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𝐨𝐯. didn't it all seem new and exciting?

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05. DIDN'T IT ALL SEEM NEW AND EXCITING?
real life + phone call



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                DEBÍAN HABER SABIDO que Wonderland no duraría para siempre.

—Señorita Stone, Señor Hiddleston —la voz del guardia los obligó a separarse—. Lamento mucho interrumpir, pero... hmm... Tengo que apagar el parque. Perdón.

El anuncio del guardia los sacó bruscamente del hechizo, y ellos se dieron una risita nerviosa y cómplice al darse espacio.

—Está bien, solo estás haciendo tu trabajo —dijo Tom, volteándose para ver al guardia.

El guardia asintió y a Mary le hizo un guiño amistoso antes de alejarse del Acuario. Ambos se quedaron allí, en silencio. Entonces, antes de poder pronunciar alguna palabra, percibieron unos leves golpecitos en la gruesa tienda que cubría el lugar. Golpecitos que se volvieron constantes. Los dos miraron hacia arriba y luego, entre sí.

—¿Está lloviendo? —Preguntó Mary.

—Eso parece —respondió Tom, ofreciéndole su mano nuevamente—. Vamos a tener que correr hasta el auto, ¿estás lista?

—Oh, Dios, esta noche no deja de sorprenderme.

Mary lo tomó de la mano y los dos se prepararon para salir del Acuario a la cuenta de tres. Corrieron, riendo como niños, mientras las gotas traviesas querían envolverlos. Mary bendijo mentalmente a la persona que hizo el camino de concreto hasta el portón del parque, porque si tuviera que pasar por el lodo con sus tacones, estaría perdida.

Llegaron al Jeep, antes de empaparse por completo. Mary aún tenía algunas partes secas, al igual que Tom. Al cerrar las puertas, Mary intentó recuperar el aire.

—¿Estás bien? —preguntó él, encendiendo el motor del auto para poner en funcionamiento el aire acondicionado en modo calefactor—. Esto nos ayudará a secarnos más rápido.

—Excelente idea —Mary aprobó, apoyando sus manos cerca del aire.

Tom rebusco en el asiento de atrás, hasta encontrar la bolsa de papel de la tienda a la que habían ido, y sacó el chocolate que había agarrado a último momento. Lo abrió y partió la barra por la mitad, entregándole una a Mary.

Ella agradeció y después de eso se quedaron comiendo y mirando la lluvia caer sobre el parque. Mary amaba la situación. A veces solía ponerse el ruido de la lluvia en Youtube para poder descansar mejor o relajarse. Ahora tenía el momento frente a ella, mientras comía chocolate junto a uno de los hombres mas guapos de Hollywood. Definitivamente estaba teniendo una buena racha.

El silencio opacado por el sonido obstruido de la lluvia no era para nada incómodo. Era de esos silencios que no necesitabas llenarlos con nada porque resultaban fácil de disfrutar.

—Esta noche es como un sueño —comentó él de la nada, con la vista en al frente—. Nada de esto parece real.

—Lo sé, ¿verdad? —agregó Mary—. No me he sentido así desde hace tanto tiempo.

Él se giró para observarla en silencio un rato. Mary terminaba de masticar un pedazo de chocolate, cuando su expresión cambió a una más triste.

—Tú... —empezó ella, cabizbaja—. ¿Entonces tú sabes todo lo que dicen de mí?

Tom tardó un poco en contestar.

—Sí, lo sé.

—¿Y que opinas?

—Que dicen basura —dijo con seguridad—. Me gustaría saber tú versión, ¿estás lista para hablar sobre el idiota ahora?

—No sé, yo...—Hizo una pausa—. Quiero que alguien escuche lo que hay dentro de mí, pero al mismo tiempo quiero dejar esto atrás, así que no sé qué hacer.

—Creo que entiendo el sentimiento —comunicó, su mano aferrándose a la de ella mientras le daba una mirada comprensiva—. ¿Tal vez hablar de ello te ayudaría a seguir adelante?

