Se escuchaban los cantos de las aves y unos cuantos rayos de sol comenzaron a entrar a la habitación, hasta topar con mis ojos, quizá ya era hora de que me levantará.
Quise hacerlo pero inmediatamente noté que su brazo estaba sobre mi así que lo moví y salí de ahí.
Tenia hambre y además era mi día libre, tal vez podría salir por donas, tomé las llaves y salí directamente a comprarlas, un café las complementaría muy bien.
Tras pasar casi todo el día fuera de casa, disfrutando el momento, pensé que ya era tarde, entre directamente a la habitación, me cambié y estaba dispuesta a acostarme después de un largo día cuando recordé de algo.
Había pasado todo el día fuera y olvidé sacar su cadáver de la cama.
Estaba demasiado cansada, asi que pensé en hacerlo después, moví su brazo y me reviste. Quizá hubiera sido mejor matarlo en otra parte. Aunque por otro lado, esa dona rellena de jalea había valido la pena.