🍃Capítulo 4
Un restaurante, como muchos otros a los que Yoongi había entrado, pero muy diferente a todo lo que conocía Jimin quien jamás había visitado uno.
Tras pasar el umbral de la puerta, la vista que recibieron fue la de un lugar pequeño y modesto. Las mesas estaban bien colocadas, limpias y libres, acompañadas únicamente por sillas hechas a base de lo que parecía madera y que lucían sin duda más agradables que las del hospital. A lo lejos música ambientaba el lugar, no muy concurrido quizá por la hora, y Jimin pudo imaginarse como uno de los clientes que pasaban habitualmente a tomar una taza de café para desayunar, aunque la realidad es que ellos solo estaban ahí de paso...
—Bienvenidos, siéntense donde gusten —saludó la dependienta del lugar con su tono habitualmente amable.
Como era de esperarse Jimin no se movió hasta que Yoongi pasó a lado suyo y tomó la iniciativa escogiendo la mesa de su preferencia; el omega siguió sus pasos mudamente, perdido en las luces que colgaban del techo y que seguramente por la noche ambientaban el lugar a uno más cálido, así como algunos cuadros que adornaban las paredes y los pequeños floreros en el centro de algunas mesas.
Antes de sentarse, Yoongi más por costumbre que otra cosa, recorrió el asiento de Jimin y le invitó a sentarse, nuevamente el omega lo hizo sin decir palabra y el silencio comenzaba a mellar en Yoongi, quizá no había sido buena idea, se decía a sí mismo.
En instantes la dependienta llegó a donde ellos estaban para depositar dos cartas con el menú.
Jimin sabía leer pero no conocía muchos de los platillos, al parecer se trataba de un restaurante especializado en comida extranjera.
—¿Ya sabes qué vas a pedir? —preguntó el alfa.
Jimin ya estaba bastante avergonzado con que Yoongi pagara la cuenta. Él no tenía cómo pagarle si quiera una mínima parte de todas las molestias ocasionadas con anterioridad así que, internamente mantenía un debate entre el precio y lo que le apetecía comer hasta que finalmente, señaló el platillo que más le había parecido familiar y que no representaba uno de los platillos más caros.
La comida llegó minutos después justo cuando el alfa miraba las notificaciones de su celular. Otra particularidad que Jimin había notado no solo en Yoongi sino en las demás personas a su alrededor y es que, en la manda donde él vivía los teléfonos no eran muy comunes. Su manada se caracterizaba por ser mucho más tradicionalista en varios aspectos, entre ellos los medios modernos de comunicación.
Yoongi, por su parte, no podía evitar el deseo de revisar sus notificaciones constantemente. Esto se estaba incrementando hasta el punto en que se sentía como un loco desesperado por una ridiculez como lo era una ligera noticia de la dichosa página que le ayudaría a encontrar pareja.
La dependienta acostumbrada a que sus clientes estuvieran inmersos en sus dispositivos electrónicos, dejo los platos en su sitio sin hacer ruido junto con su acostumbrado "que lo disfruten". Pero para Jimin fue un poco incómodo así que, intentó mostrar por lo menos una tímida sonrisa amable a quien les estaba atendiendo y murmurar un "gracias" tenue pero oíble.
—Perdone por lo que voy a decirle, pero... ¿no cree que fue un poco grosero de su parte estar más al pendiente de su teléfono que agradecer por la comida que amablemente le han traído? —expuso el omega una vez estuvieron solos, tomándose un atrevimiento para nada habitual en él.
—Lo siento, tienes razón —respondió Yoongi reconociendo su falta sin hacer un escándalo de eso y guardando su celular en el bolsillo interior de su abrigo.
Jimin no se sentía mejor después de esa disculpa, parecía que la respuesta había sido automática cuando él realmente quería que el alfa tomara en consideración su punto, en consecuencia, se sentía ridículo al haber hablado. Además, no sabía de donde había sacado el valor como para encarar a un alfa de esa forma. Sin embargo, prefirió dejar de momento las cosas hasta ahí y procedió a tomar los utensilios que estaban a su disposición para probar la comida.
Aunque Yoongi no tuvo esa intensión, es que para él fue muy fácil entender el punto de vista del omega. Lo que verdaderamente le dejo pensando unos instantes fue que irónicamente el omega estaba más preocupado por cómo se sentía la mujer atendiéndolos que él mismo con un cachorro enfermo, sin nada para poder comer ni donde dormir... Lo que le recordaba que debía hablar de algunas cosas con el omega.
—Después de comer iremos al refugio donde podrás quedarte con tu cachorro, mi madre no está ahí, pero está a cargo del lugar un buen amigo de muchos años a quien puedes tenerle confianza, te aseguro que es muy amable. No dudes en preguntarle lo que necesites.