—¿Podría ser?

—Entonces, tal vez,deberías  —dijo lanzando una mirada alentadora—. Incluso si no son buenos recuerdos, sacártelo del pecho y compartir tu historia con alguien puede ser un gran alivio.

Mary suspiró pesadamente.

—Bueno, yo... estuve con Edward durante cuatro años. Pensé que era el amor de mi vida, pero ahora no sé quién es él. Cómo si hubiese dormido con el enemigo todo este tiempo —explicó, arrugando sus facciones con disgusto—. No soy el tipo de mujer que se queda en una situación abusiva, ¿sabes? Si hubiera sido transparente, lo habría dejado hace mucho tiempo. Pero el problema era que parecía amable. Confiaba en él, pero él buscaba en otras personas, lo que yo no le podía dar... porque estaba muy dedicada a mi carrera.

—Podría confirmarte ahora mismo que ese hombre es el más pequeño y estúpido que jamás vivió  —opinó, haciendo que Mary comience a reírse. Su risa lo contagió a él—. Es que, hombre, ¿cómo engañas a Mary Stone? Algo no funciona bien en esa cabeza.

La manera en la que él hablaba de ella, la estaba poniendo metafóricamente en un trono. Se sentía bien estar ahí, después de tanto tiempo en el calabozo.

—Cuando me enteré —continuó—, discutimos y lo eché de casa. Luego empezó a hacerse la víctima por todas partes y ahora todos piensan que soy la villana. La que le rompió su oscuro corazón.

—Eso debe ser realmente doloroso, especialmente cuando sabes que esa no es toda la historia.

Ella asintió repetidas veces, con el ceño fruncido.

—Me hace sentir tan enojada —dijo, mordiendo un pedazo de chocolate con rabia. Masticó y luego siguió—. No es que lo odie. Yo no odio a nadie. Pero mi mente es como si no pudiera procesar lo que pasó, así que pretendo que no existe y que estoy bien. Cómo siempre, finjo hasta que lo logro.

Hizo una pausa, mientras observaba las gotas pegándose en las ventanas del auto.

»El problema es que cuando lo recuerdo —continuó—, me desagrada tanto reconocer que fui tan tonta con alguien así...

—Creo que tu cerebro está tratando de protegerte del dolor y esa es su forma de lidiar con una emoción tan fuerte como lo es la ira. Y, déjame decirte, es lógico que estés enojada. Lo raro sería que no lo estés. Todo eso demuestra que tú sí has sido sincera con respecto a tus sentimientos y eso te hace mucho mejor persona. No eres tonta en absoluto; el tonto es él —Su voz firme era un sonido tan reconfortante y seductor que Mary deseó que siga hablando toda la noche. Ella estaba dispuesta a quedarse sólo oyendo—. Y es muy importante hablar sobre cómo te sientes. No sacar esos sentimientos a la superficie, es peligroso. Pueden... destrozarte desde dentro.

Mary lo miró, nadando a través de sus palabras. Era como si también estuviera hablando de él, en cierta forma.

—¿También te ha pasado?

El músculo de su mandíbula se tensó y desvió su vista al frente, hacia la lluvia. Era raro verlo tan serio, pero no le sentaba mal.

—Sí, algo así. Hay personas que se aprovechan de que uno sea... «bueno».

—Yo nunca te haría algo así —dijo Mary, pensando en voz alta. Al rato abrió sus ojos como platos y apartó la mirada de él. Tom la observó curioso—. Quiero decir, no soy del tipo de mujer que es infiel, no me gustan esas cosas y...

«Ya, mejor debería callarme», pensó Mary. Pero se dió cuenta de que ya era tarde, pues el rostro de él demostraba que se sentía halagado.

—Yo tampoco nunca lo haría.


Mary se despertó por los rayos del sol que se filtraban por su ventana. Parpadeó varias veces, ajustando la vista para, al segundo que los abrió completamente, sentir que le clavaban alfileres en la cabeza como a un muñeco vudú.

