42
YOONGI: Asentí con una sonrisa en el rostro.
-Está bien Jimin, confío en ti -hice lo mismo que él y besé castamente sus labios-, cada cosa a su tiempo.
Por primera vez hice bien reteniéndolo. Volví a besarlo, esta vez en la mejilla.
-Aunque suene egoísta, me gusta que sea así -besé su pómulo, aún sonriendo-, me hace sentir que me necesitas.
JIMIN:
-Porque es así -sonreí mientras me besaba.
Acaricié su mejilla y le miré.
-No te lo había dicho pero...no tienes nada que envidiarle a Jungkook -mordí mi labio- Eres tan o más hermoso que él.
Dije ruborizado.
YOONGI: Su sonrojo se traspasó al mío en el instante en que analicé sus palabras. Reí con calma.
-Idiota -me quejé cariñosamente-. ¿De verdad no te quieres quedar a comer?
JIMIN: Me encogí sobre mi mismo al oir su pregunta.
-De verdad te lo agradezco, pero hoy vendrá mi padre a casa a comer y me gustaría poder estar con él un poco.
Desvié mi mirada, no quería preguntas sobre ello.
YOONGI:
-Está bien -dije mientras asentía-. ¿Me das un último beso al menos? -pregunté con una pequeña sonrisa.
JIMIN: Sonreí tímido y le di un beso rápido, para luego mirarle profundamente a los ojos y volver a besarle, esta vez durante más tiempo.
Al separarnos, me relamí los labios.
-¿No es esto lo que hacen las parejas?
Suspiré y me reí para ocultar mi nerviosismo.
¿No eramos Yoongi y yo ya algo?
Le besé una última vez, ahora en la mejilla y pronuncié un rapidísimo y suave "Te quiero".
YOONGI:
-¿Insinúas que somos pareja?, porque no creo recordar que me hayas pedido nada -dije juguetonamente antes de reír un poco.
Me sonrojé ante sus últimos actos, a pesar de que mi sonrisa seguía sin borrarse.
-Yo también te quiero, Jimin.
Decir su nombre me ayudó a confiar un poco más en que lo que estaba pasando era real y que no era mi imaginación que todo bien. Besé sus labios brevemente de nuevo y bufé.
-Joder, me encantas -dije ante la adicción que tenía por besarlo-. Vete ya o juro que no te dejaré salir de esta casa.
JIMIN: Sonreí tristemente y apoyé mi mano en su pecho para empujarle con suavidad hacia atrás.
-Debo irme.
Dije evitando responder a su pregunta.
-Nos vemos mañana.
Agarré su mano un instante y la solté enseguida para abrir la vuelta de la casa e irme.
●
Cuando llegué a casa, me sorprendí de que realmente mi padre estuviese en ella.
-Oh, hola -dejé la mochila en el suelo y me dirigí al baño para lavarme las manos antes de ponerme a cocinar.
-¿Qué tal hoy, hijo?
Miraba fijamente mis manos mientras las lavaba. Las sacudí sobre el lavabo antes de secarlas en la toalla.
-Bien. No te esperaba aquí para comer. -dije serio.
-¿Y no te alegras? -respondió con el ceño fruncido.
Asentí con la cabeza.
-Me alegro mucho papá, realmente no esperaba verte. Me gustaría poder pasar más tiempo contigo -me dirigí a la cocina y me até un delantal - ¿Qué quieres que haga de comer?
Mi padre apoyó una mano pesadamente sobre mi hombro derecho.
-¿Sabes hacer esa receta de arroz que hacía mamá?
Me tensé en cuanto la nombró y moví mi hombro figiendo estirarlo para aliviar algún dolor inexistente y así hacer que su mano cayese.
-Sí, la he hecho más veces, pero nunca te fijas.
-Oh, ¿en serio? Vaya...lo siento.
Comencé a cortar las verduras con rapidez.
-No importa.