—Gracias, así lo haré —respondió Jimin quien fue interrumpido antes de dar el primer sorbo al guiso.
Pero Yoongi quien no lo miraba pasó por alto ese hecho y siguió hablando:
—Los omegas que viven ahí tienen condiciones similares a la tuya, sin embargo, hay un par de cosas que debes saber—. Entonces Jimin dejó de mirar impaciente la comida para prestar atención a las palabras del alfa —. Todos ayudan a que el refugio se mantenga en buenas condiciones, por ejemplo, reparten las tareas de limpieza y a veces las de cocina también, eso depende; pero sin excepción todos los omegas tienen un empleo. El mismo refugio es quien canaliza a los omegas en puestos laborales que puedan manejar y que sepan son seguros para ellos.
Bueno al menos tendría ayuda para conseguir empleo, pensó el omega. Ya con anterioridad había barajado algunas de las opciones que tenía para poder mantenerse a si mismo y a su cachorro una vez llegaran a un lugar seguro donde asentarse y reconocía que iba a ser una labor complicada debido a sus carentes estudios.
—No se preocupe, no sé hacer mucho, pero pondré mi mayor esfuerzo en todo lo que tenga que hacer. Tampoco es como si pudiera ser quisquilloso, me están ayudando muchísimo ya con dejarme quedar.
—Bien, eso era todo lo que tenía que decirte... —Yoongi dio por terminada la conversación y Jimin quien agonizaba por al fin probar el platillo pudo comenzar a comer.
Era realista decir que el omega jamás había sentido tanta hambre como la que tenía en ese momento así que, poco le hubiera importado si la comida estuviera mala, eso era mejor que nada. Sin embargo, estaba complacido por la comida caliente y de buen sabor que tenía frente suyo. Se sintió aliviado porque el alfa se mostraba tan atento a lo suyo que no prestó atención a lo rápido que él había terminado.
Al menos eso era lo que pensaba Jimin. Pero vaya que Yoongi sí que se había dado cuenta de lo hambriento que estaba, solo que prefirió dejarle comer sin miradas curiosas, al menos hasta que recordó una última cosa que decirle al omega.
—Una última cosa. Si no te sientes cómodo puedes hablar con Jin, incluso si se trata del empleo que te asignaron. Se pueden buscar opciones que te acomoden más solo... sé consciente que no son muchas.
—Lo tendré en cuenta Alfa — respondió Jimin sin percatarse de la forma poco usual en que se había dirigió a Yoongi porque, a pesar de que así era cómo se refería a los alfas cercanos a él en su antigua manada, no era común en el lugar al que había llegado tras su escape.
Transcurrido un rato más de silenciosa compañía, la dependienta que hasta el momento les había atendido se acercó una vez más.
—¿Necesitan algo? —cuestionó a ambos cuando los platos lucían vacíos sobre la mesa.
Yoongi claramente estaba más que satisfecho, pero suponía que Jimin no lo estaba.
—¿Quieres algo más Jimin? —preguntó, aunque era obvio que el omega se negaría. Con lo poco que había tratado con Jimin había notado que éste no era de las personas que tomaban más de lo que consideraban justo, sobre todo favores.
—No... yo no... Estoy bien así. Muchas gracias —. Fue la respuesta carente de sinceridad de Jimin.
De cualquier forma, Yoongi no planeaba dejar que las cosas quedarán de esa manera.
—Me esperas un minuto, iré a pagar la cuenta y regreso —explicó.
—Claro —respondió Jimin notando como el alfa se levantaba de la silla pasando a su lado dejando ese ligero aire cítrico agradable e imponente.
Una vez en la caja, Yoongi pagó por lo consumido en el lugar que no era mucho realmente.
—Muchas gracias por su visita, esperamos verlos nuevamente —le despidió la mujer tras regresar la tarjeta a manos del alfa.
—Gracias por las atenciones, la comida nos ha gustado mucho —contestó cortésmente.
—Me alegra escuchar eso, no solemos tener muchos clientes como ustedes.
—¿A qué se refiere?
—Me refiero a parejas jóvenes. Normalmente son estudiantes universitarios o algunos omegas y betas en grupos reducidos de amigos.
—Entiendo... —contestó Yoongi no viendo necesario aclararle a la mujer que ellos no eran precisamente lo que ella pensaba —¿Le podría pedir un favor? —preguntó. La mujer asintió con buena gana —¿Podría ponerme una ración extra de lo que hemos comido para llevar?
—¡Por supuesto!, aunque eso tomará unos minutos —respondió a la petición del alfa.
Yoongi no veía problema en esperar unos minutos más, pero muy seguramente llegarían más tarde de lo acordado al refugio. Estaba pensando qué hacer cuando súbitamente una idea surgió en su mente en consecuencia a la imagen temerosa e insegura que desprendía Jimin solo en aquella mesa.
