
Gritos sobre el asfalto ardiente - Accidente en cadena
Es difícil y casi imposible reducir al mínimo la velocidad de una máquina de cinco como a dos centímetros cúbicos, más cuando te encuentras con un accidente con características cercanas a una tragedia griega, acepto que por más que hice los esfuerzos de controlar el manubrio de mi automóvil, la luz, el calor y las escena misma del accidente contrajeron mis pupilas de forma imprevistamente rápida y el intento de esquivar a los demás vehículos se hacía infructuoso, imposible, ya que algunos de ellos volaban por los aires incendiándose, incandescentes, esparciendo restos de metal retorcido y generando una amalgama con las personas que lo conducían, toda la calzada era una escena de pánico, de esas que logran que los recuerdos de tu vida pasen por tu mente en milésimas de segundo. La explosión del camión de combustible causo un efecto en cadena lamentable que se alimentaba sin piedad de todos los vehículos que velozmente se acercaban a ella, era un accidente nunca visto en la capital, de esos que sólo se ven en las cintas de Hollywood o en las tragedias más grandes de la prensa internacional.
Y yo, en mi loca y veloz carrera para llegar con desesperación a la casa de mí exesposa, fui uno más de los que cayeron en esa dantesca escena. ¿Qué ocurrió?, ¿cómo fui a caer en este lugar?, si en mi vida había rozado la muerte de formas mucho más concretas y violentas. La verdad mi angustioso apuro y la necesidad por llegar urgente donde ella pudo mucho más que la prudencia, por lo que en un abrir y cerrar de ojos mi auto ya giraba en la carretera, volcándose en esa cuesta maldita, no pude estabilizarlo por más buen conductor que he sido en mi vida, y como uno más, termine entregándome a la tragedia, llegando hasta las fauces de esa bestia de fuego llamado accidente.
Día negro ese dieciséis de septiembre, todos corriendo después del trabajo hacia sus casas con desesperación, la idea de llegar a la autopista en un buen horario y no encontrar congestión la tenía a todos poseídos, la mayoría quería viajar lejos de Santiago ese fin de semana largo y evitar como pudieran los atochamientos que son comunes en ese tipo de fechas. Todos ellos, con la ilusión de disfrutar con sus familias se sumaron a los que llevábamos una loca carrera por razones no tan triviales y con sensaciones tremendamente más lejanas a la de pasar un fin de semana extenso y feliz de descanso.
Esa masiva desesperación, se transformó en tumulto, lo que hizo del accidente un viaje sin retorno para demasiadas personas e incluso familias que transitaba por la autopista, es increíble como la locura de unos pocos pueden llevarse la vida de muchos, en su mayoría inocentes, por mera irresponsabilidad.
El fatal lugar o sitio del suceso como dice la prensa sería la bien conocida cuesta de la pirámide en la capital de Santiago, punto neurálgico de la locura al volante y sitio lleno de intersecciones de vías que unen a las distintas comunas de la capital.
El día maldito, un viernes dieciséis de septiembre del dos mil dieciséis, a las quince horas, día y horario en que la mayoría de los trabajadores de la capital salían del trabajo para vivir las celebraciones de las fiestas patrias del país, fecha tan importante como la navidad o el año nuevo en este país.
A menos de dos kilómetros de la cuesta se encuentra la ciudad empresarial, uno de los polos de negocios de la ciudad, donde trabajan miles de personas, la cantidad de vehículos que salían de ese lugar, era tremenda, exponencialmente mayor a un día normal, y a eso se sumaba la llovizna que caía lentamente en una ciudad donde no acostumbra a llover, humedeciendo y haciendo cada vez más resbaladizo el asfalto. Todas esas condiciones complementadas unas con otras hicieron el caldo de cultivo necesario para que se produjera la tragedia.
Es increíble como la mezcla del material particulado que produce el smog de la ciudad sumado con la lluvia, generan una capa jabonosa en el pavimento que no molesta y es imperceptible para un conductor en el manejo, pero se transforma en una trampa cuando quieres frenar rápidamente un vehículo con neumáticos mojados.
Por ese sector de la ruta y a esa hora el transito era inmenso, la mayoría corría en forma desaforada, olvidándose por completo de los límites de velocidad y reglas de adelantamiento determinados por las leyes del tránsito. Sin embargo, hay tipos que exceden incluso dicha demencia, yendo aún más allá, gente como Cristóbal Pradenas, empresario y una de las mayores fortunas del país, quien en su descapotable último modelo iba esquivando a doscientos cuarenta y cinco kilómetros por hora a cada máquina que se le cruzaba en el camino, haciendo un zigzag de locura que ponía en riesgo su vida y la de todos los que se encontraban cerca de él. Cristóbal conducía a una velocidad endemoniada sin importar que hubiera algún tipo de consecuencias, la verdad no le importaba nada ni nadie más que el mismo, pero en esa tarde algo distinto debía estar pasando por la cabeza del empresario, para justificar su accionar tan descabellado he inhumano, mucho más lejos de lo frecuente.
Todo iba bien para Cristóbal, hasta la cuesta había logrado sobrepasar a todo quien se le cruzara llevando al máximo las capacidades de su deportivo, pero el destino tenía algo preparado para él, ya que, al llegar a la última curva de la pirámide, lugar donde existe una intersección, sin aviso y sin freno alguno ingresa un camión de transporte de combustible, grande y pesado, por su velocidad Pradenas fue incapaz de percatarse de ello. La rapidez de la situación, que fue un pequeño momento, y la locura del conductor causo un impacto de tal magnitud que saco de cuajo al camión de la calzada, haciendo pedazos el deportivo del empresario, el cual salió disparado fuera de la vía sin control alguno, sin piedad ninguna.
Para la mala suerte de todos los que transitaban en ese momento por la autopista, el conductor del camión, no pudo hacer nada para controlar la gigante mole que conducía, lo que lo llevo a volcarse de forma lateral obstruyendo completamente la carretera, transformándose sin querer en un blanco perfecto para todos los vehículos que venían raudos en su dirección, los cuales por culpa de esa condenada curva, no podían percibir ni ver que a trecientos metros frente a ellos los encontraría su desgracia, sin que existiera una vía alternativa por la cual pudieran escapar.
Fue así, como los vehículos fueron colisionando uno a uno a alta velocidad directamente con el estanque de combustible del camión, el cual se fue destrozando poco a poco en pedazos hasta su ruptura total, lo que dejo escapar la gran cantidad de combustible que transportaba. Sólo basto una indeseada chispa para que todo y todos fueran arrasados. El tamaño de la explosión ilumino un radio cercano a dos kilómetros a la redonda, y a pesar de la luz seguían sin parar llegando vehículos a gran velocidad, cayendo en la desgracia e incrustándose en un mar de fierros humeantes y retorcidos, mientras unos volaban por los aires como consecuencia del pulso de la explosión los otros se perdían entre los destrozados autos que se cruzaban en su camino.
Todo era fuego, olor a combustible, humo lo que lo transformaba casi en una analogía del infierno.
La prensa días después, tendría el catastro final de cuarenta y siete vehículos implicados en el accidente, cifra que fue difícil de conseguir por la condición en la que quedaron algunos de ellos. Pero mientras mi vehículo estaba dando vueltas y girando en el asfalto, encontrándome en completo shock por lo ocurrido, llegue a pensar que eran muchísimos más los autos destruidos en el lugar. Era aterrador escuchar los estallidos, llantos, gritos de ayuda de los que aún estaban vivos y luchaban por subsistir, y era desgarrador repugnante sentir el fuerte olor a combustible consumiéndose, el olor del metal, del plástico quemado y por sobre todo oler carne humana quemándose, casi como en un horno.
El impacto de cada vehículo y el fuego en el lugar eran implacables y trasformaban un viernes de festejos en uno negro, de esos que dan ganas de borrar del calendario, todo se volvió un caos total mientras la trampa mortal cobraba cada vez más víctimas, como un demonio intentando alimentarse de las almas de cada uno de los que estaban ahí.
¡Maldito asfalto jabonoso!, no permitía que los autos frenen a tiempo ni con control alguno, era claro que todo se había confabulado para hacer a casa segundo que transcurría más épica la escena.
