Capítulo 11. Discusiones
11: Discusiones
Aleksi apartó las cenizas del aire y de nuestros cuerpos. Agradecí haber cerrado la boca a tiempo, porque si no, tendría los restos de esa cosa dentro de mi garganta.
Nos miramos estupefactos, a medida que la luz del sol nos bañaba, cálida y sanadora. No dijimos nada durante un minuto entero, hasta que Elliot regresó acompañado de Jane, Allen y de otros tantos de los que vivían ahora en nuestro castillo.
—¿Qué pasó? —dijo Vivi, cautelosa, mientras Phill se quedaba con Theo en la sala.
Yo no contesté. No sabía cómo explicar lo que había pasado y pese a que Aleksi lo resumió para todos los que llegaron a ver los restos de la criatura, sabía que él tampoco tenía idea de nada, salvo que sí, como lo pensé yo y lo dijo Elliot, esa cosa había sido la responsable de la muerte del clan Dubois.
—Nunca había visto algo así —dijo Antuan, para Bethia, su pareja y Oliver, que también se habían acercado. Mi tío Sam se había agachado a tocar las cenizas y las olía con desagrado—. Y el olor...
—Huele a podrido —dijo Jane.
—Cuando un convertido se hace cenizas —dijo mi tía Alice parada junto a Hunter como una guardiana—, no huele así.
Me llevé una mano a la cabeza. El jardín se llenó de debate. Corría entre nosotros una sensación de miedo mezclada con alivio, porque, aunque no podíamos identificar lo que era esa criatura, estaba claro que mientras el sol brillara, no podrían atacarnos.
—¿Cómo llegó hasta aquí? —preguntó Elliot—. ¿No la olieron antes de que los atacara?
Aleksi negó. Yo también.
La realidad es que primero pensé que estaba tan enojada que no había estado prestando atención, pero cuando él habló, me di cuenta de un detalle importante.
—No olía a nada. Olió cuando explotó... Y nosotros dos estábamos hablando acaloradamente —explicó—. Así que no la escuchamos...
Pude sentir su frustración, su molestia por no haber estado atento. Yo también me sentía igual, pero era cierto que estábamos enfrascados en un debate existencial. Y por supuesto, sin ningún aroma que nos llegara...
—Además... no gruñó ni gritó hasta que nos atacó —dije, poniéndome lentamente de pie.
—Y además... —Aleksi gruñó—, parecía enfocado en Kayla y no en mí. La atacaba a ella, no a mí. Yo no existía.
Eso reabrió el debate y todos empezaron a cuestionarse el porqué, mientras mi tío Sam alternaba miradas entre las cenizas, el castillo y yo.
—¿Y por qué la querría a Kayla? ¿Por qué quizás la vio las vulnerable? —inquirió Jane.
—Bueno, todavía tiene la piel blanda —contestó Elliot—. Pero no creo que ese sea el motivo.
—Yo no sé si haya un motivo —dije, apretando los labios. Me sacudí la tierra del trasero, evitando todas las miradas que se posaron en mí—. Su mente estaba vacía. Esa cosa no tenía consciencia.
Se hizo un silencio abrumador. Solo se oyó el cantar de las aves. Bethia se estremeció y Viví volvió corriendo al interior del castillo. Hunter se dio la media vuelta, anunciando que se iba a Rusia y mi tía lo siguió. Mi tío Sam volvió a deshacer cenizas entre sus dedos y olerlas.
El resto se quedó ahí, sin saber qué hacer, sin saber para dónde moverse o qué decir. Solo cuando Jane también se giró para entrar al castillo, mi tío Allen también lo hizo. Yo crucé miradas con Alek y pude ver la gravedad de sus pensamientos en sus ojos.
«¿No había nada?», me preguntó en su cabeza.
Negué y me estiré para tomar su mano. Él me la dio y comenzamos a marchar al castillo, en cuanto lo hicimos, el resto del grupo nos siguió. Una vez dentro, mi tío Sam se limpió las manos con una toalla húmeda.
