso. —tomó asiento en la mesa que estaba en la cocina.
— ¿Tiene a alguien en mente? — preguntó mientras le pasaba a Hinata su plato de Ramen y otro con dangos.
— Sí, dice que es tu sobrino y se llama Kento. —la peliazul tomó sus palillos y dio gracias por los alimentos.
— Leí sobre lo sucedido, sus dos padres murieron en la guerra, eran escoltas de mi padre y de Inoichi. —llevó una mano a su mentón. —Pero debe ser un niño y lo que necesitamos es alguien que se haga cargo de las labores de aquí.
— Yo no tengo ningún problema, puedo enseñarle a cocinar y puede ayudarme en las labores que yo no pueda, y si se necesita más ayuda puedo traer a alguien de mi clan.
Shikamaru vio que la mujer parecía contenta con la idea por lo que suspiró cansado.
— Está bien, si lo aceptas no tengo ningún reparo... una habitación será será para el bebé y otra para Kento-san
— Tu madre dice que se rehúsa a dejar su casa pero podemos asignarle un sitio aquí para cuando quiera quedarse o descansar. — Hinata asintió y continuó comiendo en silencio después de que Shikamaru mandó un pequeño pergamino a su madre para decirle que podía llevar al niño con ellos cuando quisiera.
Después de un tiempo en silencio donde solo se escuchaba el ruido del viento que entraba por la ventana, Shikamaru volvió a hablar.
—Hoy fui a ver a Ino y le pedí que organizara una pequeña reunión con nuestros amigos, espero que no tengas ningún problema con eso.
—No, está bien. — respondió contenta. — Lamento no haber podido organizar el evento yo...
—No te preocupes, mamá se hará cargo de todos los eventos formales del clan mientras tenemos al bebé y crece un poco... pero cuando ella ya no esté, será tu trabajo organizarlos.
—Eso significa que tendré que asumir el trabajo de tu madre... ¿Aún así podré volver al servicio activo? —de pronto el apetito se le fue.
Un silencio incómodo volvió a envolverlos pero antes de que pudieran hacer algo, unos golpecitos es escucharon en la puerta de la entrada. Sin demora Shikamaru se dirigió a abrir la puerta y unos segundos después unas pequeñas pisadas anunciaron que alguien corría en dirección a la cocina.
—¡Hina! —la pequeña Mirai llegó corriendo a sus brazos.
—Mirai, estás enorme... —Hinata se puso de pie y cargó a la pequeña de cuatro años que rodeó su cuello con sus pequeños brazos.
—¿Interrumpimos algo? —Kiba entró a la cocina seguido de Akamaru y por último de Shikamaru.
—No, llegaron en un buen momento. —Hinata le sonrió a la niña mientras Kiba tomaba asiento en la mesa de cuatro lugares.
—Justo terminábamos de comer. —respondió Shikamaru quien llegó hasta Hinata y tomó a Mirai en sus brazos.
Kiba empezó a olfatear y su mirada se mostró triste, lo cual fue evidente para el Nara.
—¿Así que ramen, eh? —exclamó Kiba pero Shikamaru notó cómo Hinata le hacía una seña veloz con una mano ante la cual el Inuzuka hizo un casi imperceptible asentimiento. —Kurenai me pidió que cuidara hoy de Mirai y le propuse salir a dar una vuelta... sin querer terminamos aquí.
Akamaru se echó a los pies de Hinata y esta le acarició su suave pelaje blanco.
—Hace mucho que no te veía, jovencita. —le dijo Shikamaru a Mirai.
—Onii-san... mamá me compró un helado de limón y otro vestido... —comenzó a contar la niña.
—La llevaré a ver el estanque... —informó el Nara a lo que Hinata asintió. Shikamaru salió al jardín con la niña y ella quedó encantada con los arbustos llenos de flores de diferentes colores y tamaños. —¿Te gustan?
Mirai asintió con una sonrisa mientras se acercaba a unas margaritas y poniendo su nariz sobre ellas inhaló fuertemente su delicado aroma, ocasionando que estornudara cómicamente. Shikamaru limpió la nariz de la niña con su pañuelo y estuvo un buen rato jugando a correr con ella alrededor del pequeño estanque, en momentos así era cuando pensaba que podría ser un buen padre, pues amaba cada momento que pasó al lado de la pequeña hija de Asuma-sensei.
