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Capítulo 36. Prueba de sangre

36: Prueba de sangre

Kayla

No necesité que nadie me avisara para salir a recibir a mi tía. En realidad, estuve sentada en el jardín principal durante dos horas, esperándolos, fingiendo indiferencia y comiendo tarta de frutas, como si no estuviera preocupada.

La ansiedad me carcomía los huesos y me hacía temblar las manos. No podía expresarla con palabras porque temía que, si lo pensaba demasiado, más que la preocupación por mi tía Alice estuviese preocupada por Aleksi. Darme cuenta de que temía más por él que por ella, a quien conocía de toda mi vida, me asustó, al igual que la noche anterior.

Cuando vi que las puertas del ascensor se abrían y mi tía salía, arrastrando una de sus maletas y hablando sin parar, despotricando más bien, salté de mi asiento. Corrí hasta ella y me contuve de pasar de largo en el momento en que noté a Aleksi siendo Mørk Hodeskalle, siguiendo a Alice como un lacayo fiel, junto a la guardia de la familia.

Se me revolvió el estómago frente a esa imagen y solamente el grito cariñoso de Alice me sacó de mi turbación.

—¡Bombón! —gritó, soltando la maleta y rodeándome con los brazos—. Qué feliz estoy de que estés bien.

La rodeé con los brazos también, pero en cuanto mi mentón se apoyó en su hombro, mis ojos se clavaron en Skalle. Los hombres de mi abuelo, que al parecer ahora seguían sus órdenes, se esfumaron antes de que los notara.

—¿Estás bien? —le pregunté a mi tía, apartando la mirada de él—. ¿Te lastimó ese cerdo?

Mi tía, que se parecía tanto a mi como a mi abuela, arqueó las cejas. La expresión que me dedicó fue de incredulidad absoluta, pero yo nunca había tenido, como mencionó Skalle, la posibilidad de verla peleando con otros. En realidad, mi familia nunca se ensuciaba las manos. Por algo teníamos hombres que nos protegían.

—¿Qué me crees? ¿Una princesa de uñas frágiles? —rió ella, un segundo después—. Ay, Kayla, si en doscientos años no hubiese aprendido cómo castrar a un hombre habría fallado como mujer.

Me dio un suave apretón en el hombro y luego me agarró de la mano, para tirar de mi hacia el vestíbulo. Las mucamas se apresuraron a tomar la valija de mi tía y ella les hizo una seña para indicarles que el resto estaban en el coche.

No me quedó otra que seguirla y me admití que sí la había extrañado muchísimo y que me alegraba tenerla en casa. Y, sin embargo, tuve que hacer un esfuerzo enorme por no girar la cabeza y asegurarme de que Hodeskalle venía detrás de nosotras.

—¿Has hablado con tus padres estos días? —me preguntó Alice, justo cuando nos topábamos en el vestíbulo con mi abuela.

La expresión mortificada que me dirigió ella antes de abrazar a su hija fue una excelente respuesta para mi tía. Entendió enseguida que la tensión persistía en la familia porque yo me había negado a ver y hablar con nadie excepto con mi madre.

—Me alegra que estés ya a salvo en casa, cariño. ¿Cómo estuvo el vuelo? —dijo la abuela, tocándole el cabello negro. Pero luego al instante, estiró el cuello para mirar más allá de nuestros hombros—. ¿Alguna alarma en el aeropuerto, Skalle?

La voz de Hodeskalle llegó como un murmullo por detrás de nosotras. Él explicó la situación de forma relajada, pero se pareció más bien al parte que da un cadete a un superior. Aunque se esforzaran por seguir dando la sensación de favores en una sólida amistad, estaba claro que era mucho más que eso.

—No te preocupes, mamá —dijo mi tía, dándole otro abrazo a la abuela—. Con o sin Skalle yo hubiese llegado a salvo, créeme.

—No si son muchos, Alice —se quejó la abuela.

Mi tía la miró con toda la paciencia del mundo.

—No necesito una niñera, mami —le recordó.

Yo apreté los labios, pero no pude evitar decirlo, más cuando venía tragando bilis cada vez que Skalle se paraba detrás de nosotras como un soldadito de guerra.

