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𝐨𝐢𝐢𝐢. so scarlet it was... maroon.

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03. 𝐒𝐎 𝐒𝐂𝐀𝐑𝐋𝐄𝐓 𝐈𝐓 𝐖𝐀𝐒... 𝐌𝐀𝐑𝐎𝐎𝐍.
real life


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                            TODO EL MUNDO LO DABA TODO EN LA PISTA DE BAILE. En medio de la multitud, Roy Groven destacaba por sus movimientos perfectamente coordinados, dejándose llevar por el contagioso ritmo de un hit de Rihanna. Entre las luces intermitentes, divisó la figura estática y preocupada de Emma Aldwell y decidió acercarse para animarla.

—¡Hey, Emms! —exclamó Roy, mientras chocaba ligeramente su cadera con la de ella.

Sin embargo, la alegría de Roy no logró alcanzar a Emma, cuya mirada estaba perdida en un punto distante.

—No... no hey... —respondió Emma con una peculiar lentitud en su voz, delatando su estado de embriaguez—. Mary está en problemas.

Roy detuvo sus movimientos y frunció el ceño.

—¿Qué pasó ahora? —preguntó, escudriñando el lugar en busca de Mary.

—Estábamos bailando y... Mary derramó su vino en la camisa de ese hombre —explicó Emma, tomando el brazo de Roy mientras señalaba hacia Mary y el enmascarado. Con incredulidad, observaron cómo Mary se sacaba uno de sus guantes e intentaba desesperadamente limpiar la mancha, mientras el hombre reía nerviosamente—. ¿Está... está tratando de quitar la mancha con su guante?

Roy contempló la escena con detenimiento, como si estuviera descifrando un enigma. Una vez reconoció al actor que fue víctima del Merlot de Mary Stone, una sonrisa maquiavélica curvo sus labios. En su mente, los planetas estaban alineándose justo frente a él.

—Creo que deberíamos ayudarla... —murmuró Emma, comenzando a caminar hacia ellos, pero Roy la detuvo tomándola de la mano.

—No, no, déjalos —dijo Roy, llevándola de regreso a su lado y rodeándola con un brazo—. Déjalos ser.

—¿También estás ebrio? —cuestionó Emma, confundida ante la actitud de Roy.

—Un poco —admitió, restándole importancia—. Pero mis neuronas aún funcionan, Pastelito. Verás, ese hombre de ahí es Tom Hiddleston.

—¡¿Tom Hiddleston?! —exclamó Emma con entusiasmo. Al siguiente segundo, se volvió un gesto de terror al imaginar lo que podrían decir los medios sobre su amiga, si es que llegaban a enterarse—. Oh, Dios, Mary le derramó vino a Tom Hiddleston.

—No te preocupes, están bien —aseguró Roy, observando cómo Mary y Tom parecían estar disfrutando la situación—. Mira, hasta están riendo.

—¿Planeaste esto? —preguntó Emma con suspicacia.

—No, pero a veces el universo coopera con mis caprichos. Cómo yo veo esta escena, es una señal. Imagina al lado de ellos un cartel enorme que dice "no interrumpir este momento" —explicó Roy con una sonrisa.

—Espero que tengas razón y que Mary no se meta en problemas de nuevo.

—No pasará, Tom está escrito por Jane Austen —bromeó Roy, con risitas, hasta que notó a Emma tambaleándose mientras aceptaba otra copa de un camarero—. Emms, ¿cuántas llevas?

—Estoy bien —respondió ella, aunque su equilibrio demostraba lo contrario.

—Claro, claro —respondió él con calma. Apoyó una mano en la espalda de Emma y comenzó a incitarla a caminar—. ¿Quieres sentarte?

Roy la condujo hacia uno de los sillones cercanos, en el rincón dónde varios se quedaban para platicar sin toda la euforia de la pista de baile.

—Solo un minuto, ¿de acuerdo?

—Por supuesto —asintió él, transmitiéndole calma mientras ella tomaba asiento. Luego, se alejó un poco para reflexionar, murmurando para sí mismo:—Ahora, ¿cómo demonios arreglo esto?

Una oleada de calor subió por el cuello de Mary, mientras sus mejillas se tornaron de un rubor que la máscara logró ocultar.

