Estaba empacando la bolsa que colgaba en el perchero junto la puerta con lo que necesitaría para el viaje del día siguiente.

Pensé que mañana seria el ultimo día antes de ir a la ciudad y ver si mi padre me ayudaría a encontrar a Sandy.

Era un hombre jubilado y canoso, pero estaba seguro que si mencionaba el nombre de Sandy, estaría mas que dispuesto a ayudarme a buscarlo.Lo bueno, es que Sandy volvió antes de que hiciera eso.

Lo vi desde la ventana, en el camino que conduce a la carretera principal, a unas docenas de pies de distancia de la casa.

Normalmente lo escuchaba correr hacia la puerta y tocar la puerta varias veces, ansioso por entrar, pero esta vez era diferente.

Pude ver el reflejo de sus ojos, como perlas verdes en la niebla turbia que había inundado la casa.

Por un momento, pensé que podría ser un animal diferente, pero el contorno de su cuerpo era inconfundible.

Aun así, dude.Había algo diferente en su lenguaje corporal. Mire por la ventana por unos momentos mas, antes de que la razón venciera mi instinto.

Abrí la puerta, pero el no vino de inmediato. En cambio, se quedo allí, mirando atentamente, y cuando no se movió, le silbe.

¨Aquí Sandy¨, lo convencí para que viniera hacia la casa. ¨Aquí, muchacho¨.

La forma en que se movía era. . . Diferente. Era como si sus caderas se hubieran dislocado, y el angulo de sus patas cambiara de dirección a cada paso, como si se le hubiera olvidado como caminar correctamente.

Su cabeza estaba inclinada hacia el suelo, pero sus dientes no estaban desnudos.No parecía agresivo.

La única forma en que podía describir la mirada que me dirigió fue la de ·Avergonzado·, como si acabara de meterse en algo en que no debía, y le grite por eso.

Pensé que podría lastimarse cuando subiera los escalones si se hubiera dislocado las caderas, pero lo hizo bien. La mitad de su espalda se balanceo un poco, por extraño que parezca, y sus patas casi se doblaron debajo de si mismo.

Se sentó en el escalón y no aparto la mirada de mi y no aparto su mirada de mi. No hasta que me moví de la puerta por completo, abrí la puerta y espere a que entrara se movió.

Directo a su cama. No se detuvo en mi mano y me olisqueó. No esperaba a las mascotas ni saltaba sobre mí como solía hacerlo. Fue directamente a su cama, donde se sentó y me miró durante bastante tiempo después.