—Sí, yo decía lo mismo.

Me giré antes de que alguna de las dos pudiese decirme nada. No llegué a ver la cara que me puso la abuela y fue mejor así, porque por los pasillos aparecieron mis tíos, mi papá y mi abuelo. No estaba nada preparada para verlos a todos a mismo tiempo y no estallar cuando notara de nuevo la actitud de mi pareja ante el poderío de mi familia.

Sin embargo, antes de alcanzar la puerta del vestíbulo, si capté los ojos de Aleksi a través de la máscara. No necesitaba que se la quitara para saber que estaba arqueando las cejas.

—Pero si vas a cenar conmigo hoy, ¿no? —me gritó mi tía, una vez entré al pasillo—. ¡Me lo merezco!

Me hizo sentir culpable y yo sabía que ella lo sabía. Después de todo, hacía meses que no nos veíamos y tenía razón, aunque cenar con ella implicara cenar con todo el mundo.

Volví a mi cuarto, solo por hacer algo, y me quedé sentada en la cama por casi una hora, debatiéndome si debía soportar esa cena por mi cariño hacia Alice o debería priorizar mis sentimientos de desagrado hacia todos.

También pensé que de alguna u otra manera, tendría que enfrentarlos, porque eran mi familia y vivíamos todos juntos. No había manera de estar enojada para siempre cuando la amenaza era real. Sería distinto, además, pelear con ellos sola que pelear con mi tía de mi lado, porque también era una víctima de las circunstancias. Nos perseguían a ambas.

Por otro lado, si algún día quería decirle a todo el mundo que Skalle ya no podía seguir sus órdenes porque era mío, tendría que ir preparando el terreno con mi mejor cara y mi mejor humor.

Bufé y me dejé caer en el colchón, pensando seriamente cómo resolver el asunto del pago de deuda de Aleksi con mi abuelo. Tenía la sensación de que, aunque se enteraran que eramos pareja, seguirían usándolo hasta que esa deuda de vida estuviese saldada.

Como no conocía los detalles del pacto, no podía delimitar hasta dónde era capaz mi abuelo de estirar el pago. Nunca le indagué tampoco a Aleksi sobre eso, pero ahora era diferente y tenía un motivo muy lógico para preguntar. Por no mencionar que ya no existía ninguna vergüenza entre nosotros.

Siendo pareja, estando marcados, él no tendría por qué ocultarme nada, ¿o sí?

—¡SOBRI! —Me senté en la cama de un saque, aterrada por los gritos de mi tía. La única razón por la cuál no tiró mi puerta abajo fue porque me respondí que entrara—. ¿Estás lista para cenar? —dijo, asomando la cabeza por el umbral—. Todos prometieron ser lindos y amorosos y no preguntarte nada de lo que no quieras hablar.

Mi tía tenía un talento natural para, cada vez que regresaba a casa, todos hicieran lo que ella quería. Podía incluirme en la lista, pero ahora sabía, tanto como ella, que en realidad mis tíos, mi papá y mi abuelo fingían hacerle caso.

Ella solo se estaba aprovechando de la jugada.

—Estuve pensando que al final de cuentas no tiene sentido seguir enojada para siempre.

Alice me sonrió. Se apoyó en el marco de la puerta y se cruzó de brazos.

—Bombón, pronto vas a aprender a tejer las redes de la inocencia en esta familia. Hacerles creer que te tragas todos sus cuentitos. Puedes hacerles creer que no estás enojada y darles el golpe más adelante, cuando requieran que se los recuerdes.

Apreté los labios y la miré desde la cama.

—Eso lo dices porque en realidad sí eres adulta. Eres la mayor de todos tus hermanos y sabes castrar vampiros —le recordé, con pesar.

Mi tía suspiró y entró a mi habitación arrastrando los pies.

—No vas a ser la más joven para siempre, Kay —me recordó—. Yo también fui hija única de un matrimonio que acababa de empezar con su clan y estaba realmente traumatizado. Bueno, mi papá estaba traumatizado. Siempre con el miedo de que su padre o alguno de sus tíos o hermanos viniera a molestarnos —Se sentó a mi lado y me agarró la mano. Jugó con mis dedos y analizó mi manicura—. No estoy justificándolo. Pero cuando yo era pequeña, muchísimo antes de que Sam o Allen nacieran, la única razón por la cual mamá y él dormían tranquilos era porque Skalle pasaba mucho tiempo con nosotros en el castillo. Ya desde que yo tenía uso de razón papá temía que ellos se enteraran de que existía.

Me enderecé, al escuchar de Skalle. Sin embargo, mi tía no se inmutó ni un poco por mi reacción.

—Me sobreprotegían mucho —contó, mientras mi mente daba vueltas al nombre de mi pareja—. Y durante varias décadas, incluso mientras Sam era un niño, no podía ir a donde yo quisiera cuando quisiera. Solo cuando nuestro clan tuvo más poder, cuando tuvieron más hijos y nos volvimos fuertes, pude obtener la libertad que quería. Y mi papá siempre será un viejo aterrado y controlador, pero eso no tiene porqué guiar tu existencia.

—Skalle... —dije, lentamente—. ¿Iba con ustedes para pagar su deuda?

Mi tía frunció el ceño.

—No. Venía como amigo. Tú sabes que mi papá estuvo solo, siendo un clan de uno, como lo es Skalle, hasta que se juntó con el clan de mamá y pasó unos años ahí, enamorándose de ella a pesar de que era una jovencita para él.

Asentí, pero no dije nada, para que continuara con la historia. Yo sabía mucho de eso, pero tampoco conocía los detalles que involucraran a Aleksi.

—Sí, el abuelo se hizo amigo del hermano de la abuela. Del tío George —contesté. El clan de mi abuela siempre fue más grande que el nuestro, pero muy amables y políticamente correctos. La razón por la cual mi abuelo se hizo rápidamente amigo de ellos era porque no practicaban esa costumbre de embarazar a sus mujeres desde hacía milenios. Siempre fueron bendecidos con muchos hijos, demasiados. Así que no tenían problemas para retener a sus vampiras.

—Bueno, cuando la marcó, tu abuela se convirtió automáticamente en parte de su clan. Pero como mi papá no tenía clan, pues... les tocó crear uno de cero.

Volví a erguirme como si me hubiesen pinchado el culo con un tenedor.

—¿Porque la marcó? —repetí, con tono agudo—. ¿Cuándo marcas a alguien... se... convierte en alguien de tu clan?

Alice se alejó un poco de mí.

—¿Pero es que Sam te sigue contando cuentos de terror y nada más? —me preguntó—. ¿No te dijeron esto? Deberías saber todo de las marcas. Sigues siendo una vampiresa, aunque tengas algo de humana —despotricó, poniéndose de pie—. Sí, bombón. Cuando marcas a alguien, ese alguien deja su familia para convertirse en la tuya. Por eso existimos los White y por eso no somos Dubois.

—¡Pero si yo pensé que era por capricho! —le contesté—. El abuelo siempre habla del orgullo de formar su propio clan.

Mi tía puso los ojos en blanco.

—Porque no les quedaba otra. No es que los Dubois los echaron sin más, pero así funciona nuestra dinámica. El día en que yo tenga una pareja, si me marca él a mí, yo formaré parte de otro clan. O viceversa.

En primer lugar, no entendía cómo alguien podía estar tan desesperado por marcarse cuando eso implicaba dejar obligatoriamente a tu familia para formar parte de otra. Uno se marcaba con un vampiro, no con su clan. No me parecía nada justo.

Pero, en segundo lugar, lo que era más importante, eso significaba que desde hacía dos semanas Mørk Hodeskalle no era simplemente Mørk Hodeskalle y ya. Tampoco era Aleksi solo. Ahora era Aleksi White. Él era parte de nuestro clan.

—¿Y qué si no te gusta su familia? —dije, después de mirar el piso con la boca abierta por un rato.

—Pues tu pareja siempre puede abandonar su clan si quiere hacerte feliz —replicó ella, encogiéndose de hombros—. Pero ese no es el punto de toda esta conversación. A lo que yo voy es a que siempre fue así, porque temían que me reclamaran. Y ahora lo temen por ti, porque aún eres joven y porque esa manga de imbéciles no sabe sobrevivir sin una mujer que les ponga los puntos —terció ella—. Cuando tu seas mayor, te dejarán en paz. Tal y como me dejaron a mí.

