Otra noche de insomnio. Los párpados cansados queriendo cerrarse y un sentimiento invisible deteniéndolos.
Observo el cielo de concreto encima de mi cabeza sin pensar en nada, estoy demasiado cansado como para eso. Una noche tranquila como pocas. Ni un auto, ni un perro, ni nada que perturbe esta inquietante paz.
Al final consigo un pensamiento. Una leve idea. Y me aferro a ella. Y la moldeo. Y crece. Y me emociono. Y olvido por completo el cansancio. Y me pierdo a mí mismo en este mundo recién nacido.
De repente un ruido. Una pisada. Un par más. Un alguien caminando en la calle. Me asusto. Un cosquilleo efímero recorriendo mi espina dorsal. ¿Quién podría ser a esta hora? Agudizo mis sentidos. Nada. Quien haya sido ya no está. Me tranquilizo.
De repente un ruido. Más pisadas. Fuertes. Ya no en la calle. Alguien camina sobre mi techo. Me asusto. Un leve temblor en mis manos. ¿Seguro que ese sonido vino de donde vino? Trato de calmarme.
De repente un ruido. En el pasillo alguien camina. Sus pisadas acercándose hacia la puerta de mi habitación. Tengo miedo. Mi corazón palpita sin tregua. Me congelo. ¿Acaso viene por mí? Cierro los ojos.
De repente un ruido. Las pisadas...al lado de mi cama.