Volvió a cerrarlos y se sostuvo la cabeza, soltando una maldición mientras se esforzaba para sentarse en la cama. Amaba volverse loca de vez en cuando, pero la resaca era lo peor.

Cuando por fin pudo levantarse para ir al baño, tambaleándose, con los ojos entrecerrados, abrió el grifo y se lavó la cara, frotándola con sus manos. Al mirarse al espejo, se asustó por notar que tenía toda la cara manchada a causa del maquillaje que ella misma se había restregado.

Rápidamente tomó una de sus toallitas desmaquillantes y se deshizo de todo rastro de maquillaje. No tenía ganas ni siquiera de hacer su rutina de limpieza facial de cada mañana. Pero si tenía ganas de comer. El desayuno olía delicioso. Pero primero, un baño.

Le tomó el tiempo de entrar a la ducha y media rutina de baño para darse cuenta, finalmente, de que había alguien más en su casa. Como si el agua la estuviera jalando lentamente a la realización de su entorno. Cuando cayó en cuenta de que llegó a oler como alguien preparaba un desayuno, algo anormal, entró en pánico, e intentó a fuerzas recordar algo.

Pequeños fragmentos aparecieron ante sus ojos: El evento, copas, máscaras. Mierda, su cabeza punzó. De nuevo: Evento, copas, máscaras, Connie enojada, luces, Emma ebria, Emma bailando, una mancha, un hombre...

Tom.

Se quedó estática bajo el agua, con el corazón latiendo a mil ¿Acaso se había acostado con él? Pero...—se miró su cuerpo, pensando en qué tenía puesto al levantarse—, si fuera así, ¿por qué se levantó con su pijama puesto? ¿Por qué no estaba desnuda?

Cerró la ducha y buscó la toalla, enrollandola alrededor de su anatomía. Se puso frente al espejo de nuevo y trató de respirar y calmarse, para pensar mejor. Unos flashes nuevos la alcanzaron.

El parque, el acuario, el auto y él ofreciendo alcanzarla hasta el departamento, una vez que la lluvia cesó. Ella ofreciéndole ropa de August —que a veces solía quedarse en el departamento—.Y él abandonando la habitación.

¿O sea que durmió sola? ¿Él durmió en el sofá? ¿Y no se acostaron?

A Mary le volvió el alma al cuerpo. Diablos, este hombre era perfecto. Podría haber hecho cualquier cosa con ella y, sin embargo, decidió respetarla de principio a fin. Incluso cuando ella lo buscaba en su estado de ebriedad para generar algo más.

Genial, pero ahora se sentía avergonzada como el infierno.

Salió del baño y cerró la puerta de la habitación, tratando de no alertarlo. Con suma rapidez se secó, se puso un top blanco, un jean, unas zapatillas y dejó su pelo húmedo suelto.

El aroma a huevos revueltos con tocino la invadió apenas salió de la habitación. Cruzó el pasillo y entonces lo vió, preparando meticulosamente la mesa con sus respectivos manteles, tazas y platos. Su cabello castaño estaba mojado y hacia atrás, con algunos rulos rebeldes formándose. También llevaba una camiseta de August de los Guns and Roses y una bermuda verde militar de tela de algodón. Parecía que había ensayado el guión para la obra: "Cómo conquistar a Mary Stone".

—Te quedaste... —dijo ella con un tono dulce, haciendo que él levante la cabeza justo cuando servía los huevos revueltos en un plato.

Aunque, debido a que se quedó absorto en ella, comenzó a echar un poco del revuelto fuera del plato. Mary observó el desastre que hacía y soltó una risita.

—Oh, mier-

Inmediatamente que lo notó, empezó a servirlo dentro del plato con ayuda de una cuchara y, luego, siguió con el otro. Está vez, alternando la vista entre el plato y Mary.

