Parte 5: ¡Quédate!
Antes que Morinaga pudiera dar un segundo paso Souichi lo había tomado del brazo para impedirle marchar.
—Quédate.
—Senpai, esto es lo mejor para los dos.
—¡No es cierto! Yo... Yo no quería esto, no quería que la conversación llegara a esto.
El más alto se soltó del agarre con un movimiento, quizás, un poco brusco para, sin volverse, agregar —Esto nos lástima a los dos, senpai. No te seguiré atando a mis sentimientos y tampoco me quedaré atado a tus confusos sentimientos. Me duele demasiado... ya no puedo —su voz sonó rota al final. Estaba llorando.
—¿Confusos sentimientos? ¿Eso es lo que tú crees? —los latidos de su corazón eran dolorosos —¿Sabes qué? Vete a la mierda —lloraba con rabia —No eres quién para hablar de sentimientos que ni yo comprendo del todo. ¡¿Querías que lo dijera claramente?! ¡Pues te quiero, idiota! Te he querido por mucho tiempo y te lo he demostrado de muchísimas formas. Pero jamás es suficiente para ti.
Morinaga se giró lentamente y miró al rubio —Lo siento, senpai. Pero soy una persona insegura y necesito que las cosas sean dichas.
—¿Y ahora que lo dije tus inseguridades desaparecieron? Claro que no, siguen allí susurrándote que todavía no puedes estar seguro.
El más joven tenía la mirada baja —Tienes razón, pero ¿tan difícil es decirlo de vez en cuando, en vez de negarlo con tanta fuerza para destruir lo poco de seguridad que siento? Es mejor dejar esto, senpai.
Souichi abrió los ojos grandes para, inmediatamente, apretar sus manos en puños fuertemente cerrados —Tengo miedo de estos sentimientos —declaró —A pesar de todo lo lógico que grita mi cabeza y de lo estúpido e inseguro que sueles ser... No quiero que te vayas. No me quiero rendir, menos ahora que comprendo mejor lo que siento.
Citrino y cromodiópsido se encontraron.
—Pero si te vas toma todos estos sentimientos y llévatelos. Borra los recuerdos, arráncalos de mi cabeza y quémalos. Llévatelo todo si es que el amor que cada día me has profesado a muerto.
—¿Amor muerto? Mi amor no ha muerto y no creo que lo haga, senpai.
—Entonces quédate, quédate conmigo. Sé que me tarde mucho en aceptarlo, pero ahora sé que te amo y por eso te quiero en cada día de mi vida. Así que no te marches, Mori. Por favor.
Con cada palabra la luz en los ojos del pelinegro se hacía cada vez más brillante, mientras su corazón se colmaba de felicidad.
El viento de la noche se levantó e hizo murmurar las copas de los árboles, creando así un concierto de hojas y sombras. Lentamente dispersó las nubes de tonos anaranjados, casi se podría decir rosados a causa de las luces de la ciudad, que de a poco se estaban juntando en el amplio cielo.
Morinaga tomó a Souichi del brazo y lo atrajo a sí mismo, eliminando toda distancia con un fuerte abrazo - Me quedaré, senpai. Me quedaré.
Entonces la luna emergió nuevamente en mitad de la noche, mas no pudo ingresar a ese departamento. Las cortinas estaban cerradas, pero la luz blanca de la lámpara de techo se encargaba de iluminar la escena de las dos personas abrazadas.
Se habían quedado así un rato largo disfrutando de la calidez del otro, hasta que Souichi levantó su rostro y se separó apenas un tanto, sin romper el abrazo - A lo que quería llegar con esta conversación era que hiciste mal en besarme, pero yo hice mal al negar todo lo que existe entre tú y yo. Así que, lo siento. Fue un estúpido impulso y...
—Está bien, senpai —dijo con una sonrisa.
—No. No está bien. Te lastimé, así que lo siento.
—Yo también me disculpo, fue un impulso eso de besarte. Muy pocas veces tu familia se puede juntar y por mi culpa se pelearon, lo siento.
—Mmm... creo que los dos tuvimos la culpa. Entonces... ¿qué haremos ahora? - preguntó el rubio para encontrarse con la desconcertada mirada del pelinegro. Este último tragó en grueso —¿Con respecto a tu familia? - Souichi tarareo de manera afirmativa.
—Yo... yo no lo sé, senpai.
—Tsk, así que me lo harás decir —el sonrojo cubría exquisitamente todo su rostro. Levantando una mano y con un mínimo movimiento de su dedo índice los señaló a ambos mientras agregaba —Les diremos que tú y yo estamos juntos.... Como pareja.
Si hubiera multas para el corazón por exceso de velocidad pues Morinaga hubiera tenido que pagar una gran cantidad. Era real, estaba pasando delante de él. Souichi no sólo le había dicho que lo amaba y quería en su vida, sino que ahora lo consideraba su pareja.
—Di algo o moriré de la vergüenza, idiota.
No había palabras para expresar toda la felicidad que inundaba al menor, así que volvió a abrazarlo para hacerlo girar allí mismo en el comedor. La risa del mismo había inundado el aire.
—¡¡O-Oye!! —fue lo único que pudo decir Souichi.
—Te amo, senpai, te amo, te amo, te amo —y una vez que detuvo el giro le besó de manera dulce, a lo que el otro correspondió inmediatamente.
—Gracias, senpai —susurro contra su boca —Gracias por hacerme el hombre más feliz sobre la faz de la tierra.
—Ya, demasiada azúcar. Estoy cansado, hoy ha sido un día demasiado estresante.
—Sí, pero con un final feliz, ji, ji —por un momento quiso agregar algo más, pero prefirió callar.
—No pongas esa cara, habla de una maldita vez...
—No, bueno, si estás cansado podemos hablarlo mañana. No es algo sumamente importante y... —una mirada fue suficiente advertencia —Bueno, ¿deberíamos ir mañana a hablar con tu familia? Es que, hay que arreglar las cosas lo antes posible, no quiero que se separen como mi familia por mi culpa... yo...
—Oye, pensé que eso de las culpas había quedado claro —Morinaga bajó su vista.
Aclarar lo que había entre ellos y aclarar sus propios sentimientos le había generado una seguridad y valentía para hacer algo tan simple como tocarle sin ese salto hacia atrás que siempre le obligó su orgullo a dar. Por lo que Souichi tomó el rostro del menor para que le mirara.
—Primero: no es tu culpa lo que ocurrió con tu familia ni lo que ocurra con la mía. ¿De acuerdo? Yo te he elegido porque te amo y me haces feliz, no les queda otra que aceptarlo.
Morinaga sentía que su corazón se había convertido, a esta altura, en un charco de agua hirviendo.
Ahora, segundo —el mayor tuvo que aclarar su garganta mientras que su rostro parecía un tomate maduro —creo que toda mi familia lo sabe.
—¿Ah? ¿Aaah? ¿L-lo sa-saben? Pero ¿desde cuándo?
El menor tomó entre sus manos las manos de Souichi y juntos tomaron asiento en el sofá.
—No lo sé. Pero creo que el único que no lo había notado fue Tomoe — el menor quedó anonadado no sólo por lo que escuchaba, sino también al ver como Souichi jugueteaba nerviosamente con sus manos unidas para luego seguir hablando —Todos te aprecian y quieren, Morinaga. Creo que todos lo aceptarán de buena manera, pero Tomoe...
—Sí, vi cómo reaccionó. Pero —levantó las manos unidas a modo de promesa —le explicaremos todo y pediremos las disculpas necesarias.
Bastaba mirar esos ojos de cromodiópsido para que toda la indecisión y los miedos desaparecieran. Todo se sentía más fácil al estar a su lado, por lo que a pesar de los nervios del mañana se sentía tranquilo.
Cuando se dirigieron a las habitaciones Souichi no le soltó, aunque Morinaga ni siquiera lo había intentado. Pero este último no quería destrozar el momento, así que le dejó un suave beso en la frente y uno más en los labios.
—Descansa bien, senpai.
Aun así, el rubio no le había soltado. Antes que pudiera formular una pregunta el mayor se encaminó hacia su habitación con el menor por detrás.
—Se-senpai, ¿estás seguro?
—Cállate, de no estarlo no haría esto. Además, es solo dormir. No te hagas ilusiones raras.
Morinaga no creía que ese día podía ser mejor —Bien, me... Me daré una ducha y vengo, no me tardo.
Así fue como tras un día en la montaña rusa de sentimientos, con los corazones llenos de paz y felicidad, se fueron a dormir para enfrentar el mañana. Juntos.
~♡~♡~♡~♡~♡~
¡¡Muy buenas noches!! Espero que iniciarán un maravilloso 2021 junto a sus seres queridos. Les deseo un año próspero y colmado de felicidad.
Con esta parte 5 doy por concluida esta historia, espero fuera de su agrado.
Gracias por todo el apoyo, los leo siempre.
Sigan brillando tan magníficamente, con cariño Maca.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro