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Extra 4 - Los Exterminadores


Desde que cumplí 12 años, mi papá empezó a llevarnos a mis hermanos y a mí hacia la aldea de exterminadores, él dice que es hora de que empecemos a aprender el trabajo que ha estado en nuestra familia por generaciones, antes de saber como era, me daba mucha curiosidad el ver como es el sitio donde mi papá se la pasa la mayor parte del tiempo, es bastante curioso el lugar y a decir verdad, me gusta mucho. La abuela Sango estaba esperándome con la abuela Kagome, dicen que van a enseñarme un lugar especial, así que no voy a desaprovechar la oportunidad de ir ya que siempre que van a enseñarme algo, termina encantándome...

— Entonces ¿Te gustó la espada que fabricamos para ti? — Me pregunta la abuela Sango.

Asentí rápidamente.

— ¡ESTÁ PRECIOSA! — Exclamé, mis ojos se iluminaron con el solo hecho de recordar el obsequio dado por mis padres — Pero aún no aprendo a usarla...

— Todo a su debido tiempo — Dice abuela Kagome mientras alborotaba mi cabello —Tu madre y tu abuelo también pasaron por ese proceso, al final terminaron aprendiendo a usar sus armas a la perfección.

Colmillo Purificador llegó a mí en un momento crucial, ya que estaba harta del mismo entrenamiento y justo cuando estaba por dejarlo todo porque se me hacía tedioso, mis padres aparecieron con tan hermoso regalo, es algo muy importante para mí ya que lo fabricaron entre todos, mis padres y abuelos se pusieron de acuerdo para hacerla, por eso y más es que le tengo afecto a esta espada. Desde el primer instante que tuve la espada entre mis manos, me he dedicado a practicar y practicar, pero a decir verdad NO ME SALE NADA BIEN, mamá dice que si no creo un vínculo con el arma, jamás podré sacarle todo el potencial que tiene pero... ¡NO HAYO LA FORMA DE HACERLO!

Tsubame y Kosakhu se encontraban cerca, ellos también iban a venir hoy, papá dice que el tío Kohaku espera que su hijo mayor sea el que quede al frente cuando él ya no esté; siéndoles muy honesta, si creo que mi querido y odioso primo sea capaz de manejarlo en un futuro, en cambio yo... No estoy segura aún de ayudarles en esto, pero si es mi destino lo aceptaré gustosa.

Mis abuelas me llevaron a un apartado que se encontraba cerca de la aldea, era una enorme cueva, me pregunto... ¿Qué tendrá en su interior? Me causa mucha curiosidad el descubrirlo. La abuela Kagome tomó mi mano y con una sonrisa en su rostro, me dijo de una forma amorosa y a la vez amistosa:

— Entremos las dos juntas — Aprieta un poco mi mano.

— De acuerdo — Dije y entramos por la barrera. Se sentía una tranquilidad indescriptible, cálida como un abrazo dado por mamá, Kirara venía justo detrás de nosotras como si fuese una escolta, la felina que ha sido mi amiga desde siempre, lucía muy contenta por la excursión y eso me da mucha ternura. 

No sé cuanto tiempo pasó, pero llegamos hasta un lugar donde habían muchos cadáveres de Yokais y en la parte superior central se encontraba el cadáver de una mujer, el cual me dio escalofríos al verlo, no porque fuera horrible, sino porque a pesar de todo además que había una presencia la cual no sabría como describir con exactitud... Su rostro reflejaba tranquilidad. Miré a mi abuela nuevamente y le pregunté de inmediato ya que me causaba mucha curiosidad:

¿Quién es ella abuela? — Ladeé un poco la cabeza mientras esperaba su respuesta — ¿Por qué está así?

Ella sin dejar de ver aquel sin fin de cadáveres, me dijo sin más: 

— Ella es Midoriko — Sonrió — Fue una sacerdotisa muy importante, aún después de muerta, es recordada por lo grande que era. Lo que ves aquí, fue su última batalla.

Por eso es que tiene ese enorme hueco en su pecho ¿Verdad? — Decía con mucha curiosidad

— Así es — Sonrió — De allí salió lo que anteriormente conocíamos como LA PERLA DE SHIKON, pero esa es otra historia que te contaré más adelante.

— Esta bien — Sonreí Debió ser muy poderosa.

¡Y vaya que si lo era! — Relataba — Yo no la conocí en vida, pero hay personas que cuentan que ningún Yokai podía contra ella. Ni siquiera la sacerdotisa Kikyo llegó a tal nivel.

— Cielos... — Dije sorprendida al escucharla — Me gustaría llegar a ser como ella algún día.

— A mí también — Dijo mientras me abrazaba — La razón por la que te he traído hasta acá, es porque la aldea de exterminadores que tienen tu abuela, tu padre y tu tío Kohaku, se encargan de proteger este lugar, es sagrado para ellos y tú que eres descendiente, debes saber la importancia que tiene este lugar.