—¡Oh, lo siento, lo siento! —Dijo Mary repetidamente, mientras dejaba la copa, ahora vacía, sobre la mesa junto a ellos. 

Instintivamente, Mary levantó la mano hacia su boca, como si pudiera detener el flujo de palabras de disculpa que escapaban de sus labios. Observó con horror cómo el vino tinto dejó una mancha imborrable a su paso, que parecía extenderse... o era un truco de su visión borrosa.

—No, yo lo siento —respondió el contrario—. Fue mi culpa. No estaba prestando atención a dónde iba. ¿Te importaría si te consigo otra bebida para reemplazarla?

Las cejas de la fémina se elevaron en una expresión de sorpresa agradable al percibir la disposición del hombre para asumir la responsabilidad del accidente. Pero seguía sintiendo que había cometido el error del siglo.

—Gracias pero creo que he terminado con la bebida —dijo con una sonrisa forzada y tímida, consciente de que ese bochorno había sido su límite. Y podía haber evitado pasar por otro, pero no podía dejar de mirar como la mancha se expandía. Entonces, su mente, nublada por la embriaguez, se aferró a la idea de remediar la situación de alguna manera. La reacción instintiva fue quitarse uno de sus guantes y comenzar a limpiar la mancha en la camisa, con un deseo ferviente de corregir su error y restaurar un mínimo de dignidad en la situación—. Puedo... puedo arreglarlo.

Él se quedó perplejo ante la inesperada reacción de Mary. Se mantuvo en silencio, observándola confundido mientras ella se esforzaba por eliminar la mancha de forma torpe. Se debatió internamente entre sacarla o quedarse quieto. Pero, finalmente, optó por dejarla intentarlo. Entendió que la mujer estaba algo entonada y que su intención sólo era ayudar. Además, la tenía tan cerca que pudo sentir el perfume afrutado que ella tenía puesto y eso fue agradable.

—¿En serio puedes? —preguntó él, empezando a ver la situación tan bizarra, que hasta le pareció divertido. Para colmo, la acción de la rubia no parecía ayudar mucho. A él le costó horrores aguantar una carcajada ante el inútil intento—. Creo que solo estás empeorándolo.

Mary se detuvo. Y viendo que realmente estaba empeorando las cosas, retiró lentamente su mano y frunció el ceño. Dejó sus brazos colgando a los costados de su cuerpo, derrotada, comenzando a digerir su torpeza.

—Sí, supongo que esa no fue una buena idea... —Bufó. No estaba haciendo nada bien—. Lo siento, otra vez.

Todavía él tenía la sonrisa socarrona en los labios. No parecía importarle mucho la pequeña mancha roja que se había extendido por el frente de su camisa, ni la actitud rara de Mary. De hecho, extrañamente, parecía estar curioso y disfrutando la interacción.

—No te preocupes. Solo es una camisa, puedo comprar una nueva. No es gran cosa —explicó, tratando de confortarla, pero tenía la sensación de que ella seguía mortificándose—. No seas tan dura contigo misma. Yo prácticamente corrí hacia ti sin tener cuidado.

Mary sonrió, genuinamente agradecida por su amabilidad. Era como si él supiera qué decir para evitar que las personas entren en crisis. Tras inhalar profundo, la presión en su pecho se apaciguó un poco.

—Además —agregó él—, es bastante agradable pasar por algo inusual en este tipo de eventos serios. —Su voz es muy varonil, y Mary no pudo evitar notar el acento británico haciendole cosquillas en los oídos. Los ojos del hombre se dirigieron a la parte mojada del vestido de Mary y este le extendió un pequeño trozo de tela blanca y sedosa que sacó del bolsillo delantero de su traje. Sus movimientos eran elegantes y fluidos—. Te daré mi pañuelo. Sólo debes presionarlo.

Mary echó un vistazo a su propio vestido y finalmente se dio cuenta; no solo la camisa de él se manchó, sino también ella. No sabía si era por el estado en el que se encontraba o por la desesperación del momento, pero recién en ese instante sintió la humedad pegada a su pecho y abdomen. Levantó la cabeza con los labios apretados y aceptó el pañuelo con gracia, para, posteriormente, seguir las indicaciones y presionarlo contra el lugar mojado hasta que este secara un poco.

«Justo como debía hacerlo con su camisa y no estar frotando. Demonios, Mary.» pensó.

