Si lo haces... se montarán en cólera, caminarán hacía tí mientras gritan con rabia, dado una embestida usando su enorme tamaño como un león.
Suelen estar ocultos en las esquinas oscuras de tu habitación, apretados contra la pared esperando que no los veas porque si lo llegas a hacer, se van a enfadar.
¿Hay esquinas oscuras en tu habitación?

Tampoco les gusta que los toquen, si lo haces... reaccionarán de forma violeta y te morderan como la trama de un oso mientras te arran con sus frías y asperas manos con la fuerza como si se tratarán de raíces de un árbol.
Suelen estar metidos entre las sábanas del otro extremo de tu cama, o como un bulto entre la ropa que dejaste en el suelo camuflados para que no los toques.
¿Hay bultos en tu cuarto?

Tampoco les gusta que te muevas demasiado, si lo haces... Sus enormes garras punzantes como las jeringas y tan enormes como espaldas atravesarán la cama para atacarte y perforar tu piel.
Suelen estar debajo del colchón haciendo los sonidos de rechinar que sueles oir, les incómoda mucho que te muevas demasiado al dormir.
¿Te mueves al dormir?

Hay unos que son más hábiles y se agarran al techo de la habitación, esperando que no mires hacía arriba, si lo haces... Se soltarán y caerán a tu cama directo hacía tí.
Se suelen esconder en el techo mientras no lo observas y se enfadan si los descubres.

Pero lo que mas les molesta es que te des la vuelta mientras te miran o se esconden, o abras los ojos mientras merodean por la recamara. Hacen ruidos y rechinidos, o simplemente los ubicas con el rabillo del ojo o peor aún... Sintiendo su presencia a tu lado. Juegan a esconderse de tí y les molesta ser atrapados por tu mirada.
¿Hay uno detrás de tí ahora?