—Puede que esto suene tirado de los pelos, pero el olor de estas cenizas me resulta curioso —dijo. A lo lejos, podíamos escuchar a mi tía y a Hunter discutir sobre qué era lo más seguro. La mayoría intercalamos miradas agotadas sobre ese asunto. Yo de verdad esperaba que se marcaran de una vez—. Huele similar a Phill —dijo, señalando al padrastro de mi novio, que acunaba a su bebé, cerca del arco de la sala que daba a uno de los pasillos. Vivi se enderezó—. Huele similar al cuerpo del Dubois que tengo arriba.
—Entonces... ¿esa cosa era un Dubois? —terció mi hermano. Su voz salió bastante aguda—. ¿Y no lo que los mató?
Mi tío no tenía esa respuesta, así que todos nos miraron, pero la verdad es que yo no podía responderlo tampoco. A mí me parecía que no, que lo que sea que eso fuera, nunca había sido un Dubois.
—Te recuerdo que no olía a nada. Era indetectable —dijo Aleksi, cerrando las puertas de la sala—. Igual de indetectable que lo que asesinó al clan Dubois. Pero lo que si coincide es el tamaño de la boca, el desgarro de los dientes.
Sam apretó los labios.
—Nunca he visto mordidas así —corroboró—. Casi que pensé que no lo había hecho ningún vampiro.
—Porque no lo hizo un vampiro —susurré—. Eso no era un vampiro.
—Pero entonces sí se ha alimentado —dijo Vivi—. Al Dubois lo destrozó, le faltaban pedazos.
—Y los cadáveres que vimos en la finca Dubois estaban muchos incompletos, señal de que han sido devorados, sí —contestó Aleksi.
Se hizo un momento de silencio. Yo no podía dejar de darle vueltas al tema de que esa criatura no tenía mente, consciencia. No tenía voluntad ni decisiones. Era como meterse en la mente de un muerto.
Ahí me dí cuenta de la enorme diferencia entre la mente de mi abuela y esa. La mente de mi abuela parecía apagada, silenciosa y sin fin, con un eco bajo que estaba perdido muy muy en el fondo. Era, al fin y al cabo, una señal de vida. Se trataba de un espacio complejo y extenso. Pero esta...Esta simplemente era la nada misma. Era como meterse en una cajita de centímetros de espesor, con una frialdad, irónicamente, inhumana.
—Nunca había olido las cenizas de un convertido, y menos que olieran a otro vampiro podrido —dijo Vivi, entonces—, pero para mí, esto solo tiene un sentido: se alimentó de un Dubois. Y no lo digirió. Se pudrió dentro de él.
Me estremecí. Jane también lo hizo y mi tío Allen se acercó a ella. Por primera vez en días, ella no se alejó cuando él le habló. Incluso, dejó que la tocara.
Me abracé a mí misma y me senté en una butaca, justo cuando Ticia apareció en la sala. Estaba algo despeinada, señal de que estaba al otro lado del castillo y que tuvo que cruzarlo entero. Abrió la boca para preguntar qué había pasado, pero calló cuando vio que Hodeskalle daba vueltas por la sala, con los brazos cruzados, mirando al suelo, alzando un dedo mientras hilaba los hilos de sus pensamientos y las conjeturas de su mamá.
—Estaba cazando. Estaba siguiendo al Dubois que vino pidiendo ayuda —elaboró—. Pero estaba atrasado, porque no podía cazar de día.
Yo me llevé una mano a los labios. Me mordí, la uña nerviosa. Eso significaba que la criatura, pese a no tener consciencia, tenía instinto. Quizás por eso se retorcía tanto ante la captura de Aleksi. Quizás no intentaba escapar para seguir atacando, quizás percibió el amanecer e intentó eludirse de los rayos del sol...