No se me pasó que al final no hubiese contestado mis dudas sobre Skalle acompañándolos durante la infancia de mi tía. Para ella eso era bastante irrelevante y no quería llamar su atención insistiendo, más desde que me había quedado ahí, papando moscas, con un shock sobre los hombros, solo por descubrir que había adherido a la familia al vampiro más peligroso del mundo.

Me aterré. Pensé que, si mi abuelo lo sabía, con mayor razón le daría ordenes y lo usaría como soldado. Aunque Aleksi fuera más viejo, el patriarca y el líder del clan era mi abuelo y por ende tenía todo el poder. Podría hacer lo que quisiera con él como hacía con todos en la casa.

No, yo no quería eso para él. No quería que Aleksi fuese, encima de todo, una herramienta por mi culpa.

—Kay, Kay —me llamó mi tía, chasqueando los dedos frente a mis ojos. Levanté la mirada hacia su rostro joven y suave, que apenas parecía mayor que yo—. ¿Qué es lo que te preocupa?

Tragué saliva. No podía decirle nada de todo eso. Aunque confiaba en ella más que en nadie en esa casa ahora, mi tía pasaba más tiempo fuera que dentro. Tampoco sabía de qué manera ella veía a Mørk Hodeskalle comparado con los demás.

—Me preocupa que te emparejes con un tipo que su clan sea odioso y terrible —mentí, en un murmullo—. Como el clan de Vigo Parissi.

Ella se rio. Me dio unas palmaditas en los hombros y luego me pellizcó suavemente la mejilla.

—Bombón, si llegase ese a ser el caso, tengo preparadas todas las armas posibles para que mi pareja se convierta en un clan de uno en dos putos segundos —me aseguró, guiñándome un ojo—. Así que despreocúpate. ¡Ahora vamos a cenar!

Salió del cuarto dando brinquitos y pude notar lo feliz que era de poder hablar conmigo con toda su sinceridad. Me di cuenta cuando tiempo ella se midió mientras crecía y como se mantuvo al margen de cualquier influencia que pudiese darme. Quizás, lo hizo porque realmente creía que tenía que comprender las cosas sola. O quizás lo hizo porque los demás se lo dijeron.

No, dudaba que hubiese querido mantenerse al margen por sí misma. Nunca estuvo presente en mi educación, en los cuentos sobre el pasado y sobre los clanes. Más aún, jamás estuvo cuando me hablaron poco y nada de las marcas. Solo estaba conmigo cuando se trataba de juegos, de compras y de paseos, cuando tocaba hacer cosas de chicas o cuando tocaba comprar mi vestido de graduación. Alice había estado esperando el momento indicado para que la influencia de mis padres o mi abuelo ya no me afectara.

La seguí fuera del cuarto, entonces, con la consciencia llena de pánico. Esa sensación no desapareció ni cuando me senté a la mesa y rechacé la cena. Además de haber comido mucha tarta mientras esperaba que regresaran del aeropuerto, se me había cerrado el estómago.

Todos ingresaron al comedor entre conversaciones animadas y sencillas y clavé los ojos en mi plato vacío durante todo el rato. No me di cuenta de que Hodeskalle se había sentado frente a mí, casualmente, hasta que mi mamá me preguntó si al menos no quería beber jugo.

—Estoy bien —respondí, con un hilo de voz que hizo que todos los ojos en la mesa se clavaran en mi rostro.

—Pero tía —interrumpió Elliot, de pronto, sin notar la reacción del resto de la familia—. ¿qué pasó en realidad?

Yo permanecí en silencio y crucé una mirada fugaz con Skalle, que mantenía su copa de sangre lo más lejos posible de mí. Fue un instante, pero valió más que mil palabras. La pregunta estaba grabada en sus pupilas. Sabía que algo me perturbaba.