Mientras observaba a mis alrededores, completamente confundido y sangrando en todo mi cuerpo, tanto así que mi visión se tornó roja, pude divisar un jeep color verde junto a mí, dentro de él había un tipo con traje formal gritando de dolor, para ser sincero, diría que más que gritos eran alaridos, ya que su vehículo ardía y él aún se encontraba sentado en su asiento, él no podía salir de la parte trasera del vehículo, su chofer, estaba sin vida con su cabeza incrustada en el parabrisas delantero, su cráneo estaba abierto y parte de sus sesos colgaban hasta en el parachoques del vehículo. No había nadie disponible, nadie en condiciones de ayudarlo y sacarlo de ahí rápidamente, por lo que se iba calcinando lentamente.
Mientras el fuego se acercaba furiosamente hacia nosotros, logre notar un leve movimiento en el deportivo que causó el accidente, lo mismo ocurría en dos vehículos más. Uno de ellos un sedán blanco conducido por una bella joven que se estaba conmocionada y que por su propia cuenta había podido salir arrastrándose de su auto, mientras ella se arrastraba lejos de las llamas, sin darnos cuenta y sólo por un instante nuestras miradas se cruzaron casi reconociéndonos y consolándonos, en esos leves segundos fuimos capaces de transmitir nuestra angustia y dolor. Ella mientras no lograba darse cuenta de que entre los fierros de su auto había quedado una de sus piernas, a metros del resto de su cuerpo, la adrenalina y su desesperación parecían darle la capacidad de no sentir dolor alguno, y más allá de su desmembramiento, sólo quería huir del calor, de ese intenso y agobiante calor producido por las llamas que cubrían por completo el lugar.
El cuarto automóvil era un vehículo de lujo, y llamaba la atención el tipo que lo conducía. El auto era completamente ejecutivo pero su conductor tenía llamativos tatuajes en su cuello y brazos. Además, vestía ropa muy cercana a la que utilizan los pandilleros de los barrios narcos de la capital, muchas cosas de marcas caras, pero sin gusto alguno. Esa realidad distaba mucho del auto tan costoso que manejaba, eso sí, del auto ya quedaba bastante poco y el joven accidentado se encontraba atorado entre el manubrio y el asiento del conductor, inmóvil, atrapado, irreconocible. El coche se había contraído de manera impresionante, ya que el impacto había sido completamente frontal y con un alto nivel de energía, dejándolo completamente incapacitado de huir. Su sangre corría a borbotones desde su boca, y se veía su quebradura expuesta en uno de sus brazos ya que trozos de sus astillados huesos salían a la vista rompiendo su piel, él dolor y la inmovilidad impedían que él se percatara de lo dañado que estaba y de lo cerca que estaba el fuego, el que lentamente y gracias al combustible derramado se acercaba implacablemente.
No era un lindo espectáculo, los autos sumidos en el fuego aumentaban la amenaza de nuevas explosiones por lo dañados que se encontraban sus estanques de combustible, la mayoría de ellos con grandes filtraciones. Gracias a dios ya se sentía como se acercaban las sirenas de los vehículos emergencia y el ruido de los helicópteros, a la distancia para apagar el fuego y rescatar a los que aún permanecieran con vida.
Con lo poco que quedaba activo de mis sentidos, solo fui capaz de percibir una sola explosión más, esta provenía de un vehículo que se encontraba a menos de diez metros del mío, la onda de choque del estallido fue lo que me hizo perder completamente el conocimiento, mientras me desvanecía sentía un calor abrazador que cubría todo mi cuerpo, mientras mi mente se iba apagando tenía claro que las llamas habían alcanzado el lugar donde me encontraba, de ahí, todo se pudo obscuro y me perdí completamente.
El catastro del accidente fue un verdadero desastre, dentro de los cuarenta y siete vehículos que estuvieron implicados en el siniestro, había setenta y una personas, de las cuales treinta y dos fallecieron en el accidente, no necesariamente por el impacto, muchas de ellas por el fuego que las atrapo con vida. Veintiuna salieron con lesiones menores, las cuales en su mayoría pertenecían a los últimos vehículos que colisionaron en el accidente. Trece personas están en calidad de graves o gravísimas con alto riesgo vital, y cinco de las más graves cayeron en un coma profundo, en la mayoría de los casos inducido por los equipos médicos de rescate como consecuencia del nivel de daño que tenían las víctimas y para facilitar su llegada vivos al centro asistencial que les correspondiera.
Ni hablar de la congestión que se generó ese día en la pirámide, más de siete mil vehículos quedaron estancados en menos de quince minutos en la carretera, lo que hacía aún más dificultoso él rescate, eran un obstáculo más para salvar vidas, fue un caos que dio que hablar a la prensa por un buen tiempo y que puso en tela de juicio la seguridad de la cuesta de la pirámide y del nivel mantención y señalizaciones que esta tenía.
Las ambulancias llevaban a todos los accidentados a distintos hospitales y clínicas según su nivel de gravedad, las ambulancias de la capital no daban abasto alguno. Además, los dos helicópteros que participaban del rescate se encargaron de llevar a la misma clínica a los cinco accidentados que se encontraban en coma inducido, ninguno de nosotros tenía tiempo, todos estábamos al borde de la muerte, por lo que era importante ser trasladados rápidamente a un lugar donde pudieran dar asistencia y salvar la vida de cada uno. Cuentan que la operación para sacarnos de ahí fue mucho más lenta de lo que se esperaba y de lo que se necesitaba, ya que el calor de las llamas impedía el avance de las cuadrillas de bomberos y rescatistas. Los helicópteros se apostarán cercanos al accidente ya que el fuego y la congestión les impedía llegar hasta el mismísimo lugar.
Los investigadores de accidentes de tránsito trabajaron arduamente en encontrar las causas de lo ocurrido y dieron como responsable en primera instancia a Cristóbal Pradenas y su deportivo, sin embargo, un par de días después un nuevo fallo responsabilizaría al fallecido chofer del camión por la tragedia ocurrida, la familia de este nunca quiso hablar con la prensa, nunca quisieron referirse a quien tenía la responsabilidad de los hechos y se fueron a vivir al sur para ser olvidados. Un par de semanas después, trascendidos de la prensa digital indicarían que el poder económico y de influencias que tenía el empresario habría influido para llegar a un acuerdo extrajudicial millonario y secreto con la familia del camionero, lo que expiaba legalmente a Pradenas de toda culpa.
El número de fallecidos se incrementó a treinta y nueve personas ese primer fin de semana, poco a poco se publicaban los nombres y edades de las víctimas, esto se hacía en todos los medios de comunicación intentando de generar consciencia sobre el manejo responsable y sin influencia del alcohol. Para el estado era clave evitar que la comunidad volviera a vivir una tragedia de ese tipo, por lo que se usaron todos los medios posibles para que el mensaje fuera claro y llegara a todos.
Por su parte, en una misma clínica, conectados a máquinas de soporte vital, permanecíamos repartidos en distintas habitaciones los cinco sobrevivientes que nos encontrábamos en coma, cada uno de nosotros con muy pocas posibilidades de salir vivo de ahí. El panorama he informes médicos confirmaban que si sobrevivíamos ya no seríamos los mismos que se levantaron de sus camas ese negro diez y seis de septiembre.
El fuerte hedor de las quemaduras y el asfixiante olor de los medicamentos se mezclaban con el silencio casi sepulcral de los cinco pacientes, solo se escuchaba el incómodo ruido de las máquinas de soporte vital de cada paciente. Si bien los médicos hacían todo lo necesario para salvarnos, el panorama era bastante oscuro y desalentador. Pasarían día para poder dar un diagnostico cercano a lo que pudiera ocurrir con cada uno de nosotros, sólo había que esperar que los equipos médicos hicieran lo que estuviera en sus manos para tener algo de esperanza de seguir vivos más allá de cómo quedara cada uno de nosotros.
Réquiem a un traidor
La Historia de Cristóbal Pradenas
Postrado en su habitación el paciente seguía en coma inducido para reducir los riesgos neurológicos causados por el impacto a gran velocidad, eso era lo primero que uno veía cuando al entrar a su habitación y se encontraba con Cristóbal Pradenas. La ley lo había absuelto, sin embargo, la mayoría de las personas en forma no oficial daban por hecho que él había sido el responsable del accidente. Por razones que nadie conoce siendo el primer vehículo de la fila corrió con la suerte casi milagrosa de no tener quemaduras en su cuerpo, se encontraba entero y sin fracturas de gravedad. Viviendo, en parte, la típica suerte del loco al volante. De los cinco pacientes en coma era el que menor gravedad presentaba, sin embargo, una serie de hemorragias internas obligaron a los médicos a intervenirlo en cinco oportunidades, en la búsqueda del origen de la filtración de sangre que ponía en riesgo su vida, lo que tuvo a los especialistas encima de él por varias horas. El sangrado era demasiado y ni el dinero puede salvarte si no encuentras el origen de este.
