La calle estaba vacía. Aun así, podía sentir como estaba siendo vigilada. Inspiró profundamente y se dio la vuelta, ahí no había nadie. La acera estaba vacía. Tranquila Katie solo es producto de tu imaginación, intentaba convencerse a cada paso. Pero solo sentía mas pánico a medida que avanzaba hacía el aparcamiento.
A unos metros de allí se encontraba la calle principal, caminó más rápido girando a la derecha cuando...cayó al frío suelo. Se llevó las manos a la cara, y gritó.
-¡No por favor! ¡No me hagas daño! -con las manos pegadas a su cara no vio al hombre trajeado que se inclinaba para ayudarla. Su corazón latía frenéticamente, apenas podía respirar, tenía una sensación de estar ahogándose allí mismo.
-Perdone señorita, ¿se encuentra bien? -se disculpó, cuando estaba a su misma altura, con una rodilla apoyada en el acera.
No es su voz... no es él, se dijo; por el hueco que cubría con sus manos su cara vio el rostro de ese hombre de mediana edad. El frío aire de la calle empezó a llenar sus pulmones.
Aquel caballero ayudó a levantarla de la acera, y se despidió con una leve inclinación. Las personas que se habían parado a escasos metros viendo la escena, comenzaron a desfilar. El ruido de un tubo de escape, devolvió a Katie a la realidad; la moto aceleró por la amplia calle, el estruendo que emitía a imprimir velocidad con el tubo de escape trucado, sobresalía entre el gentío de las personas.
De nuevo echó a andar. Miraba a uno y a otro lado de la calle, y no conseguía verle. En medio de aquella calle comercial llena de personas, se sentía vulnerable.
La entrada al aparcamiento estaba a unos metros. Siempre había sentido miedo a aquellos aparcamientos subterráneos. Pero desde hacía unas semanas...tenía terror a salir de casa. Fuera de ella se sentía desprotegida, insegura y vulnerable. Su vida cambió esa mañana del viernes 20 de noviembre, cuando abrió el buzón, y vio dentro un folio doblado por cuatro partes. Allí mismo en la calle, justo al lado del buzón rojo, desplegó la hoja en blanco, y leyó sus dos líneas:
Te quiero
Siempre serás mía
Su mente regresó nuevamente al lugar donde se encontraba. Aunque su mente estaba dividida en dos pensamientos constantes, uno era el que estaba viviendo en ese momento, y el otro aferrado al pasado, analizando todos los detalles de su anterior relación. Desde el principio había algo en él que no le gustaba, ¿era su sonrisa?, ¿ese tono de voz baja con la que hablaba en todo momento?, o ¿acaso esa mirada con la que sentía escalofríos? Era el conjunto de esas peculiaridades, y...su silencio. Si sobre todo era eso. Un silencio que la traspasaba de pies a cabeza, haciéndola estremecer como cuando sientes tu cuerpo temblar de frío.
Llegó a las escaleras de entrada al aparcamiento. La oscuridad llenaba de sombras cada rincón. Intenta controlarte, en solo un par de minutos estarás dentro del coche, y allí estarás a salvo, se mentalizó cuando comenzaba a bajar por las escaleras. Bajaba lentamente, aferrándose con su mano temblorosa a la barandilla. Prestaba atención a cada ruido, a cada sombra que proyectaba ese lúgubre escenario. Un resplandor asomaba unos metros más abajo, un leve ruido parecido a <<crick, crik, crik>>, llegó a sus oídos. Por un momento perdió el equilibrio, trastabilló y estuvo a punto de caerse. Consiguió sujetarse con ambas manos a la barandilla, sintió un escalofrío al sentir el frío tacto en sus palmas. No conseguía recobrar la compostura; sus piernas se encontraban parcialmente rígidas, ese monótono ruido estaba martilleando su cabeza. Lentamente bajaba, sintiendo su cuerpo como un bloque de hielo. El frío se había apoderado de su cuerpo, de la cabeza a los pies podía notar un angustioso temblor. La luz era cada vez más visible. Cuando de pronto...
Nota de autor
¡Aquí tenéis un nuevo relato! Una historia de supervivencia donde nuestra protagonista Katie, tendrá que hacer frente a su miedo, o mejor dicho a su expareja. ¿Logrará llegar sana y salva a su coche?¿Algún día dejará de tener miedo? ¿Llegará a su casa a tiempo de ver su programa favorito? Me imagino que os haréis estas y más preguntas. La verdad es que ni yo mismo lo sé, pero acaso importa.
Espero que la lectura haya sido entretenida. Saludos desde mi mundo ficticio.
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