—Esto podría ser una anécdota muy divertida, en realidad —bromeó, tratando de agregarle humor a su desgracia—. Especialmente la parte en la que intento limpiarte con mi guante. Que, por cierto, por hoy ya no tienen uso.

Mary comenzó a quitarse el otro guante y los metió ambos en su cartera. Él se rió, una risa profunda que coincide con su voz.

—Bueno —dijo con tono juguetón—. Definitivamente eres una buena anécdota inusual. Tengo que admitirlo.

Ella se encogió de hombros con una sonrisa vaga. Aceptando la realidad.

—Sí, creo que soy demasiado salvaje para este tipo de eventos elegantes.

—Tal vez lo seas —concordó él, poniendo sus manos en los bolsillos de su pantalón—, pero quizás sean este tipo de eventos los que necesiten un poco más de 'salvajismo' para ser realmente interesantes.

La rubia se sintió halagada. No pudo contener una risita y sus ojos se desviaron hacia el suelo en un gesto de timidez. Era la primera vez que alguien elogiaba su forma de ser y no su apariencia. Mejor aún, era la primera vez que elogiaban su lado salvaje. En ese instante, Mary anheló que la conversación fluya por más tiempo. 

—Gracias —dijo ella, recuperando la compostura y jugando nerviosamente con los pliegues de su vestido—. De todas formas, estoy muy avergonzada. No debería haber bebido tanto.

—Está bien. Lo entiendo, de verdad —respondió con voz queda—. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

Mary lo miró intensamente y sus ojos brillaron con diversión. En un baile de máscaras, no se supone que reveles tu identidad, pero también estaba curiosa por saber quién era él. Tal vez podía lograr que la interacción se alargue.

—¿Quién crees que soy? —preguntó con una sonrisa juguetona, mordiéndose suavemente el labio inferior en un gesto coqueto que denotaba complicidad en su propio juego.

Los ojos del hombre se deslizaron hacia la boca de Mary y esta acción le provocó una sonrisa ladina.

—Hmm, déjame pensar... —Una chispa de diversión brilló en sus ojos a la vez que la escudriñaba de arriba hacia abajo—. No, no tengo ni idea. Si tuviera que adivinar, diría que eres una famosa modelo, o posiblemente una actriz. O...—Hizo una pausa para agregar un efecto dramático—. Quizás eres una princesa de una tierra lejana.

Mary soltó una risita y se sonrojó ante el hecho de que la comparara con una princesa.

—Una pista, soy cantante.

—¿Una cantante? —pregunta, intrigado. Su mente comienza a repasar todas las cantantes que puede recordar, tratando de averiguar quién podría ser en base a los aspectos físicos visibles que tenía de ella—. De acuerdo, hmm... —Piensa por un momento, y finalmente tiene una idea—. ¿Podrías cantarme?

Mary elevó una ceja.

—¿Quieres que te cante? —preguntó con una sonrisa incrédula.

—Solo un poco, para darme una pista —respondió, dejando ver que disfrutaba realmente el juego.

No debería sentirse tímida. Literalmente, Mary Stone había cantado frente a estadios asquerosamente llenos desde que era una adolescente. Pero hacerlo frente a él, la hizo sentir frágil sin razón aparente. Se removió un poco en su lugar.

—Okay, hmm...

Ella observó a su alrededor, percatándose de que la música seguía envolviendo el ambiente. Entonces se tomó el atrevimiento de acercarse a él, a la altura de su oído, con el corazón latiendo extrañamente rápido. En una armonía que sonaba solo para él, Mary cantó: "You'll be the prince and I'll be the princess. It's a love story, baby, just say yes". Cuando terminó, se alejó a de él y esperó su reacción. 

Él estaba tan absorto en el hecho de que Mary había roto el espacio personal para cantarle, que no se percató, hasta después, de que conocía perfectamente la canción. Se tomó un momento para procesar lo que había sucedido y luego la miró con una sonrisa en el rostro, esa canción nunca sería la misma para él.

—Eres Mary Stone —dijo.

—¡Dios mío! —exclamó ella con una sonrisa amplia—. ¿Conoces mi música?