Cuando por fin la infante se agotó, Shikamaru la cargó y la meció, de manera que Mirai se quedó completamente dormida.
—Vamos a acostarte un rato. —comentó el adulto y de dirigió a la casa, desde donde escuchó las voces de su esposa y su amigo.
—...entonces pensé en romperle la nariz pero supuse que eso te pondría triste, pero Shino ya lo había hecho correr un par de horas debido a una colmena de avispas. —dijo la voz de Kiba.
—No era necesario, —respondió la chica con voz más suave. —Por cierto, no sabía que Kurenai-sensei había regresado al servicio.
—Apenas ayer Rokudaime-sama la mandó llamar, al parecer hay un grupo criminal que usa el genjutsu y necesitaba a alguien que les diera a probar un poco de su misma medicina... desconozco si Kurenai-sensei regresará definitivamente al servicio... —se escuchó un resoplido de parte de Akamaru. —¿Cómo lo estas llevando?
Shikamaru se recargó en la pared de las escaleras sin subir.
—Es difícil, a veces me despierto antes del amanecer y quiero salir a entrenar pero Yoshino-san me dijo que lo dejara... entonces duermo un poco más y despierto agotada... he intentado distraerme con algunos libros, con jardinería o visitando a Hanabi pero no es igual... aunque el bebé está creciendo cada vez más rápido, hoy me di cuenta de que me veo más hinchada del vientre. —la voz de Hinata fue más difícil de escuchar. —Tengo miedo, Kiba. —confesó.
Kiba se escuchó el ruido de una silla moviéndose.
—Siempre haz sido muy valiente, Hinata, todo saldrá bien... y si las cosas con Shikamaru no salen bien, siempre puedes divorciarte...
—Padre no aprobaría eso...
—No necesitas su permiso, además nos tienes a Shino y a mi, hemos hecho un buen trabajo con Naruto, ¿No? Bien podríamos hacernos cargo de ti y de tu bebé, Shino amaría cambiar pañales.
Ella rio y el ambiente se volvió más ligero.
—Es cierto, gracias Kiba...
Shikamaru subió a la habitación de ellos y colocó a la niña sobre la cama mientras él se sentaba a un lado y recargaba su codos en sus rodillas.
Él nunca había pensando en el divorcio desde que se casó porque se suponía que un compromiso así era para siempre... sus padres, los de Ino y Chouji siempre habían estado juntos hasta que la muerte los separó... Pero tal vez en el futuro, cuando hubiera mayor estabilidad en la aldea y su hijo fuera mayor cada uno podría rehacer su vida, quizás no estaban tan condenados como pensó. Sí, sería difícil pero no imposible.
Con más tranquilidad se acostó mientras observaba el techo, crecer era demasiado problemático pero debía esforzarse más para ser un hombre en el que Mirai y su hijo pudieran confiar.
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Más tarde, cuando la pequeña despertó, Kiba la tomó en brazos y ambos marcharon al distrito Inuzuka. Dejando solo al joven matrimonio.
—Así que ya le contaste a tu equipo la buena nueva... —comentó Shikamaru para romper la tensión que se sentía mientras los dos terminaban de cenar los dangos que habían quedado de más temprano.
—No quería que se enteraran por otro lado por lo que le conté a Kiba para que le avisara a Shino, espero que no te moleste.
—No, para nada... aunque Kiba me dio una idea... lamento haber escuchado un poco cuando pasé por ahí para llevar a Mirai a nuestra habitación...
El rostro de la chica mostró curiosidad.
—Hagamos bien las cosas que nos corresponden y cuando nuestro hijo sea un poco mayor, si tu quieres podremos divorciarnos y no se romperán los lazos entre nuestros clanes porque nuestro hijo siempre tendrá ambos linajes.
—Pero podría ser una carga muy grande para él... —Hinata contempló su vientre aún plano.
