Género: terror.

Un viernes por la mañana, Malena estaba caminando hacia el colegio como lo hacía durante los últimos dos años desde que su madre decidió que tenía la edad suficiente para ir sola. Ella le había advertido muchas veces que no se desviara y siempre fuera por el mismo camino, pero si hay algo que Malena odia es la monotonía, por lo que esa mañana decidió hacer otro recorrido.
Inmediatamente las peores escenas de las noticias vinieron a su mente, su piel se erizó frente al vacío de la calle, pero sus pensamientos se esfumaron al observar una llamativa hoja en el piso. Esta era rosa y parecía estar arrancada de una agenda, en ella se podía leer "Viernes: evaluación de matemática". Pero eso no era todo... al levantar la vista, como si de fotocopias se tratase, un camino de hojas se extendía hasta la esquina. Con curiosidad y un poco nerviosa comenzó a seguir el camino. Su corazón se aceleró al ver que las hojas doblaban la cuadra. Sin tiempo a buscar una mejor arma recordó que en el bolsillo externo de su mochila tenía una tijera, la sacó y continuó el camino.
Al ver lo que tenía en frente dejó caer la tijera para sentarse en el piso a reírse de sí misma. Se sentía ridícula y a la vez aliviada de descubrir que lo que estaba detrás de esa posible señal de secuestro sea un adorable perrito destrozando la agenda de su dueña. El perro tomó la tapa de la agenda entre sus dientes y se la extendió a Malena, en ella se leía claramente el nombre de Sally Smith. Tras tantas mordidas no fue nada difícil sacar el candado y abrirla. En la primera página, Sally había completado un formulario personal en el cual, entre otras cosas, plasmó su dirección.
Sin dudarlo Malena tomó todas las hojas y emprendió camino hacia allí.
En esas tres cuadras se trató de convencer de que no le haría tanto daño perderse un día escolar y que su madre no podría enojarse... era por una buena causa.
Al llegar a la casa se Sally tocó la puerta y tras cinco minutos una mujer abrió la puerta. Malena supuso que era su madre.
-¿Qué se le ofrece pequeña? - preguntó amablemente.
-Encontré esto en la calle - le extendió la agenda - y quería devolvérselo a Sally.
-Aquí no vive ninguna Sally...
-Pero... ella misma escribió la dirección - insistió sorprendida.
Tras finalizar la oración la puerta se cerró dejando a la mujer atrapada en el interior.