—Por supuesto que conozco tu música —responde él, sonriendo—. ¿Cómo puede alguien ir en el coche y no haber cantado "Love Story" o "Better Than Revenge" al menos una vez en la vida? Honestamente, ahora que te veo mejor, estoy sorprendido de no haberte reconocido de inmediato. Debería revisarme los ojos.

—De verdad, no me esperaba esto, gracias...—responde entre risas coquetas. 

Sus ojos se encuentran durante un largo momento; la conexión se está volviendo más evidente. El corazón de ella da un vuelco ante la idea de que algo más pueda suceder aquí. 

«No te apresures», se dice a sí misma, «solo sigue hablando y ve si algo sucede naturalmente».

—Creo que es mi turno —continuó Mary, rompiendo el silencio—. ¿Quién está bajo la máscara del Príncipe Encantador?

El mordió su labio cuando procesó el apodo.

—Ah sí, creo que sería justo que te dé una pista —una sonrisa jugó en su rostro—. Soy actor.

—Mmmm, ¿Jhonny Depp? —hizo un gesto de confusión, mientras soltaba lo primero que su cabeza le brindó—. Es broma, sé que no eres él, por tus ojos. Pero sigo un poco perdida.

El hombre se rió suavemente.

—Está bien, aquí tienes otra pista que creo que es muy obvia: Soy particularmente conocido por un papel de villano.

—Oh, ¿Marvel o DC?

—Estás pidiendo muchas pistas. Marvel, en realidad. Hora de adivinar, señorita.

La simple idea de que estaba frente a un actor de Marvel la volvía loca. Así que empezó a juntar piezas. Al cabo de unos segundos, alguien se le vino a la mente y no pudo evitar sentirse como una fangirl.

—¿Este personaje está relacionado con el color verde?

Él enarcó una ceja que casi pasa desapercibida por la máscara que cubría la mitad de su cara.

—De hecho, sí —respondió lentamente—. ¿No estarás pensando en Mark Ruffalo, verdad?

La rubia sonrió mostrando sus dientes. Inmediatamente se le pusieron los pelos de punta pensando que podría tener a Tom Hiddleston frente a ella.

—¿Le arruiné la camisa a Tom Hiddleston?

Él mostró una sonrisa orgullosa. Sus ojos están fijos en ella, y ha notado cómo Mary reaccionó al reconocerlo. Por un momento pensó que a la fémina no le causaría nada.

—Sí, arruinaste la camisa de Tom Hiddleston —bromeó Tom—. Creo que te he dado muchas pistas.

—No hay muchos villanos atractivos en esas películas, de todas formas.

Tom soltó una risita nerviosa.

—¿Entonces soy el villano más atractivo? 

—Probablemente —dijo Mary entre risas, a las que él se unió. Al detenerse, Mary hizo una pausa reflexiva y procedió a quitarse la máscara para que pudiera verla. Luego, extendió su mano libre hacia él—. Bueno, creo que ahora podemos presentarnos correctamente. Hola, Tom. Soy Mary Stone.

Cuando ella se quitó la máscara, él sintió que su cerebro entró en cortocircuito. Su rostro era hermoso, más de lo que había visto en sus photoshoots y videos antes de conocerla personalmente. Al instante, se dio cuenta de que la mujer era un combo de todo lo que le gustaba. De lo completamente ajena que era Stone a las reglas que conlleva un evento social; lo natural, divertida y relajada que era su actitud. De sus peculiares acciones bizarras y la impecable belleza fatal que poseía.

Tom no dudó ni un segundo más en sacarse su máscara también.

—Es un placer conocerte, Mary —respondió él, tomando la mano que Mary le extendió. Ella pensó que la estrecharía, pero para su sorpresa y gusto, Hiddleston se inclinó un poco y besó la mano, apenas rozando sus labios.

Aquella acción le envió a Stone escalofríos por la espalda. Y conforme el se incorporaba, sus manos se soltaban y volvían a conectar miradas, pudo sentir miles de chispas invisibles volviéndose locas alrededor de ellos.

«Oh, no. Aquí vas, cayendo de nuevo», pensó Mary, mientras cada instinto se ponía en marcha y le pedía que corriera. Pero no lo hizo. La sensación era tan cálida que permaneció allí, como cuando te resguardas en una chimenea luego de exponerte al frío helado de diciembre.