—No lo vamos a dejar solo nunca, confío en tu criterio y en el mío, aunque necesitamos hacer algunos cambios aquí. —Hinata lo escuchó con atención. — Mañana iré a hablar con mamá para que Kento sea tu pequeño asistente así no tendrás que hacer esfuerzos cuando avance el embarazo, pero también será tu compañero de ejercicios y cuidará de que no te sobreexijas... yo sé que eres una de las kunoichis más capaces de la aldea y por eso debes tener cuidado.
Hinata se sorprendió de que Shikamaru empezara a tomar la iniciativa pero le agradó esa actitud.
—Sí, capitán. —respondió ella con una pequeña sonrisa.
Aquella respuesta hizo reír a Shikamaru quien contagió a la chica y ambos rieron abiertamente por primera vez.
—Me gusta vivir contigo, Hinata, eres una buena compañera.
—Yo pienso igual, gracias por siempre estar pensando en soluciones para los tres.
Shikamaru se puso de pie y llegó hasta ella para depositar un breve beso en su cabeza.
—Voy a cuidar bien de ustedes dos, no hay nada de que temer, ¿De acuerdo?
Ella asintió.
—Sí.—dijo y también se puso de pie y por primera vez se animó a abrazar a su esposo en la privacidad de su hogar.
Aquel contacto también impresionó al chico, quien al salir de su estado de estupefacción, la rodeó con sus brazos y por primera vez en mucho tiempo se sintió en calma y paz.
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Al día siguiente en la mañana, Yoshino tocó la puerta de la residencia de su hijo, iba en compañía del joven Kento, quien con una mochila de viaje y el ceño fruncido esperaba detrás de la mujer mayor.
—Debes portarte bien, Hinata-chan está está embarazada y no debes dejar que haga nada, ¿Entendido?
—Yo no pedí venir aquí ni nada... —se quejó el niño de cabellos largos, negros y tez bronceada, los genes Nara eran muy evidentes.
—No puedes estar solo en tu casa hasta que seas mayor de edad, además reprobaste la academia ninja por lo que tendrás que aprender un oficio para que puedas trabajar cuando seas mayor. —Yoshino escuchó unos pasos acercarse a la puerta. —Por favor, Kento, hazlo por tus papás...
El niño frunció aún más el ceño pero no dijo nada más.
Cuando la puerta se abrió, Hinata los recibió con una enorme sonrisa.
—¡Qué hermosas flores, Hinata! —Exclamó Yoshino al entrar a la casa y ver el florero lleno. —No sabía que estaban cultivando lirios.
—Oh no, Shikamaru las trajo el otro día. —dijo con un ligero sonrojo, ante el cual Yoshino sonrió muy feliz.
—Por lo menos parece que mi flojo hijo hace algo... —buscó con la mirada al niño y lo encontró aún fuera de la casa. —Pasa y quítate los zapatos Kento, ella es Hinata, la esposa de Shikamaru.
—Buenos días. —saludó el niño e hizo una pequeña reverencia.
—Es un placer conocerte Kento, ¿Quieres conocer tu habitación?
Se alzó de hombros.
—No voy a mudarme de mi casa. —musitó y Yoshino estuvo a punto de reñirlo, pero Hinata negó.
—Solo será un lugar donde puedas descansar cuando estés aquí y no haya mucho trabajo... Yo me haré cargo desde ahora, no se preocupe por nada Yoshino-san.
La mujer mayor suspiró.
—No dudes en mandar un mensaje por cualquier cosa... y no olvides que los espero a las ocho de la noche en mi casa para el anuncio oficial ante los dos clanes.
—Hai, ahí estaremos. —Hinata acompañó a la mujer a la puerta y una vez que su suegra se fue, vio que el joven estaba en el mismo lugar junto a su mochila de viaje.
—¿Hay algo que te moleste, Kento-san?
—No Hinata-sama, lamento ocasionar tantas molestias. —e hizo una reverencia más formal.
—Llámame Hinata... y yo te diré Kento, ¿Sí?
El niño la miró con sorpresa.
—Te ves muy joven para ser la esposa de Shikamaru-sama.
Hinata sonrió.
—Tenemos la misma edad, ¿Por qué dices eso?
—Porque Shikamaru-sama es un anciano, siempre anda con su cigarro de un lado a otro y cuando nadie lo ve se encorva como un viejo.
La mayor dejó escapar una pequeña sonrisa.
