Aquella fresca tarde de otoño, un abatido joven se encontraba sentado en una banca de un bello y solitario parque. La fría brisa y el hermoso tono de las hojas de los árboles, lo envolvían en un ambiente melancólico. No era la primera vez que salía solo para despejarse de sus problemas, de hecho, últimamente iba a ese parque a menudo. Siempre salía por la mañana, para así poder disfrutar del lugar, sin tanta gente.

        El día estaba nublado, frío y un poco ventoso, cosa que hizo sentirlo afortunado, pues no había nada que él ame más, que el hecho de que el día se relacione, de alguna manera, con él. Oh, olvidé decir que aquello que acabo de mencionar, en realidad es la segunda cosa que más ama. La primera cosa, o más bien, persona que él ama, es a la que le ha estado dedicando sus desoladas mañanas, solo que dicha persona no lo sabe.

        De hecho, eso no es lo único que le ha dedicado en silencio, aquel muchacho, dueño de todos los suspiros y lágrimas por parte de nuestro protagonista, también ha sido inspiración de bellos poemas y melancólicas canciones. Es por ello, que luego de reflexionar acerca de cómo fueron estos últimos 10 meses, el joven decidió comenzar a tocar aquella última canción en la que había estado trabajando.

        Luego de sacar su guitarra del estuche, acomodó su castaño flequillo detrás de su oreja, y comenzó a tocar. La melodía era suave y pacífica, además de conmovedora. Pasados unos pocos segundos, comenzó a cantar, con voz suave, dulce y tranquila. Mientras se desahogaba ante los árboles, en su mente dio inicio un desfile de imágenes, de aquellos momentos en los que se inspiró para hacer cada parte de la canción.

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I still remember

third of december

Me in your sweater

You said it looked better on me, than it did you

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        3 de diciembre, nuestro joven protagonista estaba contento, pues a su lado se encontraba aquella persona, a la cual le dedica esta canción. Ambos estaban teniendo una entretenida charla, hasta que el mayor se le dio por preguntar.

_ Hace frío, ¿no?

_ Si, está refrescando bastante. La gente está comenzando a irse - respondió mirando a su alrededor -

_ También nosotros deberíamos irnos

_ ¿Por qué? - Cuestionó el menor confundido -

_ ¡Oh!, no es que quiera irme ni nada de eso, al contrario, me encanta pasar tiempo contigo. Es que estás desabrigado, podrías resfriarte.

_ No te preocu... ¡Achoo!

_ Te lo dije - Se burló entre risas el mayor mientras se quitaba su suéter -

_ ¿Qué haces? Tú también puedes resfriarte, tonto.

        A pesar de haberle insistido por un rato, el mayor no cedió, por lo que el más joven tuvo que resignarse y ponerse su suéter.

_ Vaya - dijo su compañero -

_ ¿Qué?

_ Te queda mejor que a mi, es injusto..

_ No digas tonterías, bobo - respondió ruborizándose

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Only if you knew

How much i liked you

But i wach your eyes as she walks by

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        Al siguiente día, en el pasillo de la escuela, guardaron sus cosas personales en sus casilleros y se despidieron para ir cada uno a su clase correspondiente. Luego de cumplir con su horario, salieron al recreo, donde continuaron su charla mientras hacían fila en el comedor para recibir su almuerzo.

        Cuando recibieron su parte, buscaron una mesa y se sentaron a seguir hablando allí. El menor no podía dejar de perderse en la mirada de su compañero, encantadora, que se posaba en él, haciéndolo sentir pequeño. Realmente se creía afortunado de poder compartir un momento así con él todos los días.

        Ya había pasado más de un año desde que sintió que no le bastaba con ser su amigo, que sonreía como tonto al leer sus mensajes, que se ruborizaba cada vez que él le hacía un cumplido, que soñaba despierto con tomar su mano, que anhelaba declararse y dudaba en si debería o no debería hacerlo.

        Pero como toda historia de amor, ésta también tiene su drama. Y el drama comienza cuando el crush de nuestro joven conoce a una bella muchacha. Al instante llamó la atención del mayor, quién quedó encantado con ella, y poco a poco, fue dejando de lado la peculiar amistad que mantenía con el menor.

_ Conan, ¿Me estás escuchando? - cuestionó la amiga del muchacho, para luego voltear y ver con tristeza lo que estaba llamando la atención de su amigo. Se encontraba Heather junto con el amor imposible del joven, tomados de la mano, charlando animadamente -

_ Ehhh si, disculpa. - Respondió tratando de disimular su molestia -

_ ¿Acaso no piensas decirle nada? Primero llegas tarde a declararte, porque te lo robó esa, ¿Y ahora te quedarás callado cuando ese tarado te dejo a ti, su mejor amigo, por una mujer que conoce hace a penas unas semanas?

_ No quiero molestarlo, se ve que es feliz.

_ ¿Y qué hay de tu felicidad? Esa cualquiera te robó a tu mejor amigo, solo me tienes a mi ahora y no quiero verte sufrir así

_ No la llames "cualquiera", no la conoces

_ No entiendo por que la defiendes

_ No la defiendo, pero tampoco puedo odiarla

_ Ni siquiera es tan bonita

_ Tienes razón, no es bonita. Es como un ángel.

        Al terminar el horario escolar, Conan fue solo camino a su casa, al llegar a su hogar, se encerró en su habitación y al recostarse en su cama, dijo en un hilo de voz:

_ Si tan solo supieras lo mucho que me gustas...

        Al día siguiente, Conan se encontraba en la escuela guardando sus cosas en el casillero, cuando se cruzó la única persona que no quería ver.

_ Hola, ¿Cómo has estado?

_ Bien, supongo.

_ Oye, lo siento, ¿sí? No fue mi intención alejarme así

_ Pero lo hiciste, te olvidaste de mí. En las últimas semanas no me has escrito, tampoco me has llamado o siquiera has querido entablar una conversación conmigo en persona.

_ Lo siento mucho. ¿Podemos hacer las pases? - Le preguntó con un tono arrepentido?

_ ¿Crees que es así de sencillo? ¿Qué te alejas de tu mejor amigo por semanas y luego vuelves como si nada?

        Al terminar de pronunciar esa frase, justo al borde de las lágrimas, el mayor abrazó a Conan, buscando poder tranquilizarlo.

_ Por favor perdóname, soy un idiota. No volveré a alejarme de ti, lo prometo.

_ Confié en ti - respondió el menor con angustia -

_ Y te pido que vuelvas a hacerlo, por favor, no volveré a fallarte. - dijo mientras levantaba su mentón, haciendo que lo mire -

        En ese momento, nuestro querido protagonista sintió unas ganas de besar a su contrario, pero no quería verse como desesperado. Además, Heather justo iba pasando al lado de ellos, recibiendo un saludo por parte del mayor. Cuando el menor miró los ojos de su amado, notó que esa chica era realmente afortunada, pues su querido novio la miraba como Conan siempre quiso que lo miraran, y como jamás lo miraron. Como si fuera la única en el mundo, como si fuera su universo.

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What a sight for sore eyes

Brigther than a blue sky

She's got you mesmerized

While i die..

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        Conan sintió una gran envidia, y finalmente se resignó. Sabía que aquellos ojos, más brillantes que el cielo azul, jamás se posarían en él, de la forma en que lo hacían con ella. Sintió aquel horrible sentimiento que llega por consecuencia del rechazo. Se sintió insuficiente. 

        Ya no encontraba ninguna cualidad en su persona. Poco a poco su autoestima fue cayendo, cada vez que pensaba en aquella mirada que nunca se posaría en él. Su mente también le jugaba en contra. Cada vez que trataba de valerse por si mismo, recordaba otra "razón" por la que no valía nada.