Pradenas era un hombre alto y robusto, de aproximadamente un metro con ochenta y dos centímetros de altura y un físico bastante bien trabajado en el gimnasio para los sesenta y cuatro años que él tenía. El tipo cuidaba mucho de su aspecto físico y tenía los recursos económicos de sobra para verse y vestirse muy bien. Además, por la situación económica de su familia, desde su infancia siempre tuvo acceso a soluciones de salud y alimentación de primer nivel, lo que permitía que estuviera suficientemente fuerte para soportar una recuperación.
Él fue uno de los tres herederos de una de las mayores fortunas vitivinícolas de Chile, provenía de una familia siempre acomodada, constituida por un padre enólogo de profesión que llego a tener mucha fama en su trabajo con las en su momento casi extintas cepas Carmenère y de una Madre hermosa pero siempre distante, sumida en constante depresión y llena de antidepresivos a causa de las infidelidades sistemáticas de su machista marido. Los padres de Cristóbal habían dejado de existir hace un par de años.
Pradenas tenía dos hermanos más, ambos hombres y menores que él, los cuales no tenían sus habilidades empresariales y dependían de lo zagas que era su hermano en los negocios para incrementar la fortuna que sus padres les habían dejado. Siendo franco ellos eran muy esquivos al trabajo, preferían disfrutar de su posición social y gozar de su familia, ellos se daban vida y no ahorraban en eso. Actitud que siempre molesto a su hermano, por la carga que consideraba eran ellos para él.
Su estricta educación en un colegio religioso, su crianza altamente conservadora y restrictiva, con padres muy ausentes en su infancia hacían de él un hombre osco, que solía mirar en menos a los demás y con una alta preocupación en sí mismo, la verdad, era un hombre muy exitoso y lograba todos los objetivos que se proponía, pero estaba dispuesto a lo que fuera para conseguirlos, llegando a sobrepasar los límites de la moral para seguir creciendo en el mundo empresarial y hacerse de un nombre que para él era importante sea símbolo y sinónimo de poder. Le gustaba el dinero, pero el poder era su principal objetivo en la vida.
Era tremendamente admirado y a su vez temido por sus pares, ya que solía cobrar de mala forma los intentos de sus competidores por crecer en sus mercados, todo el que pudiera poner en riesgo su posición de líder y su fortuna, no la pasaba bien en el largo plazo.
Con su esposa Josefina, veinte años menor que él, tenían dos hijos varones, la relación matrimonial que mantenían era completamente transaccional, ella criaba a sus hijos y mantenía una imagen familiar perfecta, todo de forma imaginaria apoyándose en las páginas de las revistas de papel cuche, recibiendo a cambio de esa imagen una vida de lujos, pero a su vez de humillaciones y excesos sin recibir de su marido amor ni valoración a cambio. Pradenas era lo más lejano que puede existir a un hombre cariñoso, su vida como empresario era más importante que compartir o pasar tiempo con su familia, prefería pasar las noches en vela pensando en cómo acrecentar su fortuna o como golpear a quien quisiera hacerle sombra.
Era un hombre de muchas amantes, por lo que creaba viajes ficticios de negocios para salir con chicas jóvenes que gozaban con la fortuna del empresario, además, permanecía en reuniones hasta altas horas de la noche ya que sentía un desapego completo por los otros y por el contexto de su familia y las familias de sus colaboradores. Haciendo de la vida de sus ejecutivos un mundo focalizado solamente en complacer las necesidades de su jefe, ya que trabajar con él les daba un prestigio que no querían desperdiciar, pero los iba deshumanizando cada vez más, un precio razonable en la mente de sus jóvenes ejecutivos.
Pradenas era de contestar su teléfono solo a personas de negocios y políticos poderosos, ya que el dinero era lo único que lograba mover la sangre dentro de sus venas, lo obsesionaba el lograr que su fortuna creciera y temía que al morir sus hijos hicieran un desastre del trabajo de toda su vida, y tiraran su nombre a la basura. Por lo mismo, su rol de padre no fue algo que vivieran sus hijos Facundo de dieciocho años y Tomas de doce.
Los muchachos nunca habían gozado de un viaje junto a su padre, de ir a acampar o de recibir un abrazo cariñoso por parte de Cristóbal, la verdad para ellos era un tremendo desconocido, que nunca estaba satisfecho con el actuar de cada uno, ni con las calificaciones que estos traían del colegio por más que fueran de excelencia y se esforzaran para conseguirlas esperando ingenuamente validación y aprecio por parte de su progenitor. Durante la mayoría de su vida el único contacto físico que ambos niños tenían de su padre, eran los golpes que este les dada solo para dejar claro que él era quien gobernaba ese hogar, aunque no estuviera nunca presente. Era un ser golpeador, pero no para castigar, solamente para dejar clara la jerarquía en el hogar.
Josefina, su esposa, nunca defendió a sus hijos de las palizas que les proporcionaba su padre, ya que ella de los golpes de Pradenas sabía demasiado, de solo recordar sus reacciones cuando le preguntaba con quién y donde había estado, él la violentaba pateándola en el suelo sin descanso, dejándole claro que ella era una más de sus propiedades, que él la había llevado a una buena vida y que no tenía derecho a explicaciones, por lo mismo, mientras su marido golpeaba a sus hijos, Josefina se escondía en su habitación y bebía grandes tragos de vodka con el objetivo de embriagarse y ponerse a dormir, de esa forma dejaba de escuchar los gritos, llantos y lamentos de los menores mientras el padre implacable los dañaba lo más que podía, además ella temía y evitaba la violencia sexual que recibía de su marido si ella intervenía a favor de sus amados hijos, ella sabía que la violación era parte de las torturas que Cristóbal aplicaba con ella.
Antagónicamente ante la opinión pública, él era un fiel devoto de la iglesia católica y no faltaba ningún Domingo a misa, entregando como donación grandes sumas de dinero en cada una de ellas, además, participaba todas las semanas en entrevistas en medios de comunicación donde hablaba maravillas de su familia, del amor y del cariño a su esposa e hijos, de la cercanía con sus hermanos y de los valores morales que lo movilizaban, los cuales eran completamente estrictos he inflexibles, y se daba un tiempo para comentar sobre todas las obras filantrópicas que llevaba a cabo. El empresario se vendía muy bien y uno de sus focos era mostrarse y ser reconocido como un gran benefactor frente a la retina crítica de la gente más allá de la clase social que estas tuvieran, lo que lo hacía además un tipo con opinión.
Ese dieciséis de septiembre Pradenas se despertó temprano, eran las seis de la mañana y su habitación olía a brandy, ya que como acostumbraba a hacer había bebido en exceso durante la noche. Su habitación estaba separada de la de su esposa, ya que, para él, dormir bien era la clave del éxito y con Josefina recostada a su lado sentía una incomodidad que lo desvelaba todas las noches, la despreciaba. Él solo la visitaba cuando iba a exigir que ella cumpliera con su rol sexual de esposa, casi siempre veces sin que ella quisiera hacerlo y por obligación.
Mientras se afeitaba y miraba al espejo pensaba que ya era momento de certificar que Facundo, su hijo mayor, se hiciera hombre y comenzara a generar el carácter que creía necesitaba para algún día hacerse cargo de los negocios familiares. Él encontraba débil a su hijo, sentía que era un consentido de su madre y ya era momento de comenzar a entrenarlo como su sucesor, pensando en la continuidad de sus amados negocios más que en el orgullo de que su hijo continuara con su legado, lo que la verdad le importaba muy poco. El empresario nunca conoció el amor de padres y por eso pensaba que había logrado hacerse una persona más fuerte.
En los negocios no existía el afecto y eso era algo que para Pradenas era clave a la hora de tomar decisiones importantes, llevar a cero la emocionalidad se transformó en su forma de vida que profesaba he intentaba de inculcar en sus colaboradores más cercanos. Una cosa era la imagen pública y otra cosa lo que pasaba dentro de cada casa, les decía a sus gerentes para educarlos en cómo moverse por la vida para llegar al éxito y reconocimiento público.