—Ven, te mostraré tu habitación y el resto de la casa. —Hinata tomó la mochila de los hombros del chico...
—No, yo puedo llevarla... —se quejó. —Yoshino-sama dice que usted no puede cargar nada...
—No soy de cristal, Kento... agradezco las atenciones de todos pero me gusta hacer las cosas por mi cuenta, aunque claro que llegará un momento en que requeriré de tu ayuda. —y le sonrió.
Kento se quedó sorprendido de aquellas palabras pero pronto se espabiló para caminar detrás de la mujer que subía las escaleras.
Mientras Hinata-sama le mostraba la casa Kento pensó en lo distinto que era ese lugar de cómo lo imaginó. Cuando sus padres marcharon a la guerra le prometieron que volverían sanos y salvos y él realmente les creyó y les prometió que perfeccionaría su técnica de sombras para que estuvieran muy orgullosos, pero cuando la guerra llegó a su fin y ellos no regresaron con vida no lo podía creer, así que se encerró en su hogar y se negó a aceptar que sus dos padres habían muerto.
—Son héroes... —esas fueron las palabras de Shobimaru Nara, cabeza del consejo de ancianos del clan. —Tus padres cuidaron de la espalda de Shikaku-sama hasta el último momento, dieron su vida para salvar el mundo.
Él no quería que sus padres fueran héroes... solo quería que su madre lo abrazara y lo arropara mientras su padre le contaba leyendas del clan...
—¿Por qué si Shikaku-sama era tan fuerte, no los pudo salvar? — fue lo que preguntó al anciano que fue a darle la noticia.
—Los ninjas saben que deben dar su vida por un bien mayor, Shikaku-sama cumplió con su deber hasta el final y ahora es turno de que Shikamaru-sama y tu honren sus memorias y cumplan sus deberes con el clan y con la aldea.
Kento aceptó con un asentimiento de cabeza, pero cuando la instalaron en la casa hogar con varios niños más, no pudo seguir soportando que lo llamaran hijo de héroes, él era solo huérfano más y había perdido lo que más le importaba porque Shikaku-sama, el héroe de su infancia, no fue capaz de salvar a su propia gente. Entonces sintió que nada importaba y se dejó llevar por la ira, sobre todo cuando se reanudaron las actividades en la academia, ya no tenía sentido ser ninja si terminaría como sus padres, así que se encargó de hacer enojar a sus profesores y se encargó de que la echaran de la escuela. Con lo que no contaba era con que Yoshino Nara lo tomara bajo su cuidado personal. Debía admitir que la mujer había sido un fuerte rival y un gran apoyo cuando la ira y la tristeza lo embargaron, pero ahora que ya estaba aceptando que sus padres nunca volverían y que se había vuelto a establecer en su casa solo, lo mandaban a trabajar con el hombre que era el vivo retrato de Shikaku, a quien culpaba por la muerte de sus padres.
Shikamaru-sama siempre le pareció un joven promedio de su clan pero lo respetaba por su sobresaliente inteligencia, pero el día que fue su ceremonia de toma de liderazgo, se marchó corriendo como si tuviera algo más importante que hacer y eso le hizo enfadar. Un líder debía ver por su clan, por su gente y en su joven opinión no era así, el viejo Shobimaru y Yoshino tenían más trabajo que nunca y para Kento eso era culpa de Shikamaru-sama.
Pero con lo que no contaba era con la esposa de su líder, la había visto por el distrito Nara y había escuchado de algunos amigos que cocinaba muy rico pero nunca quiso probar nada que tuviera que ver con su flojo líder. Pero ahora que la escuchaba hablar y la veía sonreírle con calidez, sintió que su estómago se estrujaba de nervios.
—...cada habitación tiene su baño, si te falta algo para tu higiene personal dime y lo conseguiremos... —entraron finalmente a la que sería su habitación. —Si tienes hambre siempre hay comida en el refrigerador y puedes usar el doujo cuando quieras. —finalizó la peliazul con una sonrisa.
Kento frunció el ceño de nuevo.
—Yoshino-sama me dijo que vendría como ayudante de ustedes... ¿Cuáles van a ser mis tareas?
Hinata llevó una debo a sus labios.
—Hacerme compañía. —dijo con una sonrisa a lo que el joven alzó una ceja.
—¿No quieres que lave los baños, la cocina o que haga algo más difícil?
—Bueno, podemos dividir los quehaceres, quizás te cargue con un poco más de trabajo cuando el bebé crezca un poco más en mi vientre o cuando nazca pero hasta entonces tu compañía es invaluable para mi...
El chico volvió a sentir ese cosquilleo en su estómago.
—Cómo digas, Hinata-san... —dijo con dificultad.
En ese momento se escuchó el ruido de la puerta abriéndose y la voz de Shikamaru se anunció.
—Estoy en casa.
—Bienvenido. —dijo Hinata desde el piso superior.
—¿A que hora es la reunión con nuestros clanes? — Kento se asomó por el barandal y vio al hombre preguntar mientras se quitaba las sandalias ninja.
—A las ocho de la noche.
—Iré a dormir un poco. —alzó una mano y lo vio caminar el dirección al jardín del estanque.
—¿No dormirá en su cama?
—Le gusta dormir fuera en los días soleados como hoy. —sonrió la peliazul. —¿Me acompañarías al centro a comprar algunos alimentos? Aunque hay que darnos prisa, tenemos una reunión de clanes en la noche.
—Claro. —la idea le emocionó, desde que fue expulsado de la academia casi no salía del distrito Nara.
Hinata y Kento salieron en dirección al centro de la aldea, caminaban en silencio pero el joven no se sentía intimidado como cuando estaba con Yoshino-sama y no es que Hinata no fuera una autoridad, sino que su presencia era de alguna manera tranquilizadora.
—¡Hinata! —un grito a lo lejos llamó la atención de ambos.
Pronto a lo lejos Hinata vislumbró la castaña cabellera de Hanabi Hyuuga quien iba acompañada de un pequeño Hiro.
—¡Es muy bueno verte, hermana! —saludó Hanabi.
—Hanabi, Shiro, les presento a Nara Kento. —la peliazul miró a la Nara que iba a su lado. — Ellos son mi hermana Hanabi y Shiro-chan. —La pelinegra hizo una reverencia. —¿Qué hacen?
—Venimos a buscar un regalo para ti, aún no hay muchas tiendas de donde elegir pero escuché que papá ya mandó importar de otras aldeas ropa y cosas para... —señaló su vientre. —Ya sabes.
Hinata sonrió.
—¿Está contento?
—Parece que sí, también el abuelo está emocionado.
Kento notó que la sonrisa en el rostro de su líder desaparecía.
—Entonces los veré mañana, nosotros vamos por alimentos. —se despidió Hinata.
—Sí, fue un placer Kento. —Hanabi y Shiro marcharon en dirección al clan Hyuuga.
Pronto llegaron a la zona donde vendían las verduras y distintas carnes. Compraron un poco de todo y cuando Kento dijo que las sandías se veían deliciosas, Hinata pidió una enorme para llevar. Llegaron con las bolsas pesadas y el niño se sentó a ver cómo Hinata cocinaba.
—¿Te gustaría aprender? —le dijo Hinata mientras añadía unas verduras al yakisoba.
—Sé hacer arroz cocido y pescado frito, también sé improvisar alimentos para una misión ninja.
—Suena práctico. —respondió Hinata. —Yo aprendí observando a una de las cocineras de mi clan, y cuando sentí que podría hacerlo le pedí que me guiara.
Kento observó cada uno de los movimientos que realizó la mayor.
—¿Cuántos años tienes?
—Veinte, ¿Tú? — Hinata sonrió.
—Doce, apenas son ocho años de diferencia.
Hinata sonrió apenada.
—Supongo que a veces pasan así las cosas. —respondió Hinata mientras revolvía el guiso y añadía un poco de soya.
—Yo no me imagino casado y esperando un bebé a los diecinueve años, tal vez saliendo con alguien pero seguro que trabajando en algo.
—¿En qué te gustaría trabajar? —preguntó Hinata sin voltear a ver al niño.
—Estoy seguro de que si me lo propongo puedo volver a la academia y graduarme, pero no estoy seguro de querer ser un ninja. Quizá sería bueno tener una farmacia, papá me enseñó a preparar distintos antídotos y remedios del clan.