Noté como mi padre tambien se sentía incómodo en este momento. Hacía tiempo que no manteníamos una conversación tan larga como la de ahora, y menos sobre mamá.
-Bueno...me he encontrado con Lee hace un rato.
Lee nunca le había caído bien del todo.
-¿Ah, sí? -dije desinteresado- ¿Y?
-Me ha dicho que estás volviendo con él, ¿ocurre algo Jimin? Soy tu padre, puedes contármelo...
Clavé el cuchillo con fuerza sobre la tabla de cortar.
-No, no puedo contarte nada, papá, de momento no estoy tan loco como para hablar solo, ¿sabes? Casi no vuelves a casa, necesito contarle mis problemas a alguien, a alguien que me conozca.
Noté como mi cara comenzaba a arder debido a la rabia y como mis ojos se humedecían.
-Jimin, soy tu padre, te conozco mejor que na...
-¡No! ¡No, papá! ¡No me conoces en absoluto! -dije sollozando.
Negué con mi cabeza y le di la espalda para seguir cortando con nerviosismo las verduras, intentando calmarme.
-Jimin, lo siento... -se mantuvo unos largos segundos en silencio antes de continuar - ¿Es por alguna chica? ¿Necesitas ayuda? Lee no es el único que puede aconse...
Volví a dejar el cuchillo y mordí mi labio inferior con fuerza. Me giré para enfrentarle.
-No, papá, no es una chica, es un chico, siempre han sido chicos, y no acudo a Lee solo para contarle chismes de adolescente, aún tengo mucho que aprender a olvidar y perdonar, ¿sabes?
Dije con todos los gestos de mi cara arrugados, a punto de comenzar a llorar.
Mi padre abrió los ojos y la boca a la vez.
-Jimin yo...no tenía ni idea...
Eché todas las verduras ya cortadas en una sartén junto al arroz y una salsa que mi madre había apodado como "salsa alegre".
Me notaba extrañamente más calmado tras confesarle aquello.
-Intenté decírtelo muchas veces, pero siempre estabas demasiado ocupado con otra gente, ¿¡verdad!? -pronuncié aquella frase tan venenosa que llevaba tiempo deseando escupir de mi interior. Mi padre tensó la mandíbula.
-Jimin, ¡no te permito que me hables así!
Le di un puñetazo a la sartén y esta cayó al suelo con toda la comida.
-Deberías haberte quedado a comer en el cuartel.
Abandoné la cocina y huí a mi habitación.
Puede que me hubiese pasado con mi padre, pero llevaba años guardando silencio.
Me tiré boca abajo sobre mi cama y comencé a llorar. ¿Por qué todo era tan injusto?
Cuando me calmé un poco tomé mi teléfono.
¿Lee o Yoongi? ¿A quien debía acudir en este momento? Yoongi no sabía nada, y no quería tener que explicarle nada aún.
Pulsé el número de Lee y los pitidos comenzaron a sonar.
Tan sólo tardó 3 tonos en cogerlo.
-¿Jimin? ¿Que ocurre?
Me sorbí la nariz debido a la llorera antes de hablar, pero Lee lo escuchó y me interrumpió.
-Dios mío, Jimin, ¿que ha pasado? Quiero verte ahora mismo, voy a buscarte, no digas nada, ya estoy yendo al coche.
Sólo me dio tiempo a murmurar un leve "gracias" antes de que me colgase.
En 10 minutos Lee llamó a mi casa, y fue mi padre quien abrió, sin sorprenderse al ver quien era.
Lee no le saludó, tan sólo esperó a que yo bajase las escaleras para irnos.
Salí de casa sin despedirme de él y monté en el coche de Lee, donde permanecimos en silencio.
-Lee.
-¿Sí? -dijo sin apartar su vista de la carretera.
Le miré mientras conducía.
-Te amo.
Lee sonrió y me ofreció una mano, que tomé sin dudar para agarrar con fuerza.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro