quien lo hizo, relato
QUIEN LO HIZO
Era de noche, estaba a punto de ir a dormir. Mi mamá me dijo:
-Yamil ve y lávate los dientes para que te subas a dormir.
Ella subió las escaleras apagando la luz de su cuarto, me encontraba solo sentado en la sala mirando la televisión, mi hermano ya se encontraba dormido, De pronto se escuchó un lamento a lo lejos, me dio un poco de miedo así que entré corriendo al baño, me lavé los dientes rápidamente, y me enjuague la boca, pero en cuanto me seque la cara frente al espejo del baño; vi una mano pequeña que cerraba la puerta dejándome encerrado. Empecé a gritar con fuerza ¡MAMÁ...!!,ella no me escuchó, sentí el chillido de la cama de mi hermano, pensé y solté un suspiro con la idea de que era él. Luego de unos minutos escuché unos pasos que se acercaban más y más al baño, vi un reflejo en la puerta pero no era el de mi hermano, se figuraba como al de una niña pequeña, esa niña acercó su mano a la puerta, dio un toque con el puño y dijo con una voz tenebrosa.
-¡Abriré la puerta para que salgas!
Al mirar fijamente el reflejo de ella en la puerta, vi que su mano empezaba a abrirla, antes de que lo hiciera, escuché una risa macabra; entonces reaccioné y tomé con fuerza la puerta cerrándola. Y le grité:”déjame solo por favor vete seas quien seas” ella dijo:
-No querías que te abriera, pero bueno en cualquier momento tendrás que salir....!!
Escuché sus pasos alejándose al cuarto de mi hermano. Empecé a llorar poniéndome en un rincón al lado de la regadera, se mantuvo un momento en silencio, no se oía ni un grillo.
Después de media hora ya eran las 2:30 de la madrugada, me encontraba con mucho sueño, de nuevo se escucharon pasos pero estos no venían del cuarto de mi hermano, estos bajaban de las escaleras me pregunté:
-¿Será mi Mamá?
Cuando se acercó al baño; tocó y dijo:
-Hijo ¿qué haces en el baño a estas horas de la madrugada?
Mmm… empecé a temblar pensando en aquella niña, así que abrí la puerta, salí corriendo y abracé a mi mamá, le conté todo eso y fuimos a ver el cuarto de mi hermano, mi mamá encendió la luz y cuando encendió completamente; mi hermano estaba de espaldas de la cama girado a la pared , tapado con las sabanas hasta su cabeza, mi mamá me dijo:
-Mira Yamil, aquí no hay nadie sólo tu hermano dormido.
Le respondí:
-Sólo gíralo a ver si es él ¡Por favor mamá...!!
Ella y yo nos acercamos lentamente hacia él, y cuando mi mamá estaba a punto de girarlo, se escuchó un respiro profundo y una pequeña risa que venía de mi hermano, pero no era mi hermano, él no se ríe así.
Mi mamá lo giro y cuando las sabanas se quitaban de su cara, vimos un rostro de una niña con una sonrisa macabra y unas cuantas cortadas en su rostro, sus ojos eran blancos.
Mi mamá se quedó totalmente pálida y se cayó desmayada, yo también me quede pálido y estuve a punto de desmayarme, pero en ese momento reaccione y di un pequeño brinco hacia atrás, corriendo hacia la cocina tome el cuchillo de la barda y se lo encajé a aquella cosa horrible detrás de mí, salieron chorros de sangre de su pecho, le encajé el cuchillo una y otra vez hasta dejarlo inmóvil, cayó al suelo lentamente, después de eso mi mente quedo en blanco atemorizada por este suceso que había pasado, me fui a dormir sin haber tomado en cuenta nada de eso. A la mañana siguiente desperté, miré mis manos; estaban todas ensangrentadas al igual que mi cara y ropa.
Así que baje corriendo y fui rápidamente a la sala pero ya no estaba aquella cosa que había matado en la madrugada, sólo estaba la sangre y había manchas de sangre que se dirigían al cuarto de mi hermano, como si alguien se hubiera arrastrado, cuando entré al cuarto vi que mi mamá estaba ensangrentada y mi hermano estaba muerto en el suelo con apuñaladas en el pecho al igual que mi mamá, me quedé callado,muy pálido y con los pelos de punta, salí muy lentamente de el cuarto, pasé por la puerta del baño.