        Estaba cansado, estaba desorientado, no se sentía él mismo, no se sentía vivo, ni feliz, ni triste. Sus días iban pasando en una aburrida rutina a la que se adhirió por siempre. De la cama a la escuela, de la escuela al lugar más apartado del parque, y de allí a su cama. Poco a poco, su mundo fue perdiendo color. Y si, sonará cliché, pero el único color que seguía vivo en su mente, era el azul de aquella divina mirada.

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Why would you ever kiss me?

I'm not even half as pretty

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        Al terminar de tocar la bella canción en aquel parqué, Conan guardó su guitarra nuevamente en su estuche y partió a su casa. Al llegar, entró a su habitación, guardó el estuche en un estante y se sentó en su cama. Mirando al frente, se encontraba su armario con un espejo en frente, el cual se quedó observando por varios minutos.

        Mientras más se observaba, más coraje tenía. No podía entender qué es lo que había hecho mal. Cual había sido su falta, su error. Estiró su brazo para abrir el segundo cajón del mueble que se encontraba a su derecha, al lado de la cabecera de la cama.

        De aquel cajón sacó un pintalabios de brillos, el cual había usado en caso de que al declararse, pudiera besar a su amigo. También lo usaba a diario ya que hidrataba sus labios y dejaba un aroma agradable en ellos. Quitó la tapa del labial y se lo colocó en sus labios, obviamente. Al mirarse detenidamente en el espejo por segunda vez, esbozó una amarga sonrisa y se limpió los labios algo frustrado.

_ No puedo creer que haya sido tan estúpido, ¿Por qué llegaría él a besarme? o al menos, ¿a corresponderme?

        Enojado, lanzó el labial contra la pared, haciendo que se rompa el frágil vidrio que guardaba el contenido. Mirándose por tercera vez, comenzó a sollozar. Se despojó de su camisa, sus zapatos y su pantalón, únicamente quedando en ropa interior. Caminó hasta estar frente al espejo y se observó por última vez. Pasó sus manos por su abdomen, su pecho y sus brazos, para finalmente llegar a su rostro, donde tocó delicadamente, pareciéndole sus facciones, las más horrendas del planeta.

_ No soy ni la mitad de lindo que ella...

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You gave her your sweater

It's just Polyester

But you like her better

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        Con los ojos llorosos, salió de su habitación, rumbo a la cocina. Al llegar allí, revisó en cima de la heladera, hasta encontrar unas pastillas de Bonadoxina, que alivia las náuseas. Tomó una y puso la alarma a una hora. Luego de ello, también buscó unas pastillas que escondía en su habitación, Nembutal. Al tenerlas, se sirvió un vaso con agua, y luego de picar algunas pastillas hasta que queden hechas polvo, las mezcló en el agua. Luego simplemente esperó, tratando de no pensar mucho en la decisión que estaba a punto de tomar.

        Sabía que no debía hacerlo, sabía que perdería a sus pocos amigos y familia si lo hacía, sabía que estaba exagerando. Pero en su mente, solo se encontraba el deseo de desaparecer, de ya no molestar en la vida de nadie más, por lo que se cegó. Pasada la hora, Conan apagó la alarma junto con su celular, bebió el líquido de aquel vaso y se retiró a su habitación. Una vez allí, se recostó en su cama boca arriba y lloró, lloró como nunca en su vida había llorado, recordó todos aquellos buenos momentos que la persona más especial en su vida le había regalado.

        Pasaban los minutos, el dolor se hacía cada vez más insoportable, pero eso no le importaba, estaba teniendo una lucha interna. El tiempo pasó, se culpó un millón de veces más, se desvaloró una vez más, se enojó consigo mismo por no poder hacer las cosas bien una vez más, y con su último aliento susurró:

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Wish i were Heather... 

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No sé si alguien llegue a leer esto en algún momento, pero en el caso de que si lo hagan, solo puedo decir que muchas gracias por llegar hasta acá <3

_ Karen