Los personajes de Boku no Hero Academia no me pertenecen, sólo el amor que les tengo.

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La cabina se sacude tras subir otros metros, la gente todavía continuaba subiendo al juego y les faltaba para llegar hasta arriba de todo. Todoroki aparta la mirada de la ventanilla, la cual todavía no les mostraba la mejor vista, y la dirige hacia adelante; dónde en el asiento contrario se encontraba el alto Inasa observando, con gotas de sudor recorriendo su sien.

Piensa en los últimos días —meses más bien— que culminan en lo que estaban viviendo en aquél momento. No llegaba a entender que estaban haciendo allí, la situación lo traía confundido.

—Yoarashi —suelta, con el contrario sonriendo al escuchar su llamado— ¿Que estamos haciendo aquí?

—Reforzamos nuestra amistad —responde rápidamente— Camie me recomendó este lugar, es donde viene con varios amigos muy cariñosos que pasan a buscarla por la academia.

Todoroki mueve la cabeza de arriba hacia abajo, encontrandole total sentido a aquella respuesta al tiempo que abraza el ramo de rosas entregado por Inasa contra su cuerpo. Luego de una mirada al presente en que se intercalaba los colores rojos y blancos —en clara alusión a su cabello— levanta la vista hacia Yoarashi, quien se quitaba la pulcra camisa con la que había llegado a la salida de amigos para quedar solamente con una camiseta fina, haciendo resaltar aún más su ancho cuerpo.

El contrario le sonríe en forma de disculpa y crea un pequeño torbellino en su mano para refrescarse.

—Hace mucho calor —dice apoyando la camisa contra el asiento y limpiándose el sudor con la mano libre—, pero fuera de eso... ¿Hoy es un día increíble, verdad?

—Si —Shoto lleva la mirada hacia la ventana, donde llegados hasta la cima se observaba el río que rodeaba el parque y todos los juegos como las personas divirtiendose en él. Inasa no llegó a disfrutar la vista del lugar ya que estaba demasiado distraído observando el bello rostro relajado de Todoroki. Estando por llegar hasta el suelo, lo que significaba el final de la atracción, Shoto voltea la mirada hacia el más alto; extrañado de su silencio durante tanto tiempo. Cuando lo observa sus miradas se cruzan y puede notar como Yoarashi se sonríe cálidamente, le corresponde la sonrisa de forma natural.

—¿Sucede algo? —pregunta, Inasa niega con la cabeza.

—Solo pensaba que tu mirada es hermosa... muy diferente a la primera vez que la vi. Me pareció la vista más interesante.

El juego se detiene e inmediatamente abren la puerta para que salgan de la cabina, Yoarashi se adelanta y Todoroki va detrás de él. Atrayéndolo hacia sí cuando ya se habían alejado del juego con la mano derecha.

—Si tienes calor puedes refrescarte con mi lado derecho —Inasa, tras la sorpresa, amplia más la sonrisa. Conectando de mejor manera su mano con la más pequeña, sintiendo como el calor ya dejaba de molestar; aunque el quirk del contrario no terminaba siendo el mayor culpable.

—Te lo agradezco —tras decir eso comienza a bambolear sus manos unidas mientras lo llevaba a rastras hasta la próxima atracción.

En este caso entran a una casa de terror, donde el tranquilo Todoroki temblaba ante cada espanto —aunque manteniendo su rostro neutral— con Yoarashi riéndose en voz baja de eso y distrayéndose lo suficiente para que un simple fantasma de sabana le haga lanzar un chillido, siendo esta vez la ocasión para que el que se ría sea el bicolor.

Pasan a varias atracciones compartiendo risas y emociones, también comen y tienen tiempo de ponerse orejas de gato uno y orejas de perro otro. Cuando el rostro dormido de Todoroki choca contra su hombro en el asiento donde se habían sentado para descansar, nota que ya es hora de irse. Además de que el día siguiente tendrían clases. Sujeta el ramo de rosas que estaban a punto de caerse del banco y las apoya sobre el joven, lleva su mano con la cual antes tomaba su camiseta —que ahora llevaba alrededor de su cintura— ya que no veía la posibilidad de soltar la mano que lo unía unido a Shoto, y revuelve su fino cabello; creando un remolino de rojo y blanco.

—Creo que es mejor irnos —Shoto afirma con la cabeza, comenzando a abrir los ojos aún con el rostro apoyado en el fuerte hombro contrario.

—Fue un buen día, gracias por querer reforzar nuestra amistad.

—Gracias por aceptar verme —responde feliz, acariciando la mano contraria con la propia— cada vez que te veo me gustas todavía más.

Shoto sonríe y suelta la mano que llevaba apretada desde que salieron de la primer atracción, la lleva hasta la mejilla de Inasa, junto donde también posa un suave beso. Inasa se sonroja y lleva de forma inconsciente su mano hasta el lugar besado. Todoroki se levanta del banco y señala con la cabeza en dirección a una de las puertas.

—Me queda mejor salir por aquel lado, voy yendo. A ti te conviene salir por la puerta oeste —Inasa afirma con la cabeza, sin poder concentrarse bien en lo que decía para llegar a entenderlo— Nos vemos.

Tras quedarse embobado viendo como se alejaba, Yoarashi dirige su vista hacia su celular que vibraba por un mensaje de Camie. Cuando iba a abrir el line para contestar, se tienta en echarle una ojeada a las fotos. La primera que aparece es de cuando se estaban probando diferentes orejas, aunque la de gato le quedaba bien; pensaba que las de conejo le iban perfectas a Todoroki. Aunque, de cualquier forma se veía hermoso. Pasa a una foto donde están tomando helado, a la selfie que tomó de ambos sin notar que tenía el rostro manchado y Shoto se acercaba a limpiarlo. Luego estaba otra foto que le pidió a otros visitantes, donde salían ambos tomados de las manos en medio del gran parque, con él sonriendo de oreja a oreja y con Shoto con una sonrisa más tímida. Cuando iba a pasar a la próxima foto le llega nuevamente un mensaje, se sorprende al ver como remitente a Todoroki y lo abre:

"La próxima cita la elegiré yo, hay una película que quisiera ver.

Gracias por las rosas."

Si, ese es un mejor nombre para el encuentro —piensa mientras afirma con la cabeza— sonríe ante el mensaje una última vez antes de pedirle consejos a su amiga sobre cómo responder, además de comentarle todos los momentos que confirmaban lo que ya sabían, pero eran lentos para aceptar.