pombero, relato y la niñera
JOVEN ATACADO POR EL "POMBERO"
Sucedió en San Felipe, distrito Santiago Misiones, Paraguay. Un adolescente de 16 años desapareció el domingo a la noche y fue hallado ayer a la tarde. No recuerda absolutamente nada y esta como poseído tiene arañazos en todo el cuerpo. Sospechan del karai pyhare, el Pombero, el señor de la noche.
Apareció atado totalmente a seis metros de altura en un eucaliptal. No se le llevó nada, tenía celular, bicicleta y dinero.
Lo raro del caso es que, cuando los vecinos del lugar lo hallaron, el adolescente estaba atado del cuello con su pantalón vaquero, y los brazos sujetos con su remera a un árbol de eucalipto, a 6 metros de altura.
Nadie se explica cómo llegó a parar allí y él alega no saber qué ocurrió. Para bajarlo, tuvieron que ayudar 10 hombres. El cuerpo del chico tenía rasguños en sus brazos, piernas y abdomen.
Esta no es la primera vez que al joven le ocurre algo similar. Sus familiares comentaron que el año pasado, en circunstancias igual de extrañas, resultó con varios golpes luego de estar encerrado en el baño de su vivienda.
EL POMBERO – Karai-pyharé – Señor de la noche
El Pombero es uno de los genios de la naturaleza más difundidos en la región guaranítica. También ha variado diversificándose la creencia popular que lo explica y la concibe. La más antigua noticia que tenemos del Pombero es la del genio protector de los pájaros en la selva, que se presentaba a los niños cazadores como un hombre muy alto y delgado.”
“Las versiones modernas, en general, lo dan como a un hombre bajo y retacón que puede perjudicar, pero que puede hacerse amigo de los campesino que le ofrecen tabaco y algún alimento, y en ese caso les hace grandes servicios.”
#ERM
RELATO
El puente del demonio - En el hermoso pueblo de Potosí, Bolivia, hay una leyenda de terror que ha sido pasada de padres a hijos a lo largo de generaciones, y advierte sobre la presencia de un misterioso puente, el cual nunca consiguió terminarse. Y jamás lo hará, debido a que está maldito por las mismas fuerzas infernales.
Todo comenzó cuando un muchacho campesino se enamoró de la hija de la alcalde, una hermosa joven de raíces indígenas a la que sin embargo, no podía aspirar por ser él tan pobre. El gobernador era muy celoso y aspiraba casar a su primogénita, solo con un hombre que fuera sumamente rico e importante. Era por eso que los jóvenes amantes tenían que verse a escondidas.
Pero durante uno de sus encuentros, tuvieron la mala suerte de ser sorprendidos por el alcalde, quien apartó a su hija furioso del chico.
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—Si tanto quieres a mi hija, ese amor que tienes tendrás que pagarlo con dinero —le ordenó—, pero más te vale que lo tengas al terminar esta semana.
Desesperado, el muchacho se puso a trabajar y de alguna manera logró reunir la cantidad que le pedía el alcalde, antes de entregar la mano de su hija a otra persona. Para esto tuvo que ir a la capital y laborar como un esclavo en las labores más humillantes. Más nada de esto importaba, en tanto pudiera estar con su verdadero amor.
Ya con el dinero en sus manos, el joven abordó un camión para volver a su pueblo. Era el último día del trato y llovía a cantaros. El autobús llegó hasta un barranco y se quedó inmóvil, pues a causa de la lluvia era imposible rodear el cerro para llegar al otro lado.
Lleno de angustia, el campesino invocó al diablo y le prometió que le entregaría su alma si lo ayudaba a cruzar.
Al escucharlo, el demonio se puso a picar piedras y a construir un puente, advirtiéndole que al terminarlo, su alma le pertenecería para siempre.
En el último instante, el muchacho se arrepintió y pidió ayuda a Dios para que lo salvara. Justo cuando el demonio estaba a punto de poner la última piedra del puente, unos ángeles bajaron e impidieron que esta fuera colocada. Para cuando el gallo cantó, el alma del campesino se había salvado y este pudo cruzar a salvo para reunirse con su amada.