Antes de bajar a desayunar, Cristóbal hizo una llamada a su asistente para encargarle una misión importante, él haría exactamente lo mismo que cada Pradenas hacia cuando uno de sus hijos tenía dieciocho años, un rito familiar que venía de la época de su bisabuelo y que ayudaba a formar el carácter, él estaba convencido que movilizaría al joven del excesivo nivel de ingenuidad en que lo tenía la crianza de su madre.
Cristóbal encargo a su asistente cerrar el salón principal del night-club más famoso del sector acomodado de la capital, para así tener una fiesta privada con su hijo junto a prostitutas jóvenes y bellas del altísimo nivel. La idea era asegurar, o si era necesario, empujar la hombría de Facundo al máximo, para dar un paso más concreto en su formación como sucesor. La instrucción incluía no medirse en excesos ni en gastos, lo último era el gran gesto que veía Cristóbal en dicho encargo, gastar dinero focalizado en el placer de su hijo. Los beneficios que Pradenas veía en esa noche eran el poder realizar un testeo de hasta dónde podía transformar a su primogénito, si con lujos o lujuria podría quebrar su excesiva corrección. Si demostrarle el poco valor de la mujer y el afecto ayudaban a que él se transformara en el brazo derecho que quería formar.
El asistente como de costumbre, tomo las instrucciones al pie de la letra y comenzó a preparar el evento nocturno dirigido a Facundo, en ese dieciséis de Septiembre se viviría una noche de lujuria y lujos al que sólo podían acceder los varones mayores de edad del linaje de la familia Pradenas, ya que las mujeres no tenían injerencia en los negocios, por décadas su rol era prestar sus rostros para la fotografía de páginas sociales y procrear hijos que hasta el momento habías sido sólo varones, nada más.
Esa mañana Pradenas tomo el teléfono y le indico al mayordomo que antes de irse al trabajo quería desayunar con Facundo, pero desayunar a solas, nadie más podía estar presente, ya que tendría una conversación de padre a hijo que era muy importante, Facundo debía asistir obligatoriamente por lo que ese día no podría por ninguna razón ir a la universidad. Dentro de las instrucciones se encontraban el no ser molestados en ningún momento, sobre todo no podían acercarse ni Josefina ni Tomás.
Cuando el joven, a través del mayordomo, se enteró de que su padre quería reunirse con él en forma obligatoria, entro en completo pánico al no imaginarse de que se trataría la conversación, él nunca había desayunado antes con su padre y menos habían estado a solas para algo que no implicara algún tipo de castigo físico o psicológico. Facundo sin mucho éxito intento controlarse, tomo sus dosis habituales de ansiolíticos y antidepresivos, se procuró vestirse con la mejor y más formal de sus tenidas y bajo lentamente las escaleras de su lujosa casa, con las manos sudorosas por mantenerlas tanto tiempo apretadas por el miedo mientras se acercaba cada vez más hacia el salón a escuchar lo que tenía que decirle o hacerle su temible padre.
Por ser un desayuno importante, el mayordomo había preparado el salón principal de la casa para que se realice el encuentro entre padre e hijo, ese salón solo se utilizaba para eventos del entorno empresarial y social de la familia. Era un salón clásico con grandes ventanales que tenían vista hacia la viña privada de la familia, sin duda era una vista preciosa, pero que no generaba nada emocionalmente positivo en el alma de Facundo, ya que esa viña no eran un sinónimo de alegrías para él.
Al ingresar al salón, su padre ya estaba sentado esperándolo, leyendo el cuerpo de economía y negocios de su periódico preferido, mientras esperaba al joven con su café servido en la mesa, con una actitud inmutable y las facciones oscas que solía mantener en su hogar.
Pradenas levanto la mirada y al observar a su hijo no demostró ninguna expresión corporal hacia él, sintió satisfacción al ver temor en sus ojos, por lo que fríamente le indico con su mano derecha que se sentara a su lado, sin palabra alguna, lo que el muchacho hizo en forma inmediata, ya que sabía que debía reaccionar rápido a cualquier petición de su progenitor, si no quería recibir algún tipo de agresión.
"Llegas tarde Facundo, llevo siete minutos esperándote, al parecer la responsabilidad no es una virtud que tu madre te haya inculcado, lo cual siéndote franco no me extraña para nada conociendo a tu madre, y es por esa misma razón que he decidido tomar en forma personal más cartas en tu educación y formación" le dijo el padre a Facundo en un tono distante y con matices irónicos que producían mayor ansiedad y temor en su hijo, aumentando su inseguridad y los temblores de sus manos, lo que ocultaba manteniendo las mismas debajo de la mesa. Aun así, Facundo permanecía en silencio frente a las palabras de su padre, él sabía que no estaba permitido intervenir mientras el patriarca de la familia hablaba, era imperdonable intervenir un monólogo del jefe de hogar.
"Facundo, está claro que por mucho que me cuide y quiera no viviré eternamente y sé que tendrás claro que los negocios de nuestra familia no pueden ser manejados por mis incompetentes hermanos, ya que nuestras empresas no tendrían futuro alguno y se irían a la ruina rápidamente. Ellos se vivirían las ganancias en un abrir y cerrar de ojos sin ser capaces de producir más dinero, le darán todo a sus mujeres, sus hijos y amantes. No creo trabajar toda una vida para darles ese gusto.
Para mí es necesario tener un sucesor al cual preparar, para asegurar de buena manera los negocios familiares, está claro, que tu madre no está ni estará nunca a las alturas de manejarlos por más que he sacrificado toda una vida en ellos, por lo mismo, la responsabilidad de llevar esto a un futuro mucho mejor es tuya Facundo, por eso he sido tan duro en tu crianza y tan exigente con tus calificaciones, un hijo de Cristóbal Pradenas no puede ser un don nadie en la vida, todo lo contrario, tiene que mostrar lo que nuestra sangre es. No pienses que es una opción lo que te estoy indicando, es tu responsabilidad y la razón de tu existir, de no ser necesario mantener el negocio y el apellido de la familia en el tiempo, no te hubiera tenido a ti ni a Tomás, el tener hijos asegura el legado construido por mi padre y espero lo mismo de ti como gratitud a todo lo que les he dado".
Las duras palabras que salían de la boca de su padre y la revelación que este le daba de las razones reales de su existencia comenzaron a sumir al joven en una pena cada vez más profunda. Sentía, con toda razón, que era un instrumento más en la vida de su padre, un activo creado sólo para mantener su ambición de aumentar su fortuna y hacer trascender su apellido a través del tiempo.
Facundo siempre tuvo otros intereses, era muy culto, le gustaba el arte y la música, sin embargo, su padre nunca se dio el tiempo de conocer sus gustos y aspiraciones. Y ahora tendría que alejarse y sacrificar todos sus sueños por el bien de la familia he instrucción de su padre. Por la cabeza de Facundo pasaba la imagen de una vida de esclavitud atado a las viñas y negocios que él nunca eligió, negocios que tenían a su hermano intoxicado en antidepresivos y a su madre envenenada por el vodka y la cocaína. Mientras reflexionaba en su interior miraba la viña a través de los ventanales y solo sentía amargura y vacío. No había luz en su alma.
"Muchacho, hoy es un día importante para ti, esta noche saldremos juntos, tal como alguna vez lo hizo mi abuelo con su padre y tu querido abuelo conmigo. Será una velada dedicada solamente a ti, enfocada en preparar la hombría que necesito que tengas para gobernar lo que desde ahora será nuestro imperio, el cual haremos crecer codo a codo y algún día será la herencia que dejaras a tus hijos varones.
Te pasare a recoger a las veintiuna horas, en punto, debes estar listo para cuando llegue a buscarte con mi chofer, iremos a un lugar del cual me agradecerás toda tu vida y en el que estoy seguro, me harás tan feliz como yo hice a mi padre al demostrarle mi hombría con las jóvenes que había esa noche.
Hoy las mejores y más bellas chicas de Santiago serán solo para ti, mejor dicho, para nosotros, ya que no pienso salir de ese hermoso lugar sin una jovencita que atienda a tu padre. Olvídate que son prostitutas, ya que con el tiempo y mis lecciones te darás cuenta de que una de las ventajas de tener fortuna, es como esta te ayuda a conseguir la mujer que tú quieras y cuando quieras. Por lo mismo es importante que esta noche no te límites y te dejes llevar, quiero que me demuestres hasta que límites puedes llegar" dijo con voz seca Pradenas a su hijo.