—Pues es que me confié —respondió Alice como si nada. No supe si deseaba desviar la atención de mi apropósito o no—. No pensé que fuesen capaz de rastrearme hasta Indonesia. Había muchos europeos y americanos en las fiestas, así que no me imaginé que uno de ellos pudiese ser un Edevane. No se parecía a uno de ellos.

Ese detalle me hizo dejar de pensar por un momento en Skalle siendo un White. Giré la cabeza hacia mi tía.

—¿Por qué dices que no se parecía?

—Normalmente le huyo a todo lo que se parezca a mi padre —resumió ella con un encogimiento de hombros. Miré a mi abuelo por un segundo. Él estaba muy callado y no hizo ninguna acotación—. Pero este hombre no. Tenía los ojos verdes y sus rasgos eran distintos, no podría haber dicho que había relación. Los Edevane son todos iguales, con ese cabello rubio claro y los ojos azules...

Yo nunca había visto a un Edevane de verdad, pues los que nos atacaron en Corazón eran sirvientes convertidos. Pero tenía que creerles. Después de todo, los Dubois, el clan de mi abuela, también eran todos parecidos.

—No entiendo —dije—. ¿Entonces cómo supiste que sí lo era?

—¿No le habrás hecho una prueba de sangre, o sí? —inquirió mi tío Sam, incrédulo, y yo miré a todos en la mesa sin saber de qué hablaba.

Mi tía bebió un trago de su copa de sangre y suspiró, como única respuesta, mientras mi hermano fruncía el ceño.

—¿Qué es una prueba de sangre? —dijo él

Al menos, yo no era la única ignorante en la mesa. Fue un pequeño alivio no ser la única que no tenía idea de qué hablaba. Al menos, no tenía que ver con que fuese semi humana.

—Ya no se usa —contestó el tío Sam, mientras el resto se quedó extrañamente callado. De por sí, mis abuelos y mis padres no habían dicho ni una sola palabra desde que esa conversación comenzó—. Se hacia antes, cuando había varios expulsados de los clanes y ya no sabías quién era tu familiar y quien no. Podías tener una hermana perdido por algún lugar y mejor valía saberlo antes de irte a la cama con ella.

—¿Pero qué es? —insistió Elliot.

—Es como un ADN, pero antiguo —contestó mi tía, bajando la boca. Se relamió los labios llenos de sangre y suspiró otra vez—. Se toma una gota de la sangre del otro vampiro y se pone al fuego con la tuya. Si se torna blanca, son parientes. Muy, muy cercanos.

—¿Y se puso blanca? —inquirió mi abuelo, de golpe. Toda la mesa hizo silencio. El único que siguió bebiendo fue Skalle.

—Algo, no demasiado —contestó Alice—. Señal de que hay parentesco, pero no cercano. Además, por sus rasgos, intuyo que no debe ser hijo de un humano. Todos los Edevane que he visto alguna vez, que son hijos de humanas, son iguales a sus padres. Parecidos a ti, papá. —Mi abuelo asintió—. Este no... debe ser hijo de algún marcado. Debe parecerse al progenitor que claramente no sea un Edevane.

—Yo pensé que sería algo más complicado por lo que suena —terció Elliot, reclinándose en su silla. Se puso a jugar con su copa en vez de bebérsela.

Casi que vi a todos mis tíos poner los ojos en blanco. Sin embargo, antes de que alguien pudiese aclararle algo, Hodeskalle carraspeó.

—Obtener la sangre de otro vampiro que no sea con los dientes o a los golpes no es una tarea sencilla, Elliot —le dijo. Sus palabras fueron suficientes para que me hermano se enderezara un poco—. Y dejar que un desconocido te muerda antes de establecer intimidad debería ser considerado un suicidio.

Cuando terminó de hablar, sus palabras quedaron como eco sobre la mesa. Me acordé súbitamente de nuestras mordidas y nuestra intimidad y se me puso la cara roja.