No obstante, el puente quedó incompleto para siempre.
Cada vez que alguien trataba de poner la última piedra, esta amanecía fuera de lugar de manera inexplicable. Hoy en día, los lugareños aseguran que por las madrugadas se aparece un hombre siniestro, que se queda de pie, mirando el sitio donde debería ir la roca restante.
Probablemente sea el diablo, quien sigue guardando rencor por el alma que perdió y espera a que el próximo incauto caiga en su trampa, al acecho de nuevas víctimas a las cuales aterrorizar.
Si alguna vez pasas por este sitio, mejor ten cuidado con donde pisas. No querrás ser el próximo.
#ERM
LA NIÑERA
Después de una larga y penosa enfermedad, Agustín abandono éste mundo, dejándome sola a cargo de nuestra hija.
Con su partida sentí un cierto alivio por él, al saber que había dejado de sufrir, pero me vi agobiada por el dolor y por tener que ser fuerte para seguir viviendo por nuestra Lucy.
Ya sola y sin dinero, me vi en la obligación de trabajar, por lo que tuve que buscar a quien cuidara de mi hija.
Después de entrevistar a muchas mujeres, quienes no me daban la confianza suficiente para dejar a mi hija en sus manos, conocí a Andrea.
Andrea era una joven alegre y amorosa, pensé que sería la persona ideal para cuidar a mi pequeña de cuatro años, a su lado me sentía tranquila y confiada, tenía siempre una palabra correcta para cada situación, a pesar de su corta edad, parecía ser muy madura e inteligente.
En un principio me sentí tranquila, Lucy se llevaba bien con Andrea habían comenzado una linda amistad, por lo que me sentí aliviada.
Cada tarde al llegar de mi trabajo, me encontraba con Lucí ya dormida, yo en mi cansancio y con el dolor de la pérdida de mi esposo no veía las señales de que algo andaba mal.
Fue al pasar de las semanas que note en Lucy algunos cambios, ya no era la niña alegre que solía ser, pensé que al igual que yo, le estaba afectando la pérdida de su padre.
Cada día la veía con menos energía, dormía casi todo el tiempo que estaba conmigo, y las pocas veces que estaba despierta, la notaba triste y con la mirada perdida.
La preocupación se fue acrecentando y el miedo a que hubiese heredado la enfermedad de su padre me desesperaba.
Fue entonces que comencé a llevarla a médicos, los cuales no me daban ninguna respuesta, supuestamente estaba sana, ninguno de los exámenes arrojaba alguna anomalía. Esto me dejó un poco más tranquila por lo que ya no seguí insistiendo en seguir llevandola a médicos.
Andrea me decía que Lucí estaba bien, que eran normales sus cambios porque era la forma en que ella vivía su duelo. Yo confiaba en ella y en todas sus palabras.
Me decía que no notaba nada extraño, que la veía tranquila y que comia en forma normal, pese a que su baja de peso era bastante notoria y sus ojeras se hacían cada vez más evidente, pero pensé nuevamente que talvez solo era la tristeza por no tener a su padre como me decía Andrea, parte de su duelo.
Puede ser que por el cansancio de mis emociones y por ya no querer más complicaciones en mi vida, deje que el tiempo curara las penas de mi hija, a diario le hablaba de su padre y de que él estaba con ella aunque no la viera, a lo que ella me contestaba con tristeza, que sabía que eso no era verdad.
Esto destrozaba mi corazón, pero no veía forma de aliviarle su dolor, ni las terapias con psicólogos hacían que se sintiera un poco mejor.
Al cabo de un par de meses Lucy había cambiado completamente su carácter, ya no quedaba nada de la niña dulce y alegre, se comenzó a comportar de forma violenta y grosera, al punto de llegar a ser cruel con Luna, nuestra gatita.
Cierta tarde al llegar del trabajo, la sorprendí con Luna, a quien en forma psicopática trataba de ahorcarla con sus pequeñas manos, Luna maullaba en forma desesperada, ésto hizo que me enfureciera le quite a Luna con rapidez y regañe a gritos. Ella lejos de asustarse arremetió contra mi, enfrentandome con golpes y patadas. Traté de contenerla abrazandola, pero ella gritaba que me odiaba.
