Yo no sé mañana (parte 2)
Camino lentamente, la noche lucia una hermosa luna llena. Aún no estaba seguro de qué le diría para conseguir contentarla. Las excusas y los recursos se le estaban agotando y la Yamanaka cada vez se ponía más exigente. No sabía cómo hacer para solucionar las cosas sin tener que decir la problemática verdad, pero de lo que estaba seguro era que quería regresar a su casa sin estar peleado con ella. Al otro día tenía una misión, y Dios sabía lo horrible que la pasaba si se iba estando enfadado con ella.
Antes de ir a su casa recorrió un par de lugares donde probablemente podría encontrarla. Pasó por la florería, por el claro en el bosque donde solían entrenar y finalmente llegó al lugar donde no quería encontrarla, pero allí estaba. Arrojada frente a la tumba del que alguna vez había sido su sensei, llorando descontroladamente, provocándole un revoltijo en el estómago, simplemente no soportaba verla así.
Se acercó lentamente, prendiendo un cigarrillo en el proceso, sabía que sería una conversación extenuante, difícil y problemática, pero Ino lo valía.
–No quiero verte –Le dijo entre sollozos cuando él se sentó a su lado –Mucho menos si tienes esa cosa en la boca –Shikamaru rió. Ino era increíble, aun llorando, aún enfada no podía evitar regañarlo –Yo no le veo la gracia, el cigarrillo te matará.
–No lo hará, no creo que viva tanto, seguro que me mata un shinobi antes –La cara de Ino se descompuso, él sabía cuánto le afectaba hablar de la muerte, pero había veces que él no se podía contener –No podríamos de eso …
–¿Y de qué hablamos entonces? – preguntó aún llorando, provocándole más dolor al Nara –Shikamaru… ¿Es que no me quieres?
La miró por unos segundos. Esa era la pregunta más estúpida que le había hecho. Por supuesto que la quería y estaba seguro de que se lo había dejado en claro en varias ocasiones, pero eso no parecía satisfacer a Ino y él ya se estaba volviendo loco. Sin pensar demasiado, solo impulsado por sus sentimientos tomó el rostro de Ino entre sus manos y la besó. Primero con ternura y cariño, solo disfrutó de sus labios, los saboreaba… Luego se encontró que quería probar más, así que deslizó su lengua por el labio inferior de ella y rápidamente Ino entreabrió su boca, dándola acceso a una lluvia de sensaciones que siempre lograban hipnotizarlo.
Ino enroscó sus brazos alrededor de su cuello, no quería perderlo, lo amaba tanto que ya no sabía qué hacer si no estaba con él. No quería discutir más, no quería perder tiempo en tonterías, solo quería que él le asegurara que la quería, quería pisar tierra firme, nada de nebulosas, nada de inseguridades. Lo quería a él hasta el final.
Fueron profundizando aquel beso hasta que quedaron recostados en el césped. Shikamaru sobre Ino, pero apoyándose sobre sus codos para no recargar su peso sobre el de ella. Las caricias y roces hicieron acto de presencia, enloqueciendo así a ambos. La temperatura subió bruscamente y la respiración de ellos se volvió irregular. Pronto la ropa empezó a estorbar y poco a poco se fueron deshaciendo de ella. Shikamaru siempre dudoso, no quería presionar a Ino, no quería hacer nada que ella no quisiera.
El moreno se posicionó sobre ella, abrió sus piernas ejerciendo un poco de presión con sus rodillas y cuando todo estaba listo, Ino volvió a cerrar sus piernas duramente y con el corazón en sus manos dijo:
–Pídeme… Pídeme que sea tu novia, hazme una promesa – Shikamaru sintió que todo se desmoronaba porque Ino le pedía exactamente lo que él no podía darle.
Se alejó de ella y comenzó a vestirse, a su lado Ino se deshizo en lágrimas. Tenía el corazón roto, Shikamaru la acaba de destrozar, le había arrebatado toda la ilusión, toda la alegría. ¿Qué significaba eso? ¿Realmente no la quería? ¿No era suficiente para él?
–Ino… –Susurró él ya vestido, Ino seguía desnuda, reflejado una devastadora belleza, así tan natural, tan pura y tan herida.
–Dime algo… Explícame –Le costaba respirar, no podía de la angustia que sentía.
–Ino no puedo, no puedo prometerte nada, no puedo pedirte nada, no puedo asegurarte nada –Comenzó él –Lo que te diga hoy mañana puede no valer, te puedo decir que te amaré por siempre y mañana morirá en una misión…
–¿Qué estás diciendo? ¡Deja de hablar sobre la muerte! –Gritó ella aún llorando.
¿Cómo puedes pedirme eso cuando estamos frente a la tumba de Asuma? –Contestó él –Ino entiéndeme, no tengo nada para darte, todo lo que ves es lo que soy… No me pidas más, porque no hay más.
–¡Eres una idiota! –No podía dejar de llorar, le dolía el cuerpo, el alma.
–¿Crees que no lo sé? –Preguntó molesto –Me levanto todos los días sabiendo la poca cosa que soy, sé mis limitaciones y conozco todas mis carencias y por eso te digo que no puedo ofrecerte nada más que esto.