—El placer es mío, Tom —dijo ella, jugando con la máscara en sus manos. Una leve pausa se hizo presente. De repente, Mary procesó todo lo que había hecho y soltó una risita que achinó sus ojos—. Arruiné todos los conceptos de un baile de máscaras, lo sé.

Él inhaló profundo.

—Creo que definitivamente te saltaste las reglas, sí —le sonrió Tom a la vez que levantaba su máscara—. Pero al menos ahora somos dos rompiendo las reglas.

Mary estaba petrificada ante él. Por lo descaradamente guapo que era y por la forma que Hiddleston acarreaba una charla. Hasta ahora no hubo ni una sola cosa que él dijo o hizo que la haya hecho sentir incómoda o a disgusto. De hecho, era todo lo contrario.

—Dos es mejor que uno, definitivamente —dijo en un tono más grave, que en los oídos de Tom sonó seductor.

Los ojos de ambos centellearon en la luz tenue de la fiesta. Es como si el tiempo se hubiera detenido y todo lo que existiera fueran ellos dos en ese momento.

—¿Puedo preguntarte algo? —inquirió él. Mary asintió—. ¿Viniste sola, verdad?

—Vine con mis amigos pero... —Miró entre la gente, buscándolos sin éxito—. Parece que están en su propia burbuja. —Volvió sus orbes a los de él—. ¿Y tú? ¿Viniste acompañado?

—Vine solo —respondió Tom, sin apartar los ojos de Mary—. Originalmente tenía la intención de quedarme por muy poco tiempo, pero me alegra decir que la fiesta ha tomado un giro más... interesante de lo que había anticipado.

—Creo lo mismo —respondió coqueta—. En realidad, este tipo de fiestas pueden ser abrumadoras, ¿sabes? Demasiada formalidad.

—Entiendo lo que quieres decir. Hay tanto ruido y conmoción, y casi parece como si a ninguno de los invitados aquí realmente le importara la causa por la que se hace la fiesta. Todo lo que parecen preocuparles es quién será el próximo tema de chisme en el tabloide mañana por la mañana.

—¡Exacto! —exclamó, gesticulando con sus manos—. Si tan sólo pudiera... no sé, evitar estar aquí...

Tom captó el juego nuevo y rió. Luego, hizo una pausa para mirar alrededor de la fiesta.

—Sabes, estoy empezando a sentir la necesidad de tomar un poco de aire fresco. ¿Te importaría si salimos afuera por un momento?

Stone sintió que le leyó la mente y sus ojos brillaron con profundo interés. Nada le interesaba más ahora que alocarse y sentirse viva.

—¿Quieres decir... salir de la fiesta? —cuestionó, fingiendo inocencia.

—Sí —Tom inclina ligeramente la cabeza, sonriendo—. Después de todo, ¿por qué no? Estamos aburridos y tú pareces ser una compañía mucho más interesante que cualquiera de estas personas aquí.

Ella lo observó como si estuviera atrapada en un hechizo lanzado por él. ¿Era demasiado egoísta si se iba a vivir una noche loca con el prototipo exacto de un príncipe de cuento y dejaba a sus amigos, y hermano, atrás? Demonios, sí. 

Trató de buscarlos de nuevo con la mirada, pero no los halló, y la situación le pedía a gritos que fingiera demencia y salte al vacío. August iba a matarla por irse sin avisar...

Pero la vida es una.

—Sí —respondió Mary suavemente, sintiéndose en el aire—. Iré contigo.

Buenas, buenas! La aventura más cursi y romántica que escribí en mi vida, ya está comenzando jijiji

Volvemos a los viernes de Hits Different, YAYYYYY!! Me alegra poder decir que tendrán actualizaciones continuas, al menos por la semana que viene y la próxima a esa, tengo al menos dos capitulos de reserva. Me puse las pilas al fin jsjsjsj🤭

Les doy una pista, el capítulo siguiente tiene muchas referencias a Wonderland, Fearless y Style. Tremenda combinación 😏

Espero que les haya gustado y si fue así, porfa no olvides comentarlo y votar. Si no quieres comentar, al menos déjame un voto porfis, eso nos motiva a continuar <3

No olviden pasarse y estar atentos en Delicate (illicitvaders) y Back to December (redwinterton). Pronto vienen actualizaciones con sus povs en el evento! Y les aseguro que se van a divertir mucho ☺️

🌌 xoxo, lexy

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