Oxigenador
-Bien, todos sabemos que lo más probable sea morir inundados de oxigeno. Y claro que uno puede morir así, por lo cual nuestros tanques están vacíos y algunos quizás ya hasta puede que se hayan desmayado. Pero yo sigo de pie junto a la entrada, desde donde alcanzo a ver el pasillo blanco e iluminado con la esperanza de que si hay alguien allí afuera, pues sería una suerte que tuviese una fundidora. Aunque no, no sería una buena noticia pues, como dije, estamos en un lugar inundado de oxígeno. Y supongo que ya sabes qué necesita el fuego para encenderse aparte de combustible (nosotros) y calor.
El hombre cayó hacia la pared blanca de metal junto a los demás en el suelo, esperando ayuda. Solo había alguien fuera del lugar, fuera del incendio y el naranja abrasador.
Él se tendió en el tablero de pantallas desde donde era incapaz de hacer nada. Sin embargo, estaba a salvo.
-En los casos de ignifugación es que uno debe estar preparado para éstas eventualidades. Ésta en particular incluía el apagar un pequeño incendio que se extendía desde algunos pasillos junto al oxigeno que en el mejor de los casos no explotaría con los trajes espaciales y así se evitaría una segunda llama. Ahora que tengo los controles al frente no sé qué hacer. Se supone que debo cerrar una de las compuertas hasta que el fuego se apague por sí solo debido al exceso de CO2 que produce, y con el oxigeno liberado apenas desde la primera fulguracion pues no se abastecería, pero hay una fuga dentro y avivaría el fuego tanto como pudiese. Así que ese es mi plan, solo que hay un pequeño inconveniente, y no es nada pero hay personas que en todo caso debo rescatar. La alerta de emergencia ha saltado, obligando a todos a meterse como ratas en la sala de ignifugación, que ha hecho o más bien trata de hacer todo lo contrario para lo que está diseñada.
Lo has adivinado. Si abro la compuerta, morirán ahogados o el fuego les incendiará hasta los pulmones. Así que no puedo abrirles la puerta o morirán, tampoco les puedo dejar encerrados ya que el oxigeno puro que llega a la habitación hará que igual mueran envenenados. Mi plan era hacer exactamente eso, dejarlos encerrados hasta que pudiese enviar a alguien al rescate pero hasta entonces ellos ya estarían muertos, y el vidrio quizás resista la temperatura exterior, pero si un chispazo alcanza la válvula del costado por donde circula el oxigeno, entonces adiós. Nuevo plan. Tendré que ir yo mismo con un traje, ya que soy el que está más cerca que cualquier otro, y aunque mi trabajo se resumía en tener el control del lugar en orden, ahora soy un bombero. Cogeré el traje blanco de bombero que guardamos en el pasillo, casualmente cerca de la sala ignífuga en la que están los demás. Luego me las ingeniaré para evitar que el CO2 llegue a ellos, o podré darles instrucciones para evitar que la oxigenación progresiva del lugar les termine quitando la vida.
Hasta entonces procuraré no liberar más oxigeno, solo mi propia expiración que se expulsará de manera segura desde mi madriguera a la talla. Si no están muertos en cuanto llegue, entonces tendré suerte y ellos también, luego desactivarán de alguna forma que aún no se me ocurre, el oxigenador. Mientras ellos lo hacen, me iré rampando hasta el lugar donde las válvulas de oxigenación habitan. Sé que dije que el oxigeno empeoraría todo, pero, tengo un plan.
Llegar a las válvulas de oxigenación, alejar mi tanque de reserva el cual ademas de oxígeno también incluye nitrógeno e hidrógeno, y buscar una ventilación segura lejos del incendio. En cuanto llegue a las válvulas, bloquearé posible fugas de oxigeno que aviven el fuego, luego accionaré los rociadores que se supone deben detener el incendio. Solo que el problema es más grande que eso. El deshacerme del CO2 es un problema, y uno verdaderamente serio. Si saco a los hombres de la habitación, de nada servirá. Por ello es que tengo un plan aún más arriesgado, y si no lo hago bien, moriré. El CO2 está por todas partes, y no puedo impedir que haga eso. Lo único que puedo hacer es expulsarlo del lugar. Están los corredores, los conductos de oxigenación, las salas y dormitorios, por último la compuerta de descarga. Como toda nave espacial, tiene una. Esta nave en especial, tenía todo para contener un incendio, y vaya que lo ha hecho de maravilla, a punto de matar a una parte de la tripulación y a mí posiblemente si hago lo que tengo que hacer. Tenemos filtros para el CO2, pero un incendio que produce increíbles cantidades de éste, se satura. Y soy la única esperanza de esas personas. Unas vez que libere el CO2 por la compuerta de descarga, iniciaré la oxigenación desde las válvulas, y si es necesario, forzaré una de ellas para liberar la mayor cantidad de oxigeno junto al nitrógeno e hidrógeno que sea posible. Eso es lo único que puedo hacer si quiero rescatarlos, a costa de arriesgar al máximo mi vida en cuanto mi cuerpo junto al traje se liberen al vacío. Bien, he recogido un suspensor confeccionado con fibras ligeras de metal, lo suficientemente fuertes para sostenerme de la fuerza de succión del espacio, así que lo usaré como cable salvavidas.
Acabo de pasar las válvulas por el pasillo, me acerco a la compuerta y junto a ella el interruptor magnético que posee. En cuanto abrí la compuerta, esta me sacudió y el CO2 salió junto a mí con tanta fuerza que me sorprendió el que mi visera del traje haya resistido el pequeño golpe que me dí con el marco de la salida.
Y listo, el pasillo se volvió a presurizar con diferentes gases que me devolvieron el aliento a pesar de tener el mío propio. Me llevó un par de minutos desasegurar la sala ignífuga y sacar a todos. De seguro nadie más se enteró de lo sucedido al estar tan a salvo abandonando la nave y a los demás tripulantes quienes casi morían y a otro al cual si le importaba sus vidas.
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