Las palabras de mi abuela me hacen sentir importante ya que nunca pensé que me tomarían en cuenta para algo así ya que aún soy pequeña, por lo general los adultos dejan de lado muchas cosas porque creen que no vamos a saber entender lo que pasa y es algo que critico siempre. Me hace feliz el saber que mis abuelas confían en mi capacidad para comprender lo que se me dice.

Salimos de ahí y nos dirigimos hacia donde se encontraban los demás exterminadores, quienes estaban con mi padre, al parecer estaban enseñándole a mis hermanos unas cosas, me da ternura el ver a mis hermanos practicar, sobre todo Rinji ya que este es algo miedoso. Mi padre me abrazó al verme llegar y luego de darme un tierno beso en la frente me dijo que me preparara ya que era probable que tuviera práctica con él y sus compañeros (Rokuta y Nanasuke), les dije que me dieran un segundo para colocarme un atuendo mucho más cómodo para así empezar el entrenamiento, a diferencia de mis hermanos, papá piensa enseñarme ya algunas técnicas especiales que usan ellos a la hora de combatir, esto tiene que ver más con armamentos, polvos, venenos y utensilios, lo poco que sé no es suficiente para salir a combatir así que toca esforzarme más.

— He oído que eres una experta en defensa personal Sayuri — Dice Nanasuke con una sonrisa en el rostro.

— Todavía no ha llegado el primero que logre vencerme — Trueno mis dedos — Llevo seis años perfeccionando mi técnica.

— Entiendo — Dice Rokuta con una sonrisa en el rostro — Se ve que tu padre te ha entrenado muy bien, además que cabe resaltar que estas en buena forma.

"Pero si más que todo fue mamá quien me ha entrenado junto con el abuelo... Aunque él si me ha enseñado algunas cosas pero... ¡BUENO! Ya que, no voy a dejarlo mal ante sus amigos."

Mi padre al escuchar lo que su amigo acaba de decirme, se coloca justo en frente de mí creando así una barrera entre su amigo y yo para así decirle en una tónica un tanto ¿frustrada?

— No era necesario mencionar lo último, Rokuta — Rueda los ojos — En fin, ven hija, vayamos a que te cambies y luego buscamos a Tsubame, ahorita regresamos ¿Te parece?

No me quedó de otra más que aceptar lo que me estaban diciendo ya que no entendía la razón por la que mi padre estaba haciendo eso ¿Acaso Rokuta dijo algo malo? Bueno, quizás algún día lo sabré. Tomé la mano de mi padre y caminamos juntos hacia donde estaba mi mamá, tomé la ropa que traía en el bolso y me fui a un apartado para cambiarme, luego de eso, me despedí de ellas nuevamente y nos dirigimos a donde se encontraban mis primos, en el trayecto hablamos de como me sentía hoy al estar aquí y yo solo le decía que había aprendido más cosas que en ocasiones anteriores, mi padre solo me escuchaba con una sonrisa en el rostro.

Tsubame al verme corrió hasta mí para darme así un fuerte abrazo que casi me hace caer al suelo — ¿Cómo has estado? — Pregunta emocionada.

— ¡MUY BIEN! — Salta de felicidad — Me dice mi papá que hoy vas a entrenar.

— Así es — Le dije contenta — ¡ESTOY PREPARADA!

— Yo confío en ella — Me abraza nuevamente — Y sé que usted también primo Hisui.

Mi padre asintió de inmediato al comentario de mi prima. Entramos a la casa y esperamos a que Kosakhu estuviese listo, mientras eso sucedía, le contaba a mi padre y a mi prima sobre la experiencia que tuve al estar en la cueva de Midoriko, es que fue algo demasiado hermoso, Jamás olvidaré ese momento, mi padre dice que él no ha podido entrar ahí, pero que le gustaría hacerlo algún día.

Entre plática y plática, no nos dimos cuenta de que Kosakhu ya estaba listo, no fue sino hasta que el se colocó justo en el medio que nos dimos cuenta de su presencia, así que me puse en pie y luego de que lo empujara un poco le dije:

— Hoy será el día en que te venza en todas las áreas — Troné mis dedos.

— Mi querida prima — Se ríe un poco — Dudo mucho que en esto me puedas ganar.

Mi padre se ríe y puesto en pie nos dijo que debíamos ir al área de entrenamiento, todos asentimos y nos dirigimos hasta allá donde el tío Kohaku y los demás nos estaban esperando, Reiji corrió a abrazarme mientras que Rinji solo se escondía por la vergüenza que sentía al no salirle el ejercicio.

Estamos listos para empezar, nuestros maestros eran Nanasuke y mi padre, el tío Kohaku iba a supervisar mientras estábamos en la lección. Nos formamos en una columna a un brazo de distancia, mi padre se puso al frente y nos colocó a cada uno, unos objetos de los cuales tenemos que seleccionar uno y es con lo que vamos a trabajar, los más grandes teníamos que escoger entre 4cuatro armas, mientas que los pequeños iban a lo más básico que son los polvos.