El muchacho entro en shock al escuchar lo que su padre tenía planeado, no podía creer el nivel de manipulación ni la frialdad de quien era su progenitor, en ese momento comprendía un poco más a su madre, él porque ella se ahogaba en vodka y drogas, porque ella nunca los defendió de los golpes, ¿Qué me hizo merecer esto? Se preguntaba el joven mientras temblaban sus manos, le venían los enfriamientos y la sudoración típica de una crisis de pánico violenta. Su corazón comenzó a latir cada vez más rápido y fuerte, aparecieron mareos y temblor en sus piernas, el joven descompensado quedo pálido como un papel, casi sin poder mantenerse erguido. Lo único que pasaba por su cabeza era huir de ahí o desvanecerse.
Su padre no podía entender como su hijo se desplomaba frente a él, si lo que le ofrecía a Facundo para esa noche podía hacer completamente feliz a cualquier joven de su edad. No entendía como el muchacho en su debilidad no era capaz de ver ni apreciar el mundo que estaba entregando a sus pies, como no saltaba de felicidad al saber que podía llevar a la cama a las chicas que quisiera llevar auspiciado por la generosidad de su padre. Como no quería ser el líder de un imperio y tener algo tan dulce como es el poder.
Fue en ese instante cuando su hijo, a pesar de saber que no le podía responder nunca a su padre, ni negarse a cualquiera de sus instrucciones, saco valor desde su interior y le dijo a Pradenas: "Padre, agradezco completamente el ofrecimiento que me haces, me siento muy honrado y alagado de que veas en mi tu sucesor. Sin embargo, no creo estar a la altura de la misión de vida que me encargas, ya que mi vocación se aleja de ella y dañaría todo lo que has construido.
Padre, jamás te he pedido nada ni he querido realizar algo que pudiera ofender tu nombre ni él de la familia, pero, si bien me considero muy hombre y una persona absolutamente de bien, hoy no lo podré demostrar ante ti como lo hicieron mi bisabuelo, abuelo y tú mismo. Por muy bellas y lujuriosas que sean las chicas que estarán el día de hoy disponibles para nosotros, mi corazón está en otro lado y no quiero romper el compromiso que tengo con quien más amo en mi vida y con quien quiero construir mi futuro. Por muy discreto que sea lo que el día de hoy quieres que hagamos no lo considero justo para quien es con quien quiero proyectarme en el tiempo".
Pradenas indignado y furioso por la respuesta de su hijo, le propino una cachetada con todas sus fuerzas en su rostro y con tono amenazante de indico a Facundo "hoy iras conmigo y harás lo que yo te ordene, no pienso dejar de lado una tradición familiar por culpa de la promesa que le debes haber hecho a la primera pendeja que te movió el trasero y las tetas, ¿Cómo piensas llevar los negocios de la familia, si en tu juventud descaradamente te atas a una pequeña mujerzuela?, te apuesto que de seguro se fijó en ti solamente por el dinero de la familia y quiere aprovecharse de lo estúpido que eres, iras conmigo y punto".
El joven con lágrimas en los ojos, por la humillación y el golpe que recibió de su padre, agacha la cabeza y entre sollozos le dice a Pradenas, "Padre esa pendeja de la que hablas no existe, jamás ha existido, mi corazón esta con Ignacio, un amigo que me acompaña desde la infancia y del cual estoy enamorado.
Padre siempre he sido gay, estoy enamorado de él, y él de mí, no puedo ni quiero esconder lo que soy y siento. He escondido esto solo por miedo a la reacción que tú pudieras tener, jamás se lo he dicho a nadie de la familia por mucho que yo quisiera hacerlo, ya que terminarías culpando a mi madre y esto es solo mí responsabilidad. Además, odio los negocios familiares, solo han traído dolor y tortura a tus hijos y esposa."
En ese momento, frio como un tempano de hielo, Pradenas se puso de pie y llamo con un fuerte grito a su asistente, le indico que quería ese mismo día a Facundo fuera de la casa, que se llevara todas sus cosas y que su habitación sea sellada para que nadie más entre ahí, que eliminara todas las fotos familiares donde saliera el joven y que le depositaran el dinero suficiente para no verlo nunca más, no le importaba el monto, la idea era borrarlo de su vida.
Facundo tendría completamente prohibido acercarse a su casa y a la familia, eso incluía a Josefina. Lo quería lejos de sus empresas y de las revistas de vida social. No quería volver a verlo nunca más en su vida. Con violencia, Pradenas dio las instrucciones a su asistente, sin mirar en ningún momento a su joven hijo, la vergüenza según su padre había caído sobre la familia y se llamaba Facundo, una deshonra que nunca se había vivido en su familia y de la cual sus ancestros hubieran actuado aún con más dureza.
El empresario se fue raudo del salón sin despedirse ni mirar a su hijo, tomo su saco y subió a su auto. Eran las diez de la mañana y había cosas más importantes que debía resolver. Esta vez iría sin su chofer y utilizaría su auto deportivo, necesitaba despejar su mente y olvidarse de lo que hasta el momento había sido una pésima mañana. Se sentía avergonzado frente a la memoria de sus ancestros, no entendía cómo había engendrado algo así, acrecentándose en su mente el odio hacia su esposa.
Mientras conducía por la autopista, Pradenas, contacto a uno de sus colaboradores más cercanos y le ordeno que se reunieran en forma urgente en un café ubicado en el sector oriente de la capital, la reunión sería a las once horas con treinta minutos y el contenido de esta se transformaría rápidamente en una obsesión en la mente oscura del empresario. Nadie podía saber de la reunión, ni siquiera su asistente.
Cada vez que en el mundo empresarial aparecía un nuevo contendor, que tuviera agallas y mostrara habilidad para tomar decisiones, que pudieran eclipsar y hacer sombra a Pradenas la decisión era la misma, reunirse con Patricio, su gran colaborador, con el cual sólo él tenía contacto, siendo uno de sus más grandes secretos.
Patricio era un ex General de Inteligencia de la fuerza aérea de Chile. En sus variados trabajos para el empresario había tenido como misión contratar investigadores, seguir y averiguar toda la vida, relaciones, errores, trapos limpios y sucios de cada uno de los contendores del imperio de Cristóbal, de esa forma demostraba a sus oponentes lo importante que para él era manejar toda la información, lo que producía absoluta coerción en quienes conocían sus métodos y se atrevían a competir con él, por lo mismo nadie lo tocaba y lo mantenían como referente, sobre todo por su gran habilidad de producir temor. Luego de hablar con Patricio el empresario llamo a su asistente y le indico que no cancelara para nada la celebración de esa noche, él iría sólo ya que merecía relajarse y que guardara eso en la más absoluta reserva.
Pradenas llega manejando velozmente al café acordado y, como de costumbre, Patricio ya estaba esperándolo con dos infusiones servidas en la mesa. El ex militar siempre llegaba antes a las reuniones con el empresario y para este último eso era algo realmente respetable. No había saludos cuando se encontraban, solo diálogos cortos y directos donde Cristóbal Pradenas daba las instrucciones de lo que quería de su colaborador, he indicaba los tiempos en que necesitaba la información, posteriormente el ex uniformado le daba discretamente a puño y letra un papel con el valor de la tarifa por sus servicios, una vez aceptado el cobro asintiendo con la cabeza el papel se quemaba en el acto y ambos se retiraban del lugar sin despedidas, sin palabras.
"Patricio, necesito saber todo, pero absolutamente todo sobre la vida de Facundo Pradenas, saber: ¿qué hace? ¿Con quién se junta?, ¿quiénes son sus amigos y a que se dedican?, ¿cuál es su círculo más cercano?, ¿dónde dormirá ahora que no vivirá en casa?, ¿Quién es y que hace el famoso Ignacio?
Necesito la información como máximo en una semana con un informe detallado de cada uno de ellos. Lo otro que te pido, es que me avises si en algún momento su madre o hermano se reúnen con él, ya que di la instrucción de que eso estaba estrictamente prohibido y nunca está de más probar la lealtad real hacia mí del mayordomo y mi asistente, eso implica seguimientos y fotos si es necesario".
Una vez dada las instrucciones por parte del empresario, este analizo el papel que contenía la tarifa, dio el sí con su cabeza, lo quemó en un cenicero y sin despedirse de su colaborador se levantó de la mesa y se dirigió con cierta desesperación hacia su vehículo, ya eran las trece horas de ese día dieciséis de septiembre y debía ir un momento a sus oficinas para controlar que todo estaba caminando bien.