—¿E intentó atacar a Kayla porque...? —siguió Elliot, siguiendo a Aleksi con la mirada, esperando que él también tuviera la respuesta, pero mi novio se detuvo y bajó el dedo, con una exhalación cansada.
Hubo otro momento de silencio. El ambiente estaba cargado de tensión e incertidumbre y lo cierto es que nadie sabía exactamente qué hacer a continuación. Aleksi continuó de pie en la sala y en algún lugar del castillo, mi tía Alice y Hunter seguían discutiendo.
—¿Qué hacemos, entonces? —susurró Jane. Ella me miraba a mí y yo por instinto miré a mis tíos, pero estos miraban aún a Hodeskalle, que no tenía las respuestas que esperaban.
Me mordí más fuerte la uña. La sala estaba llena de vampiros con décadas y siglos de antigüedad y ninguno sabía qué hacer. Todos miraban al más viejo y al más fuerte y este tampoco tenía idea de lo que pasaba. Mi único consuelo era que, aunque seguíamos siendo presas del desconcierto, Aleksi no estaba dominado por las inseguridades que antes me había compartido. Él comprobó que su magia funcionó con la criatura.
Pero la mía...
Como la criatura no tenía consciencia, yo no podía controlarla. Eso me sentía sentir extremadamente desesperada. Me preocupaba porque si no tenía voluntad propia para cazar a personas determinadas, entonces quería decir que tenía que tener algún tipo de motivación externa. Si eligió a los Dubois y me eligió a mí, tenía que tener una razón y esta no estaba a mi alcance.
Mi única ventaja, mi única diferencia con Aleksi y que podría protegernos, con estas criaturas no servía. Sí, criaturas, porque una sola no podría haber acabado con un clan numeroso como el clan Dubois. Tuvieron que ser más.
Miré a Ticia brevemente. Mis ojos se encontraron con los suyos y por su expresión confundida, supe que no entendía nada de lo que había ocurrido. Pero incluso sin estar en contacto con su mente, yo podía suponer lo que estaba pensado y hacía eco a mis dudas y contradicciones.
—Avisen a sus conocidos. No sabemos a quienes más están atacando —dijo Aleksi, como única norma—. Durante el día estaremos bien. Pero en la noche, debemos prepararnos —Entonces, se giró hacia mí—. Si vienen más y deciden venir por ti, debes alimentarte todo lo que puedas.
—Cuando bebo sangre humana —dije, dejando caer la mano—, mis únicas mejoras tienen que ver con la velocidad y mi habilidad de leer y controlar mentes. Pero no puedo ni leer ni controlar a esas cosas porque no tienen consciencia. Lo haré, beberé más sangre, pero no será una mejora sustancial —Aleksi ladeó la cabeza, curioso por mi negativa—. Ya te dije lo que creo que tenemos que hacer.
Al igual que en la tarde, vi cómo su rostro se contorsionaba.
«No podemos», me dijo, en un pensamiento. «Tenemos que estar aquí. No podemos dejar a la familia en una situación tan complicada como esta».
Yo suspiré.
—Lo sé —respondí, ante la confusión de todos, que no tenían idea de lo que hablábamos. Me puse de pie y me excusé para salir de la habitación, porque una conversación así no llegaría a ningún sitio. Aleksi me siguió al pasillo y nos alejamos lo más que pudimos antes de enfrentarnos—. Lo sé, y tú eres el único que puede protegerlos.
—Soy el único que puede protegerte a ti —agregó—. Si no puedes controlar su mente y tampoco puedes alimentarte de vampiros, estas en una terrible desventaja ante estas cosas. No tuviste que tocarlas, pero viste lo fuerte que eran y cómo se resistían a mi magia. En cantidad, serán muy difíciles de manejar.
—Entonces beber sangre tampoco será ninguna solución —señalé.
Él arrugó la frente.
—¿Y cuál es la solución? ¿Salir a la buscar a la vieja loca y dejar a todos aquí solos?
