Yomo caminaba por las calles sombrías de Tokyo, con su mente llena de nerviosismo y emoción, había decidido dar un paso adelante y confesarle su amor a Uta, el enigmático dueño de la tienda de máscaras ya que había pasado mucho tiempo desde que había sentido esta abrumadora necesidad de abrir su corazón a alguien, y Uta era la única persona que había logrado despertar esos sentimientos en él y justo llegó a la tienda de máscaras, donde Uta lo recibió con su característica sonrisa enigmática.

"¿Qué te trae por aquí, Yomo?", preguntó Uta con curiosidad.

Yomo respiró hondo y reunió toda su valentía antes de hablar. "Uta, hay algo que necesito decirte. He estado sintiendo algo muy profundo por ti... algo que va más allá de la amistad".

La expresión de Uta se suavizó, y colocó una mano sobre el hombro de Yomo. "Lo sé, Yomo y yo también siento algo especial por ti, pero antes de que te declare mi amor, hay algo que necesito mostrarte".

Intrigado, Yomo siguió a Uta fuera de la tienda y hacia el Distrito 24, un lugar oscuro y peligroso que pocas personas se atrevían a explorar y mientras caminaban por los túneles subterráneos, llegaron a una caverna oculta donde se encontraba el naaga del Rey de un Ojo justo al llegar Uta se colocó encima del naaga, y con determinación, se lanzó hacia adelante, siendo absorbido por la oscuridad de la criatura. Yomo observó con horror cómo Uta desaparecía ante sus ojos, temiendo lo peor. 

Pero entonces, algo increíble sucedió el naaga dejo deja de estar petrificado, abrio sus multiples ojos y le aparecieron múltiples bocas y entonces gruño y momentos después la criatura recien despertado se transformo y solo quedo Uta mientras ya no estaba el naaga petrificado del distrito 24.

Uta se volvió hacia Yomo, con una expresión de temor en su rostro. "Temo que después de esto, ya no querrás estar conmigo".

Pero antes de que pudiera decir algo más, Yomo se abalanzó sobre él y lo besó apasionadamente, expresando todo su amor y admiración por el hombre que tenía frente a él.

"Yo siempre estaré contigo, Uta. No importa qué", murmuró Yomo entre besos.

Juntos, Uta y Yomo abandonaron el Distrito 24, dejando atrás la leyenda del Rey de un Ojo mientras comenzaban su propio camino juntos y aunque el mundo seguía hablando del legendario ghoul sobretodo ahora que parecía que había regresado, para ellos dos, solo importaba el amor que compartían el uno por el otro.