A las catorce con treinta de esa tarde ya estaba en las oficinas de su imperio ubicadas en ciudad empresarial, donde sin esperarlo, Pradenas recibe una llamada desde su casa, era raro, ya que él siempre dio la instrucción de que no debía ser molestado en su trabajo. Al contestar el teléfono reconoció la voz de su mayordomo quien le indica que la dueña de casa había entrado en shock cuando se enteró y vio partir a Facundo de su hogar. Josefina se emborracho y furiosa comenzó a destruir todo en la habitación del empresario, el mayordomo le indico que ella estaba con el revolver que Pradenas guardaba en su precioso escritorio caoba, arma que era un regalo de su padre. Ella gritaba incoherencias, seguía bebiendo y se encerró en la habitación de su marido.
La situación estaba completamente fuera de control, para el juicio del empresario nunca había sido tan despreciable tener familia, que terrible tener que soportar tanta debilidad, meditaba mientras se subía a su deportivo y salía de la ciudad empresarial a doscientos cuarenta y cinco kilómetros por hora rumbo a la cuesta de la pirámide. Iría a poner el orden debido en su casa, a acabar con la locura. Mientras conducía pensaba en detalle cada uno de los castigos que le daría a su mujer y a su hijo menor, aunque no tuviera nada que ver.
Era un conducir furioso por todo lo que ese día le estaba ocurriendo, de fondo, en la radio de su vehículo escuchaba el tema Miss Sarajevo y cuando comienza el majestuoso solo de Pavarotti, Pradenas aumenta aún más la velocidad del deportivo, sus ojos reflejaban rabia y locura.
Ya eran las quince horas del día cuando el empresario casi a doscientos sesenta kilómetros por hora llega a la última curva de la pirámide en su enloquecida carrera, de la nada y sin que se percatara aparece un camión de combustible que no pudo esquivar y el apocalíptico impacto entre ambos hace pedazos su deportivo y lo deja completamente inconsciente. En algún momento despertó y solo sentía gritos, intento moverse, pero su cuerpo no respondía a su mente había sangre en sus manos, luego se desvaneció.
Cuando llegaron los paramédicos a revisar si estaba vivo, a simple vista se dieron cuenta de lo crítico que estaba, si no hacían algo rápido el empresario fallecería. Después de destrozar lo que quedaba de auto, logran sacar a Pradenas y lo suben rápidamente a una camilla para trasladarlo hacia el lugar donde estaba uno de los helicópteros de rescate, una vez en la aeronave, el paramédico en jefe da la instrucción de inducir un coma en forma rápida y junto a otros pacientes lo llevan volando hacia la clínica sin que él tuviera consciencia de la cantidad de muertos y heridos que habían dejado sus acciones de ese día, junto a él también en coma viajaban una joven y otro hombre.
Trece días pasaron desde el accidente para que Pradenas volviera a abrir sus ojos, la luz artificial de la habitación le molestaba muchísimo y tenía nula noción de donde se encontraba, al levantar con dificultad y mirar sus brazos pudo percatarse que estaba conectado a una serie de mangueras, quería hablar, pero no podía, no había voz. El empresario veía moverse todo en cámara lenta y no tenía sensación alguna de su cuerpo. Era tanta la morfina que le estaban aplicando que era imposible tener un despertar muy real en esos momentos, por lo mismo cerro los ojos y volvió a dormir por el resto del día, sin hacerse preguntas ya que su mente no estaba en condiciones de generar ninguna reflexión.
El treinta de septiembre, el empresario tuvo un despertar más completo, uno de los doctores se acercó a él para explicarle las razones del por qué se encontraba internado en cuidados intensivos, le detallo todo lo que habían tenido que hacer para salvarle la vida: "Señor Pradenas, debe agradecer el que este con vida después del gravísimo accidente en el cual participo. Si bien no presentaba lesiones ni fracturas visibles, con el impacto se generó bastante daño interno que produjo sangramiento, es decir hemorragias internas, habían más de tres focos hemorrágicos, como equipo médico tuvimos que operar en cinco oportunidades.
Hoy está en mejores condiciones, pero su estado sigue siendo crítico mientras no estemos con la seguridad de que el accidente y la velocidad en que fue golpeado su cráneo no haya traído algún tipo de riesgo neurológico. Por el momento, usted tuvo mejor suerte que muchos que participaron del accidente y perdieron la vida, le aseguramos que está en buenas manos y que haremos todo lo que este en nuestro alcance para recuperarlo.
Señor Pradenas usted debe agradecer que hay gente que lo valora muchísimo, a pesar de todo lo que ha ocurrido, recibió la visita de uno de sus hijos y una cantidad impresionante de gente vino a donar sangre para usted, de hecho, sobro mucha sangre que nos sirvió para las intervenciones y transfusiones de los otros pacientes que participaron del accidente".
El empresario asintió con la cabeza y se percató que tenía problemas para hablar, tenía demasiado dolor, él tiempo que había estado intubado a un ventilador mecánico hacía que sus cuerdas vocales estuvieran completamente inflamadas. Sin embargo, con un gran esfuerzo, salieron sus primeras palabras hacia el médico "llame a mi asistente" y con el efecto de la morfina rápidamente volvió a desplomarse.
Pasaron sólo tres horas para que llegara su asistente directamente hasta la habitación del empresario. Al entrar este cerró la puerta, ya que sabía que lo que se dijera ahí era solo para los oídos ambos, siempre había confidencialidad en toda conversación entre ambos, la lealtad de su asistente sobrepasaba cualquier límite.
El asistente vestía completamente de negro y al ver a su jefe postrado en la cama, sin gesticular mucho le dice: "siento por todo lo que ha pasado señor, como siempre estoy aquí a su más entera disposición", ante esas palabras Pradenas haciendo un gran esfuerzo para comunicarse le pregunta cómo estaban las cosas. El asistente con actitud y mirada fría le indica que no pudieron controlar a Josefina y que ella, el mismo día y antes del accidente, en su locura se había suicidado con el revólver, un disparo certero al colocar el cañón de este dentro de su boca. Pradenas al escuchar lo ocurrido esbozo una pequeña sonrisa, en su mente retorcida sentía que algo de justicia se había hecho por la condición en que él se encontraba en ese momento, que ya tenía un tema menos del cual preocuparse por resolver, un poco de alivio para su pervertida mente.
Fue así, con mucho dolor y dificultad para hablar que el empresario dio sus primeras instrucciones, el asistente, el cual tendría que conseguir la lista de las personas que donaron sangre, ya que él quería depositar en las cuantas de cada uno de ellos la suma de cinco mil dólares en señal de agradecimiento, además, solicito una reunión a primera hora del día siguiente con Patricio. Las indicaciones fueron precisas y era importante que este último conociera la lista de quienes habían donado su sangre, era importante conocer quienes lo habían ayudado y saber quiénes de su círculo cercano, político y empresarial no lo habían hecho.
El asistente asintió con la cabeza para que su jefe tuviera la certeza de que había entendido ambas instrucciones, después del acotado dialogo se retiró a cumplir lo encomendado, dejando descansar a su jefe para que así este repusiera energías para el otro día. En ese momento ingreso una enfermera dio una dosis de morfina al paciente y este se puso a dormir en forma casi inmediata sin dejar de mantener una leve sonrisa en su rostro.
Cuando Pradenas despierta ese primero de octubre, Patricio ya estaba sentado en una silla en su habitación, impávido esperando pacientemente, sin quejas ni reparos. El exagente ya contaba con toda la información que le habían solicitado. Al verse no se saludaron, no era necesario, para ellos era una forma de dejar claro que ninguno conocía la existencia del otro, inmediatamente su colaborador puso el seguro de la puerta para no ser interrumpidos mientras conversaban. "Señor, tengo toda la información que me solicito de Facundo y de su círculo cercano, para serle franco, él tiene una vida social bastante activa y la relación con el tal Ignacio lleva un poco más de un año. En este momento se encuentran viviendo juntos y su hijo a seguido en forma estricta las instrucciones de desaparecer, de hecho, se le impidió su presencia en el funeral de su madre y durante los primeros cinco días no se acercó donde ella esta sepultada".