El dolor en mi corazón era gigante, sentía que estaba haciendo todo mal, la frustración de ver que todo se me iba de las manos, me hacían sentir con ganas de dejar este mundo, culpando a Agustín de mi desdicha.
Estaba sumida en este pensamiento que entre los gritos de Lucy no me di cuenta que su rabia la estaba llevando a convulsionar, quedando tirada en suelo, fue en ese momento que volví en mi y corrí a ella para socorrerla.
Lucy estaba inerte, no respondían a mi llamado, entre la desesperación y el miedo de perder a mi hija, no sabía que hacer, me paralice por un momento, solo lloraba y llamaba a Lucy a gritos para que ésta despertara.
Ya al ver que no reaccionaba llame a emergencias y se la llevaron en una ambulancia.
Mi hija estaba en coma, a pesar que los médicos no encontraban ninguna razón para su estado, pues pese a su perdida de peso no tenía problemas de salud.
Me sentí perdida, todo lo que amaba lo estaba se me iba sin una razón aparente, no entendía porque la vida era tan dura conmigo si jamás había sido una mala persona, nunca hice daño a nadie a propósito. Siempre había tratado de llevar mi vida en forma correcta, no entendía porque tanto castigo, me sentía miserable, sin mi hija ya no me quedaría ninguna razón para seguir viviendo.
Pasaron las semanas y no había ninguna respuesta de Lucy a los tratamientos, yo me estaba muriendo de a poco, estaba delgada y demacrada, solo sobrevivía por la esperanza de que Lucy despertara.
En las noches llegaba a casa y me encerraba en mi habitación a llorar y a gritar por mi suerte tan injusta, llamaba a gritos a Agustín pidiéndole que no dejara morir a nuestra hija, que nos ayudara en donde estuviera.
Cierta noche me quede dormida en suelo por el cansancio. Después de tanto llanto las pesadillas no tardaron en llegar, me veía enterrada en un cementerio, rodeada de bichos y ratas tratando de atacarme, a mi lado estaba Agustín quien ya había sido devorado por las alimañas.
Desperté empapada en sudor y con miedo. Cuando veo la hora me di cuenta que ya se me había hecho tarde para ir a trabajar, por lo que me quede en casa con la angustia de aquella pesadilla.
Decidí buscar algunas cosas para llevar a la clínica en donde estaba internada Lucy y me fui a bañar para luego ir a ver a mi hija.
Al salir de la ducha, me di cuenta que no estaba sola, alguien había entrado a mi casa. Sigilosamente y con temor fui a revisar las habitaciones, cual no fue mi sorpresa al encontrarme con Andrea en la habitación de Lucy.
-Andrea, que haces aquí?
Le pregunté, notando que tenía algo en sus manos que trataba de esconder, equivocadamente pensé que estaba robando algo.
Ella algo nerviosa me dijo que se le había quedado un libro el cual había venido a buscar.
Me pareció extraña y más aún su actitud dudosa la cual denotaba en su forma de tartamudear.
-No te creo Andrea, dime a que viniste.
Le grite perdiendo la paciencia. En ese momento su expresión cambió y de la mirada alegre y dulce se transformó en odio y rabia.
Se acerco a mí y tirando al suelo lo tenia en las manos se me abalanzó, colocando sus manos en mi cuello. Yo con mi baja de peso por mi mala alimentación ya no tenia energías, dejándome débil frente a aquella mujer que se notaba muy fuerte. Haciendo presión cortandome la respiración me dijo a gritos.
-Por tu culpa perdí a Agustín, nosotros nos amábamos, pero tu estúpida mujer lo aléjaste de mi, con tu maldito embarazo, jamas serás feliz... Desearás la muerte cada día más y te iras apagando de a poco así como paso el maldito que me engaño, de mi no se van a reír... ¡No descansare hasta terminar de destruirlos a los tres!
Luego de esto, me soltó y se fue de mi casa, yo estaba totalmente confundida, no entendía nada. Me arrastre sin fuerzas y fui a revisar que era lo que Andrea tenía en sus manos.
Era un pequeña libreta de anotaciones, en donde tenía una foto de mi familia con extraños símbolos dibujados en ella, al ir pasando las hojas note que estaba llena de extraños rituales y en el final tenía mechones de cabello de Agustín y Lucy.
Entre la confusión del momento trate de aclararme y miles de recuerdos llegaron a mi mente, entendí porque siempre Agustín me pedía perdón, en esos momentos yo encontraba que sus palabras no tenían sentido pues no era su culpa que estuviera enfermo en ese momento. Ahora sabía porque lo hacía todo cuadraba perfectamente ella le había advertido lo que nos pasaría pero él la subestimó, sin darle importancia y la abandonó.
Pude leer en el diario de Andréa que él la había ilusionado diciéndole que me abandonaría, pero luego de enterarse que estaba embarazada de Lucy, sus planes cambiaron terminando la relación con ella, pese a las amenazas de aquella mujer quien le advirtió que se arrepentiria, pues era hija de una poderosa hechicera, pero él no le creyó.
Después de golpearme con la verdad en mi propia cara, me seque las lágrimas y me fui caminando a ver a Lucy para darme el tiempo de digerir bien tanta información.
Llegué a la clínica, Lucy estaba como siempre, con su tierna carita y esa expresión de paz, pero aún en coma. Mi corazón estaba en mil pedazo viendo a mi hija tan frágil, me sentí impotente, sabía lo que ocurría pero no sabía como remediarlo. Me arrodille al lado de su cama llorando y pudiendole a Agustín que nos ayudara que no permitiera que Lucy muriera, que perdonaba su engaño pero que no se llevara a Lucy.
En ese momento entró una enferma, una señora ya mayor, quien se me acerco y tocandome el hombro, con una voz muy suave me dijo.
-Tranquila, confía que todo estará bien, creelo de veras y así será, el mal no gana ante el amor.
Estas palabras me dejaron pensado y sentí cierto alivio y tranquilidad, la señora tenía razón... pero como sabía ella que mi hija estaba en coma producto de la maldad?
Corrí tras ella y le pregunte si sabía algo más.
-Se que tu hija estará bien, pero debes sanar tu corazón, no guardes rencor hacia Agustín, yo estoy aquí para ayudarte... Agustín me envió, pero debo decirte que la maldad de aquella mujer no parará, por lo que una vez que Lucy despierte debes llevarla lejos a algún lugar en donde Andrea no pueda encontrarlas, pues sino ella seguirá utilizando a tu hija para el mal, Luci era el alimento que ella ofrecía a las almas para que la ayudarán en su venganzas, al tener una energía pura aquellos espíritus parásitos se sentían atraídos quitándole se energía vital. Ahora toma a tu hija llevala lejos...
Terminando de escuchar estas palabras con asombro, me doy cuenta que otra enfermera gritaba algo desde la habitación de Lucy, corrí hacia ella, pero antes devolví la mirada para agradecerle las palabras a la señora, la cual ya había desaparecido de mi lado.
Llegue corriendo a la habitación de Lucy, la enfermera gritaba porque mi hija había despertado el coma. Ahí estaba mi niña, ese momento fue el más feliz de mi vida al verla nuevamente con sus ojitos abierto mirándome con amor y levantando sus brazos en señal de pedir un abrazo.
Sentí que la vida a vuelto a mi, y que nuevamente corría sangre por mis venas, esta vez llore pero de alegría al recuperar la mirada tierna de mi hija la cual había perdido mucho tiempo antes de que cayera en coma.
Ya con mi hija recuperada nos fuimos de aquel pueblo, comenzamos una vida nueva lejos de todo el dolor, vendi mi casa y con el dinero me compre una más pequeña, así con la diferencia pude poner un pequeño negocio para poder trabajar con Lucy a mi lado, ya no confío en nadie para dejarle el cuidado de mi hija. A pesar que me enteré que al poco tiempo de habernos ido, Andrea acabo con su vida cortandose las venas por no haber superado su odio.
Es curioso como una persona que se veía como un ángel resultó ser un demonio, esto me enseñó que no todo aquel que te sonríe tiene buenas intenciones contigo.
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