—No se preocupe regresare por el pedido más tarde.
—En ese caso se lo tendré listo lo más pronto posible.
—Le agradezco —aseguró para finalmente pagar por adelantado su pedido extra y partir rumbo al refugio con Jimin quien, como siempre atento a los movimientos del alfa, lo vio regresar por fin junto a él.
—Listo, vámonos.
Jimin se levantó y Yoongi, en un casi acto reflejo, colocó su mano superficialmente en la espalda del omega, guiándolo rumba a la salida. La mantuvo ahí hasta que salieron del establecimiento, quizá era su forma cortés de darle un poco de seguridad a su acompañante. Era un efecto que los alfas podían generar en los omegas, aunque muchos de ellos abusaban de esa circunstancia para envolver a sus parejas y hacerles creer que necesitaban de ellos para sentirse seguros por las calles.
El tacto sin duda sorprendió de primera instancia al omega, pero al no notarlo incomodo se dejó guiar hasta la puerta del vehículo sin hacer nada respecto al movimiento de Yoongi.
Probablemente se trataba de los instintos de alfa que afloraban con "cualquier" omega. Pensó Jimin. Él sabía que los instintos son parte muy íntima de los alfas, ellos preferían dejar que su naturaleza hablase excusándose en que por algo la diosa luna les había hecho territoriales, posesivos y fuertes. Aunque... solo por esta vez... sintió que esos supuestos instintos le estaban beneficiando, porque su corazón dejo de martillare el pecho y pudo respirar profundamente para tranquilizar a su estado de alerta constante.
-🍃-
Los refugios para omegas no eran nada comunes, sin embargo, él y su bebé habían tenido la fortuna de llegar a uno y todo nuevamente gracias al alfa Min Yoongi.
—¿Es aquí? —preguntó muy interesado cuando sintió que Yoongi apagaba el motor del automóvil y desabrochaba su cinturón de seguridad.
—Así es, bajemos.
En ojos del omega, el refugio no lucía como lo había llegado a imaginar. La fachada se perdía con las de resto de casas, sobre todo porque ni siquiera existía algún señalamiento que indicara que se trataba de un lugar para omegas.
—Mi madre prefiere que luzca lo más parecido a una casa común, siente que de esta forma deja de sentirse como un lugar "especial".
Jimin entendió que ese "especial" era la forma cortés del alfa de dirigirse a un lugar donde omegas huían para refugiarse porque vivieron cosas seguramente muy desagradables... como él.
—Lo entiendo.
A su ingreso pasaron por las oficinas del refugio antes de llegar a las habitaciones y el resto del lugar. Durante ese trayecto existieron muchos rostros compasivos sobre todo por quienes, pensaba, eran parte del personal, y lo entendía, aunque no iba a negar que entre más compasión observaba en los ojos de esas personas, él se sentía más frágil. Quería hacerse a la idea de que no lo hacían juzgándolo, aunque él mismo sí que lo hacía. Se juzgaba por no haber salido antes de la situación en la que estaba viviendo. Sobre todo, después de saber de su embarazo.
Entonces un beta joven, de cabellos castaños, bien parecido y con una estatura más arriba que la del promedio de su casta, se acercó a ellos con bastante confianza.
—Bienvenido. Mi nombre es Kim SeokJin —se presentó, dejando claro que la presentación era exclusivamente dirigida a él— Yoongi me habló de tu situación. Jimin ¿cierto?
El joven beta que le había dado la bienvenida no se inmutó por la falta de contestación de parte de Jimin. Jin llevaba ya unos años laborando en el lugar y sabía que esto era un proceso delicado de tal forma que, los omegas que llegaban al refugio estaban recelosos de todo; sin sentirse seguros hasta muchos meses después de su llegada. Había quienes tardaban no solo meses sino años y había quienes nunca se sentían seguros dentro del recinto.
En el bucle de su deprimente estado, Jimin encontró apoyo en el brazo de Yoongi que rozaba ligeramente el suyo. Buscando sus ojos grisáceos giro su rostro hasta que pudo verle correctamente, Yoongi le regreso el gesto y asintió... Jimin decidió tomar ese insignificante movimiento como un: ¡Tú puedes!
Un gesto de aliento quizá el alfa no pretendía darle, pero que Jimin agradeció. Entonces, recupero un poco del coraje que le había hecho optar por vivir... Por vivir con su cachorro y enfrentar la vida hasta hacerse un lugar y encontrar su propia felicidad.
Y tal como un pequeño niño aprendiendo a andar en bicicleta Yoongi lo dejó en manos de Jin sabiendo que estaba al menos con más confianza y no soltaría el mando a pesar de tambalearse en el camino. Porque internamente el alfa estaba muerto de los nervios como si tuviera que separarse de alguien especial, como si temiera dejar solo a ese omega quien probablemente no lo volviera a ver jamás... como si hubiera algo que le hiciera especial para él.