Kosakhu y yo escogimos una parecida a la Kusarigama del tío, yo solo observaba con detenimiento cada cosa que tenía el arma — Creo saber como se usa — Pensaba — Pero dejaré que mi padre nos indique que hacer. Luego de eso, nos dividimos en grupos, las prácticas básicas iban con Nanasuke y las demás con mi padre.

— Hisui les enseñará a perfeccionar su puntería — Intervino el tío Kohaku — Así que presten mucha atención, estoy evaluando todo.

— ¡SI! — Exclamamos al mismo tiempo mi primo y yo.

Mi padre nos explicó lo que debíamos hacer, no creo que sea tan complicado, es muy parecido a usar un arco, solo que en vez de lanzar una flecha, lanzaré el arma. Mi primo dijo que iría primero, así que tomó el arma y luego de cuadrar bien hacia qué dirección iba, arrojó el arma con toda su fuerza, la cual cortó de inmediato el objetivo, este tiró de la cadena y recibió el arma en su mano derecha.

— ¡MUY BIEN KOSAKUH! — Dijo mi padre impresionado — Bueno, no esperé menos de mi primo.

— He estado practicando — Alardeaba.

— Muy bien hija — Dice mi padre y me he sonrojado — Ahora te toca a ti.

— Pero papá...

— ¡NADA DE PEROS! — Me dice con firmeza —  Tu puedes hacerlo.

Tomé aire para así mirar fijamente hacia donde estaba el objetivo, mi padre se apresuró a corregir la postura que tenía, dice que no estaba bien... A decir verdad tenía mucha vergüenza, pero tengo que soportar. Una vez más me puse en posición y arrojé el arma, pero esta no llegó a tocar siquiera el objetivo, Kosakhu se reía un poco de mi desgracia, pero yo no me inmutaba ya que lo conozco a la perfección y sé que él es así.

— No te preocupes cariño — Dice mi padre al ver mi cara de decepción — Ya te saldrá bien, a mí tampoco me fue fácil cuando empecé a entrenar con las armas.

— ¡NO ES PARA TANTO! — Dice el fanfarrón de Kosakhu — No vayas a llorar por eso.

Empuñé mis manos y luego de dar un fuerte pisotón en el suelo, le dije de malos modos:

— ¡Y QUIEN ESTA LLORANDO TONTO! — Chillé.

— ¡BASTA NIÑOS! — Dice Kohaku al vernos — No quiero peleas... ¿Te quedó claro hijo?

— Si papá — Dice mi primo mientras se tornaba rojo como un tomate.

Seguimos entrenando y yo solo sentía coraje porque no me salía nada bien, a diferencia de mi primo, que todo lo que hacía lo hacía perfecto... ¡LO MÍO NO ES ESTO! Creo que debí seleccionar la Catana. Pasé toda la tarde intentando mejorar el uso del arma pero iba de mal en peor, así que la arrojé al suelo y me crucé de brazos.

— En definitiva es igual a ella — Decía el tío Kohaku mientras me observaba.

Al ver esto, mi padre se acercó a mí y más atrás venía Kosakhu, al verlo, abracé de inmediato a mi padre y me puse a llorar... Me sentía impotente porque ¡NADA ME ESTABA SALIENDO BIEN!

— No te preocupes pequeña — Decía para calmarme — Ya verás que la próxima vez lo vas a hacer mucho mejor.

— Si Sayuri — Decía Kosakhu mientras nos observaba — Al principio a mí tampoco me salía como quería.

Me separé de mi padre para así secarme las lágrimas y responderle a mi querido primo fanfarrón:

— ¡ESTÁ BIEN! — Dije y tomé el arma nuevamente — Continuemos con esto.

— ¡ASÍ SE HABLA! — Dijo mi padre y al instante me dio un beso en la frente.

Kosakhu se coloca detrás de mí para así decirme justo antes de lanzar el arma:

— Imagínate que el objetivo es Hiroshi — Dice y al instante lancé la Kusarigama, la cual se fue en línea recta hacia donde estaba el objetivo el cual partió en dos al instante.

Me he quedado de piedra, ya que no sé si fue lo que me dijo mi primo o si fue la concentración que tenía, pero de que lo he logrado ¡LO HE LOGRADO! Al instante todos los demás vinieron a felicitarme por lo que acababa de conseguir. Mi padre me alzó y me colocó en sus hombros mientras que los demás solo chocaban sus palmas con la mía.

Dicho esto, nos fuimos a descansar un rato, puesto que luego de esto debíamos irnos, este día me ha sacado canas verdes, pero siendo honesta, me encantó haber logrado pasar el ejercicio, ya la próxima vez será mejor.

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