Alcé las manos, consciente de que, aunque nos habíamos alejado, la mitad de la familia se estaba acercando intentando escucharnos.
—No, pero entonces, con la fuerza que dices que tienen, si llegan a ser una marea de ellos, ¿cuánto podrías aguantar? ¿Qué hacemos si cavan? ¿Qué haremos si logran llegar hasta las mazmorras?
—No tenemos ni idea de dónde está esa mujer —terció Aleksi—. ¡Ni siquiera lo sabe Ticia! Hace décadas y décadas que no habla con ella. ¡Podría tomarnos días, si no semanas! Y además, ¿luego qué? ¿De qué nos serviría encontrarla? ¿Cómo va a solucionar el ataque de estas bestias?
—O quizás nos tome solo un día —puntualicé. Alek parpadeó, confundido por un segundo—. Esta mujer ve el futuro. Sabía de nosotros, entonces seguro sabía de todo esto —En el pasillo, a sus espaldas, apareció Ticia. Nos observó con apremio, pero fue la única que se animó a acortar la distancia—. No le preguntamos porque no quisimos saber, pero tiene que haber una manera en la que contactar a Bricia sin perder tanto tiempo.
Señalé a mi bisabuela y Aleksi se giró. La miró confundido antes de arrugar la frente. Me echó un vistazo incrédulo antes de encarar a la mujer.
—¿Cómo la encontramos, entonces?
—No lo sé —contestó Ticia—. Ella siempre me encontraba a mí. No yo a ella.
Aleksi chistó y yo le puse una mano en el hombro, para relajarlo. Ambos odiábamos ese tema, como odiábamos a esa mujer vidente, pero yo tenía el presentimiento de que teníamos que dejar ese recelo atrás.
—¿Y cuándo fue la última vez que ella te encontró? —inquirí.
—Hace décadas —repuso Ticia—. Me dejó las fechas y horarios de todo lo que sucedería. De las cosas que tenía que hacer, las notas que debía dejar y en dónde tenía que estar. Me dijo también que nunca volveríamos a vernos y que cuando llegara el momento, ustedes dos debían ir por ella, juntos.
Alek apretó los labios y me miró con la misma incredulidad de antes, pero yo no me eché para atrás.
—Quizás nos esté esperando. Tal vez está aguardando que estemos listos para buscarla. En el momento en que vayamos a ella, la encontraremos —le dije—. Si es tan vieja, más que tú, más que Everald, más que cualquier antiguo, debe saber lo que son esas cosas y cómo protegernos.
—O quizás solo quiere distraernos con tonterías —replicó Aleksi—. Si está siendo cazada también, como dice Ticia, quizás solo quiere que tú y yo la protejamos, a costa de dejar a los nuestros desprotegidos.
—Ella no es así... —susurró Ticia, pero ya había dejado de formar parte de la conversación.
—Si hay muchas más de esas cosas, nosotros no podríamos protegerla —razoné—. Ella tiene que saber... ella tiene que tener algo que nos ayude a resolver esta situación.
—Sea lo que sea, nos tomará más de un día. ¿Estás dispuesta a dejar a todos más de un día?
Abrí la boca, pero nada salió de ella. Alek me miró en silencio, demostrándome su punto, pero aún así, no quitándome el mío de la cabeza. Cerré la boca y apreté los labios en una fina línea.
—Esperar escondidos no va a resolver nada —murmuré.
Se hizo un silencio entre ambos que Elliot catalogó, desde lejos, como incómodo. Pero a mi no me pareció así. Era la primera vez que Aleksi y yo discutíamos abiertamente sobre algo, pero por extraño que fuera, no me ponía mal estar en desacuerdo con él.
—Quizás... ella venga a buscarnos aquí y solucione todo —propuso Aleksi, al escuchar a mi hermano. Se acercó a mi y me puso las manos en los hombros, tratando de limar cualquier aspereza que pudiese haber surgido entre ambos.