La cerré completamente, vi que en todos lados habían marcas de manos pequeñas de sangre, tomé el cuchillo empapado de sangre y me Salí lentamente de la casa.
Ya han pasado 2 años desde aquel suceso, escuché que encontraron a mi hermano y mi mamá muertos,tengo miedo a volver porque me van a regañar. Hasta ahora no he comprendido quién los mató y a donde se fue esa cosa fea que apuñale. Me llamo Yamil, tengo 9 años y estoy vagando por la ciudad, aún tengo miedo de ir a dormir…
#ERM
#ERM
RELATO
Carta de la chica que te vio crecer
Hola, la primera vez que te vi, estaba realmente sorprendida de poder hacerlo. Llevabas una pequeña tortuga en las manos a la que insistías en llamar Michelangelo, supongo que por el personaje de las Tortugas Ninja. Te recogiste el largo pelo castaño sobre la espalda y dejaste la tortuga en el suelo poniéndote de rodillas. Te emocionabas al verla desplazarse por el césped. Me recordó a mi gato y a la forma en que solía jugar con él cuando tenía tu edad.
Atestigüé toda tu infancia a través de mi pequeña ventana. Tu primera vez en una bicicleta. Tu primer día de escuela. Tu primera amiga de verdad, Brenda. Tu primer día en la secundaria y el lindo uniforme que portabas. Aquella ocasión en que ganaste la feria de ciencias y llevaste a casa ese trofeo con la forma de una célula. Parecías una niña muy feliz.
Te vi crecer. A tu cuerpo cambiar. Te volviste más alta, tu cuerpo se hizo esbelto y tu rostro más bello que nunca. Fui testigo de la forma en que los otros empezaban a verte de forma distinta. Las miradas de las chicas envidiosas. Los ojos acosadores de los varones. Mientras todo esto sucedía ante mis ojos, me di cuenta que yo también cambiaba. Me hice vieja. Me volví débil. Me quedé sin ilusiones. Herida. Perdí la voluntad por escapar de mi dolorosa vida. Lo único que me hacía continuar era esta ventana hacia tu vida. Viví mis días a través de los tuyos. Observarte era entretenimiento suficiente para mí. Jamás sabrás las incontables formas en que me salvaste de los malos pensamientos, los días horrorosos y todo ese dolor que estaba sufriendo.
Vi ese día que un atractivo joven pasó a recogerte en un convertible rojo. Tu madre no estaba de acuerdo, pero entendía que no tenía opción. En algún momento tendrías que desplegar tus alas y aprender a volar. Llevabas un espectacular vestido de flores que combinaba a la perfección con las flores del patio. Llegaste muy tarde esa noche. Cargabas un oso de peluche y los restos de un algodón de azúcar. Imaginé que habías ido a la feria y lo mucho que te habías divertido durante el paseo. Estaba realmente feliz de que disfrutaras tu primera cita. Y después llegaron esos besos mágicos. Él te inclinó, ruborizándote, y te plantó un beso. Tus mejillas se pusieron tan rojas que al instante supe estaba atestiguando tu primer beso. Cerré los ojos, intentando imaginar lo que estabas sintiendo. Durante un instante, me imaginé con aquel vestido, con una sonrisa enorme, mariposas en mi estómago y un beso en mis labios. Pero estaba feliz por ti.
Me hubiera gustado agradecerte por permitirme vivir una vez más. Por alentarme a soñar otra vez. Me habría gustado darte las gracias, pero no podía ir hasta ti. No podía hablarte. No sabía cómo. Si tan sólo supieras sobre mi ventana.
Pero entonces, un día, lo escuché hablando sobre ti. El hombre con el que vivía te había visto. Lo escuché quejarse de que las chicas lindas como tú no deberían mostrar sus piernas de esa forma. En el momento que mencionó tus piernas, supe que se había terminado. Sabía que te convertiría en su próximo trofeo. Tenía que alejarte de él. Esta era mi oportunidad para agradecerte. No permitiría que te convirtieras en mí.
