Venganza antes de la medianoche (Parte I)
Conteniendo la respiración, tocó su corazón acelerado y, con la otra mano palpó la hoja de un cuchillo. Parado enfrente de una cafetería vislumbró el luminoso fluorescente "El enano glotón", un nombre que le recordaba al personaje del "El señor de los anillos", Gimli.
Con los latidos del corazón más pausados y, sintiendo el frió viento golpear su cara, caminó los últimos metros que le separaban de un destino premeditado. Llevaba unas horas esperando a la intemperie de un claro de bosque. Había pasado esas largas y tensas horas tumbado en una manta y, sin parar de observar a través de unos prismáticos la llegada de un hombre. Al final la espera había merecido la pena. << ¿Acaso me estaba volviendo loco?>>, pensó en el momento en que abría la puerta.
El bullicio de voces y el calor que manaba de la cafetería, le golpeó como un derechazo directo a la mandíbula, y sintió como sus piernas flanqueaban.
En la penúltima mesa al fondo del largo pasillo estaba aquel horrible hombre; de aspecto rudo, una barba densa cubría parte de su rostro, y su calva relucía entre las blancas luces del local. Una raída cazadora cubría su amplia espalda, y sus gruesas manos apoyadas sobre la mesa, conferían en ese sujeto una actitud imponente.
El ritmo de su corazón aumentaba a cada paso que avanzaba por el estrecho pasillo de baldosas blancas. Con las manos temblorosas logró ceñirse la gorra, y así poder ocultar parte de su rostro. Volvió a meterse las manos en los bolsillos de su abrigo y, evitar en lo posible aquel nerviosismo frenético en el que se veía inmerso.
Un reloj blanco en forma de esfera reflejaba las nueve y veinte; afuera la noche era cerrada.
Llegó a su sitio, se sentó, y dirigió su vista a la persona que tenía sentada una mesa más adelante. Aquel hombre aparecía sin previo aviso para atormentar sus noches de pesadillas.
Al momento de sentarse, vino la camarera con la cafetera, él asintió, reflejando en su cara una palpable ansiedad.
-Buenas noches, señor, ¿desea algo para comer? - preguntó en un tono cordial.
Negó con la cabeza sin desviar su mirada de la taza de café.
A unos metros en otra mesa, el hombre de la cazadora, devoraba de su plato un bistec, patatas fritas, y unos huevos revueltos. La larga jornada al volante de su camión, hacían de su estómago una máquina sin límite de fondo. Un eructo salió disparado de su boca; sabía disfrutar de la comida, aunque no de los modales.
Mientras tanto, el hombre atormentado cogió con fuerzas la empuñadura de su cuchillo, intentando coger valor para cuando llegase el momento idóneo.
Pasó largos minutos pensando en como actuaría cuando llegase su oportunidad, a la vez que no dejaba de mirar las manecillas del reloj. Hipnotizado por el ritmo pausado e incesante de aquel movimiento rotatorio, su conciencia se desvanecía a cada instante.
Perdido en aquella cruel ensoñación, sus ojos con lágrimas veía dos cuerpos sin vida tumbados en una fría camilla. Sus rostros desfigurados, destrozados, mostraban una impresión confusa a como habían sido esas personas en el pasado. Pero el pasado poco importaba ahora. Allí estaban su mujer y su hija pequeña, después de que un camionero borracho las embistiera mortalmente cuando pasaban por un paso de peatones. Y ahora ese sujeto, cuyo nombre se negaba a pronunciar, estaba en la mesa de enfrente disfrutando de una suculenta comida. La vida era un despiadado juego en donde siempre perdían los mismos.
Nota de autor
Pues si, sigo vivo. Me imagino que estaréis pensado en eso ahora mismo. Llevaba un tiempo sin escribir; estaba absorto en algunos libros que me apetecía mucho leer.
Aquí tenéis la primera parte de esta historia, espero que haya sido del agrado. Aunque el nivel de escritura puede verse mermado al estar tanto tiempo sin escribir. Espero y deseo ser más constante.
Hasta pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro