"Hay seres que no fueron hechos para amar, siendo el simple soñar una condena perpetua"

Resido en un paraje a las afueras de Guillena en Sevilla, un lugar excéntrico para un vampiro, me dedicaba a la observación de aves en los paisajes de aquella bella ciudad, la ornitológia era una actividad que me abstraía del deseo compulsivo de cazar humanos.

En mis tiempos libres me dedicaba a escribir una que otra historia, siempre empezaban con un dulce inicio y terminaban con una triste despedida. En aquel mundo literario se me conocía como A.L Sky. Mis vecinos eran los árboles y las hermosas praderas que me rodeaban.

Me sustentaba de la sangre de roedores, y cuidaba de un gato el cual tenía por nombre "Nosferatu", en honor al vampiro de todos los tiempos.

En las noches me asomaba a la orilla de los lagos del Serrano, a dejar una carta como cada año. Aún guardaba la esperanza de que algún día me pudiera perdonar.

¡Oh mi hermosa y frágil Vivian, espero que tu alma recorra ese paisaje el cual le llaman cielo!

Eras demasiado joven para comprender el amor y lo que este implicaba. Quizás fue mi error haberme dejado seducir por el dulce sonido de tu voz o la belleza de tus ojos azules. Todavía recuerdo la primera palabra que intercambiamos, las miradas subjetivas que mostrábamos. Éramos dos seres demasiado diferentes, incompatibles, pero aún así decidiste amarme.

Fue hermoso aquel verano en el cuál nos sentamos a las afueras de la iglesia, tu madre era tan sensata, debiste de haberla escuchado.

Como olvidar el último viernes en que nos besamos...

-Váldmi, y si nos casamos.

-Vivian, sabes de nuestra diferente condición.

-Yo no conozco la diferencia entre dos personas que se aman -alego.

-Soy un ser que no perecerá así pase el tiempo, y no deseo ver morir a un ser que amo.

-Podemos huir y vivir en secreto, volverme parte de tu linaje -respondio.

-No puedo condenarte a este vivir sin sentido alguno -respondi

-Eres un ser egoísta -dijiste, con lasgrimas en los ojos.

-Yo encontré un sentido a esta vida infernal, pero de la misma manera que tú fuiste mi salvación, deseo no causar tu perdición -alege.

-¡Basta!, eres un ser egoísta, nunca debí enamorarme -refutaste.

-Vivian...

Te fuiste, sin dejarme opción alguna de reaccionar. Aquella tarde fue la más triste de todas.

Entonces cuando pensé que habías vuelto, fue entonces en que empecé a perderte. Estabas enfrente de la avenida, al mismo tiempo que notaste mi presencia empezaste a correr, te seguí hasta las afueras de la ciudad.

Me viste con aquello ojos que me reflejaban un alma que no podía poseer, y aquel semblante de alegría, ahora era de tristeza y decepción.

-¡Vivian! -exclame.

-Valdmí, ya es tarde -dijiste, lanzando tu cuerpo al lago.

-Vivian..., ¡No!

Te lanzaste al lago, corrí lo más rápido que pude, pero era tarde, por más que te quería salvar, te desvanecías de mis manos y tu cuerpo se hundía más y más.

Y cuando pude sacarte, ya te había perdido en el inmenso lago.

Lo siento, quizás debí sacrificar mi vida, para verte un día más con vida y los siguientes, así no fuera conmigo.

Siempre te amare, hermosa pintura de la vida y tan cruel como ella.