Había tenido suerte. No sabía por qué me mantenía con vida. Las otras chicas llegaban pero jamás salían vivas. Y a través de todos estos años, él siempre me mantuvo aquí abajo. Creo que se debió a que todavía podía observar algo de luz en mí. Todas las otras chicas estaban muertas incluso antes de que les quitara la vida. En los ojos de estas chicas se distinguía una total falta de esperanza incluso mucho antes de que él las asesinara perversamente frente a mí, vanagloriándose de sus actos.
Pero a mí no me sucedió lo mismo. Tú me mantuviste a flote. Tenía mi pequeña ventana. Una pequeña grieta en las paredes de este sótano que llamaba hogar. No se sentía cómodo con el hecho de que no pudiera doblegarme. No sabía sobre la pequeña grieta. Así que me conservó para ver cuánto tiempo podía aguantar. Era un juego enfermo, una competencia que estaba ganando gracias a ti.
Carta de la chica que te vio crecer
Hola, la primera vez que te vi, estaba realmente sorprendida de poder hacerlo. Llevabas una pequeña tortuga en las manos a la que insistías en llamar Michelangelo, supongo que por el personaje de las Tortugas Ninja. Te recogiste el largo pelo castaño sobre la espalda y dejaste la tortuga en el suelo poniéndote de rodillas. Te emocionabas al verla desplazarse por el césped. Me recordó a mi gato y a la forma en que solía jugar con él cuando tenía tu edad.
Atestigüé toda tu infancia a través de mi pequeña ventana. Tu primera vez en una bicicleta. Tu primer día de escuela. Tu primera amiga de verdad, Brenda. Tu primer día en la secundaria y el lindo uniforme que portabas. Aquella ocasión en que ganaste la feria de ciencias y llevaste a casa ese trofeo con la forma de una célula. Parecías una niña muy feliz.
Te vi crecer. A tu cuerpo cambiar. Te volviste más alta, tu cuerpo se hizo esbelto y tu rostro más bello que nunca. Fui testigo de la forma en que los otros empezaban a verte de forma distinta. Las miradas de las chicas envidiosas. Los ojos acosadores de los varones. Mientras todo esto sucedía ante mis ojos, me di cuenta que yo también cambiaba. Me hice vieja. Me volví débil. Me quedé sin ilusiones. Herida. Perdí la voluntad por escapar de mi dolorosa vida. Lo único que me hacía continuar era esta ventana hacia tu vida. Viví mis días a través de los tuyos. Observarte era entretenimiento suficiente para mí. Jamás sabrás las incontables formas en que me salvaste de los malos pensamientos, los días horrorosos y todo ese dolor que estaba sufriendo.
Vi ese día que un atractivo joven pasó a recogerte en un convertible rojo. Tu madre no estaba de acuerdo, pero entendía que no tenía opción. En algún momento tendrías que desplegar tus alas y aprender a volar. Llevabas un espectacular vestido de flores que combinaba a la perfección con las flores del patio. Llegaste muy tarde esa noche. Cargabas un oso de peluche y los restos de un algodón de azúcar. Imaginé que habías ido a la feria y lo mucho que te habías divertido durante el paseo. Estaba realmente feliz de que disfrutaras tu primera cita. Y después llegaron esos besos mágicos. Él te inclinó, ruborizándote, y te plantó un beso. Tus mejillas se pusieron tan rojas que al instante supe estaba atestiguando tu primer beso. Cerré los ojos, intentando imaginar lo que estabas sintiendo. Durante un instante, me imaginé con aquel vestido, con una sonrisa enorme, mariposas en mi estómago y un beso en mis labios. Pero estaba feliz por ti.
Me hubiera gustado agradecerte por permitirme vivir una vez más. Por alentarme a soñar otra vez. Me habría gustado darte las gracias, pero no podía ir hasta ti. No podía hablarte. No sabía cómo. Si tan sólo supieras sobre mi ventana.
Pero entonces, un día, lo escuché hablando sobre ti. El hombre con el que vivía te había visto. Lo escuché quejarse de que las chicas lindas como tú no deberían mostrar sus piernas de esa forma. En el momento que mencionó tus piernas, supe que se había terminado. Sabía que te convertiría en su próximo trofeo. Tenía que alejarte de él. Esta era mi oportunidad para agradecerte. No permitiría que te convirtieras en mí.
