Aún recuerdo la primera vez que te ví, eras un mocoso llorón que no podía ser apartado de su madre o su abuela, cada vez que las perdías de vista comenzabas a llorar haciéndome desesperar...

—¡Pequeño! Ya está la comida, ven a cenar... Preparé tu plato favorito

Escuchó el gritó de una mujer que llamaba a su pequeño y entonces lo vio correr por el pasillo, un niño pequeño y alegre.

Eres muy pequeño para tu edad, espero algún día crescas, pues no pienso comerte con ese tamaño tan pequeño que tienes.

[ .... ]

Tu abuela ha discutido con tu abuelo, al parecer no le agrado ni confia en mí, tiene razón al no hacerlo, pero es tu abuelo quien tiene la última palabra...

"Es un perro Yukio, si querías tener animales, hay mejores en la calle" escuchó decir a la mujer, realmente la odiaba, pues ella no permitía que él pudiera hacer de las suyas en el templo.

Un leve tirón le hizo voltear a ver al suelo.

—¿Qué?—contestó tajante—.

—Señor Yona, mi abuelo lo busca...

El mayor solo empujo al pequeño a un lado y caminó a la sala donde le esperaba el mencionado.

Veo que has crecido un poco, pero no es suficiente... Tienes 10 años, parece que la bola de plumas que eras... te has desarrollado bien, no estas nada mal.

[ ... ]

Ha pasado un largo tiempo, tu abuela ha fallecido y tu abuelo ya está débil de salud, tu tienes 15 años y te has desarrollado a la perfección, justo a las 3 de la tarde puedo ver como te bajas del auto que te trae del colegio; tu cabello castaño lo estas dejando crecer, siempre vas impecable a clases, incluso has pedido que ajusten el uniforme a tu figura, resaltan tus delgadas piernas en el pantalón de vestir y la camisa se siñe a tu forma, incluso se puede ver una cintura delgada, una figura envidiable... Ni hablar del ligero maquillaje que llevas en el rostro, un poco de rubor color melocotón en tus mejillas y tus pestañas enchinadas... Y esos labios color durazno...

Un adulto caminaba por los pasillos de una finca hasta toparse con un menor que estaba descalzo, accidentalmente se había chocado con él e inmediatamente el menor hizo una reverencia.

—Dísculpe señor Yona, no le ví, estaba distraído

—¿Cansado por la escuela?—comentó neutral e indicándole que dejara de reverenciar—.

—Un poco, tengo examenes... ¿Cómo ha estado? Desde la muerte de mi abuelo no le he visto

—Mejor...—murmuró— mejor ahora que te veo...

El menor miró confundido al contrario, quien le examinaba por completo y centraba su vista en los labios contrarios.

—¿Sucede algo?—preguntó nervioso—.

El mayor pasó su dedo pulgar por los suaves labios del menor, recorrió la mejilla y bajó la caricia al cuello, el más bajo se quedó estático al no saber como responder al acto.

—Has crecido bien... Te ves menos llorón... Suerte con tus estudios

Mencionó para seguído irse.

[ .... ]

Han pasado dos días desde ese encuentro, cada que me ves, miras al suelo, no me importa en lo absoluto, pero ya no resisto está sensación, debes ser mío está noche...

Se celebrara una cena para recibir a tus primos, todo están ayudando, claramente yo no estoy invitado pero no evitara que pueda acercarme a ti.

Un chico castaño cargaba unas flores para decorar la mesa donde se llevaría la cena, sin embargo, una joven se acercó a él.

—Joven Derek, le buscan en el jardín... La señora Sumire necesita pedirle algo...

—Gracias, enseguída voy

Mencionó para salir directo al sitio, sin mirar como la doncella salía corriendo asustada y casi llorando.

...

El menor miró a todos lados desde la puerta de la finca, no encontraba a la mayor.

—¿Mamá? ¿Dónde estas? ¿Pediste que vienera?

Buscaba con la mirada, incluso tuvo que bajar las pequeñas escaleras y adentrarse un poco más al jardín.

Justo cuando iba a retirarse por no encontrarla, una mano le tapó la boca y las flores que llevaba las dejó caer al suelo.

