18
YOONGI: La alarma sonó repetidas veces al día siguiente, y yo solo podía estirar el brazo para alcanzar el móvil y atrasar el sonido diez minutos más. Ya era la tercera vez que hacía eso, así que mi tiempo para arreglarme era bastante reducido. Pensé que quizás podía llegar a librarme de ir, pero mi padre casi tiraba la puerta de mi cuarto abajo con los nudillos. Bufé al instante en que la puerta se abrió.
-Estaba a punto de levantarme -obviamente mi padre no se trago tal excusa, pero tampoco me dijo nada, solo caminó hacia mí y me arrancó las sábanas de un puñado.
-Levántate o le doy la vuelta al colchón y te dejo debajo de él -y era capaz de hacerlo, no sería la primera vez ocurría.
Bufé de nuevo y me levanté, vistiéndome con cierta lentitud y bajando a desayunar. Incluso el desayuno estaba hecho. Miré a mi padre de reojo. Él sabía que algo andaba mal, y agradecí en silencio, con tan solo una mirada, que no preguntara nada.
Mi padre sabía parte de la historia, sabía lo que pasaba con Jungkook, sabía de la existencia de Jimin y, obviamente, sabía sobre mi homosexualidad, probablemente se había dado cuenta de esto último incluso antes que yo.
-Esta tarde tampoco estaré, así que podrás dormir plácidamente.
El hombre frente a mí me sonreía abiertamente, probablemente me notaba cansado a pesar de haber dormido más de doce horas. Asentí lentamente y colgué mi mochila, que descansaba en el suelo de la entrada, sobre mi hombro derecho.
Durante el camino, mis auriculares, que normalmente estaban adornando mis oídos, se encontraban colgando de mi camiseta.
No tenía ganas de absolutamente nada, y el saber que lo más seguro era que me encontrara a Jimin, tan solo me quitaba las ganas hasta de respirar.
La sangre bombeaba con potencia mi cabeza, dándome alguna que otra punzada. Toda la situación de mierda me estaba provocando dolor de cabeza, literalmente hablando.
Suspiré al entrar por las puertas de la universidad, y al instante, unas manos tiraron de mi brazo. Giré mi rostro con indiferencia y aparté mi brazo.
-Ya te dije que no tengo nada de qué hablar contigo Jungkook. Pienso dejar lo que está perdido, voy a dejar de buscar a Jimin, así que deberías hacer lo mismo conmigo.
Comencé a caminar hacia los pasillos, dejando a Jungkook atrás, que había sido retenido por los chicos que se habían estado metiendo con Jimin el día anterior.
Me esperaba un grandioso día de mierda, y lo sabía de sobra.
JIMIN: A la mañana siguiente, me desperté como alguien nuevo. El Jimin que se dejaba dañar por amor, ya mo existía.
A pesar de mis moratones y heridas del día anterior, que obviamente me dolían, me sentía mucho más fuerte, e incluso fui con ganas hacia la Universidad.
Como siempre, llegué el primero a mi clase, y cuando esta comenzó, no miré en ningún momento a Jungkook, quien si parecía hacerlo.
Sonó la campana, indicando el descanso, y al salir por la puerta, los chicos que me golpearon ayer me esperaban sonrientes.
-Hey, ¿Como te encuentras hoy para otra ronda, crees que podrás aguantar?
Rieron como si fuese un chiste muy gracioso.
-No, definitivamente no voy a aguantar ni una sola ronda más.
Dije antes de hundir mi puño en su mandíbula y pegarle una patada en en sus partes íntimas, que le hicieron arrodillarse en el suelo de forma automática.
Los otros dos se echaron hacia atrás, boquiabiertos, y agarré por el pelo al cabecilla del grupo.
-Si vuelves a molestarme, tendremos que arreglarlo fuera de aquí, para que sea más difícil tener problemas policiales, ¿entiendes a lo que me refiero?
El chico asintió con su cabeza mientras la boca le sangraba pro el puñetazo.
Solté su cabellera y le levanté sin demasiado cuidado.
-Ahora vas a ir al baño a enjuagarte la boca, y si alguien te pregunta, dirás que te mordiste al recibir un balonazo en la cara. ¿si?
El chico volvió a asentir y sus dos compañeros de batalla se lo llevaron corriendo al baño, asustados.
-Impresionante.
Una voz que conocía bien habló detrás de mi.
Jungkook se acercó a mi.
-Te has librado de mis matones como si nada, en serio, enhorabuena, pensé que no ibas a espabilar nunca, sinceramente...te veía algo estúpido.
-¿Qué quieres, Jungkook? Ya me has hecho de todo en estos meses, ¿sólo te falta ser tú quien me golpea físicamente, quieres hacerlo? Te dejaré por una vez -me acerqué a él, casi pegando nuestros cuerpos y sonreí- Tócame aunque sea por una vez, ¿eh?
Se me escapó una pequeña risa. Me había vuelto medio loco desde ayer.
JUNGKOOK: El niño se había vuelto definitivamente loco, pero yo era el mejor jugador, y sabía cómo hacerlo enloquecer aún más.
-Ya que me das el placer de darte una despedida, te daré yo a ti el placer de tocarte.
Acorté la distancia entre nuestros cuerpos y hundí mi puño en su estómago. Observé cómo su cuerpo se curvaba ante el impacto. ¿Qué le veía hyung a este chico?. Tiré de su pelo para que alzara el rostro, de manera que pude verlo detenidamente.
-¿Qué es lo que tienes? -mis ojos se movieron rápidamente hacia el final del pasillo, de donde percibí movimiento.
Sonreí y me incliné sobre Jimin, que tenía los labios separados, como si estuviese intentando recuperar el aire que le había sacado con el golpe.
Estampé mis labios contra los de Jimin. Pude notar su confusión cuando comencé a mover mis labios.
Me daba asco, pero tenía que conseguir que hyung aceptara que no tenía nada que hacer con él, tenía que hacer que se rindiera y viniera a mis brazos.
JIMIN: Debo admitir que realmente no esperaba que Jungkook me golpease, y ni en mis mejores sueños hubiese podido imaginar que fuese él el que un día me besase por iniciativa propia.
Puede que yo fuese estúpido, pero sabía de sobra que no me besaba por placer, sino por dañarme, pero yo era tan estúpido, y sus labios eran tan perfectos, que fui yo quien aprovechó esa situación.
Si él había decidido jugar sucio, yo jugaría con él aunque fuese por poco tiempo.
Cuando Jungkook comenzó a mover sus labios sobre los míos, abrí mi boca para atrapar la suya y le empujé contra la pared del pasillo, intentando mantenernos unidos el mayor tiempo posible.
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