¿Realmente quieres irte? ¿No eres feliz? Lo siento tanto, no me di cuenta que estabas muy dañado y lo único que hacía, era alimentar esa depresión... Soy un idiota, mientras yo te impulsaba a cometer algo horroroso, tu me mirabas con tus ojos llenos de brillo, una sonrisa y me decías palabras de aliento, tu me apoyabas a vivir, mientras yo te impulsaba a morir.

Lo abrazaba fuertemente, como si su vida dependiera de aquel pequeño que abrazaba, estaba llorando, derramaba lágrimas sobre el pequeño en sus brazos, se odiaba.

—Lo siento, lo siento... Enserio lo siento, fui un completo imbécil Akira, no pensé que mis palabras enserio te dañaron, pensé que tu estabas bien, pensé que después de todas esas terapias, pastillas, los internados, pensé que después de tres años tú...

Apretó el abrazo en el chico de nombre Akira, la razón por la que se aferraba, le había llegado el rumor que el chico había tratado de suicidarse en la escuela, el mismo lugar donde él trabajaba, trabajaba en ese lugar para cuidar del niño... Más nunca se había tomado enserio el cuidar del menor.

—Perdón Akira, perdón por no darme cuenta antes... 

El menor que se había mantenido en silencio, se separó levemente.

—Ren, no te culpo por nada de lo que me decías, sin embargo... Creo que me dí cuenta que los equivocados eran ustedes... No es para culparte, pero todo este tiempo... Ren, yo soy un chico sin familia, sin amigos, sin propósitos, durante tres años pensé que he sido un enfermo mental, que me pudriría en hospital rodeado de pastillas, inyecciones y... —hizo una pausa, unas lágrimas cayeron de sus ojos— yo creía que mi destino era pagar un castigo, pero no fue así...

—Lo siento Akira...

—Deja de pedir perdón Ren, si realmente quieres hacer algo por mí...

El joven se levantó de donde estaba, subió a su cuarto y minutos después regresó con una carpeta en manos.

—Sí realmente te importo Ren, déjame ser libre y da tu consentimiento para que me adopte alguien más, no volveré a estar contigo, no me interpondré en tu vida como tanto me reprochas, buscaré mi propio hogar, quiero descubrir el mundo por mi cuenta, yo... Yo deseo vivir, quiero vivir mi vida, deseo mi libertad

Y ahí estaba, Hamada Ren firmando unas hojas sobre la mesa de la sala de su casa, mientras derramaba lágrimas por la decisión que había tomado el chico.

—Akira...

—Es mi propia decisión Ren... Y gracias por todo...

Solo vi como tomabas tus cosas y te ibas por tu cuenta, toda tu habitación quedó vacía, casi vacía, pues me habías dejado la respuesta a tus problemas en una caja de madera en el centro de todo el lugar.

Cuatro cajas de medicina, un bote de pastillas, dos goteros color ambar, jeringas, una cajita en forma de dinosaurio, reportes médicos, una agenda con citas médicas escritas, varias venditas adehesivas para heridas y una fotografía.....

—¡Hanako! ¡Ven ahora mismo!

Gritó desde la habitación, una chica castaña se apareció y entonces una caja de medicina le cayó a sus pies.

—¡Tu sabías de esto! Tu iniciaste la medicación en Akira, ¿Por qué? ¿Realmente estaba enfermo? ¡Quiero la verdad!

—¿Cuál verdad? Los dos sabemos que Akira es un esquizofrenico, sus terapias son lo que lo mantienen a salvo

—¡Es una mentira! ¡¿Por qué me mientes en mi cara?! ¡Hoy trató de suicidarse!

—¡Si lo intentó fue por qué tu no le pones atención! ¡Ni si quiera lo conoces!

—¡Lo conosco perfectamente!

—¡Mentira! ¡Dime una sola verdad de Akira!

¿Verdad? ¿Enserio me pidió eso? Hanako, le hicimos daño...

—No responderé eso, por que sabemos muy bien sobre su pasado y hablarlo a sus espaldas no es lo correcto...

—Pues tampoco fue correcto que lo dieras en adopción definitiva

Salí de la habitación enojado con Hanako, no por ella, sino por que realmente no se que hice, no se por que te deje a Akira, pero muy dentro de mí... Realmente creo que haberte dejado ir, fue por tu bien...

Ren en el primer día de escuela de Akira, fue el único que lo acompañó en ese momento.