Sabía que lo decía para conciliar, pero que él no se lo creía. Tampoco me lo creía yo. Estando tan expuestos, si Bricia estaba siendo cazada, no se acercaría a nosotros de forma abierta.
—Vayamos a descansar —propuse y Alek me acarició la mejilla antes de acercarme y darme un beso en la frente. Todo el público que teníamos en el pasillo empezó a murmurar de nuevo—. Durante el día estaremos a salvo, pero en la noche no sabremos qué pasará...
Como si lo que dije hubiese sido una orden, el pasillo comenzó a vaciarse. Todos, incluso mi hermano y sus comentarios bobos, se marcharon a los pisos superiores.
—Espérame en el cuarto —me dijo Aleksi—. Iré a dar una recorrida por la zona y a cerrar todo el castillo por mí mismo.
Asentí y seguí a mi familia y amigos. Esperé largo rato en el cuarto, entonces. Y cuando Aleksi regresó y ambos nos acostamos, nos quedamos mirando el techo, incapaces de relajarnos.
Creo que me dormí cerca del mediodía, cuando ya no me daba más el cuerpo. No descansé mucho, porque tuve pesadillas y mi sueño fue bastante ligero. Desperté antes de las cinco de la tarde y al sentarme en la cama me dí cuenta de que mi pareja ya estaba despierta.
—¿Dormiste algo, siquiera?
Él asintió, pero bostezó.
—Algo —admitió y se levantó. Lo imité casi que de un salto. La ansiedad que nos corría por las venas era imposible de ignorar. Con la noche amenazando con llegar, teníamos que prepararnos.
Por suerte, una vez bajamos a la planta baja nos encontramos con que todos estaban despiertos y listos para trasladarse a los calabozos. Elliot y Jane llevaban sus mejores almohadas y mi abuelo cargaba a mi abuela con dulzura. Ticia sostenía la cabeza de Olive para que esta no colgara hacia atrás del brazo de mi abuelo.
Antes de que sol se pusiera, todos estábamos acomodados en los fríos calabozos. Estos no estaban tan acondicionados como nuestros sótanos en la mansión de la ciudad. Aunque había camas, sillones y por supuesto mucha luz artificial, se sentían como lo que eran: prisiones antiguas y tristes.
—Quizás, deberíamos regresar a la ciudad. Con el tránsito, con la cantidad de humanos, estaríamos menos expuestos —dije, en voz baja, para Aleksi, cuando ya era media noche. Elliot, Jane y mi tío Allen se habían puesto a jugar a las cartas. Jane había perdido hacia rato y ahora Allen competía con Elliot de una manera desquiciada que ni mi propio hermano entendía. Yo los miré y suspiré. No podía divertirme como ellos, no podía dejar de pensar en el problema que teníamos encima—. Sé que hay que instalar una bóveda nueva... y limpiar. Pero... Aquí en el campo estamos demasiado visibles. Como los Dubois.
—Deberíamos considerarlo —contestó Alek. Junto a él, mi tía, que jugaba tranquila con Bryony, levantó la cabeza. A su lado, Hunter mantuvo los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el respaldo del sillón—. Lo otro que he estado pensando, es trasladarnos más lejos. De modo que la luz le día no les permita perseguirnos —Asentí y paseé mis ojos por el calabozo. Ahí noté que todos estaban en silencio, pendiente de nuestra conversación, excepto Allen y Elliot. Incluso mi abuelo—. Primero hay que pasar estar noche.
Vi que mi tía asentía con la cabeza y que mi tío Sam, al otro lado del salón, suspiraba. Nadie nos discutió y todos tomaron nuestro intercambio como una verdad absoluta. No supe cómo reaccionar ante eso, sobre todo porque estaba acostumbrada a que mis decisiones pasaran por muchísimos filtros.
Miré a Aleksi, preguntándome si él también notaba lo que sucedía y deseé poder preguntarle qué pensaba de la actitud de mis tíos, pero no podía hacerlo sin que nadie nos escuchara.
