Parte 2 "¿Descansar?"
Los libros de aquella biblioteca eran testigos de esos muchachos apartados de los demás, se encontraban en una esquina, mantenían un perfil bajo, como si fuesen otros estantes en el lugar, camilo se quedaba perdido o simplemente no prestaba atención, trataba de ordenar su perturbada mente.
- ¡No sé qué vamos hacer ahora, no puedo seguir aquí adentro! -. exclamo Luciano, su tono era más tosco y molesto, parecía que podría matar alguien con la mirada.
-¡Solo cálmate! Si sigues quejándote no pasara nada-. Dice Fabián con disgusto, estaba perdiendo la paciencia.
Fabián es de esos chicos que son solo algunas bromas y una pequeña risa podia alegrar a un ejercito completo, pero es muy raro verlo realmente enojado, hasta en puntos críticos siempre se ha mantenido positivo, de alguna forma su antigua alegría, mantenía la moral del grupo. Mientras Seguían discutiendo, el joven que estaba al frente, aun con su discurso, interrumpió la discusión de Fabián y Luciano con un golpe a una mesa.
- ¡Entonces todos están de acuerdo conmigo ¡-. Dijo el muchacho con un tono inseguro.
El sonido del silencio retumbo en aquel lugar, Luis, el chico que está presentando sus ideas, era el chico que nadie se imaginaba en aquella situación, el típico muchacho que nadie recuerda su nombre. De alguna forma todos contestaron con "Claro" "Si" pero era solamente porque todos estaban sumergidos en sus pensamientos, sus cabezas intentaban aun procesas lo que estaba pasando en su mundo, aquel que dejo de ser el mismo hace unos días, sus respuestas solamente buscaban silenciar el discurso de Luis.
-Qué raro ese tipo-. Dice camilo con un tono de desinterés
Luciano y Fabián siguieron su discusión, eran los únicos que resaltaban en aquel lugar, tal vez por el ambiente pesimista y deprimente. El tiempo paso bastante lento para los que se encontraban ahí, un leve dolor punzante llego al estómago de Camilo, esos días donde estuvo inconsciente, no había comido nada.
Camilo soltaría un leve quejido de desagrado por la falta de alimentacion –Agh, iré a la cafetería, en seguida volveré-. Dice con un tono bajo.
La discusión no permitió que escucharan a camilo, pero Inés se percato de las palabras de camilo, se alejó y lo acompaño, la caminata era lenta. Algunos aun seguian en el suelo de aquel patio, parecían muertos, se podían confundir con los cadáveres que aun seguían en el suelo, pero sus lágrimas era indicios que aún seguían en este mundo.
-es horrible, no sé qué vamos hacer, lo peor es que esos dos siguen discutiendo -. Dice Inés con un tono de decepción y enojo.
-No sé qué pensar, esto...paso demasiado rápido-. dice camilo.
El silencio era acompañado por el llanto de los estudiantes, estudiantes como ellos, que, tras ya días de aquel horrendo acontecimiento, seguían expresando su desesperación a través de esa agua que brota de sus ojos hasta que recorría su rostro de forma lenta. El viaje de la biblioteca hasta la Cafetería o comedor, aunque fuese larga la caminata concluyeron su viaje, algunas sillas estaban ocupadas por alumnos, se acercaron de forma segura hasta la puerta de la cocina, la mano de camilo se acercó lentamente hasta el pomo de la puerta, pero fue abierta de golpe desde el interior.
-¿Si, en que los puedo ayudar?-. Dice un muchacho con capucha, era el responsable de abrir la puerta.
Inés y Camilo quedaron perplejo, en sus mentes estaba la idea de que la cocina estaría abandonada, o que simplemente nadie se tomaría el tiempo de resguardarla. El chico que estaba en la puerta, se encontraba tranquilo esperando una respuesta.
Camilo trago saliva, miro a Inés y volvió la mirada al encapuchado – No he comido hace días ¿queda algo? -
-Todos dicen eso, pero no he visto tu cara antes por aquí, así que dime tu nombre-. Dice el encapuchado soltaba cierto carisma, sus manos tomaron un pequeño cuaderno, listo para anotar.
El encapuchado al terminar de escribir, miro un momento al dúo, cerró la puerta sin dejar de verlos, tras unos segundos, volvió abrir la puerta, extendiendo su mano la cual mostraría una pequeña caja, bastante desgastada, con manchas de grasa. Antes de que camilo pudiera decir algo, la puerta habría cerrado de golpe, en sus manos tenía esa caja, el olor no alentó para nada a camilo.
Tomaron asiento en el gran comedor, sin pensarlo, sus manos rápidamente abrieron la caja, su hambre ya lo estaba desesperando; adentro tendría una botella de agua, estaría por debajo de la mitad, un plato de arroz frio, y algunos pedazos de carne seca, la molestia de camilo se hacía notar, hasta que sus ojos recorrieron la caja y vieron un pequeño papel.