—El clan ya tiene una gran farmacia que surte a la aldea, piensa en otra cosa más rentable. —dijo Shikamaru mientras entraba a la cocina, iba bostezando. —Me despertó el olor de la comida, huele bien.
—Gracias, pronto estará listo.—comentó Hinata con una pequeña sonrisa mientras Shikamaru acercaba todo lo necesario para que comieran los tres.
Kento frunció el ceño al ver a su líder, había interrumpido una conversación que no le concernía, definitivamente no le agradaba.
—¿Kento? —Shikamaru movió una mano frente al joven.
—¿Qué sucede?
—Te pregunté que si viste a Hinata comer mientras cocinaba. —recién se dio cuenta de que Hinata no estaba en la cocina.
—No me fijé. —respondió un poco molesto.
—Su doctora nos dijo que tiene que evitar comer de más, ojalá pudieras ayudarnos con eso. —respondió Shikamaru. —Te agradeceré mucho que cuides a Hinata cuando no estoy cerca, Kento.
—Sí, señor. —es cierto que no le agradaba pero seguía siendo su líder y le debía respeto, además de que Hinata-sama parecía ser una persona muy fácil de tratar.
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Era de noche cuando Hinata y Shikamaru caminaban en dirección a la casa donde la matriarca residía y que sería el lugar donde el clan Nara y Hyuuga brindarían por el primogénito.
—¿Cómo va todo en la torre, Shikamaru? —preguntó la peliazul con calma, le gustaba que su convivencia con Shikamaru fuera tan tranquila.
—Bien, el hospital pronto estará completamente reconstruido y parece que Iwa está muy interesado en poner una embajada en Konoha, parece que la alianza shinobi va a trascender más de lo esperado.
—Eso es bueno, ayudará a mantener las buenas relaciones entre las naciones. —respondió ella mientras aceptaba el brazo que Shikamaru le ofrecía para que caminara más segura, sin duda él y su madre estaban siendo muy sobreprotectores con ella y eso que aún no se notaba el embarazo.
—¿Qué tal te fue con Kento?
—Es un niño muy amable, aunque me preocupa un poco que no sepa a qué se va a dedicar, quisiera apoyarlo en encontrar algo, sobretodo si no tiene a sus padres.
Shikamaru sonrió.
—En el clan Nara los huérfanos no quedan desprotegidos, si como Kento deciden no ser ninjas, pueden aprender algunos de nuestros oficios, el punto es que se decida por algo. —pronto se detuvieron frente a un hermoso jardín.—¿Estás lista? —preguntó el pelinegro cuando llegaron a la enorme casa de su madre y en la que él había crecido.
Hinata asintió.
En cuanto tocaron la puerta fueron recibidos por Yoshino quien estaba radiante al ver a la pareja llegar tomados del brazo.
—Por favor pasen y tomen asiento, no debes agitarte para nada Hinata-chan.
La peliazul sonrió, no le gustaba que la trataran de esa manera pero por más que se quejara su suegra no cambiaba de idea.
En el gran comedor de esa casa se encontraba su padre, su abuelo y su hermana, seguidos de los tres consejeros del clan Clan Nara.
—Les agradecemos su presencia, esta noche queremos celebrar con ustedes un gran evento. —dijo Shikamaru mientras Hinata tomaba asiento a su lado. —Estamos esperando a nuestro primogénito.
Todos los presentes aplaudieron y Hinata hizo una reverencia como agradecimiento, pero no podía quitarse una sensación de malestar, jamás en su vida había sido tan reconocida por su logros y ahora era el centro de atención por esperar a un hijo de dos clanes. Eso era bastante desalentador, pero durante la velada no mostró su inconformidad, porque un Hyuuga nunca revela lo que de verdad piensa y siente.
