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Secreto 7- Mi jefe intimidante.

Miro mi reflejo en el espejo, asegurándome que el traje de mesero esté perfectamente acomodado, no puedo darme el lujo de dar una mala impresión en el trabajo. Acomodo mi pelo negro sostenido en una cola baja con una cinta, intenté peinarlo lo mejor posible, pero siempre hay flecos rebeldes que se escapan y caen por mi rostro.

Pensé en cortarme el cabello, pues ya lo tengo por debajo de los hombros, pero Jason me dijo que le gustaba mi cabello largo y yo solo supe sonrojarme y decidir dejarlo así un poco más. Repaso el lazo de la cinta del cuello antes de colocarme adecuadamente los guantes y salir del baño, mis diez minutos de descanso han acabado.

Me acerco a donde los demás meseros, la noche ha sido tan concurrida como siempre, lo cual se ha vuelto rutina y hace que sea fácil manejarlo, el problema serio es en fechas de festividades. Empecé a trabajar en Leiters hace un año, quería estudiar para barista y necesitaba dinero para mantenerme y pagar el curso, apliqué para el puesto de mesero y luego de una entrevista algo tensa logré conseguir el trabajo.

Me acostumbré pronto, mis compañeros fueron agradables conmigo y logré hacer el dinero necesario para empezar el curso, hace un mes me matriculé y todo va encantadoramente, para mi sorpresa.

— Parece una buena noche— su voz me saca de mis pensamientos, la piel se me eriza cuando lo escucho hablar con tranquilidad y hago un gran esfuerzo por mantenerme centrado.

— En efecto, señor Taylor— responde Jules, una de las meseras y gran amiga mía.

— ¿Qué tal tu jornada, Tim?— pregunta y yo trago en seco. Jason Taylor es el motivo por el cual, pese a lo mucho que me gusta trabajar aquí, deseo terminar el curso y conseguir trabajo en otro lugar rápidamente.

— Lo mismo de todas las noches— respondo, encontrando mi voz algo pastosa, por ello me niego a mirarle.

Jason suele intimidar a las personas, pues además de ser alto y fornido, su cabello negro perfectamente peinado hacia atrás con gel y ojos oscuros, que pierden algo de brillo por los espejuelos que debe usar, le dan un aire frío y lejano. Sin embargo, mi nerviosismo a su alrededor nada tiene que ver con estar intimidado.

— Me alegra saberlo— asegura con su rostro con esa expresión profesional que siempre tiene.

No creo haberlo visto cambiarla nunca desde que lo conozco. Su presencia se me hace más grande cuando camina unos pasos, quedando justo delante de mí, lleva sus dos manos hasta la cinta en mi cuello y acomoda el lazo, ajustándolo un poco.

— Así está mejor— comenta y yo evito pensar en lo cerca que está, el suelo de repente tiene un diseño de lo más interesante para mí— Veo que seguiste mi consejo, te ves bien con el cabello largo— esas palabras truenan en mi ser y me sonrojo violentamente, asiento con la cabeza siendo incapaz de pronunciar nada de forma firme— Sigan trabajando.

Mantengo la mirada en el suelo mientras percibo como se retira, estoy demasiado avergonzado para más que eso. Él es la razón por la que la entrevista de trabajo hace un año fue incómoda, cuando vine para entrevistarme no estaba seguro de si me escogerían, pero quería ser optimista. Sin embargo, mis esperanzas desparecieron al darme cuenta de que mi raciocinio se había esfumado ante la imagen perturbadoramente excitante de Jason Taylor, completamente trajeado, recibiéndome en su oficina.

Su voz ronca me llenó desde que me saludó y la entrevista fue un auténtico desastre. Balbuceaba mis respuestas, evitaba mirarle a la cara y cuando lo hacía me quedaba espaciado varios segundos, me removía ligeramente incómodo en mi asiento y apretaba mis manos juntas. Nada de eso tenía que ver con conseguir o no el trabajo, era él.

Siempre supe que era gay, no es que eso me hubiese dado problemas de ese tipo, había ocasiones en las que encontraba algún hombre interesante o atractivo, había tenido un par de relaciones, pero eso era todo. Nunca había mirado con deseo a ningún compañero y ciertamente no a un desconocido, pero aquel día dejé la oficina convencido de que no obtendría el trabajo y podría dejar atrás mi innegable atracción hacia el gerente.

Para mi desfortuna, o no, depende de cómo se mire, a los dos días llamaron para que me presentara a firmar los contratos y empezar el trabajo. Así es como terminé aquí, un año después, con un enamoramiento irracional por el gerente que no me da ni la hora, excepto para corregir ciertos aspectos de mi uniforme o hacer comentarios ocasionales sobre mi cabello, y sin lograr sacarlo de mi mente ni saliendo con alguien más, ya lo intenté y sin éxito.

Quizás podría confesarme, o eso pensaba al inicio, hasta que la brillante alianza que trae en el dedo anular me destelló la vista un día cuando llevaba un mes trabajando aquí. Mis esperanzas murieron y aun así no he podido sacarlo de mi mente.

El portero trae dentro del local a dos chicos que vienen cogidos de la mano. Eso es tan hermoso, poder salir con tu novio sin temor ni contenciones. Yo quiero algo así. Veo que los lleva hasta una de mis mesas, así que tomo los menús y me acerco a ellos.

— Buenas noches, les dejo el menú— les saludo con una sonrisa que he ensayado a la perfección.

— Buenas noches— dicen a la vez, tomando cada uno un menú.

— ¿Desean que les ayude con la elección?— ofrezco, pues sé que hay clientes que no tienen claro los nombres de algunos productos o simplemente son indecisos.

— No lo sé, ¿a ti te gustaría, Ryan?— pregunta el hombre, mirando de forma ensoñadora al chico y cuando dice su nombre me doy cuenta de que es Ryan, el modelo. No le miro demasiado pues no es mi intención incomodarlo.

— Me gustaría escuchar alguna sugerencia— comenta mirándome y yo sonrío. Les hablo de las mejores ofertas de la noche, acorde a lo que el chef me dejó en el listado antes de empezar el turno, algo de lo que digo parece convencerle porque sonríe y cierra el menú— Quiero la sugerencia del salmón, por favor.

— Claro— aseguro con una sonrisa y miro a su acompañante— ¿Y usted?

— Tomaré lo mismo— afirma— y traiga su mejor vino, por favor— apenas me mira cuando habla, sus ojos perdidos en Ryan.

— Enseguida— me despido pidiendo permiso y camino hacia la cocina para dejar el pedido, no sin antes intentar sacar de mi mente la idea estúpida de un escenario donde Jason y yo podamos estar haciendo lo mismo, donde me mire como ese hombre mira a Ryan.

Me sonrío por mi propia ingenuidad y dejo el pedido en la cocina, pasando por la bodega para tomar el vino y regresar a servirles. Están tomados de la mano, sonriéndose y hablando en voz baja sobre algo, me siento mal con la idea de interrumpirles, pero es mi trabajo llevarles lo que pidieron. Pido disculpas suavemente, ambos sonríen y mantienen silencio mientras les sirvo las copas. El acompañante me pide que deje la botella y yo me excuso para retirarme y dejarlos disfrutar de su velada.

Estando de pie, cerca de la barra, les doy miradas de soslayo por momentos, se ven felices. No puedo evitar envidiarlos mientras los veo sonreír, jugar uno con el otro de forma suave y ocasionalmente darse pequeños besos inocentes que muestran cuanto amor hay entre los dos.

Me pregunto cuánto tiempo llevarán juntos, no he escuchado nada en la prensa sobre esta relación, así que es reciente o lo han mantenido en secreto hasta el momento. Por la forma en que se miran y actúan, creo que es lo segundo.

Paso la mirada en derredor, asegurándome que todos los clientes estén disfrutando su cena, me quedo algo preocupado cuando veo que la pareja mayor, que se encuentra dos mesas al lado de Ryan y su cita, tienen expresiones de repulsión y desgano. Me pongo nervioso pensando que tal vez ocurra algo malo con su cena, la esposa se ve disgustada y por momentos el hombre aprieta las manos juntas, como si estuviese intentando contenerse.

El sonido de la campanilla me indica que ha salido una orden, es el pedido de la mesa de Ryan, me apresuro a recogerlo y llevárselos.

Me preocupo cuando veo que el acompañante tiene el ceño fruncido y Ryan le está pasando la mano por el dorso de la suya, como tranquilizándolo. No entiendo qué puede estar pasando, hace unos instantes parecían estar bien.

— Con permiso— me anuncio y ambos se acomodan para que yo pueda colocar los platos— ¿Hay algo que pueda hacer por ustedes para mejorar la velada?— pregunto amablemente, iban tan bien que me siento en la obligación de mejorar lo que sea que haya pasado.