-Iré a ver cómo están esos dos, la biblioteca está más tranquila que aquí afuera, luego nos vemos-. Dice Inés de forma triste.
Mientras la chica de pelo rizado negro y lentes se iba, camilo volvió la mirada a ese pequeño papel, sus dedos lo tomaron con duda, lo abrió y leyó ese mensaje, preguntas golpearon su cabeza. "Nos vemos afuera, atrás del comedor" tras comer la comida con dificultad y desagrado, salió de aquel lugar, el mediodía se había presentado, el sol golpeo con fuerza el suelo. Su camino termino de forma abrupta por un color rojo desgastado, había una gran pared de ladrillos al frente, eso lo separaba del mundo exterior, su mirada giro atrás al escuchar un ruido metálico, el origen de aquel efímero sonido era camilo saliendo de una pequeña puerta.
- ¿Por qué me llamaste? -. dice camilo con intriga
- ¿Tu no eras el que estaba tirado al lado de enfermería? Pensé que estabas muerto-
- La verdad solamente estaba inconsciente...-
-Eso pensé, te vi tirado como por dos días, supondré que no sabes lo que está pasando aquí adentro-. Dice el encapuchado, bajando el gorro del poleron, mostro su pelo amarillo, palpo su ropa hasta dar con el paradero de sus cigarros, lo llevo a su boca y con un encendedor algo oxidado prendió los cigarros.
Da un leve movimiento con sus manos para alejar el humo -Aun no respondes mi pregunta-. responde camilo
-Veras, estos días han sido un caos, se han formado grupos y la verdad, estoy perdiendo el tiempo aquí, además tu estuviste de alguna forma fuera de esto o inactivo, así que supondré que no estarás en alguno de esos grupos desquiciados-. Dice con algo de asco, como si la palabra "grupo" tuviera un olor nauseabundo.
- ¿grupos? –
-Sí, grupos, pero los pisos de abajo y en el patio no se encuentran, solamente está la gente lamentándose, generalmente están arriba en el tercer piso-Suspira y suelta algo de humo, se detiene un momento tratando de pensar lo que va a decir- te recomiendo salir de aquí, eso es lo que hare yo, pero si quieres, puedes quedarte ayudar administrar la comida-
-No entiendo nada-
Se quedó sin respuesta, el muchacho ya se había ido a través de una pequeña puerta en esa pared de ladrillo, escucho sus pasos irse hasta desaparecer. La palabra "grupos" se le había incrustado en su cerebro, tratando de buscar una respuesta, caminó hasta la biblioteca nuevamente, parece que ahora el ambiente estaba un poco más calmado.
- ¿Camilo dónde estabas? - dice Luciano
-Estaba ordenando mi mente supongo... Escuche que hay grupos, pero no se a que se refieren-.
-Oh, veras Camilo hay algunos estudiantes que tuvieron la idea de empeorar la situación haciendo grupos para pelear por el liceo-. Responde Fabián con un tono de decepción.
Camilo da un respiro pesado –Creo que lo mejor será irnos, Luciano tiene razón-. Dice serio, aunque sus palabras se sentían algo inseguras.
Los cuatro muchachos se miraron con duda y esperando a que alguien más respondiera o dijera algo. En el patio los estudiantes se estaban levantando, parecía que por fin pudieron apaciguar sus penas por sus compañeros que aun yacían en el suelo inmóviles, se escuchaban los pasos y movimientos, fue una señal para los que se encontraban en la biblioteca de salir, mientras los desanimados alumnos empezaban a salir, Fabián rompe el silencio entre los cuatro muchachos que aún seguían adentro.
-Si así están las cosas aquí adentro, imagínense como será todo afuera... ¿sabes por lo menos a donde vamos a ir? -. dice Fabián esperando una respuesta.
El aire y el sonido de unos pasos interrumpieron la conversación, un muchacho desconocido para el pequeño grupo se acercó para decir algo.
-Vayan al patio, van a dar un comunicado- El desconocido se va rápidamente sin si quiera dar la oportunidad al grupo de procesar lo que estaba pasando.
-tendremos que hablar de lo de irnos después-. Dice camilo con un tono algo frustrado por la interrupción.
Mientras se retiraban de la biblioteca, eran acompañados por más alumnos que salían de sus aulas y se acercaban al patio, la mayoría caminaba con los ojos clavados en el piso, simplemente iban para tratar de distraer sus mentes. Las nubes empezaron a tapar el cielo, varios grupos se juntaron formando un tumulto de estudiantes, tapando los colores del piso. Algunos evitaban ver los cuerpos de sus compañeros que se encontraban en el otro extremo, mientras otros no podían aguantar y simplemente explotan en llanto.
