03/03/2018 → 27/08/2020

    Pareja: TreeStarShipping (Sapphire × Crystal)
    Palabras: 820
    Sinopsis: El cielo esta cubierto de estrellas y cada una de ellas, tintineantes, hacen que Sapphire recuerde a Crystal.

────────────────

Recuerdos estrellados

A veces sueño que volvemos a estar juntas para ver las estrellas, que volvemos a reír unísono y que seguimos en el tejado de mi guarida secreta admirando el firmamento, sobre la madera destartalada recubierta de hojas secas. Sueño que me señala el cielo y que me muestra las constelaciones, mientras sus ojos se llenan de estrellas y la ilusión surca sus pómulos. Aunque luego me regaña por demostrar que no me he leído ese libro que hace tanto que me ha prestado y que debería haberle dado de vuelta hace mucho tiempo. Siempre me lo digo que se lo daré, pero nunca soy capaz de prescindir de ese baúl repleto de sueños y sé que ella lo sabe, porque de algún modo sabe todas las cosas, o tal vez, le gusta saber que así siempre la recuerdo.

     Si soy sincera, aun no me lo he leído.

     Ahora me subo a ese quebradizo tejado de madera, al que hace tiempo que no visitaba y trato de encontrar todas esas constelaciones de nombres rimbombantes que Crystal me señalaba. Me río yo sola porque comparo los nombres que digo con los del libro, y cada vez que me equivoco lo aprieto contra mi pecho, pues sé que si ella hubiera estado a mi lado se hubiera reído con mucha fuerza. Me encantaba escuchar su risa, esa risa que daría paso a una corrección pedante y presuntuosa, una corrección que me enamoraba poquito a poquito al igual que sus ojos llenos de chiribitas.

     Así que me aferro con fuerza a esos momentos, a todas esas tardes de enseñanza e instantes en los que el tiempo vuela mientras miro las estrellas. Hace mucho que ya no veo constelaciones surcando ese oscuro cielo nocturno, pues ahora veo recuerdos que deben ser desempolvados. ¿Esa que tiene forma de carro? Para mí es del día que agarró mi mano con firmeza, con las mejillas tan ruborizadas que no pude evitar que mi corazón saltara para evadir su mirada, totalmente llena de vergüenza. O esa que tiene forma de serpiente, que cuando me la mostraba apoyó su cabeza en mi hombro y suspiró mi nombre en un ronroneo que se volvió inolvidable. «Sapphire». Sonaba tan dulce y atrayente viniendo de sus labios...

     —Sapphire—me llama Ruby desde el interior de la cabaña rompiendo esas ensoñaciones—. Es tarde, mañana tenemos que ir al Frente Batalla a por Emerald.

     —Ya voy.

     —¿Tienes a tus pokémon cuidados? No te olvides de los combates pendientes.

    Miro de reojo las poké ball de mi equipo y exclamo el sí más fuerte que pude. Todos mis pokémon están equipados con diversas bayas y objetos, seguí al pie de la letra los consejos de Crystal para equiparlos, quiero que esté orgullosa de mí y que cuando vuelva pueda mostrarle todo lo que he aprendido y mejorado. Porque sé que ella me estará viendo, o, en el caso de que no pueda, me verán las estrellas.

     En un silencio perpetuo, revisando mi pokégear que no tiene mensaje alguno, excepto mi último «buenas noches» seguido de varios corazones, vuelvo al interior de la cabaña en la cual solo estamos la tranquila respiración de Ruby, las estrellas y yo. Sacudo la cabeza, pensando en esa dulzura impropia de mí que Crystal arranca de mis labios cuando menos me lo espero. Así que antes de dormirme, azotada por su pensar, abro ese libro de astronomía pensando en que hace mucho tiempo que se lo debería haber devuelto y me cubro con la manta para que Ruby no me regañe. Comienzo a leer en secreto alumbrando con una linterna, una lectura lenta, donde las letras se entremezclan y quieren guardar sus secretos, pero puedo escuchar a Crystal a mi lado desenredando esos enrevesados nombres.

     Me enorgullezco, porque así cuando vuelva, verá que me los estoy aprendiendo.

     De vez en cuando abro un hueco entre las sábanas y miro por la ventana, para disfrutar de las bellas estrellas que brillan en el cielo. Las comparo con las imágenes de los libros y trato de encontrar viejos recuerdos escondidos en el cielo, en una rutina dulce que ayuda a evadir las nubes de añoranza que a veces recubren el cielo. Todas las noches busco a Rígel, la estrella más brillante, una que ella me señaló pegando su cuerpo al mío mientras corregía mi vocabulario. Las noches que la encuentro tras buscarla con avidez, me permito el lujo de admirarla notando esa calidez agradable, dulce y primorosa, que invade y hace cosquillear mis labios. Es uno de los recuerdos más preciados que el polvo de las estrellas oculta y que hace que el olvido se transforme en anhelo.

     A veces sueño que volvemos a estar juntas para ver las estrellas y lo espero con ansias, porque sé que desde Johto ella también estará soñando y rememorando viejos recuerdos mientras mira el firmamento.

     Y sé, del mismo modo que lo sabe ella, que durante esos instantes es como si estuviéramos juntas de nuevo.

FIN

─────

¡Hey! Quería traer una viñeta un tanto más dulce, sobre todo tras un relato como ¡Ríete! (espero que se rieran mucho, xd) ojalá que hayan disfrutado y muchas gracias a quien le esté dando una oportunidad a mis relatos de vuelta—o por primera vez—, se aprecia sobre todo al ser tan inactiva <3.