— No creo— afirma algo molesto el hombre y yo lo miro desconcertado.

— Daikel, el joven no tiene la culpa— le regaña suavemente Ryan y la mirada rígida de Daikel afloja, hasta que se convierte en una sonrisa floja.

— Lo lamento— se disculpa conmigo.

— No, discúlpenme ustedes si he sido impertinente— si alguno de mis jefes escucha a un cliente disculpándose conmigo creo que me matan.

— No pasa nada, no es un problema contigo ni con el restaurante— asegura Ryan, volviendo a tomar la mano de Daikel— gracias por preocuparte.

— Si sucede algo, llámenme— les digo y me retiro nuevamente, esta vez más seguro de que es una relación que lleva tiempo y han creado un nivel de confianza muy grande. ¿Qué  tanto tardaré yo en obtener algo así? Primero tendría que olvidar a Jason para ello.

Regreso a la barra y organizo los menús, sonrío al ver por el espejo de la pared de atrás de la barra como Ryan y Daikel vuelven a besarse suavemente y sonríen. Lo que sea que los haya molestado, parece ya olvidado. La felicidad de los otros siempre me alegra un poco.

— Disculpe— la voz de un hombre me hace sobresaltar, aunque lo disimulo a tiempo y me doy la vuelta, viendo al señor del matrimonio que me preocupaban por sus expresiones de desagrado. Parece que algo sí va mal con su cena, su rostro se muestra más enojado que antes— pero necesito que saque a esos…a esa gente de la mesa de la esquina.

— ¿Perdone?— pregunto algo contrariado, me tomó segundos en darme cuenta que se refiere a la mesa de Ryan y Daikel— ¿Por qué debería?

— ¡¿No se da usted cuenta de lo qué están haciendo?!— protesta, alzando un poco la voz, su mujer se ve igual de disgustada unos pasos detrás de él y ahora la atención de mis compañeros y algunos comensales está detenida en nosotros— es indecente, es una aberración, debe de sacarlos inmediatamente— exige con fervor y yo siento un frío correrme por dentro.

Los recuerdos de mis tiempos de la secundaria, cuando los estudiantes de mi escuela decían las mismas palabras para referirse a mí, golpean con fuerza en mi cabeza. Mi rostro adopta una expresión pétrea y mi voz se vuelve firme.

— Lo lamento señor, pero eso no se va a poder— afirmo, mirándole fijamente— Ellos no han hecho nada malo, ni indecente. Si a usted le molesta, es libre de retirarse de nuestras instalaciones. En lo que a mí respecta, no voy a pedirle a unos clientes que solo están disfrutando sanamente de su cena que se retiren— es obvio que no le gustó nada lo que dije.

Parece al borde de perder el control en cualquier momento, su rostro está rojo y sus manos apretadas a cada lado de su cuerpo. Todos tienen la vista fija en nosotros, incluidos Ryan y Daikel, es entonces que me doy cuenta que esto era lo que había puesto de mal humor al acompañante del modelo, la mirada asqueada del señor ante sus muestras afectivas.

— Quiero hablar con el gerente— demanda el hombre— ¡AHORA!

Su voz sube varios niveles, algunos de mis compañeros se acercan preocupados y veo a Jules correr por los pasillos en dirección a la oficina de Jason. Pocos segundos después, este sale seguido de ella hacia donde nosotros estamos, perfectamente peinado y acomodándose sus espejuelos con los dedos índice y medio.

— Buenas noches, señor, disculpe la demora— anuncia cuando se une a nosotros— soy Jason Taylor, el gerente, ¿puedo saber qué está pasando?

— Que su personal es incompetente— afirma el señor con seguridad— no pueden tomar acciones cuando dos…arggg…cuando hay quienes andan con comportamientos indecentes…asquerosos— el señor intentó mantener la compostura con sus palabras, pero su repulsión por la situación le venció.

— ¿Puedo saber a qué se refiere con comportamientos asquerosos?— un escalofrío desagradable corre por mi columna ante el tono oscuro de Jason, su rostro se ha ensombrecido y su mirada férrea pareciera casi asesina. No quisiera estar en el extremo receptor de esa mirada. El hombre parece amedrentarse también.

— Esos dos— dice, señalando hacia Ryan y Daikel— estaban haciendo cosas que dos hombres no deben de hacer— explica y su rostro adquiere una expresión aún más desagradable. Trago en seco cuando me percato que Jason parece un animal predador y salvaje, acorralando a su presa.

— Entiendo que usted pide que expulsemos a dos clientes por tener muestras amorosas en público, ¿es correcto?— Jason avanza un paso y el señor retrocede, ahora Jason está más cerca de mí y yo solo pienso en el matiz peligroso que ha adquirido todo— Me temo que no se va a poder, estas instalaciones no son intolerantes con las personas, excepto con aquellas intolerantes. Paradójico, ¿cierto?— una sonrisa ladina adorna su rostro y esto me pone más nervioso, sobre todo por lo sexy que lo encuentro.

— Pero…pero ellos estaban…— intenta explicar el hombre, visiblemente intimidado.

— Soy consciente de lo que ellos hacían, señor— afirma Jason con tranquilidad— pero me es imposible estar en contra, pues verá…

No sé si en algún momento en sus planes estaba terminar esa frase, pues luego de escucharle decir eso solo pude percibir su mano caliente en la parte posterior de mi cuello, la fuerza con la que tiró de mí hasta pegarme a él, el olor excitante de su perfume, la firmeza de los músculos de sus brazos cuando mis manos dejaron caer los menús que todavía sostenía y se aferraron a estos y sobre todo, la calidez de su boca.

Sus labios impactaron contra los míos, apoderándose rápidamente de todo mi ser, haciéndome derrumbar los cientos de muros que había construido para impedirme imaginar una situación así entre él y yo.

Su lengua entró en mi boca en un jadeo involuntario, moviéndose ávida contra la mía, forzándome a seguirle el paso mientras mi mente se perdía en la sensación eléctrica de mi cuerpo cerca del suyo. Un gemido incontrolable escapó de mi garganta y finalmente mi errática respiración salió por mi boca cuando Jason finalizó el beso.

Seguía firmemente sujeto a los brazos de Jason, pues mis piernas se sentían temblorosas, podían fallarme en cualquier segundo. Al parecer se dio cuenta, pues pasó su mano por mi espalda y me pegó más a su pecho. El señor se mostraba furioso, rojo de ira y vergüenza tomó a su mujer por la muñeca y salió del lugar tirando de ella con fuerza.

Mi mente pareció despertar de su letargo cuando escuché los aplausos de los comensales, observé con vergüenza como todos nos miraban entre impresionados y alegres por el espectáculo que acabábamos de dar. Me aparté de Jason al ser consciente nuevamente de la situación, claro que él solo había querido demostrarle una lección a ese señor homofóbico, nada más. Sin embargo, su mano se envolvió en mi antebrazo y no me permitió alejarme.

— Pido disculpas por los eventos ocurridos, ha sido una lamentable escena y me aseguraré que en un futuro no se vuelva a repetir— dijo firmemente, dirigiéndose a los clientes.

— Por el contrario— habló de repente Daikel, sonriendo abiertamente y sosteniendo la mano de Ryan— yo me siento increíblemente orgulloso del desempeño de los empleados, además de la respuesta dada de forma contundente. Muchas gracias a ustedes por su actuar— con su mano desocupada alzó su copa de vino en un gesto de brindis, rápidamente imitado por Ryan y los demás presentes.

Jason sonrío de forma afable y les deseó a todos que siguieran disfrutando de su velada, yo por mi parte me siento casi enfermo. No es que no disfrutase de ese beso fogoso, pero me duele haber sido utilizado de esa manera.

Ensimismado, no me di cuenta que Jason había tirado de mí por mi antebrazo, camino a su oficina. Pienso momentáneamente en resistirme, porque no quiero escuchar sus explicaciones sobre como lo hizo para enseñarle una lección a ese hombre, o peor aún, que me pida disculpas como si besarme hubiese sido algo malo, pero medito que si lo escucho, quizás pueda finalmente olvidarme de él, así que lo dejo conducirme dentro y cerrar la puerta con pestillo.

— ¿Estás bien?— pregunta calmado y su voz suena mucho más potente dentro de un lugar silencioso.

— Sí— logro forzarme a hablar, aunque la palabra fue un susurro lastimero.

— Pareces estar al borde de vomitar— comenta— ¿Quieres tomar algo? Necesitas calmarte.

— Estoy bien— articulo, tragándome los sentimientos, necesito salir de aquí y poner la mayor distancia entre ambos— ¿Puedo volver a mi trabajo, por favor?

— Tim, pareces de todo menos bien— sus palabras tienen un matiz preocupado.