—Buen día —dijo Tom, dejando la sartén en la cocina. Al volver, se paró junto a la mesa y le sonrió—. Ni siquiera te escuché venir.

—En mis tiempos libres soy un Ninja, ¿no sabías?

—Omitiste esa parte, en realidad —dijo haciendo una de las sillas hacia atrás, con una reverencia que la invitaba a sentarse.

Mary agradeció con una sonrisa y se sentó. Barrió con sus ojos el café de granos recién molidos, una tetera con leche espumosa, huevos perfectamente revueltos y el tocino a punto. El hombre definitivamente sabía como hacerte empezar una buena mañana.

—¿Y esto? —cuestionó maravillada—.¿Que hice para merecer este paraíso?

—Era lo menos que podía hacer —respondió él con caballerosidad, sentándose frente a ella. Comenzó a agregar con cuidado un poco de leche a su café—. Además, antes de dormirte, prácticamente me ordenaste que debía despertarte con un buen desayuno.

Él se veía divertido ante aquello, pero a Mary se le subió un calor hasta las mejillas y su cuerpo se tensó. No tardó en comenzar a regañarse a sí misma por dentro. No era la primera vez que se dejaba en vergüenza a causa del alcohol, pero siempre volvía al mismo punto, dónde se prometía no volver a pasarse y eventualmente terminaba haciéndolo de nuevo.

—Lo siento por mis actitudes, me vuelvo un poco intensa cuando bebo —explicó con pena, sosteniendo la taza caliente entre sus manos. El calor se sentía delicioso en sus manos frías—. No es que sea alcohólica porque no bebo casi nunca, ¿sabes? Pero cuando lo hago me pongo un poco atolondrada.

Él la miró por un rato con una media sonrisa, mientras giraba su cuchara para disolver el azúcar.

—No te preocupes, Mary.

—¿No vas a decirle esto a los medios, verdad?—inquirió Mary, con tono burlesco, tomando un sorbo y deleitándose con el sabor—. No me obligues a escribirte una canción.

—Sería un honor—respondió él con una sonrisa socarrona—. ¿Cómo se llamaría? ¿Champagne Problems?

Mary abrió los ojos con interés, no era un mal título. Seguro podría exprimir algunos versos con eso como base.

—No está mal —dijo, juntando algunos huevos en su cuchara—, podría ser.

Ella ingirió el contenido de la cuchara y aquello calmó su estómago quejoso y hambriento, mientras Tom hacía lo mismo con el tocino y perdía su mirada en un punto fijo. No pasó mucho tiempo hasta que soltó una risita que atrapó a Mary, como si estuviera recordando algo gracioso.

—¿Si sabes que ya es público, no?

Mary sintió como si le hubieran tirado una cubeta de agua con hielos en la espalda.

—¿Qué?

—Fuimos a una tienda a comprar Champagne y un chocolate —explicó con cachondeo al hablar—. Y mi parte favorita fue cuando le mostraste el dedo medio a una mujer que nos estaba grabando.

Si el universo quería que ella sintiera ganas de volver a meterse en su habitación y no salir jamás, estaba haciendo un buen trabajo. No entendía como este hombre podía verla aún con ojos interesados después de tanto bochorno. Había dado una primera impresión espantosa.

—Oh mi Dios...—Soltó la cuchara y se pasó las manos por la cara con frustración—. Tom, lo siento tanto. Me he pasado cuatro mil pueblos. Soy un desastre.

Él detuvo una cucharada de huevo revuelto a mitad de camino y la miró como si la rubia estuviera diciendo algo incoherente.

—¿Bromeas? Fue una noche genial. Pensé que tendría que estar civilizado toda la noche —Se quedó pensativo por un momento—. De hecho, ahora que lo pienso, es muy extraño que Roy no haya hecho un drama por dejar el evento... es como si hubiera querido que pase. No recibí ni una llamada al respecto.

