YeoJoo tiene dos novios. A ella le gusta llamarles «Mis hombres», aunque realmente a veces duda que existan sentimientos románticos. Digo, nunca acordaron que son novios… ¿Alguna vez siquiera se han confesado lo que sienten? Según lo que recuerda no, solo sucedió; un día ha despertado y tenía a sus dos mejores amigos en su cama, dándole besos más largos de buenos días y celándola cuando otro hombre se acerca a ella con intenciones románticas.

No sabe cómo recibir dicha información incluso tras varios meses con tales actitudes. Es raro, sí, muy raro. Nunca en su vida recibió tanta atención, pero se siente más cómoda de lo que debería.

—¡Venga! ¿Cuánto más vas a tardar? ¡Ya llevas media hora con ese lado!

—¡Esto es más complicado de lo que parece! ¡Por favor!

A veces siente que tiene a dos niños bajo su cuidado. Dos niños revoltosos que pelean por su atención, y cuando se les va la mano, lloran del arrepentimiento y deben darse un abrazo para disculparse. Le encanta ver sus interacciones, adora disfrutarlos en silencio con el simple acto de observarlos. Tal como ahora, podría decirse.

Los muchachos adoptaron la costumbre de acogerla como su 'muñeca'. Odia aquella palabra, pero en los labios de ellos se escucha bien. “Mira, este es el prototipo del vestido que tengo en mente para el teatro.¿Puedes probártelo, cariño?” preguntaría MinHyuk, luego ajustando y recortando retazos para darle forma a la tela, llenándole de accesorios para visualizar el resultado final. “Creo que puedo hacer el recogido… Tienes el cabello más largo que antes” y sin darse cuenta, tendría las manos de ChangKyun enredándose en su cabello.

—Muévete, manco. Tú no sirves para esto —gruñe MinHyuk, corriendo al castaño y arrebatándole el canasto con flores de sus manos, de paso unas risitas a YeoJoo—. Pero mira el desastre que hiciste… —reniega en voz alta, pero ella niega de inmediato al girar su cabeza para visualizar mejor las trenzas en el espejo.

—A mi me gustan. Están muy bonitas.

—¿Ves que sí son lindas? Imbécil —y pelea de vuelta ChangKyun, sacándole la lengua mediante el reflejo, ganando otro sonoro gruñido del alto.

No quiere acostumbrarse, le duele hacerlo, sin embargo ama con todo su corazón a los tontos que tiene como amigos.