Síp, síp, síp, síp, síp. Aquí estoy otra vez. Otra vez hablando en voz alta pasada la medianoche, otra vez hablando al vacío. Otra vez tratando de tranquilizarme después de tener una pesadilla.

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La de hoy, fue una de verdad aterradora. Y ocurrió en un mal momento. Justo cuando empecé a dormir. Ese punto en el que estás técnicamente dormido, pero en el que ha pasado demasiado poco para considerarlo un descanso. Un momento que está más cerca de cuando cerraste los ojos que de la mañana siguiente. De verdad un mal momento.

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Tengo que contárselo a alguien. Quiero contárselo a alguien. Tengo miedo por la pesadilla, por lo que esta podría implicar, por encontrarle un significado rebuscado. Quiero que alguien me ayude a pensar en todo esto.

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A nadie le interesa. Lo sé. Todos están demasiado enfocados con sus propios problemas como para tomarse el tiempo de ayudarme con el mío. Es más, ni siquiera puedo considerar a lo mío un problema. Sí, tuve una pesadilla. Sí, la pasé muy mal. Sí, quiero que más gente lo sepa. Pero no es algo de suma importancia. Tener un mal sueño no es tan malo como las cosas que los demás tienen que enfrentar. Perder un par de horas de sueño no es tan malo. De hecho, ya es algo normal. Otra pesadilla no me va a destruir. Otra noche sin dormir no será un problema. Otra raya más al tigre. Otra noche de insomnio a la colección.