El resto de la noche transcurrió de una manera similar. Todos bastante tranquilos, atentos a cualquier sonido del exterior, atentos a cualquier cosa que Alek y yo dijéramos. Si él y yo nos levantábamos, todos se tensaban o dejaban lo que estaban haciendo.
En ningún momento ni Sam ni Allen dieron sugerencias ni ordenes y por milagro, mi tía no discutió con Hunter. En un instante que volteé a verlos, la niña se reía en brazos de mi tía y tiraba del cabello de su padre muy risueña. Noté que Evelina, la madre de Hunter, los miraba pensando lo mismo que yo: que parecían una linda familia.
El amanecer llegó al fin sin percances y cuando volvimos al castillo, nos alegramos de encontrar todo intacto. En los jardines exteriores, no hallamos nada fuera de lo normal, pero por las dudas, acompañe a Aleksi a dar una ronda. Si alguna de esas cosas estaba escondida, la hallaríamos.
—Ayer revisé por aquí —me dijo él, guiándome por las zonas más oscuras del bosque. Ahí casi que no llegaba la luz del sol—. Pero al igual que hoy, no hay huellas, ni olor... ni nada.
Se agachó y pasó un dedo por la tierra.
—Podríamos pasar así todos los días de nuestra vida por el resto de la eternidad —solté, apoyándome contra el tronco de un árbol.
Aleksi enarcó las cejas hacia mí.
—¿Es un comentario pasivo agresivo? —soltó, con una sonrisita.
Yo puse los ojos en blanco y me separé del árbol para agacharme a su lado.
—No, estoy estableciendo un hecho. ¿Cuántas noches más vamos a pasar así? Porque no importa a dónde huyamos, viviremos con esta incertidumbre y con la presión de ser los únicos... de que tu eres el único... —Le agarré las manos y entonces me callé. Alek apretó los labios—. No puede caer todo sobre tus hombros. Bethia, Oliver. Hunter y su madre. Jane y ahora también Antuan, además de nuestro clan.
—Estoy acostumbrado —me dijo, pero vi el brillo preocupado en su mirada.
No tenía ganas de discutir como el día anterior. Estaba cansada y muy susceptible, también. Así que me puse de pie y caminé detrás de él por el resto de nuestra extensa propiedad por dos horas, mientras revisábamos cualquier recoveco, algún establo viejo. Incluso, nos alejamos hacia los campos vecinos y revisamos también a los humanos más cercanos. Todos ellos estaban bien, vivos y sin señales de que hubiesen visto algo fuera de lo normal.
—Esto significa que esa cosa no está interesada en ellos —dijo Aleksi y yo tragué saliva, mientras volvíamos por la carretera que ingresaba a nuestras tierras, bajo las sombras de los árboles.
—Significa que pasó de largo por delante de miles de humanos durante horas y horas —contesté.
—Y que incluso puede haberse refugiado en la casa de alguno. No es que descarte que no se haya alimentado de humanos en absoluto, pero... es llamativo. Si fuese solo una criatura instintiva, hambrienta...
—Es que no lo era... —repliqué—. Si lo fuese, nos hubiera acatado a ambos por igual, pero fue por mí en vez de ir por ti. Claramente tenía un objetivo. Los Dubois y luego... yo.
Alek se quedó un largo rato callado. No habló hasta que entramos a los jardines delanteros del castillo. Entonces, se frenó en seco.
—¿Y si se fue hacia ti porque hueles un poco como un Dubois? —dijo.
Yo me giré a verlo, ya que había quedado parado detrás de mi.
—¿Qué?
Él alzó las manos.
—Eres mitad Dubois —me recordó.
—Solo en aspecto —contesté, frunciendo el ceño—. Los Dubois huelen diferente a nosotros. Al igual que huelen diferente los Edevane. Hunter es un ejemplo. Incluso mi abuelo ya no huele exactamente como ellos.