–¡No sabes nada! Lo que te pido no es mucho y sé perfectamente que puedes dármelo, se lo diste a ella, todos sabían que estabas con ella ¿Cuál es la diferencia conmigo?
–¿Quieres saberlo? –Ino asintió entre sollozos –La diferencia es que a ti te amo, que eres perfecta a tu manera, y que a ti simplemente no puedo hacerte falsas promesas… No te voy a atar a mi cuando no sé qué va a pasar mañana…
-¡No me importa! –Ino se levantó del suelo, dejando hacer el pudor de lado se enfrentó a él completamente desnudo –¿Por qué tienes que todo tan difícil? No te pido mucho…
–¡Si lo haces, me pides cosas que no puedo controlar, me pides cosas que no sé! –Shikamaru quería abrazarla, la vio tan expuesta, tan triste y vulnerable. Sabía que él era el causante de ello, pero era mejor ahora que después.
–Vete… –Con la voz rota y las lágrimas recorriendo su rostro le pidió lo que más le dolía –Vete Shika, me lastimas más quedándote así que no haciéndolo en absoluto… Te amo, pero yo no puedo… No puedo más…
Shikamaru se acercó a ella, besó sus labios una última vez y se fue. De espalda a ella se presentó llorar, al igual que lo había hecho cuando perdió a su sensei, porque en ese momento sintió que perdía a Ino para siempre, que estaba cometiendo el peor error de su vida, pero como cobarde que era lo dejó pasar .
Ino perdió todas sus fuerzas y cayó de rodillas al piso, para luego perderse en un mar de tormento.
…
Llegó a la aldea luego de tres largas semanas, semanas en las que no había sabido nada de él. En otras circunstancias se había corrido a bañarse pero ahora, luego de haberlo pensado hasta el cansancio, lo único que quería era verlo a él. Se había pasado las noches llorando, odiándose a sí mismo por ser tan débil. Se suponía que ella era una ninja, no debía pedir cosas tan banales como un título a su relación, no debía llorar en misiones por una idiota, pero lo hacía. Aún seguía pensando y sintiendo igual, aún quería poder gritarle a todo el mundo que salía con Shikamaru, pero si para estar junto a él tenía que dejar de lado sus deseos lo haría, porque solo en él encontré su fortaleza y porque durante este tiempo había aprendido que se volvía una inútil sin él.
Sin reparar en la hora golpeó la puerta de madera dura, al igual que siempre Yoshino abrió la puerta y aunque tenía su sonrisa habitual parecía sorprendida de ver a la rubia –¡Ino! –Dijo a modo de saludo y le ocurrieron que pasara a su casa –Shikamaru salió a hacer una diligencia, no quiso decirme a dónde iba pero seguro que no se tarda, sabe muy bien que no tolero que llegue tarde a cenar –Ino la siguió por la casa hasta llegar a la cocina –Toma asiento, te quedarás a cenar, ¿verdad?
–Gracias, pero no quiero importunar… –Comenzaba a sentir que haber ido a su casa no había sido una buena idea.
–Nada de eso, tú siempre eres bienvenida aquí –Aseguró la madre de Shikamaru –¿Has estado de misión?
–Sí, acabo de llegar… fueron tres largas semanas –Explicó la joven.
–Ojala a Shikamaru le hubieran dado una misión de ese estilo –Ino la miró sorprendida, por lo general las madres no deseaban esas cosas –No me malinterpretes, es que Shikamaru ha estado raro estas últimas semanas… ¿Sabes? Creo que tiene novia, o la tenia, no sé…
Ino no supo que decir o qué preguntar. Suponía que era por ella, quería creer que era por ella pero tranquilamente podía ser por otra. Igual dedicó no darle muchas vueltas al asunto, ya estaba suficientemente nerviosa como para agregarle más cosas.
Pronto la mesa estuvo lista y la cena servida. Shikaku y Yoshino se sentaron junto a ella, pero el menor de los Nara no había ni rastros. Su madre despotricaba sobre lo irresponsable que se había vuelto éste y Shikaku utilizó de defenderlo aunque Ino estaba segura que después lo regañaría. La rubia se sintió incómoda, no era que se llevabase mal con los padres del moreno, de hecho eran amigos de la familia, pero ella había venido a verlo a él y ahora su presencia parecía inútil.
A mitad de la cena, la cual transcurría en completo silencio, la puerta de la entrada se abrió y se cerró de un portazo, inmediatamente Yoshino se levantó de la mesa y salió en busca de su hijo. Los gritos no tardaron en llegar a la cocina. Shikamaru siempre se había quejado de lo molesto y mandona que era su madre, o problemático como él le decía, pero Ino nunca le había creído, ahora comprendía a lo que se refería.
–¡Y ahora ve y lávate las manos, que tenemos visitas! –Gritó finalmente Yoshino. Ino se removió inquieta en su lugar, su coraje se estaba esfumando.
–Sí... sí… –Contestó Shikamaru con la misma voz monótona de siempre.
–¡Con un sí basta! –Gritó Yoshino –¡Y ahora apresúrate, Ino vino a verte a ti no a tu padre ya mí!
Dos segundos después Shikamaru estaba parado frente a ella. Ino lo miró expectante, tal vez él no quería verla después de todo, en teoría, la última vez que se habían visto ella había terminado su relación. Ninguno de los dos atinó a decir algo, a su lado los padres de él miraban los intrigados.
–Shika… –Comenzó a decir Ino pero se calló cuando el moreno la tomó bruscamente del brazo y la hizo pararse –¿Shikamaru? –Preguntó nerviosa.
Pero él no dijo nada, simplemente la guió por la casa hasta llegar a la puerta trasera. Caminaron por el jardín trasero, cruzaron la línea final de la casa de él y se internaron en el bosque del Clan Nara. Ino solo lo sabía por las pocas cosas que Shikamaru le había contado de él, pero en la práctica nunca había estado en ese bosque y se encontró bastante ante la belleza del lugar.
Intentó preguntarle dónde se dirigían o qué demonios hacían, pero Shikamaru la ignoraba, simplemente la arrastraba entre los árboles, hasta que después de bastante tiempo se detuvo.
–Ino… –Shikamaru se movía nervioso y ella estaba segura que se moría por fumar un cigarrillo, pero sabía que él no fumaba en ese bosque.
–No me importa –Soltó Ino –Lo pensé y lo pensé, y no me importa… Si no quieres prometerme nada, si no puedes pedirme nada no me importa, porque yo por sobre todas las cosas no quiero estar lejos de ti… –Lo había dicho, había eliminado aquello que la había torturado durante su misión, solo esperaba que no fuera demasiado tarde.
–Mira que eres problemático… –Se rió Shikamaru –Llevo tres semanas vueltas al asunto y cuando me decidiste y voy a buscarte a la puerta de la Aldea, tú te me adelantas –Acomodó un mechón de cabello de la rubia detrás de su oreja y se acercó a ella con claras intenciones de besarla.
–¡Espera! –Lo detuvo Ino –¿Estás diciendo que ibas a pedirme que fuera tu novia?
–Por más problemático que eso sea… Sí, iba a pedírtelo –Admitió él –Pero como ya me dijiste que no te importaba…
El golpe no tardó en llegar. El animo de Ino no era para bromas y tonterias, luego de esa extensa mision y de estar tanto tiempo lejos de el sus sentimientos estaban alborotados y sus reacciones podrian no ser muy buenas.
–Estoy esperando –Dijo impaciente. El Nara la miró con fastidio.
–¿Tengo que preguntarlo? Es una ridiculez, tú ya sabes… No es necesario… –Comenzó a quejarse.
–¡Shikamaru Nara, juro que si no me pides en este preciso instante que sea tu novia, te golpeé tan duro que no podrás tener hijos! –Shikamaru llevó instintivamente las manos a su entrepierna, sabía por experiencia que las amenazas de Ino solían cumplirse –¡Estoy esperando!
–¡Ya va problemática, ya va! –Ino abrió su boca para volver a gritar pero Shikamaru la silenció colocando dos de sus dedos sobre sus labios –Ino… –La rubia lo miró expectante, con un brillo en sus ojos que el Nara nunca antes había visto.
Verla así, tan natural, tan ella… Tan hermosa, le hizo reconfirmar una vez más su decisión. Cierto era que él no sabía qué ocurriría al día siguiente, cierto era que tampoco podía prometerle un para siempre, pero sí podía prometerle intentarlo. Podía prometerle intentar sobrevivir, intentar estar siempre a su lado… Y eso haría porque, por más problemático que fuera, él no era nada sin ella a su lado, nada tenía el mismo sentido y el mismo sabor si Ino no lo condimentaba.
–Ino… –Volvió a susurrar, los ojos celestes de ella se clavaron en los marrones de él –¿Quieres ser mi novia problemática?
E Ino no aguardó ni un segundo más… Se lanzó a él con todo el amor que sintió, besó sus labios deseosa de robarle todo su aliento, acarició su cuerpo queriendo memorizar cada línea de él y le entregó hasta el último centímetro de su alma.
…
Shikamaru abrazó a Ino. Él recostado sobre un árbol y ella sobre el pecho desnudo del Nara. La respiración, luego de un largo rato, se había regularizado, pero las mejillas de ambos aún mostraban un delicado sonrojo. La campera de él tapaba el casi desnudo cuerpo de la chica, y el reflejo de la luna iluminaba tenuemente las delicadas facciones de Ino.
–¿Sabes? –Preguntó Shikamaru rompiendo el silencio –Aún no me ha dado tu problemática respuesta…
–Para ser un genio eres bastante limitado –Bromeó ella –Si las acciones no te lo dejaron en claro… Sí, quiero ser tu novia.
Shikamaru besó la frente de ella y la abrazó más fuerte. La sensación de tenerla entre sus brazos lo hacía sentirse como el suertudo n° 1 de Konoha. Y por más problemático que fue le prometió, no solo a ella, sino a sí mismo también, intentar… Luchar… Y esforzarse por conseguir todos los días un nuevo mañana.
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