—Bien... Los dejo para que puedan hablar —espetó Yoongi.
Al respecto Jimin le tomó del brazo, apenas un poco, para detenerlo.
—¿Regresaras?
Tonto... Era un tonto.
¡¿Cómo se le ocurría preguntar eso?! Es que su omega de pronto no pudo soportar la idea de que el alfa se fuera para nunca más volverlo a encontrar. Es que su omega al parecer le había tomado apego al primer alfa que le demostró actitudes amables, actitudes respetuosas... ¡Santa luna!, que ridiculez. Yoongi tenía que irse, Yoongi tenía que seguir con su vida... Yoongi lo olvidaría... Así como él olvidaría el agradable olor a las mandarinas jugosas, pero acidas.
Yoongi amplio su mirada... No esperaba eso.
—Lo siento... No tienes por qué contestar eso —habló Jimin muy apenado, soltando el abrigo de Yoongi.
—...Regresare para llevarte de nuevo al hospital... con tu cachorro. No creo que puedas llegar tu solo de nuevo a ese lugar—contestó. De cualquier forma, Yoongi tenía que darle la comida que había pedido en la mañana.
—Nos vemos entonces —habló Jin quien enfocado en cumplir con su tarea de enseñarle a Jimin todo lo que necesitaba saber para acomodarse, no notó el cambio de actitud en ambos. Simplemente se despidió de su amigo, así como también hizo Jimin con una sonrisa tenue... Estaría muy agradecido con ese alfa toda la vida...
Gracias Yoongi... Gracias...
Intentó transmitir con la mirada, levantando su mano y sacudiéndola despidiéndose de momento, porque él... regresaría... Y no supo cómo explicar el alivio de saberlo.
Después se dejó guiar por Jin entre las habitaciones y pasillos. El beta le mostraba con amabilidad y pequeñas bromas los espacios destinados para cada cosa.
El edificio estaba compuesto por tres niveles, en cada uno de ellos estaban dispuestos tres departamentos reducidos pero funcionales, además de un área común que servía de cocina y de comedor. Los pequeños departamentos tenían baño individual para evitar inconvenientes con tantas personas viviendo allí. Jin le había explicado que los servicios comunes como agua, gas y electricidad eran solventados en parte por los omegas mismos, además de que se juntaban dos o tres de ellos para cocinar en la semana, rotándose.
Pero pasó a segundo plano todo lo anterior cuando Jimin conoció el pequeñísimo jardín. Jardín en donde inevitablemente pensó a su cachorrito corriendo libre, convenciéndose una vez más que todo el riesgo corrido estaba valiendo la pena. Estaba construyendo ese futuro poco a poco, tratando de hacer todo lo posible para que esa visión se cumpliera algún día...
Estaban en la segunda planta, en el último departamento... el que estaba hasta el fondo.
—Esta será tu habitación. No es mucho, pero espero pronto lo encuentres como tu propio espacio en donde puedas sentirte seguro. Como Yoongi ya nos había dicho que no llevabas equipaje te hemos preparado algunas cosas indispensables, pero si necesitan algo más no dudes en decírmelo —explicó Jin.
—No se preocupe, intentare no causarles molestias. Gracias por todo—soltó el omega.
Con la respuesta dada, Jin no pudo evitar pensar muy dentro de sí que el omega era bastante joven y lucía muy asustado. Esperaba que el tiempo ayudara a su pronta adaptación.
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Yoongi regreso al pequeño restaurante en tanto Jin le mostraba al omega el refugio.
—Aquí tiene —la dependienta le extendió una bolsa de papel con los recipientes desechables de la comida que había encargado.
—Le agradezco por las molestias ocasionadas —respondió haciendo una respetuosa reverencia.
—No se preocupe, no fue nada. Además, he puesto una pequeña cortesía para su omega... él fue muy amable en la mañana... Por favor cuídelo mucho, él lucía muy cansado y aun así me sonrió.
—Es un omega con coraje sabe... No es mi omega, nos conocimos hace un par de días, pero sé a lo que se refiere... Él agradecerá el gesto.
—Oh... perdone, no lo sabía —explicó la mujer.
Yoongi le hizo saber que no había nada de que disculparse, no estaba ofendido ni nada por el estilo. Después, tomó la bolsa y ataviado con su abrigo café profundo y olor cítrico partió del lugar. En tanto la notificación que había esperado por días iluminaba la pantalla de su celular... con el nombre de una persona compatible... su posible pareja.
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Hola!! Tenía este capítulo desde el fin de semana pasado pero al querer editarlo se aumentaban más y más palabras hasta que finalmente terminó así... Espero que lo disfruten. Gracias por leer, comentar y votar.
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