—Admito que fui muy descuidada —replicó Alice, con un suspiro—. Empezamos a hablar y él me vendió una historia muy sólida al inicio. Dijo que su madre era rusa, que era del clan Novikov. Quizás eso no era mentira... Pero cuando empezamos a ponernos más íntimos, empezó a ponerse nervioso —dijo, con tono aburrido—. Creí que era su falta de experiencia, porque me dijo que era joven y que quizás mi edad y mi exuberante personalidad lo apabullaron —siguió, reclinándose en la silla—. Pero cuando nos fuimos a mi cuarto en el palacio de mi amigo Banyu, lo escuché hablar por teléfono mientras yo estaba en el baño. Lo oí decir que "me tenía". Que "cuando terminara conmigo, podrían venir ellos también" —me estremecí, pero mi tía no lo hizo. Seguía cruzada de brazos con una expresión de nada absoluta—. Lo increpé y sus nervios fueron obvios: se puso violento para retenerme y tuve que ponerme violenta para defenderme. Su teléfono se rompió en el forcejeo así que no pude tomarlo. Él no me confesó que era un Edevane, por supuesto. Después de que lo castré y le arranqué las manos y los pies y quedó inconsciente, hice la prueba de sangre y hui. No iba a esperar a que sus primos u hermanos cayeran en el palacio de Banyu. Lo llamé cuando estaba de camino al aeropuerto, al menos tenía que explicarle que encontraría un muerto en mi cuarto. Sen enfadó mucho conmigo. Dudo que me invite de nuevo.

Tragué saliva. Aleksi tuvo razón al decir que mi tía arrancaba pedazos de otros vampiros. Y no es que ese vampiro me diera lástima, para nada. Tenía un terrible desprecio por él, pero me impactaba saber que realmente ella, la tía mas cariñosa, encantadora y divertida de todo el universo, fuese tan sanguinaria.

—No es tu culpa, cariño —la consoló la abuela—. Están usando sus trucos más bajos. Banyu entenderá si se lo explicas mejor.

Analicé su expresión mientras la conversación se desvirtuaba. Mi abuela tenía el rostro más pálido que de costumbre y a pesar de su aspecto juvenil, parecía realmente anciana cuando estaba preocupada, asustada.

Pasé mis ojos al rostro de mi abuelo y su silencio me resultó perturbador. Su mirada estaba fija en el centro de mesa y su expresión calculadora decía mucho más que cualquier palabra que podía soltar.

Aunque en ese momento temía por la forma en la que él pudiese tratar a Aleksi, sentí algo de pena. Sentí pena por la manera en la que toda su vida tuvo que estar al pendiente de su antiguo clan para proteger a su familia. Sentí tanta pena como también sentí la seguridad, trepando por mis piernas y aferrándose a mis huesos, de que él haría lo que fuera por nosotros.

Volví mis ojos a Aleksi, oculto detrás de la máscara. No sabía si él estaba al tanto de todo lo que significaba nuestra marca para los White y para él mismo. Supuse que sí.

Pero, así como la seguridad de que mi abuelo sería capaz de explotarlo, por el bien de sus hijos, se instaló en mi cabeza, en mi pecho rugió una certeza aniquiladora y explosiva. Yo también era capaz de todo, de cualquier cosa, por proteger a quien amaba. Incluso de enfrentarme a él, incluso de dejar todo atrás.

Aleksi me devolvió la mirada. Todavía persistía el brillo preocupado en sus pupilas, preocupado por mí. El corazón se me llenó de dulzura y apagó un poco el terror y alimentó la fiera que crecía dentro de mí.

Sí,por él, yo sería capaz de matar otra vez. Por él, yo sería capaz de dejar deser una White. 

¡Otro capítulo más! Esta vez, vino con bastante info para que puedan hacer bastantes teorías al respecto. 

Las agradezco infinitamente la paciencia que tienen conmigo y con la historia y también les agradezco por los tiktoks que hacen de Hodeskalle. No olviden etiquetarme así los puedo compartir <3 También gracias por los buenos deseos y los mensajes referidos a mi saludo, fueron tan amorosos!

Tampoco olviden recomendar esta historia a todos sus amigos y conocidos y a cualquier persona que vean en Wattpad que busque una historia así. También no dejen de recomendarla a Penguin, a ver si algún día conseguimos que salga en Wattpad Books en español <3

Si quieren unirse al grupo de facebook, no dejen de responder las preguntas de la solicitud!

Dicho todo esto, los dejo hasta la próxima. ¡Los adoro!


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