Pradenas asintió con la cabeza y siguió escuchando lo que su colaborador más cercano le decía "Al revisar la lista de personas que han donado sangre para usted, me llamo profundamente la atención de que ninguno fuera empresario, político, ni alguna persona conocida de la familia. De las cincuenta y siete personas que donaron sangre, el único conocido que lo hizo fue Facundo, de hecho, ni siquiera su asistente personal dono sangre para usted Señor. Las otras cincuenta y seis personas coinciden con el círculo cercano de su hijo, de hecho, Ignacio fue uno de los que dono sangre y la mayoría de los que lo hicieron, son amistades del círculo homosexual de su hijo
Que empresarios y políticos no hayan colaborado con usted, se puede deber a que la opinión publica lo ha hecho responsable del accidente y de pagarle a la familia del camionero para que no pidan revisar el fallo de los jueces de los cuales me encargue, su imagen pública se dañó, pero aún esta con vida".
Al escuchar la investigación de Patricio el empresario entro en una profunda ira, su hijo Facundo de una u otra forma se estaba vengando de él, ya que sabía que nunca en su vida hubiera aceptado que personas de esa condición sexual le donaran una gota de su sangre, su cabeza se llenaba de odios y rencores, su mente estaba cada vez más perturbada y su alma cada vez más oscurecida, después de permanecer callado por un par de minutos le dio nuevas instrucciones a su colaborador "Quiero que se haga el depósito de los cinco mil dólares a cada uno de esos pendejos, incluido Facundo, necesito que me ayudes a reunirme con él mañana a primera hora. No lo hagas tu da instrucciones a través de los cercanos que tienes con mi asistente, debes mantenerte al margen.
Después de hacer las transferencias a cada uno de estos pendejos debes ocuparte de ellos y con eso sabes a lo que me refiero", esas fueron las instrucciones de Pradenas antes de cerrar sus ojos y volver al letargo en que estaba sumido por la mezcla de odios y morfina. Mientras intentaba de caer en su sueño profundo el empresario pensaba en las consecuencias que podría tener para su persona la venganza de Facundo, su hijo era un traidor, Ahora por sus venas corría sangre de gente que para él pertenecían a la lacra misma de la sociedad. Pradenas esperaba no volverse homosexual ni padecer alguna enfermedad por la actitud de su hijo y la colaboración que había tenido de su pareja y amigos. Para Pradenas la solución a sus problemas llegaría rápido y la traición sería castigada como solo él sabía hacerlo, solapada, lenta y sorpresivamente, fue así como entro en sueño profundo y la poca humanidad que aún tenía desapareció en absoluto, sin embargo, por fin se sentía libre.
Esa noche Ignacio había invitado a cenar a Facundo, fue una linda velada en un barrio cultural y muy bohemio. Facundo seguía con la pena incontrolable por el desenlace que estaba teniendo su familia, el joven era un buen muchacho y sentía algo de responsabilidad en lo sucedido, sobre todo por la muerte de su madre. Mientras Facundo esperaba en la puerta del restaurant que Ignacio vaya en busca del vehículo que habían estacionado a un par de cuadras, a lo lejos sintió un grito desgarrador y vio mucha gente correr a la distancia justo hacia el lugar donde se sintió el grito. En ese momento frente a Facundo pasa velozmente el auto de Ignacio conducido a gran velocidad por un encapuchado, desesperado corrió hacia donde estaba aglomerada la gente y al llegar encontró a Ignacio tendido en el suelo, fallecido a causa de varias puñaladas propinadas por un tipo que solo quería robar su auto. El delincuente se había ensañado con él, no había tenido piedad lo apuñalo más de quince veces. Fue una de las noches más tristes en la vida de Facundo, perdía a la persona que sentía lo había valorado más en su amarga vida, quien lo había contenido y cuidado cuando fue exiliado de su casa y cuando no pudo acompañar a su madre en su funeral.
Esa noche, en una coincidencia fatal, un incendio arraso con el pub gay friendly más grande de Santiago, en el lugar, mientras disfrutaban de un rato agradable perdieron la vida 16 de los amigos y amigas de Facundo he Ignacio, bomberos indico que había sido una falla eléctrica por lo antiguo de la construcción, el calor pego las puertas de metal y ninguna de las 72 personas que estaban en el pub pudo escapar de las llamas. Era una noche de pesadilla, para el olvido.
En ese momento y con todo el peso que cargaba consigo el joven muchacho. Facundo siente el sonido de su teléfono, al ver que era el asistente de su padre, se le cruzo por su cabeza que este ya había fallecido, lo que extrañamente le producía pena, pero al mismo tiempo un poco de paz. Al contestar el teléfono reconoce la voz del asistente de su padre: "Don Facundo, su padre se quiere reunir a las diez de la mañana con usted, él afortunadamente despertó del coma y lo primero que solicito fue verlo". El día no podía terminar de peor forma, la idea de seguir el camino de su madre apareció en esos momentos en la mente de Facundo. No estaba preparado para volver a ver ni escuchar a su padre, pero por respeto sabía que debía hacerlo.
Ese dos de octubre, Facundo hizo un alto en la despedida de su amado Ignacio, llego hasta la habitación de su padre tembloroso por la habitual crisis de pánico que aparecía cada vez que tenía que enfrentarlo, una vez dentro de la habitación y con la cabeza dirigida al suelo, el joven espero que su padre le explicara ¿él lo había citado después de haberlo despojado de todo y exiliado de su hogar?, casi como si fuera un delincuente común.
"Facundo, primero que nada, lamento mucho lo de tu madre, su decisión me destrozo cuando me enteré de los hechos, me contaron el mismo día en que desperté, la verdad, el haber estado al borde de la muerte y sin saber si saldré vivo o no de esta clínica, me ha hecho reflexionar y darme cuenta de todos los errores que he cometido en la vida, como persona, hermano, esposo y padre.
En mi afán de darles la mejor de las vidas, creo haber hecho del día a día de ustedes una pesadilla, no sé cómo fui tan brutal de golpearlos tanto, lo siento. Las puertas de tu hogar vuelven a estar abiertas para ti hijo mío y por mucho que me duela la situación y no sea capaz de comprenderla también están abiertas para Ignacio y te prometo no tener reparo en ello.
Hijo, te pido encarecidamente que cuando este un poco más recuperado, hagas el esfuerzo de sentarte conmigo y puedas ayudarme por un tiempo en el manejo de las empresas, hay que pensar en el futuro de tu hermano y el de tus tíos. Sólo será por un tiempo mientras logre estar mejor, después podrás seguir con tus sueños que yo estúpidamente he ido limitando.
No te pido que me perdones, ni que hagas esto eternamente, solamente te pido una oportunidad para demostrarte que puedo cambiar, ser el padre y amigo que nunca fui".
Fue la primera vez en la vida en que Facundo escucho a su padre decirle hijo mío y la primera vez que lo escuchaba disculparse con sentimiento real. En el alma de Facundo una pequeña luz se encendió y pese a su dolor renació la esperanza de contar con el padre que nunca tuvo, entre lágrimas y con una pequeña sonrisa, Facundo asintió positivamente con la cabeza a la petición de su Padre y se retiró de la de la clínica con sentimientos encontrados, su padre le dio un abrazo antes de irse, era la primera vez. El joven estaba gratamente confundido y con algo más de fuerza para ir al funeral de su querido Ignacio, sentía que increíblemente las cosas podían mejorar después de haber tocado fondo.
Mientras manejaba hacia el cementerio Facundo pensaba que valía la pena sacrificar por un tiempo sus sueños, con esto podía reconstruir la relación de su familia y darle un mejor pasar a su hermano y demás familiares, si esto lo acercaba un poquito a su padre ya sería bastante más de lo que había logrado en toda su vida.
Ese tres de Octubre Pradenas llamo a su asistente "necesito acceder a mi cuenta privada y quiero a Patricio acá durante la tarde". Ante la llamada el asistente llego a la habitación del empresario con un notebook en sus manos y con un sobre cerrado. El asistente dejo ambas cosas sobre la mesa de luz de la habitación y sin decir palabra alguna se retiró de la habitación.
La cuenta privada de Pradenas era una cuenta bancaria oculta, donde el empresario mantenía dineros en el extranjero y realizaba pagos por los trabajos que hacían sus colaboradores más especiales, como el mismo Patricio. La cuenta estaba en un país caribeño y se habían pagado un par de millones de dólares para hacerla imposible de rastrear, de hecho, públicamente la fortuna que se conocía de Pradenas no era ni siquiera la mitad de lo que realmente poseía, ya que esa cuenta acumulaba millones de dólares, más de lo que un ser humano tradicional podría ver en miles de vidas.