Había tenido suerte. No sabía por qué me mantenía con vida. Las otras chicas llegaban pero jamás salían vivas. Y a través de todos estos años, él siempre me mantuvo aquí abajo. Creo que se debió a que todavía podía observar algo de luz en mí. Todas las otras chicas estaban muertas incluso antes de que les quitara la vida. En los ojos de estas chicas se distinguía una total falta de esperanza incluso mucho antes de que él las asesinara perversamente frente a mí, vanagloriándose de sus actos.
Pero a mí no me sucedió lo mismo. Tú me mantuviste a flote. Tenía mi pequeña ventana. Una pequeña grieta en las paredes de este sótano que llamaba hogar. No se sentía cómodo con el hecho de que no pudiera doblegarme. No sabía sobre la pequeña grieta. Así que me conservó para ver cuánto tiempo podía aguantar. Era un juego enfermo, una competencia que estaba ganando gracias a ti.
Pero entonces puso sus ojos en ti. Yo sabía el destino que te esperaba si llegaba a posar sus malvadas manos sobre ti. Reuní toda la fuerza que me quedaba, y finalmente me preparé para hacer algo al respecto.
Quería agradecerte. Porque si estás leyendo esto, significa que lo hice. Reuní todo mi valor, lo empaqué minuciosamente para la acción, y empecé a idear mi plan para escapar de una vez por todas. Le haría creer que había muerto. No sé si funcionaría. Pero si lo lograba, vendría por mí. Inmediatamente lo patearía lo más fuerte posible y en el lugar más sensible. Después, tomaría las llaves y correría lo más rápido que pudiera para dejar esta carta en tu buzón. Tengo la sensación de que me perseguirá y eventualmente terminará recapturándome pues estoy débil… muy débil. Desgastada. A duras penas todavía existe un ser humano en este cuerpo. De cualquier forma, desde hace mucho que estoy lista para dejar este mundo. No espero que nadie me vea o escuche. Esta calle es tan desierta. Pero tan pronto como recibas esta carta, sabré que hice mi parte y estarás segura.
Los monstruos son reales. Este se llama Ryan Morehouse. Es tu vecino de enfrente. Me ha mantenido cautiva en su sótano desde hace mucho tiempo. Ya perdí la cuenta de los años, pero ahora debo estar por llegar a los treinta. Tenía apenas 15 años cuando llegué. Mis padres seguramente me buscaron. Por favor, no les digas nada sobre mí. No quiero que sepan las torturas por las que tuve que pasar. No quiero que me vean así. Lo único que quiero es que des parte a la policía. Su naturaleza siniestra y mente perversa sólo pueden detenerse si está tras las rejas.
Encontrarán cuerpos colgados entre las paredes del sótano. He aprendido a vivir con el olor pero se darán cuenta en el instante que bajen aquí. Hay muchas chicas jóvenes en las paredes de mi habitación aquí abajo. Diles que las traten con delicadeza. Fueron buenas muchachas. Han sido mis compañeras. Mis amigas.
Pero sobre todo, quiero darte las gracias. Tú eres la única que me mantuvo a flote. Eres mi luz. Y ahora, estoy escapando gracias a ti. Escapando de este horrible encierro. Escapando de esta horrible vida, aunque eso signifique tener que morir.
Con cariño, la chica que te vio crecer.
Encontramos esta carta en nuestro buzón de correo. Tras contactar a las autoridades, la policía allanó la residencia de nuestro vecino al otro lado de la calle. En el transcurso de cinco días, localizaron un total de 15 cadáveres ocultos en diferentes partes de la casa. Planeaba secuestrar a nuestra hija, pero gracias a esta misteriosa extraña el plan fue interceptado. Todavía no encontramos a la mujer que escribió esto. Nos gustaría pensar que salió con vida, desafortunadamente no parece ser así pues Ryan Morehouse está fugitivo. Ni siquiera sabemos su nombre. Pero encontramos la pequeña grieta en la pared, esa pequeña ventana a través de la cual observó a nuestra hija crecer.
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