La joven doncella que había entregado el recado, solo miró las flores deshechas en el suelo antes de salir corriendo con sus cosas dispuesta a huír.

[ .... ]

Fue más fácil de lo que pensé, eres tan inocente que no te desconfiaste de ella y ahora te tengo aquí, entre los árboles y arbustos, apreciando como te desarrollaste, tienes un lindo cuerpo.

El menor estaba atado de pies y manos en el suelo, recargado en el tronco de un árbol, veía asustado al contrario, comenzando a derramar lágrimas por el miedo.

—Tranquilo, no te haré nada malo... Solo comenzare a morder cada parte de ti, encajando mis dientes hasta llegar a tus huesos y romperlos... Serás el mejor platillo de todos...—comentó para quitarle la gaza de la boca al chico— uhm... ¿Por qué no gritas?

—Por qué yo confie en usted...

Las palabras sorprendieron al       contrario, ¿Confiar? ¿A que se refería?

—¿Confiabas en mí?

—Mi abuela no lo hacía, mi mamá, tía... Incluso mi abuelo desconfiaban de usted, pero yo no...—dijo entre lágrimas— no quería hacerlo por qué no quería basarme en simples prejuicios, pensé que usted podía cambiar...

Hubo un silencio y luego....

[ .... ]

La cena iba a la mitad había empezado hace rato, los invitados incluso terminaban de comer y fue la repentina aparición de un chico desalineado lo que les llamó la atención.

—¿Derek? ¡Hijo! ¡¿Dónde estabas?!—preguntó asustada su madre, sobre todo por la forma en que venía—.

El menor lucía con la ropa desalineada, la camisa mal acomodada y ni hablar del pantalón de vestir y su cabello desalineado.

—Yo...—mordió su labio intentando no llorar— Me caí, es todo... Estaba jugando en el barandal de mi alcoba, tantas veces me regañaste que me iba a caer y hoy pasó...

Rió suavemente y cojeando caminó a la escalera.

—Ire a arreglarme... Y bajaré para cenar...

—Espera, te acompaño a tu habitación para ver donde te lastima-

—le interrumpió rápidamente— ¡No! Solo me lastime la espalda, tomaré una pastilla y bajaré pronto

Dicho eso, corrió rápidamente a su habitación, ignorando el verdadero lugar donde le dolía y dejando a su madre nerviosa.

—Tía...—llamó un chico rubio—.

—Dime Yoko...

—Dijo que en el jardín sembró flores que atraen luciérnagas, ¿No?

—Sí, ¿Quieres ir?

—Sí, saldre a verlas, ya regreso...

La mayor asintió y el menor salió del lugar, la cena transcurrió normal.

[ ... ]

Sentí lastima por ti Derek, aun eras muy chico, tal vez en unos años cuando termines de crecer pueda comerte como es debido, por ahora tome un poquito de ti.... Tendré que conformarme... Y celebrar que Hana no logró detener lo inevitable, yo se lo dije pero siempre se confió.

El mayor terminaba por acomodar su abrigo sobre él cuando se detuvo de repente, sintió un dolor tan agudo en su cabeza, que tuvo que sujetarse para tratar de calmarse, más no lo conseguía, poco a poco comenzó a doblegarse hasta caer al suelo, sufriendo un dolor que solo la mujer de nombre Hana, lograba provocarle.

—Vaya, parece que a mi perro no lo puedo soltar un rato por qué ya se cree libre...

Se escuchó la voz de un chico, el mayor abrió los ojos asustado.

—N-no... No puede ser, tú te mudaste...

—Que no este presente no significa que tienes la libertad para hacer lo que quieras... Perro

Escupió la última palabra con odio, entre sus manos jugaba con un silbato alargado y de color plata.

—Ahora escucha, estoy de vuelta y tienes prohíbido desobedecer, de lo contrario voy a hacer tu vida un infierno e incluso desearas que Hana-san este viva para que termine con tu tormento... ¿Me escuchaste bien? Perro...

El mayor miró al joven rubio con molestia, solo atinó a contestar un "si" entre dientes, estaba perdido.

En una línea alterna, Yokomizo Hamada es el único que logró mantener como su perro a Yona y no solo a él... También uso a Derek como un perro fiel, pero esa es otra historia.