De pronto, unas alarmas se encendieron como locas en la mente de Mary, gritándole que no había agarrado su teléfono desde que se fue del evento. Y para colmo, lo había puesto en silencio cuando estaba en la casa de Connie. Tragó saliva pesadamente en cuánto pensó en todo lo que podría encontrarse.

—Sí..., Roy puede ser maquiavélico a veces —formuló ella de forma robótica—. ¿Me esperas un minuto?

Sin esperar respuesta, con la cabeza quejándose de dolor, Mary se levantó rápidamente de la mesa y salió del comedor casi corriendo. Entró en su habitación y se dirigió al rincón donde había dejado el bolso que usó en el evento. Al agarrar el bolso y abrirlo con manos temblorosas, encontró su celular en el fondo. La pantalla se iluminó con varias notificaciones. Mary vio una lista interminable de llamadas perdidas y mensajes de texto de sus amigos y su hermano.

Con el estómago revuelto, Mary comenzó a leer los mensajes rápidamente. "¿Dónde estás?", "Llámame cuando puedas", "Es urgente", "August está furioso", "¿Estás bien?", decían algunos de ellos. Luego siguió con los mensajes de voz de Connie y August. Y al terminar, sus dedos se movieron nerviosamente mientras navegaba más abajo de las notificaciones, topándose con etiquetas que provenían de Twitter e Instagram, Se le quitó el hambre de golpe cuando leyó un tweet que decía "Abro hilo sobre la vergonzosa noche de las Powerpuff Girls de Hollywood".

Mary se sintió abajo de cientos de escombros como hace meses atrás. Era ese usuario repugnante de siempre que se encargaba de perseguirla a ella y a sus amigas. Ya había estado involucrado en la difusión de su ruptura con Edward, en la difusión del asunto de Connie y en la campaña de hate en contra de Emma. Y por lo que veía, estaba difundiendo cosas nuevas sobre sus chicas. Cosas que sucedieron mientras ella estaba viviendo un sueño adolescente.

Se sintió del asco. Casi parecía que estaba a punto de vomitar si no respiraba profundo. Finalmente, decidió devolver la llamada a August. Llevó el teléfono a su oído, esperando a que él contestara. Cada tono de llamada parecía durar una eternidad. Al cuarto tono, su hermano contestó.

¡¿Dónde diablos has estado?! —reclamó con voz preocupada y molesta.

—Lo siento, Gus, lo siento mucho. De verdad. He puesto mi teléfono en silencio y no me di cuenta hasta ahora. Pero estoy bien —explicó, apretando el puente de su nariz, como si eso fuera a calmar los nervios que sentía en ese momento—. ¿Cómo están mis niñas? Dios..., deben odiarme.

Del otro lado de la línea, se oyó a August haciendo una exhalación profunda y exagerada.

Connie está mas preocupada por ti, que por cualquier otra cosa —respondió él, aún algo tajante—. Y Emma... bueno, ella no está, lo que se pueda decir "bien". Tuvo un encuentro con su ex anoche y, además, también estuvo de los nervios por tu desaparición.

—Mierda... —murmuró apretando sus ojos—. Voy a hablar con ellas ahora. ¿Tú estás bien?

Ahora, sí —dijo suavizando su voz—. Tonta. Al menos, la próxima podrías avisar.

Mary sonrió levemente.

—Lo prometo, no volverá a pasar. Te quiero, Gus-Gus.

—Y yo a ti. Nos vemos luego.

Mary colgó el teléfono, sintiéndose un poco más tranquila después de hablar con August. Pero la preocupación por sus amigas seguía pesando en su mente. Decidió que la mejor forma de aclarar la situación y tener un contexto de todas las partes, sería orquestando una intervención. Así que entró al grupo de Imessage que tenía con Connie y Emma, y mandó un texto con una disculpa que venía pegada a una invitación para una pijamada, esa misma noche, en su departamento.

Guardó su teléfono y respiró hondo antes de regresar al comedor. Tom estaba sentado, esperándola con una expresión de preocupación mientras terminaba su café.