—Claro, exactamente. Esa es la palabra. Porque tu abuelo vivió solo cien años con ellos, pero genéticamente es un Edevane. Igual que Ticia. Y tu abuela, aunque es una White desde hace quinientos, genéticamente es una Dubois —puntualizó, agitando las manos en el aire—. El olor de los White contiene un poco de ambos clanes y obviamente si no te pones a analizarlos y a compararlos, probablemente no los detectes detrás del aroma individual de cada miembro. Pero, detrás de tu olor, detrás del olor de Kayla White, de los lirios, hay un poco de los clanes que te formaron.
Me quedé dura.
—Esa cosa venía persiguiendo un Dubois. El cual está muerto, dentro de nuestro castillo —seguí, entre dientes, captando la lógica de todo su argumento.
—Y siguió su rastro hasta aquí y se encontró directamente con nosotros.
—Y lo primero que hizo fue olerme a mi —susurré—. La única de nosotros dos que tiene sangre Dubois.
—Exacto —dijo Alek, acercándose. Me agarró las mejillas y me acercó a él—. Tu, todo el clan White, Phill, mi hermano... todos ustedes son el target.
Le agarré las manos, ocultando el temblor que me estaba subiendo por las piernas. En realidad, eso no cambiaba nada de lo que ya sabíamos. Esas criaturas podrían asesinarnos fuésemos o no descendientes de los Dubois.
—Tenemos que hacer algo —le urgí.
En ese momento, Jane y Elliot salieron corriendo por la puerta principal. Los dos dimos un respingo, creyendo que algo malo había sucedido dentro del castillo en nuestra ausencia, pero ambos sostenían un teléfono en alto.
—Ha habido otro ataque —dijo mi hermano, totalmente pálido.
—¿Qué? —solté. Intenté agarrar el teléfono pero los nervios hicieron que se me escapara de las manos. Aleksi lo agarró por mí—. ¿Qué dice?
Él me lo acercó para que lo leyera, en silencio. Vi como su semblante se oscurecía. Era una nueva entrada del Newsletter del vampiro sin oficio, así que me temí algo malo. Sin embargo, fue peor de lo que yo esperaba.
Leí por encima y sentí como el estómago se me revolvía. Todo el estrés, la ansiedad, el cansancio, el haber comido y dormido poco, hicieron estragos en mí. Me flaquearon las piernas a medida que la ira y el terror se apoderaban de mi cuerpo.
—No lo leí completo —admitió Jane. Detrás de ella apareció Allen, también tenía el teléfono en las manos—. Elliot no me dejó.
No pude ver bien la expresión de mi hermano. Se me nubló la vista con mi propia impotencia.
—Voy a castrar a este malnacido —rugió Aleksi, pasándome un brazo por alrededor de la cintura. Yo clavé las uñas en su mano, conteniéndome—. ¿Cómo se atreve? ¿Cómo se atreve a ponerle un precio a mi cabeza? ¡¿Cómo se atreve a ponerle un precio a la cabeza de mi pareja?!
¡Gracias a todos por la increíble paciencia y por aguardar tanto este capítulo! No saben lo que me costó terminarlo.
¡Espero que les haya gustado y espero que sigan preparados para el drama y la acción porque esto recién empieza!
Hoy vengo a preguntarles, ¿escucharon ya el audiolibro de Hodeskalle 1? Levante la mano quien sí y quien casi se muere escuchando a Aleksi decir "conejita" (YO COF COF JAJAJA). No se olviden de dejar sus valoraciones en Audible así la app considera también hacer el libro 2.
Ahora, con respecto a las preguntas del capítulo:
¿Qué les parece la dinámica familiar? ¿Qué creen que pasa que ni Sam, ni Alice ni Allen toman decisiones? ¿Qué entendieron del final del capítulo? (No se preocupen que si no lo entendieron ahora, tendremos más info al respecto pronto)
Escucho teoriaaaaas <3
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