Cuando Patricio ingreso a la habitación, esta vez era el empresario quien estaba listo esperándolo. "¿Está todo hecho?" indico Pradenas, ante lo cual su colaborador con frialdad y tranquilidad le indica "Hoy quedara todo resuelto". Ellos eran de conversaciones simples pero concretas, después de eso, Pradenas con dolor y molestia ingresa a su cuenta privada a través de su notebook realizando una transferencia de veintiocho millones de dólares a Patricio, quien estaba acostumbrado a dicha dinámica.
"Sólo queda una cosa por hacer" indico con seriedad Pradenas a su colaborador, el cual movió la cabeza afirmando que tenía claridad de la solicitud. Este último y como era la tradición en estas reuniones entrego a Pradenas el papel con la tarifa del servicio a realizar, cuando el empresario miro el papel, se percató que la tarifa era por un monto de diez millones de dólares más. Pradenas miro al cielo y acompañado de un suspiro destruye el papel indicándole a Patricio: "todo bien, ahora vete a hacer tu trabajo y déjame dormir", volviendo a caer en un mar de sueños inducidos por la morfina, eso sí, eran sueños cada vez más agradables en la mente del empresario.
Esa tarde, en otro extraño accidente fallecen los últimos dos miembros de la lista de donantes de sangre que salvaron la vida de Pradenas, los dos jóvenes se estrellaron en planeador en las faldas del cerro Manquehue. Los peritos aeronáuticos declararon que fue falla del piloto, cuando verdaderamente la aeronave había sido manipulada, así, en tres días habían fallecido 56 donantes de sangre, todos en accidentes imposibles de relacionar y todos del círculo cercano de Facundo, por cada uno de ellos se había pagado quinientos mil dólares, ya que certificar que fueran accidentes y pagar para que nadie meta sus narices más allá de lo necesario, tiene un precio bastante alto en cualquier lugar del mundo. La opinión pública nunca se daría cuenta o se atrevería a hablar de si había o no relación entre las muertes y la familia Pradenas. La situación se manejó tan bien por parte de Patricio que la mayoría de los casos nunca llegaron a ser noticia ni fueron relacionados a terceras personas.
El trabajo había sido una obra de joyería por lo que Facundo aún no se enteraba de todo lo que había ocurrido esos días, ya que su teléfono, correos y redes sociales habían sido intervenidas para que todo pasara desapercibido para él. Y el velatorio y entierro de Ignacio habían sido privados solo para la familia de su novio y para él.
Esa noche, mientras Facundo Pradenas se dirigía hacia su auto para después de un tiempo volver a casa y ver como se encontraba su hermano, cuatro sujetos vestidos con ropa paramilitar, pasamontañas y fuertemente armados, lo sorprenden y le propinan golpes hasta dejarlo inconsciente.
Pasaron horas para que el joven despertara, y se percatara de que se encontraba atado de pies y manos a una silla, con una cinta adhesiva cubriendo su boca, sin ropa y lleno de moretones en el cuerpo por la cantidad de golpes que había recibido por parte de sus captores, frente a él había una cámara de video grabando.
En la habitación solo uno de los captores lo acompañaba, el cual se mantenía sin hablar y cubría su rostro con un pañuelo. Facundo al mirar directamente al delincuente recibió un golpe en la cara por parte de este que lo dejo al borde de la inconciencia, por lo que decidió mantener su vista dirigida hacia el suelo.
En ese instante y con mucha preparación el captor se ubica frente a la cámara de video que se encontraba en la habitación y en un discurso casi político exige un pago de cinco millones de dólares como recompensa para devolver al hijo de Cristóbal Pradenas a la seguridad de su hogar, si la respuesta no era rápida, acabarían con la vida del joven.
Para producir más impacto aún, el antisocial quita la cinta de la boca del muchacho y con una tijera de podar le corta un dedo de su mano derecha produciendo un grito desgarrador por parte del joven. El mensaje que querían dar era claro, o depositaban el dinero a los captores o Facundo sería devuelto en pequeñas partes.
La grabación se virilizó rápidamente en las redes sociales y medios de comunicación. Los antisociales habían raptado al primogénito de una de las familias más importantes de Chile, lo que no se veía hace muchísimos años en el país.
Cada hora los captores subían a las redes sociales un nuevo video con las torturas que realizaban a Facundo. Los abogados de la familia Pradenas con asesoría del gobierno y las policías lograron comunicarse con los captores y llegar a acuerdo en el pago del rescate, y determinar el lugar donde debía ser entregado el joven. La negociación fue aceptada por los delincuentes, los que desde ese momento pararon con las torturas. La situación fue mejorando la imagen pública de Cristóbal y se destacaba todo lo que había tenido que sufrir en el último tiempo.
Después de cerrado el acuerdo uno de los captores se acerca al joven Facundo y le dice, "da gracias a dios que tu papito se apiado de ti y que tiene dinero suficiente para pagar tu rescate". El muchacho respiro con dolor y alivio a la vez, su padre estaba haciendo todo lo posible.
Los captores habían cometido un sólo pero grave error al grabar y subir a las redes sociales los videos de Facundo, no protegieron con un buen nivel de seguridad informática la dirección IP de internet que utilizaban para subir los videos del joven, por lo que en un par de horas la unidad de ciber crimen de la Policía de Investigaciones ya tenía claridad del paradero de los captores y del primogénito de Pradenas.
Los abogados de la familia les rogaron a las policías que no intervinieran ni intentaran un rescate, ya que podría ponerse en riesgo la vida del joven, estos no hicieron caso, montando un operativo para salvarlo y atrapar a sus captores. Ni la llamada personal de Cristóbal Pradenas a la presidenta pudo cambiar la decisión de la policía de intervenir.
Ese cinco de octubre, después de dos días de cautiverio, las fuerzas especiales de la policía ingresaron violentamente a la casa donde tenían secuestrado a Facundo. Más de quince policías ingresaron al domicilio para enfrentar a cinco antisociales. El operativo a los pocos segundos se salió de control y ambos bandos con armamento pesado comenzaron a dispararse entre sí, sin darse tregua alguna.
Facundo temblaba al escuchar los disparos mientras sentía los gritos de los policías que seguían llegando para hacer frente a la fuerte preparación que tenían los captores. En un par de minutos ya habían fallecido diez policías y cuatro de los captores, la batalla aún era dura, a pesar de que el último de los secuestradores, muy malherido seguía resistiendo hasta que se vio completamente acorralado, el antisocial sin dudarlo se dispara con su revolver en la sien, quería asegurarse de no quedar con vida, ninguno dio pie o retrocedió para entregarse a la policía. Extrañamente no pararon de luchar hasta perder la vida.
Cuando Facundo nervioso ve que se abre la puerta de la habitación en que ha sido mantenido como rehén, se sintió tremendamente aliviado al ver que era un policía el que se acercaba a ayudarlo. Afortunadamente ninguna bala había impactado en el joven a pesar del intenso enfrentamiento que se vivió.
El policía sin que nadie lo viera, recoge del piso una de las armas automáticas de los captores, desconecta su radio, le pasa bala y apunta hacia la cabeza del joven, el policía con voz clara, calma y mirándolo fijamente a los ojos, le dice a Facundo "Tu papi te envía saludos cariñito", y espero un par de segundos para que el mayor de los hijos Pradenas procesara el mensaje, al caer una única lagrima desde sus ojos el policía le dispara un certero tiro en la cabeza que acabo de inmediato con la vida del joven.
Fueron necesarios diez millones de dólares para montar un crimen que lograra apagar la vida de Facundo sin que nadie hiciera conjeturas, todo el país dio condolencias a la familia Pradenas y la mismísima presidenta de la república en cadena nacional hizo un sentido discurso sobre la delincuencia y la pérdida que había sufrido la familia del empresario.
Nuevamente los colaboradores de Pradenas habían hecho un excelente trabajo. El empresario por fin podía descansar sabiendo que se había hecho lo que él consideraba justicia, y el leal y silencioso Patricio nuevamente había cumplido contratando a policías y bandidos.
De Tomas no se podía hacer cargo tan pronto, Cristóbal no debía generar ninguna sospecha. El empresario estaba satisfecho de que su amada y desconocida cuenta privada volviera a rendirle frutos. Estaba feliz de que los cabos sueltos se habían transformado en pasado y su imagen se había vuelto a fortalecer.
Cuando ingreso la enfermera a la habitación, Cristóbal Pradenas le sonrió, por fin llegaba su dosis de morfina, él ya amaba la morfina y sabía que con ella podría disfrutar aún más de ese momento.
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