Disconnected [HopeKook]
Le devolvió las angustias que se había dejado en la almohada, junto con las coversaciones teñidas de insomnio que se habían escondido bajo las sábanas. Cuando bajó los pies de la cama, que apestaba a encuentros de pasión y ternura, casi tropezó con las discusiones que dejaban tiradas para no irse a dormir siendo enemigos.
—¿Qué será de estos besos que siento brotarme en los labios? —JungKook le consultó.
Vio a HoSeok retirar del armario la ropa y dejar colgando de las perchas las veces que se vistieron pensando en cuánto desearían volver a desnudarse. HoSeok meneó la cabeza, negando, mientras forcejeaba con la ropa, los recuerdos que no duelen y que conservará, para que quepan en la maleta. JungKook creyó que lo que resistía el cierre eran sus propias esperanzas de que hubiera solución.
—No hagas esto más difícil, por favor.
Pero como JungKook lo conocía bastante bien percibió en su tono y en la falsa molestia de su voz las frases de amor que caducarian sin ser dichas porque se marcha.
Se va, cuando todavía las plantas del balcón se nutren de las risas, las charlas, y hasta de las discusiones que tuvieron en ese pequeño espacio. HoSeok se va porque, quiere cree JungKook, se ha empachado del amor que recibió.
Si su abuela tenía algo de razón, las personas amadas, no los amantes, son las que más padecen al rechazar el amor. Puesto que el que ama, aunque ame más y aunque ame solo, simplemente ejerce un deber del universo. Que si se ha venido al mundo, ha sido para amar. Sino ¿cómo se explica que para amar no es necesario instrucción alguna? Incluso se ama ignorando que se lo hace, lo cual, explicaría por qué JungKook estuvo tan obsesionado en perseguir al chico bonito de su club de danza.
Quiso decirle a HoSeok algo más, pero la lengua le pesaba de los reproches que inútilmente podría lanzarle. Es en vano arrojar veneno, pensaría una sabia serpiente, cuando ya todo está muerto. Y a su amor le faltaba poco para perecer. ¿Cuánto, exactamente? Era difícil saberlo, JungKook estimaba que si contaba los tres años juntos, más los siete meses en que apenas se veían para el placer de recorrerse sin etiquetas, ¡oh! Y los cuatro o más meses que al propio JungKook le costó convencer a HoSeok de salir una vez... sí, quizá su amor tenga una larga agonía.
Los pasos de HoSeok no hicieron ruido, como tampoco fue dramático el portazo que anunció que salió sin intenciones de volver. ¿Habrá quedado en la alfombra algún sentimiento de culpa por dejarlo solo? Pero, de nuevo, ¿qué culpa tiene el otro de no amar a JungKook?
—Supongo que envidio la facilidad con la que vas a olvidarme —habló al departamento que se llenó de vacío ante la ausencia de su... de HoSeok.
JungKook no diría siquiera que es "su ex" porque se negaba a seguir buscando excusas para sentir que están cerca. Será nombrado, con todas sus letras: Jung HoSeok. Porque esa identidad única que supo abrazarlo cuando él volvía de clases, cuando estaba triste y cuando estaba tan feliz que el abrazo se convertía en una explosión de lujuria, esa persona que nombró en cada orgasmo, que nombró como respuesta a las preguntas sobre el amor... esa persona se fue y lo dejó siendo singular. Siendo él, él, él y ningún nosotros.
Y JungKook estaba bien con ello, incluso si dolía el doble, con un dolor fantasma de a quien le amputaron una parte suya de la que creyó jamás desprenderse.
—Te amo, Jung HoSeok.
No volvería a decirlo, y quiso saborear las palabras una última vez. Por si acaso la lamparilla del cuarto alumbraba un poco de ilusión que seguirá haciendo sombra por el tiempo en que tarden en desvanecerse.
:)
Yo intento escribir cosas alegres, pero en cuanto estoy en ello pongo cualquier playlist de las que tengo desordenadas y ¡zas! canciones tristonas que amo fuerte.
De todos modos, qué miedo al desamor cuando es algo de la vida que hay que transitar para crecer... ¿a quien engaño? *****, i miss u jajajaja
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