—¿Todo bien? —preguntó con ojos atentos.

Mary esbozó una sonrisa cansada y se sentó de nuevo.

—Sí, solo... algunas complicaciones con mis amigas. Pero ya estoy aquí. Sigamos desayunando.

Tom asintió, aunque no parecía completamente convencido. Sin embargo, estaba decidido a hacerla sentir cómoda de nuevo, por lo que siguió fomentando la charla con temas triviales que no tardaron en convertirse en risas. Mary trató de centrarse en la comida y en disfrutar el momento, aunque su mente, de a ratos, vagaba a los temas que le generaban desasosiego. Cuando terminaron de desayunar, una vez que los platos y las tazas estuvieron vacíos, Mary y Tom comenzaron a recogerlos.

—Por cierto, gracias por... respetarme —dijo Mary apenada, de un momento a otro, rascando con la uña del pulgar una mancha de la isla. El hombre quedó algo desconcertado y ella se vio en la obligación de aclarar—. Cualquier otro hombre habría aprovechado para sobrepasarse.

—No debería ser motivo de agradecimiento —respondió, algo decepcionado de su género, levantando su mano para colocar un mechón del cabello de Mary detrás de su oreja. La mujer sintió sus mejillas hervir—, debería ser algo normal en todos los hombres. Pero no hay de qué, señorita Stone.

Este hombre no podía ser real. Seguro sus amigas creerían que todo esto estuvo en su imaginación de borracha.

—¿Me darás tu número? —se atrevió a preguntarle.

Él sonrió de lado como respuesta y sus ojos mostraron un tinte de celebración. De repente, se le vino un flashback de él ganando en el juego de tiro al blanco. Era la misma expresión. 

¿Acaso él sentía que había ganado algo?

—Sería imposible negarme.

Mary sintió una mezcla de nervios y emoción al escuchar la respuesta de Tom. Su corazón empezó a bombear de forma intensa. Sacó su teléfono del bolsillo del pantalón con manos ligeramente temblorosas y se lo entregó. Tom tomó el dispositivo, sus dedos rozando los de ella, y rápidamente tecleó su número.

—Aquí tienes —dijo, devolviéndole el teléfono—. Llámame cuando quieras.

—Eso seguro —respondió Mary, tratando de mantener la compostura mientras lo agendaba y luego, guardaba su teléfono.

Ella le dedicó una última sonrisa antes de que Tom decidiera que era momento de irse. Les costó cinco minutos más de charla para poder soltarse al fin. Evidentemente, a nadie le agrada el hecho de bajar a la tierra si te encuentras tocando el cielo con las manos. Pero el mundo seguía girando y no se detenía por ellos. Tom depositó un beso lento en la mejilla de Mary, haciéndola estremecer. No tenían ni idea de porqué estaban haciéndose desear de esa forma, pues, siendo adultos, podrían simplemente ir al punto y ya. Pero había algo tan íntimo y romántico en la tensión, que no se atrevían a romperlo aún. Tal vez esperaban el momento perfecto.

Mientras él se alejaba, Mary cerró la puerta y se quedó apoyada en ella, pensando en los pocos fragmentos que recordaba de la noche anterior. Entonces, se percató de la confianza que habían creado, como si se conocieran de toda la vida. Se preguntó si había sido a propósito por parte de ambos, por lo desesperados que estaban en sentir algo que sea surrealista, pero real al fin y al cabo. O por la necesidad de hacer que lo que usualmente es fingido, sí sea palpable.

Helloooooooo, después de un largo tiempo, el evento ha acabado (AL FIN)

Ahora pasamos a lo bueno, mi gente latinooooo. Se viene comedia, dramas y plot twists!!

Espero que les esté gustando. Ya prontito les traigo el próximo apartado, pues trata sobre el hilo de Twitter ¿listxs para indignarse?

No se olviden de votar y de comentar que les pareció 💜

Xoxo, Lexy 💋

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