Los insultos y preguntas de porque los necesitaban ahí habían llenado el aire, hasta que 5 alumnos se pusieron en una pequeña tarima improvisada al frente de todos. Nervioso el muchacho del discurso anterior se pone en el borde de la tarima, Luis exhala e interrumpe las preguntas de los alumnos que sé que encontraban ahí.
-Sé que pueden estar confundidos-. Algunos abucheos empezaron a escucharse, Luis traga saliva y continua –Pero tenemos que colaborar, tendremos que indicarles algunas tareas para cada uno de ustedes o por lo menos la gran mayoría-. Dice mientras sacaba un pequeño cuaderno. Se notaba a la lejanía como temblaba por hacer ese discurso al frente de bueno, lo que quedaba de estudiantes de aquel liceo.
Da un suspira y sigue su charla tratando de mantener la compostura, como si le apuntaran con un arma, mantenía la mirada en ese pequeño, aunque enigmático cuaderno.
-bueno, n-necesitaremos dos voluntarios para que salgan afuera, en busca de provisiones-. Traga saliva mientras todos se miran en busca de quien se quisiera ofrecer.
Hubo un silencio que mantenía la tensión, pero fue interrumpido por una voz bastante firme, todos los que se encontraban ahí miraron al muchacho.
-Mi nombre es Sebastián, y con mi hermano estamos dispuestos a salir por provisiones-. Dice uno de los dos muchachos con una voz decidida.
-Necesito que se vayan a inspectoría, ahí les daremos las indicaciones-. Responde Luis.
después de los dos chicos se fueran, volvió a dar su discurso. al escuchar su nombre provenir de Luis, sus amigos voltearon a verle.
-Camilo, recibimos un mensaje de parte del encargado de la comida, bueno antes de que se fuera... quería dejar su puesto y entregártelo a ti-. Dice Luis.
Camilo traga saliva, mira a sus amigos y sabía que ellos lo acompañarían en esa labor. Mientras seguía la charla, uno de los integrantes que se encontraba en la tarima, miraba fijamente a Luis con un odio, era una chica de piel morena y bastante alta, la forma en que sus ojos expresaban el odio, daba una sensación de que en cualquier momento iban a explotar.
- ¡Eso es todo, yo, yo mismo liderare este liceo para que salgamos de este caos! -. Dice Luis con entusiasmo, volvió a su estado de nerviosismo cuando vio que seguía la apatía en la mirada de los estudiantes, pero finalmente los alumnos fue a hacer lo que les permitiera alejarse de la realidad.
Mientras el túmulo de estudiantes se retiraba, siente como su chaqueta es levantada con fuerza, presionando su cuello como si de un globo se tratase, su cara empezaba a hincharse y a ponerse roja por falta de aire.
- ¿en serio crees que vas a liderar tu imbécil? -. era la voz de la muchacha de piel morena, mantenía con fuerza la chaqueta de Luis.
-Cálmate por favor, no pierdas los estribos, simplemente no pensó lo que dijo- dice uno de los otros 5 chicos que estaban ahí.
-Oh, entiendo-. Dice mientras suelta a Luis, se notaba su expresión sarcástica, levanto e hizo una seña a dos chicos de gran altura, tomaron a Luis y al muchacho que se interpuso en la pelea.
Camilo y su grupo se encuentran el comedor, sus miradas vieron solo dos estudiantes sentados en aquel lugar, caminan hasta la entrada de la cocina, el mismo sitio donde camilo encontró al encapuchado. Con un movimiento algo débil golpea la puerta, el sonido de los golpes retumbaron en el comedor, tras unos segundos dos personas abren y sin decir ninguna palabra se retiran dejando la puerta abierta.
-Que simpáticos-. Dice de forma sarcástica una chica de piel avellana y pelo lizo.
- Kiara, No dijiste nada todo el rato y ¿ahora te dignas hablar? -. dice Luciano con su característica amargura en la forma de hablar.
-Solamente, que no es fácil procesar todo esto ¿sabes? -. dice kiara, tratando de dar entender que estaba empezando a molestar por su comentario.
-Dejen de pelear, entremos de una vez por favor-. Dice Fabián con un tono desanimado, su cuerpo se abalanzo a la puerta entrando.
Tras entrar, lo primero que sus ojos pudieron ver fueron la gran cantidad de cajas, como si de torres se tratasen. En el suelo se encontraban algunas manchas secas rojizas, algo que, bajo la moral del grupo, cerca una puerta, se encontraban pequeños sacos de dormir, habían 2 y 6 más en una pequeña caja.
-Limpiaremos luego-. Dice Fabián mientras se tira sobre uno de los dos sacos.
-Levántate-. Dice Luciano acercándose a Fabián, dándole leves patadas intentado hacer que reaccionen, pero el sueño había ganado sobre este último.
Camilo da un leve respiro-tal vez no haría mal un descanso...-.
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