No es justo, él habla a veces como si se preocupara por mí, luego hace bromas extrañas y siempre intenta sostener algún contacto físico conmigo. Me confunde constantemente y ahora me besa de esa forma tan pasional, como si quisiera absorberme el alma por la boca. No es justo que haga eso cuando yo estoy tan fuertemente tratando de olvidarlo.

— ¿Por qué lloras?— no sabía que estaba llorando sino hasta que él lo señala, como tampoco me di cuenta de lo cerca que estábamos nuevamente— Perdona si te asusté con ese beso— allí estaba, la frase que no quería escuchar, un sollozo lastimero escapa de mis labios. Llevo mis manos a mis ojos para limpiar las lágrimas y cubrirme el rostro, pero solo termino agudizando mi llanto— Prometo no volverlo a hacer.

— Ya…ya sé— me las arreglo para decir entre el llanto, mientras mi corazón se rompe con su afirmación.

— Mierda— lo escucho gruñir antes de sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo, empujándome contra la pared, sus manos en mi rostro, forzándome a apartar mis manos y su frente pegada a la mía, su aliento mezclándose con el mío— Eres tan jodidamente adorable, acabo de prometer no besarte más y ya me siento al borde de romper esa promesa. Con todo el control que me ha tomado mantenerme al margen hasta ahora y tú…maldita sea— vuelve a gruñir y yo intento procesar lo que ha dicho.

— ¿Tú…sientes algo…por mí?— pregunto entrecortadamente, más por la impresión que por el llanto, pues este se detuvo abruptamente ante las palabras de Jason.

— ¿Todavía lo preguntas?— responde con un toque sarcástico mezclado con dolor.

Es allí que me doy cuenta de todos esos detalles casuales que mi mente no registró adecuadamente. Jason no habla con nadie de temas que no sea trabajo, no hace comentarios sobre la apariencia de los demás, si alguien tiene que corregir algo de su aspecto él simplemente lo señala, evita el contacto con los demás trabajadores y definitivamente no los halaga. Todo esto solo pasa conmigo, es solo para mí. La realidad se abre paso en medio de mi estúpida inocencia.

— No, pero… ¿Cómo? Tú…— los balbuceos incoherentes y frustrados que salen de mi boca me hacen sentir más estúpido, respiro profundamente un par de veces hasta lograr formar una sentencia completa— Tú estás casado— afirmo y su risa ronca retumba contra mi cuerpo por la poca distancia que hay entre ambos.

— ¿De qué hablas?— pregunta, apartando su rostro del mío y mirándome fijamente a los ojos.

— El anillo— es lo único que logro decir, pues ya me he perdido en sus oscuros ojos, atravesando el reflejo de mi imagen que me dan los cristales de sus espejuelos.

— Eso— comenta y vuelve a reír quedamente— No estoy casado, Tim. El anillo fue una idea de mi hermana para que las mujeres dejaran de coquetearme. Definitivamente no podría casarme cuando lo único que hago es pensar en ti.

— ¿En mí?— pregunto, repitiendo sus palabras.

— Sí, Tim, en ti— reafirma y mi corazón late acelerado contra mis costillas, quiero decir algo, pero ninguna palabra logra salir.

Finalmente algo despierta en mí, alzo mis brazos enredándolos alrededor de su cuello y tiro de él, uniendo nuestros labios en un beso desenfrenado, más candente que el anterior. Su cuerpo presiona el mío contra la pared, mis manos se aferran a su espalda y las suyas se afianzan en mis caderas.

Su lengua combate con la mía con desvergüenza y pienso en lo feliz que pude haber sido desde antes si no me hubiese sumido en mis inseguridades. Sus labios dejan los míos, ambos estamos sonrojados y jadeantes.

— Tomaré eso como que puedo borrar de mi mente la promesa de hace unos minutos— insinúa sonriente y yo me contagio de su sonrisa.

— Tómala por inexistente— afirmo y vuelvo a atraer sus labios hacia los míos, siendo ahora mi única preocupación el cómo voy a poder mantenerme lejos de sus besos cuando estemos trabajando y por la forma en que él se aferra a mí y me devora, sé que no estoy pensando en esto solo. Él está conmigo. 

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Hiiiiiiii.

Logré actualizar, joder que ha sido difícil, el internet me está fallando, típico 😒.

En fin, aquí les dejé este capítulo y espero a saber vuestra opiniones, por favor dejen comentarios y su estrellita😊.

Y además, avancen al siguiente capítulo 😉.

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