En cambio, Shikamaru se sentía un poco tenso. Lo que más le preocupaba en esos momentos era poder hacer las cosas bien, justo como dijo Ino, él quería ser un adulto confiable para ayudar a crecer a Mirai y a su propio hijo, sin embargo sentía en esos momentos demasiada responsabilidad sobre sus hombros. Ser el líder de su clan era un privilegio y realmente creció con esa idea en mente, por lo que estaba seguro de que eso no era lo que lo agobiaba. Para su sorpresa y a la vez no, Hinata resultó ser una compañera muy hábil en las reuniones del clan Nara, y contando con el apoyo de su propia madre, Shikamaru estaba llevando bastante bien el liderazgo. Recibir a Kento no era algo que le molestara y hasta notó a Hinata más alegre ese día, pero había algo que no lo dejaba estar en paz, como un presentimiento, quizá eran los problemas que se trataban en la oficina de Hokage-sama. Pues a pesar de que la guerra había concluido, aún faltaba reconstruir muchas partes de la aldea y la pérdida de los cultivos vaticinaba tiempos de hambruna.
—Te notas pensativo. —la voz de una mujer llamó la atención de Shikamaru, se trataba de Hanabi. En esos momentos Hinata estaba conversando con su padre y con Yoshino sobre vender más recursos al clan Aburame, quienes estaban reconstruyendo sus colmenas.
—Solo estoy un poco cansado, es todo. —respondió a su cuñada, quien le servía otra taza de té.
—Hinata no se ve contenta.
El chico llevó una mano a su nuca.
—Lo siento, supongo que necesito esforzarme más.
—No me refiero a ti. —la niña frunció el ceño. —Quiero decir que siempre pensé que Hinata sería una estupenda mamá, siempre cuidó de mi y de todos con cariño y dedicación... sin embargo ahora que llegó su momento de ser madre no se ve feliz.
Shikamaru miró a su esposa y a pesar de su palidez y de las ojeras bajo sus ojos, se veía tan linda como siempre.
—Creo que no estábamos listos... pero el bebé ya está aquí y estoy segura de que lo amará mucho.
—No, hay algo más. —Hanabi también contemplaba a la peliazul. —Creo que la están sobreprotegiendo, mira cómo tu madre la trata como si se fuera a romper... —miró al Nara. —Yo no soy nadie para decirles cómo llevar su vida personal, pero creo que deberían confiar más en Hinata, ella es muy fuerte y conoce sus límites, además sabe mucho sobre embarazos, ella estudió mucho para cuidar de su sensei cuando estaba embarazada.
Shikamaru recordó que a pesar de que él, Ino y Chouji pasaban todos los días a ver a Kurenai, casi siempre estaba acompañada por alguien del equipo ocho, sobre todo de la peliazul que parecía vivir practicamente con su sensei.
—Supongo que tienes razón.
Hanabi asintió.
—Tú tampoco te ves tan bien, deberías empezar por cuidarte para que puedas cuidar de ellos.
—Lo sé... es un poco problemático...—gruñó suavemente Shikamaru, pero es que no podía sacarse ese mal presentimiento.
Cerca de la media noche la pareja se retiró a su vivienda. Al llegar a casa, Shikamaru se detuvo para mirar a Hinata quien salía del baño con el cabello mojado de la ducha que se dio.
—¿Ya te había dicho lo linda que eres? —preguntó desde la cama donde estaba sentado leyendo un pergamino que bajó al ver a su esposa.
El rostro de Hinata se pintó de rojo ante aquellas palabras.
— No es necesario, Shikamaru-kun... — respondió ella con un poco de vergüenza mientras se sentaba a su lado de la cama.
— Quería decirte que tomaré unos días libres de la torre, me gustaría pasar algunos días contigo, por algún lado leí que los primeros meses de embarazo son muy importantes, podré estar en casa y de paso atiendo unos pendientes del clan. — comentó el chico mientras volvía a abrir el pergamino.
Hinata no pudo evitar contemplar a su esposo, quizá no le había prestado mucha atención pero pensó que se veía realmente atractivo leyendo solo con la iluminación de su lámpara de noche. Su estómago dio un vuelco y entonces supo que tal vez aquello no era una mala idea a pesar de todo.
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Muchas gracias por leer.
Espero que este capítulo les haya gustado, ya va avanzando la historia poco a poco y meteré un par de cosas antes de soltar el drama. Ojalá puedan dejar algún comentario sobre lo que les pareció el capítulo y añadir esta historia a sus listas de favoritos, eso me anima mucho.
¡Nos leemos pronto!
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